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viernes, 15 de noviembre de 2024

Crítica: Párvulos: Hijos del apocalipsis (2024)

Producción mexicana dirigida por Isaac Ezban (Los Parecidos, Mal de ojo), quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Ricardo Aguado. Se estrenó en cines dentro de México el pasado 7 de noviembre.

Sinopsis:

Tres jóvenes hermanos, encerrados en una cabaña en medio del bosque, viven en constante acecho de las despiadadas Trompetas. Mientras que en el sótano habita un monstruo que amenaza su complicada supervivencia.  


Comentarios generales:

Honestamente no recuerdo haber visto películas de zombies mexicanas debido a que no suele ser un tema recurrente dentro de un cine que normalmente busca abordar el terror de otras maneras y por ello es que “Párvulos: Hijos del apocalipsis” me resultaba atractiva. Era uno de esos extraños casos en donde podía ver algo relativamente fresco, sobre todo viniendo de mi país y el resultado ha sido más satisfactorio de lo que esperaba.

Ya que lo traído por Ezban es una historia de zombies en la que el tema principal está más centrado en la perdida de la inocencia y al acelerado proceso de maduración para estos tres hermanos en un mundo post-apocalíptico muy hostil. Lo cual además aderezan con un recurso básico como lo es el temor a los monstruos para ir construyendo un misterio inicial que es evidente que no se sostendrá por mucho tiempo, pero que sirve perfectamente para establecer de manera sólida la dinámica entre los hermanos y sus fricciones naturales provocadas por su diferencia de edad.

Llevándonos así durante unos primeros 35/40 minutos que fluyen de manera agradable y que además cuentan con ciertas situaciones que logran generar tensión sin tener que recurrir a lo extremo hasta que los zombies empiecen a aparecer de manera más frecuente. Algo que, cuando finalmente se da, nos plantea un escenario bastante diferente a lo que se hubiera esperado debido a que de forma un tanto perturbadora se trata de brindar no solo un aire de esperanza a la vida de estos niños, sino que también se añade un humor que resulta efectivo a pesar de ser bastante simplón.

Hasta ahí todo marcha bien, sin embargo, una vez que pasa la sorpresa se puede sentir de que las cosas se van estancando de a poco y la película entra en un periodo en el que no pasa nada tan relevante. De hecho, la propia actitud de los hermanos por momentos te puede desesperar dado a que se pierde un poco de ese ambiente hostil y no es sino hasta la aparición de un nuevo personaje cuando las cosas retoman el rumbo.

Dejando con ello una parte final en donde se incrementa el nivel de violencia y el tono se vuelve mucho más oscuro por las decisiones perversas que se toman, pero también es cierto que el desenlace puede que no sea el más atractivo al estar sustentado fuertemente en el dialogo. Siendo esto un impedimento para que el cierre no sea tan explosivo como uno esperaría, aunque eso no evita que tenga su buena carga emocional y se atreva a buscar algo más depresivo.

De las actuaciones diría que el trabajo en conjunto es sólido, los tres niños logran generar una buena dinámica de hermanos a pesar de que por algunos lapsos pueden llegar a fastidiar las actitudes del más pequeño. Además la presencia de Noé Hernández (Enoc) logra añadir un toque excéntrico como suele ser ya toda una costumbre con él.

En cuanto a producción tenemos una factura de buen nivel: el trabajo de fotografía es de lo mejor de la película, la dirección de arte está bien cuidada, el score es un tanto repetitivo, el trabajo de sonido no presenta fallos, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje es sólida.

Opinión final: Párvulos: Hijos del apocalipsis me gustó. Película que aprovecha a los zombies para tratar de contar algo más de manera efectiva.

Ojometro:
****

viernes, 2 de junio de 2023

Crítica: The Black Demon (2023)

Co-producción mexicana/estadounidense dirigida por Adrian Grunberg, cuyo guión fue co-escrito por Carlos Cisco y Boise Esquerra. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos a finales de abril y en México hizo lo propio el pasado 25 mayo, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 11 de julio.

Sinopsis:

Paul Sturges (Josh Lucas) lleva a su familia de paseo a México para inspeccionar una plataforma petrolera de su empresa. Aunque al llegar ahí se dará cuenta que todo está abandonado y las pocas personas que quedan se encuentran aterradas por la presencia de un enorme tiburón que forma parte de una leyenda mexicana.


Comentarios generales:

Uno de mis placeres culposos son las películas sobre tiburones, simplemente se me hacen entretenidas a pesar de lo absurdas que muchas veces pueden llegar a ser. Así que cuando supe de The Black Demon rápidamente llamó mi atención porque se veía como otro de esos trabajos para pasar un buen rato; sin embargo, una vez terminada te queda claro que aquí había otro propósito que termina por afectar el resultado final.

Y es que lo traído por Grunberg en el fondo es más que nada una crítica hacia los problemas medioambientales creados por el hombre y solo utiliza al tiburón como excusa para poder llevar su mensaje a un público más grande. Lo cual no está mal, pero en realidad esto hace que las cosas en general se sientan sin mucha relevancia dentro de una historia muy básica en la que los primeros 25 minutos son más de relleno que otra cosa; en donde se trata de establecer toda la cuestión de la leyenda sin que esto resulte demasiado atractivo y dejando que gran parte del peligro que vive la familia en este lapso sea en base a estereotipos que no llevan a nada.

Afortunadamente cuando el tiburón hace acto de presencia existe una ligera dosis de adrenalina que ayuda a elevar el ritmo, lo malo es que esa es la única ocasión que lo vemos en todo su esplendor porque ya estando ubicados en la plataforma petrolera las cosas se vuelven más dramáticas al centrarse en la no tan perfecta vida familiar. Algo que no es que haga las cosas insufribles, pero sí que por grandes lapsos tengamos que lidiar más con las rabietas de Paul que con momentos que exploten a la amenaza, además de que poco a poco todo el tema ligado a la leyenda se va enredando hasta quedar en un sinsentido cuyo aporte es prácticamente nulo.

Llevándonos así a una parte final que trata de darle redención al protagonista y en base a eso crear conciencia por el medioambiente. Provocando así un desenlace con un mayor nivel emocional, aunque sin lograr que la acción con el tiburón sea memorable y por lo consiguiente se quede mucho más marcada la sensación de que realmente su presencia para contar esto no era necesaria.

Las actuaciones no están mal con un Josh Lucas que por momentos puede fastidiar un poco, pero que se encuentra con buenos contrapesos en Fernanda Urrejola (Ines) y Julio Cesar Cedillo (Chato) en escenas clave. Mientras que en producción encontramos una factura de buen nivel: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score no resalta, el trabajo de sonido es sólido, los efectos son discretos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: The Black Demon es decepcionante. Película del montón sobre tiburones que es mejor verla cuando inevitablemente salga en TV.

Ojometro:
** 

martes, 28 de febrero de 2023

Crítica: Huesera (2023)

Producción mexicana dirigida por Michelle Garza Cervera, quien comparte créditos como co-escritora del guión junto a Abia Castillo. Se estrenó en cines dentro de México el pasado 23 de febrero, mientras que en Estados Unidos salió directamente en VOD una semana antes.

Sinopsis:

Valeria (Natalia Solián) siempre ha soñado con convertirse en mamá. Así que cuando se entera que está embarazada espera estar sumamente feliz, pero algo no se siente bien…


Comentarios generales:

Varias películas de terror mexicanas suelen tener buena recepción en festivales, pero cuando se trata de hacer la transición al lado comercial la gran mayoría termina quedándose en la bóveda esperando a que alguien las rescate para tratar de obtener difusión. Simplemente no es algo sencillo por el contexto de la industria nacional y por ello el que una propuesta como Huesera haya logrado obtenerla sin duda se debe de celebrar, incluso si como película no es precisamente la más atractiva para el mainstream que uno se pueda encontrar.

Ya que lo traído por Garza Cervera es en gran medida un drama sobre la maternidad y cómo lo que uno sueña no es precisamente lo que necesita o quiere en realidad, dejando que el terror se manifieste en dosis pequeñas y por medio de vías muy especificas para que la atención se centre totalmente en el carrusel emocional de Valeria. Lo cual evidentemente hace que la primera media hora no sea la más excitante, pero si tiene la capacidad de establecer un ritmo fluido que realmente nunca decae y además ayuda a proporcionar los primeros indicios de la inestabilidad mental de nuestra protagonista por medio de situaciones un tanto predecibles que conducen hacía el terror psicológico y, sin duda, al body horror.

Este último sin llegar a extremos (al menos no en este punto), aunque si se vuelve fundamental para el desarrollo porque es el medio por el cual se le da mucha importancia al trabajo de sonido en el filme y conforme van pasando los minutos este se utiliza para diseñar situaciones que incomoden al espectador, incluso si estas no contienen nada particularmente perturbador desde el lado visual. Algo que desafortunadamente jamás logra ser explotado por completo gracias a que la crisis de identidad de la protagonista hace que las cosas para el segundo acto se empiecen a estancar un poco y los recursos utilizados para explotar el terror psicológico no resultan tan efectivos como deberían en su búsqueda por ir generando tensión.

Una que en realidad se obtiene hasta que se da el nacimiento del bebé durante la última media hora y con este se empieza a jugar con la posibilidad de que su integridad física este en riesgo, así como con el conflicto que le genera a Valeria su nuevo rol en el que ella ya no es el centro de atención. Llevándonos así a un desenlace tanto potente como excéntrico; en donde el body horror se manifiesta de forma más contundente y lo ocurrido está pensado para dejar todo abierto a la interpretación.

En cuanto a las actuaciones no hay queja, Natalia Solián lo hace bastante bien con su trauma pre y post embarazo; además de que encuentra un buen apoyó por parte del resto del elenco. Mientras que en producción vemos una factura cuidada: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte cumple, el score es sólido, el trabajo de sonido es espectacular, los efectos sencillos y la labor de maquillaje logra su cometido.

Opinión final: Huesera está interesante. Película con temática de peso que jamás logra dar el salto para alcanzar su máximo potencial.  

Ojometro:
***

viernes, 27 de enero de 2023

Crítica: Mal de ojo (2022)

Producción mexicana dirigida por Isaac Ezban (Los Parecidos), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Junior Rosario y Edgar San Juan. Se estrenó en cines dentro de México en septiembre del año pasado, mientras que hizo lo propio en formato digital durante este mes de enero.

Sinopsis:

Nala (Paola Miguel) es una adolescente de la ciudad que viaja a la casa de su desconocida abuela (Ofelia Medina) en el campo para tratar de encontrar una cura a la misteriosa enfermedad de su pequeña hermana. Aunque pronto descubrirá que su abuela no es exactamente lo que aparenta.


Comentarios generales:

Honestamente no recuerdo por qué dejé pasar Mal de ojo durante el año pasado, sobre todo porque era una película que llamaba la atención por su propuesta que trataba de alejarse un poco de las eternas costumbres del cine de terror mexicano. Lo cual es algo que siempre se agradece debido a que realmente son pocos lo que se atreven a hacerlo y, más allá de que el resultado no es tan espectacular, la verdad es que se trata de un trabajo que no tiene desperdicio.

Ya que lo presentado por Ezban juega con el folclore y lo fantástico que de manera inherente traen consigo las historias sobre brujas para lograr una combinación que genere una sensación de modernidad a pesar de que las acciones se desarrollan en un lugar que contrasta con eso. Dejándonos ante una problemática familiar que de inicio no es precisamente la más emocionante considerando que lo que vemos durante el primer acto es algo bastante estándar en lo que respecta a la presentación de los personajes y en la manera en la que se comporta la propia abuela, pero gracias a pequeñas pistas proporcionadas por medio de un cuento se puede entender de manera sencilla lo que ocurre y lo que está por venir.

Construyendo así poco a poco un peligro ante el cual resulta evidente que las niñas no tienen muchas posibilidades de éxito y que conforme pasan los minutos va haciendo que la atmósfera se convierta en una mucho más oscura al ir integrando elementos sobrenaturales/satánicos que proporcionan visuales interesantes. Esto bajo un ritmo agradable que hace que todo fluya de manera efectiva, incluso durante algunos momentos en los que se excede con el recurso de los sueños para añadir jump scares que bien podrían haber cortado dicha fluidez, pero que resultan bien contenidos para que el desarrollo no sufra en demasía rumbo a una parte final en la que recae mucho de la posible efectividad de la película.

Una que afortunadamente es bastante buena no solo por el hecho de que logra elevar ligeramente el nivel de intensidad, sino porque también todas las piezas encajan de manera orgánica y con ello se logra que el desenlace resulte tanto sorpresivo como contundente. Además de que opta por no irse hacia el camino feliz y gracias a ello resulta mucho más convincente.

En cuanto a las actuaciones la verdad es que Ofelia Medina es quien se lleva la película, tanto por su caracterización como por el hecho de que es capaz de sostener las acciones por medio de una presencia imponente que en todo momento genera incomodidad. Mientras que en producción encontramos una buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte está bien cuidada, el score cumple, el trabajo de sonido es limpio, los efectos no están mal y la labor de maquillaje es de buen nivel.

Opinión final: Mal de ojo está entretenida. Película de brujas para pasar el rato que se sale un tanto de lo habitual con el cine de terror mexicano.

Ojometro:
***

viernes, 18 de marzo de 2022

Crítica: The Exorcism of God (2022)

Película dirigida por Alejandro Hidalgo (The House at the End of Time), quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Santiago Fernández Calvete. Se estrenó en cines dentro de México el pasado 10 de febrero y en Estados Unidos hizo lo propio en VOD, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 19 de abril.

Sinopsis:

Un sacerdote estadounidense trabajando en México es poseído durante un exorcismo y termina cometiendo un acto terrible que 18 años después  empezará a atormentarlo y desatará la batalla más importante de su vida.


Comentarios generales:

Con el pasar de los años las películas sobre exorcismos se han vuelto un poco complicadas de ver debido a que es bastante difícil encontrar ideas frescas, realmente casi todas siguen un mismo patrón y eso ha hecho que exista un desgaste mucho mayor en comparación a otros subgéneros que si pueden tomarse más libertades como lo son el slasher o los zombies. Así que realmente con The Exorcism of God no esperaba gran cosa, solo encontrarme más de lo mismo; sin embargo, al final resultó ser uno de los trabajos de exorcismos que más cosas nuevas ha tratado de hacer en años recientes.

Obviamente con esto no quiero decir que lo traído por Hidalgo sea una maravilla debido a que también muestra falencias, pero desde el inicio te deja claro que entre tanta familiaridad encontrarás ciertas cosas que brindan frescura a una historia que contiene una marcada crítica hacia los escándalos de la iglesia con respecto al abuso y a la corrupción que la rodea, así como temas un poco más habituales ligados con la redención que recaen en su protagonista para que él sea quien cargue con todo el peso de estas problemáticas.

Situación que hace que el primer acto sea un poco difícil de digerir ante tanta culpa, ritmo lento y jump scares no tan efectivos; aunque una vez que las acciones toman un poco más de forma se empieza a construir una experiencia oscura que no se limita solo a una posesión. Lo cual sin duda es lo que ayuda a que la segunda mitad de la película sea más dinámica y que la amenaza se sienta una de mayor escala, combinándolo con elementos religiosos que no solo sirven como medios para combatir el mal, sino que también fungen en determinados momentos como parte del peligro existente .

Dejando así una parte final en la que el nivel de violencia se incrementa para proporcionar mayor impacto rumbo a un enfrentamiento decisivo que para mi sorpresa se encuentra bastante bien construido y presenta algo que realmente no recuerdo que haya visto anteriormente. Todo para ofrecer un cierre que en definitiva no te esperas.

Sobre las actuaciones no hay mucho que decir, no son malas realmente, pero tampoco nadie hace un trabajo que destaque demasiado. Y en cuanto a producción tenemos una factura cuidada: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte sólida, el score no es la gran cosa, el trabajo de sonido es limpio, los efectos cumplen y la labor de maquillaje está bien a pesar de que en ciertas cosas añade un toque cómico no intencional que desentona.

Opinión final: The Exorcism of God está aceptable. Película para perder el tiempo que al menos trata de ofrecer algo nuevo a su subgénero.

Ojometro:
*** 

martes, 8 de febrero de 2022

Crítica: The Legend of La Llorona (2022)

Película dirigida por Patricia Harris Seeley y escrita por Jose Prendes. Se estrenó en VOD dentro de Canadá el pasado 11 de enero, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 8 de marzo.

Sinopsis:

Mientras se encuentran de vacaciones en México, una pareja descubre que la desaparición de su pequeño hijo está ligada a la maldición de La Llorona.


Comentarios generales:

Recientemente la leyenda de la Llorona ha obtenido mayor exposición fuera de México y el resto de Hispanoamérica, así que no es de extrañar que poco a poco empiecen a existir más películas sobre el tema. El problema es que muchas veces quienes las realizan tienen poco conocimiento del folclore del lugar de origen y todo lo que la rodea, tratando de hacer trabajos que se adapten más a los estándares comunes del cine estadounidense y por lo consiguiente fallan estrepitosamente gracias a eso, tal como ocurre con The Legend of La Llorona.

Y es que lo que nos trae Patricia Harris Seeley es una historia que sufre prácticamente desde el inicio y no tanto porque el tratamiento de la leyenda como tal sea incorrecto, sino que la justificación para usarla es muy pobre. Desarrollándose dentro de un México con una geografía improvisada que no tiene ningún sentido y poniéndonos frente a un matrimonio cuyos problemas pareciera que no son precisamente los más adecuados para justificar su presencia dentro de este escenario y mucho menos la de su hijo.

Lo cual hace que la manera de desenvolver la problemática en ningún momento se sienta natural y eso obliga a que la directora trate de armar una experiencia que se sustente mucho más en su atmósfera y en flashbacks que por lo menos le brinden una estética decente durante gran parte del metraje. 

Algo que funciona para distraerte de ciertos detalles pero que no evita que las inconsistencias pasen desapercibidas, sobre todo durante un segundo acto en el que se tratan de construir situaciones de mayor tensión por medio de apariciones constantes de la Llorona y que terminan siendo poco efectivas gracias a que jamás se logran definir tanto sus fortalezas como debilidades, ya que un minuto esta puede huir de los adultos sin razón y al siguiente si los ataca. O peor aún, a pesar de ser un fantasma la pueden herir con una escopeta.

Así es como avanza todo, nada es coherente y para la parte final las cosas no es que mejoren. Esto porque se forma una alianza completamente inverosímil bajo circunstancias ridículas y el tema de la estética decae al querer hacer que escenas filmadas de día se vean como de noche, mientras se trata de generar algo de intensidad para el desenlace sin grandes resultados.

Las actuaciones son bastante malas, aunque para ser sincero mucho se debe a los diálogos tan ridículos que abundan durante toda la película. En cuanto a producción hay algunas cosas rescatables: el trabajo de fotografía es decente hasta antes de llegar al último acto, la dirección de arte muy simple, el score es genérico, el trabajo de sonido está bien cuidado, los efectos son de baja calidad y la labor de maquillaje cumple a secas.  

Opinión final: The Legend of La Llorona es mala. Película con muchos problemas con la que no vale la pena perder el tiempo.

Ojometro:
**

viernes, 20 de agosto de 2021

Crítica: El Exorcismo de Carmen Farías (2021)

Producción mexicana dirigida por Rodrigo Fiallega y escrita por Molo Alcocer Délano. Se estrenó en cines en México durante el mes de mayo, mientras que su salida en VOD y formato físico se dio el pasado 9 de agosto.

Sinopsis:

Después de la muerte de su madre, Carmen (Camila Sodi) descubre que heredó la casa de su abuela. Lugar que decide visitar sin saber que esconde oscuros secretos sobre su pasado.


Comentarios generales:

Uno de los principales problemas con el cine de terror mexicano actual es el querer replicar lo que vemos en el cine estadounidense al pie de la letra, olvidándose por completo de la identidad que alguna vez llegó a tener. Evidentemente no es algo exclusivo de mi país y tampoco lo considero como algo terrible, pero para que esto funcione se debe de tener una gran habilidad al replicar tanto el aspecto visual como el narrativo y El Exorcismo de Carmen Farías logra lo primero, aunque falla bastante en todo lo demás.

Y es que lo que presenta Fiallega se sustenta de manera marcada en ideas tan desgastadas que termina ofreciendo una historia que desde muy temprano se vuelve aburrida y en la que realmente uno puede ir adivinando sin demasiados problemas cuáles serán las situaciones que vendrán con el pasar de los minutos. Dejando así gran parte del atractivo en un apartado visual bien cuidado y en la generación de una atmósfera que ayuda a que la casa resulte un lugar lo suficientemente tétrico como para que por lo menos te interese la manera en que van a explotar dicho espacio para mover hacia adelante una trama tan simple.

Lo cual evidentemente no logran de manera atractiva debido a que el visionado se vuelve más y más pesado con el pasar de los minutos; en gran parte por lo increíblemente obsoletos que lucen todos los recursos para lograr sustos fáciles (que además carecen de un timing adecuado), pero también por el tiempo que se tardan para revelar aspectos fundamentales ligados al propio exorcismo. Ya que por alguna razón se tiene miedo a mostrar de más, todo lo van soltando por pedacitos y eso, en lugar de ayudar a la construcción del frágil misterio, solo hace que el ritmo se haga lento e incluso se genere una sensación de que simplemente le están dando vueltas a lo mismo para que sea la parte final la que resuelva los problemas existentes.

Algo que resulta contraproducente debido a que, si bien esta es la mejor parte de la película, también es cierto que se siente acelerada. Con la intervención de uno de los sacerdotes más ineptos que recuerde y un cierre genérico que al menos cuenta con un nivel de intensidad correcto.

En lo que respecta a las actuaciones realmente la película era un capricho para explotar la popularidad de Camila Sodi, quien no da el ancho para este tipo de personajes. Esto porque se le dificulta bastante el poder manifestar diferentes tipos de emociones para que no luzca tan acartonada en momentos específicos de mayor importancia.

Sobre la producción, es donde claramente tiene sus mayores fortalezas: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score es sólido, el trabajo de sonido es limpio, los efectos están bien hechos salvo por contadas excepciones y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: El Exorcismo de Carmen Farías es aburrida. Una película genérica de exorcismos que pasará sin pena ni gloria.

Ojometro:
**

martes, 19 de mayo de 2020

Crítica: La marca del demonio (2020)


Película mexicana dirigida por Diego Cohen y escrita por Ruben Escalante Mendez. Se estrenó en cines dentro de México durante el mes de enero, mientras que actualmente ya se encuentra disponible en Netflix.

Sinopsis:

Para lograr expulsar un demonio, a veces hay que serlo. Y tanto el padre Tomás (Eduardo Noriega) como su socio Karl (Eivaut Rischen) se verán en una lucha por encontrar el bien enfrentando al mal contra… ¿el mal?



Comentarios generales:

El cine de terror mexicano sigue en su largo proceso para encontrar nuevamente el sitio relevante que alguna vez tuvo, abriéndose cada vez más a ideas que hasta hace no mucho era casi imposible que se aceptaran debido a que para varias personas significaban un tipo de sumisión ante el cine comercial estadounidense. Eso ha brindado cierta variedad que con el paso del tiempo puede dar frutos y expandir los horizontes de las producciones mexicanas; sin embargo, dudo muchísimo que La marca del demonio sea de gran ayuda en ese aspecto.

Ya que lo que nos presenta Cohen es malo, muy malo. Sin duda de lo peor que he visto en lo que respecta a películas mexicanas y de la que no hay mucho que se pueda escribir.

Simplemente se trata de una historia con una idea interesante que es terriblemente mal ejecutada y que falla en todos los apartados importantes, dejando así un producto que a pesar de su corta duración (82 minutos) se siente como si durara tres horas debido a que no existen demasiadas cosas que hagan dinámico el desarrollo y gracias a eso el ritmo se vuelve tremendamente pesado sin que cambie en lo absoluto durante todo el metraje. Dando lo mismo si se te presenta una posesión, un flashback o algún momento de impacto.

Todo para llegar a uno de los enfrentamientos finales más desangelados y mal producidos que recuerde.

Las actuaciones también son bastante lamentables, por ahí Rischen y Noriega tienen algunos breves momentos correctos, pero en general todos los involucrados se sienten forzados y sin saber cómo manejarse dentro de una película de este tipo. En lo referente a la producción es donde tiene sus pocos buenos atributos: el trabajo de fotografía es decente, la dirección de arte es muy básica, el score cumple, el trabajo de sonido es bastante malo, la labor de maquillaje está ok y los efectos no son taaan malos, pero dejan mucho que desear.

Opinión final: La marca del demonio es terrible. Sin duda una de las peores películas del 2020.

Ojometro:
*

martes, 23 de julio de 2019

Crítica: Belzebuth (2019)


Producción mexicana dirigida por Emilio Portes, quien además es co-escritor del guión junto a  Luis Carlos Fuentes. Se estrenó dentro de cines en México a inicios de año, mientras que su salida en formato físico y VOD se dio el pasado 15 de abril.

Sinopsis:

Después de haber perdido a su familia de una manera extremadamente trágica, el detective Emmanuel Ritter (Joaquín Cosio) debe de investigar una masacre dentro de una escuela provocada por un estudiante. Al inicio todo parece tener un camino muy claro, pero con el pasar de los días el caso se vuelve mucho más complejo cuando un sacerdote del Vaticano aparece con otro punto de vista.



Comentarios generales:

Un problema del cine mexicano de terror actual es que se suelen copiar ideas provenientes de otros países en lugar de tratar de generar contenido que se adapte a la idiosincrasia mexicana, obviamente en algunas ocasiones resulta, pero casi siempre los resultados no son los mejores. Aunque en el caso de Belzebuth desde un inicio se podía notar que la intención era ofrecer algo con cierta identidad nacional que no la dejara parada como otro intento de copia, sobre todo conociendo la trayectoria de su director; sin embargo, al final el resultado ha sido un tanto mixto.

Y es que lo que nos regala Portes es una película con puntos muy altos y puntos bastante bajos, en donde nos cuenta algo que por momentos tiene clara su identidad pero también problemas para mantenerla ante la tentación de añadir elementos hollywoodescos. Tentación que al menos durante los primeros 50 minutos logra contener de manera adecuada al presentar una historia que no se guarda nada, mostrando situaciones complejas que involucran niños para añadir impacto inmediato y a partir de eso ir construyendo un misterio que evidentemente tiene un trasfondo satánico detrás, pero que deja espacio para jugar un poco con el tema de la violencia existente en el país tanto para añadir cierta crítica social como para tratar de despistar al espectador.

Es llegando a la mitad cuando las cosas empiezan a descomponerse, en parte por los elementos hollywoodescos que se incluyen, aunque en gran medida porque la trama entra en terrenos religiosos a los que cuesta trabajo tomarlos en serio.

De pronto algo que se sustentaba en cultos se vuelve una batalla milenaria del bien contra el mal que simplemente nunca fluye como debería y con tanta explicación provoca que el ritmo vaya disminuyendo de manera progresiva. Haciendo así que el segundo acto no solo sea aburrido, sino que por momentos parezca que estás viendo una película totalmente distinta a la de la primera hora. En la cual se trata de generar más terror por medio de elementos convencionales y no tanto por las situaciones perturbadoras que proporcionaban fuerza de manera orgánica.

Para nuestra suerte la parte final logra recomponer un poco las cosas al ofrecer un exorcismo que utiliza ciertos elementos únicos improvisados para poder llevarse a cabo. Brindándole así la espectacularidad, sangre y potencia necesaria a un cierre que deja buenas sensaciones a pesar de los problemas previos.  

Las actuaciones están bien, Joaquín Cosio no lo hace mal con un papel bastante atípico para él y Tobin Bell (Vasilio Canetti) sobrelleva un personaje que no le exige demasiado. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte está bien cuidada, el score está ok, el trabajo de sonido es limpio, los efectos no son precisamente los mejores cuando se recae en el CGI y la labor de maquillaje es sólida.

Opinión final: Belzebuth está aceptable. Película con altibajos muy marcados que pueden ver un día que no tengan muchas cosas que hacer.

Ojometro:
***

martes, 7 de noviembre de 2017

Crítica: Vuelven (2017)


Producción mexicana escrita y dirigiría por Issa López, quien hace su primer incursión dentro del género. Se estrenó en cines dentro de México el pasado 2 de noviembre, aunque todavía no hay información sobre cuándo podría llegar a otros mercados.

Sinopsis:

Estrella (Paola Lara) tiene tres deseos: el primero es que su madre desaparecida vuelva. Para su sorpresa este se le cumple, pero no es lo que esperaba y aterrada decide escapar para unirse a una banda de niños huérfanos de la violencia; con quienes aprenderá que, en realidad, los muertos nunca se dejan atrás.



Comentarios generales:

En ocasiones anteriores ya he mencionado que el estado del cine de terror mexicano no es precisamente el mejor, pero después de años de abandono se está empezando a ver a más cineastas recoger los pedazos de lo que alguna vez fue un género relevante en la historia cinematográfica del país y tratar de revivirlo. El camino no ha sido (ni será) sencillo y las limitantes siguen siendo importantes; sin embargo, con Vuelven no queda más que esperanzarse debido a que se trata de una de las mejores películas mexicanas de terror que se han producido.

Y es que Issa López no se guarda nada al utilizar la violencia ocasionada por el narcotráfico para contarnos la historia de aquellos que suelen ser los más olvidados, de esos niños que de la noche a la mañana quedan abandonados y a merced de esos mismos grupos que les han quitado todo.

Esto bajo la visión mágica con la que ven el mundo a pesar de que se encuentre lleno de miseria, la cual se utiliza para integrar los elementos de terror y fantasía por medio de los deseos o de los cuentos. Estableciendo así una compleja relación entre dos niños (Estrella y El Shine) que viven la misma situación pero la enfrentan de manera diferente: él por medio de lo que ha aprendido en las calles; ella por medio de su imaginación que le brinda un escape de la realidad.

Una relación que poco a poco va tomando forma, aunque no de manera cursi como en los cuentos, sino más bien como una en donde ambos se ven obligados a unir fuerzas y a comportarse más como adultos que como niños para sobrevivir de lo que los persigue. Brindando así un segundo acto lleno de momentos muy interesantes que logran amalgamar situaciones con un alto nivel de inocencia junto a otras aterradoras (reales o imaginarias) bajo un ritmo bien calculado, el cual nunca pretende acelerar las cosas para que así cada escena de impacto resulte desgarradora y, a la vez, deje claro el brutal mensaje sobre que la violencia se ha vuelto tan cotidiana al grado de que para los más pequeños ya es difícil diferenciarla de la fantasía.

La parte final es la que se podría considerar como terror más convencional por cómo está construida, pero la crudeza sigue ahí. Ofreciéndonos un desenlace violento que, más allá de irse por el camino feliz, siempre mantiene ese tono gris que afianza la idea de que los muertos regresarán mientras se queden en nuestra memoria y que tarde o temprano los verdaderos monstruos tendrán su castigo.

Las actuaciones son excelentes, la verdad quedé sorprendido por la tremenda labor de un grupo de niños con prácticamente nula experiencia en cine. Ellos son el alma de la película, quienes transmiten toda clase de emociones y comportamientos convincentes para que el espectador se involucre de manera profunda con su situación, al grado de que el resto del elenco queda en un plano muy secundario (aunque tampoco lo hacen mal).

No es una súper producción, pero es de gran factura: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte está bien cuidada, el score es muy bueno, el trabajo de sonido no tiene fallos y los efectos, si bien no son precisamente lo mejor, cumplen con su objetivo primordial.

Opinión final: Vuelven es una gran película, de lo mejor del año. Cine que utiliza el terror para exponer una situación compleja que la hace esencial. 

Ojometro:
*****

viernes, 31 de marzo de 2017

Crítica: Tenemos la carne (2017)


Película escrita y dirigida por el mexicano Emiliano Rocha Minter, la cual significa su primer largometraje. Salió directamente en DVD dentro de los Estados Unidos a finales del mes de febrero, mientras que aquí en México se estrenó de manera muy limitada en cines el pasado 24 de marzo.

Sinopsis:

Después de deambular por una ciudad en ruinas buscando comida y refugio, un par de hermanos logran adentrarse a uno de los últimos edificios que quedan en pie. Ahí encontrarán a un extraño individuo, quien les hará una peligrosa oferta para que sobrevivan al mundo exterior.



Comentarios generales:

Desde que salió el primer trailer se podía intuir que Tenemos la carne estaba destinada a la polémica, mucho más cuando se supo que en algunos festivales los asistentes se estaban retirando a la mitad de su exhibición. Incluso debo de decir que el simple hecho de que obtuviera distribución en México sin generar gran revuelo me sorprendió mucho, ya que se trata de una de las películas más desafiantes para el público general que he visto en años recientes; aunque no precisamente con los resultados más efectivos.

Y es que Minter no se guarda absolutamente nada en la que es su ópera prima, una que inicia de la manera más desconcertante posible al establecer un escenario apocalíptico sin presentar nada del mundo exterior para centrarse en las incomprensibles acciones de un peculiar hombre que, al menos de entrada, parecen simples métodos de intercambio. Hasta ahí todo va más o menos normal, pero una vez que se introduce a los hermanos las cosas empiezan a obtener un tono muchísimo más oscuro y los elementos controvertidos salen a la luz; generando así una pequeña sensación de incomodidad por lo que el personaje que funge como “villano” pretende hacer para satisfacer algo que se percibe como un simple deseo suyo.

Esto provoca que durante unos 25/30 minutos el interés este presente; sin embargo, una vez que el director suelta la riendas por completo y el elemento sexual toma el mando, la película se cae por completo para nunca recuperarse. Ya que a partir de aquí realmente todo se trata de provocar una sensación de shock constante por medio de contenido explicito y grotesco, donde pocas cosas tienen sentido durante lo que se convierte en un viaje de líquidos, masturbaciones, una chica que se revuelca con todo lo que este a su alrededor y demás perversiones que se encuentran complementadas con una peculiar selección musical, así como (en la mayoría de los casos) de una estilizada presentación visual; cuya meta es ser provocativas al máximo nivel posible, pero que al final se vuelven en extremo aburridas de ver.

La parte final cuenta con lo que técnicamente se podría decir que es su lapso más violento y debo de admitir que la escena que se centra en el gore es por demás llamativa gracias a diversos elementos que la integran. Aunque quitando eso todo sigue igual al presentar más impacto visual que sustancia; incluso el intento por sorprenderte en su conclusión resulta inefectivo.

En las actuaciones quien se lleva los reflectores es Noé Hernández con su personaje de Mariano, quien es ciertamente carismático y de no ser por él las cosas hubieran sido mucho menos digeribles. La producción está ok: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte resulta adecuada, la música está bien seleccionada y los efectos son mínimos, aunque hay uno al final que si se ve muy lamentable.

Opinión final: Tenemos la carne es shock sin propósito alguno. Difícilmente la recomendaría, pero es esa clase de cine experimental con el cual cada quien tendrá una experiencia distinta.

Ojometro:
**

lunes, 20 de marzo de 2017

Crítica: Los Parecidos (2016)


Película escrita y dirigida por Isaac Ezban (El Incidente). Se estrenó de manera limitada en cines dentro de México en octubre del año pasado y un mes después lo hizo en VOD dentro de los Estados Unidos. Todavía no se sabe cuándo saldrá en formato físico.

Sinopsis:

En la noche lluviosa del 2 de octubre de 1968, ocho personas se encuentran esperando en una remota estación de autobuses uno que los lleve a la Ciudad de México, pero durante su espera todos empezarán a experimentar un aterrador y extraño fenómeno.



Comentarios generales:

El cine de terror mexicano en años recientes ha dado muestras de que quiere resurgir y aunque todavía queda mucho camino por recorrer las señales son, por lo menos, alentadoras. Sin embargo, los problemas siguen siendo demasiados y probablemente el más crítico de todos es el tema de la distribución; uno que Los Parecidos sufrió como pocas películas al contar con una que rayó en lo ridículo por lo limitadísima que fue, lo cual provocó que prácticamente nadie pudiera verla cuando estuvo en cines y la verdad es una pena porque es de lo mejor que ha dado el cine nacional en mucho tiempo.

Antes que nada hay que decir que lo que nos trae Ezban es una combinación de ciencia ficción con terror que en todo momento muestra que su principal influencia es The Twilight Zone al presentar una estética y estructura que, al menos de inicio, se apegan muchísimo a las del legendario programa de televisión. Aspecto que sin duda apega a la nostalgia, pero utilizando como base la paranoia ocasionada por el movimiento estudiantil de 1968 esta historia poco a poco va obteniendo su propia identidad al presentar personajes llamativos a quienes envuelve en una situación por demás peculiar que te va absorbiendo de manera efectiva con el paso de los minutos no solo por medio de la intriga que generan todos los extraños sucesos, sino también por la increíble atmósfera que se logra construir.

En general la película avanza de manera fluida y, salvo por breves lapsos en donde la trama se vuelve algo enredada, siempre logra proporcionar el misterio suficiente para que el espectador quiera saber más con respecto a lo que está ocurriendo. Todo bajo un tono un tanto oscuro, pero que por momentos también logra proporcionar un humor particular por medio de situaciones exageradas y en especial por algunos elementos de la producción como los efectos o el maquillaje que le brindan un toque acorde a la época en la que se desarrolla; además de que involucran cierto gag fundamental que no pienso revelar por aquí.

La parte final es gratificante porque dicho gag es finalmente explicado y todas las piezas del rompecabezas empiezan a caer en su lugar de manera natural para provocar un desenlace bastante loco sí, pero que en el fondo resulta aterrador. Igualmente, juega con la teoría de que lo ocurrido está ligado con otras tragedias que sucedieron en México y el mundo; así como confirmar que tiene conexión con el trabajo previo del director.

Con respecto a las actuaciones puedo decir que son sólidas, tal vez en ciertos puntos un tanto exageradas, pero cumplen perfectamente el propósito general. La producción es de buena nota: el trabajo de fotografía es excelente, la dirección de arte bien cuidada, el score es agradable, el trabajo de sonido es impecable, los efectos en su mayoría son prácticos bien hechos y la labor de maquillaje resulta un tanto cómica, pero eso era parte de lo que querían lograr.

Opinión final: Los Parecidos es sumamente disfrutable. Una propuesta fresca que el cine de terror mexicano necesitaba.  

Ojometro:
****

viernes, 11 de noviembre de 2016

Crítica: Km 31-2 (2016)


Secuela escrita y dirigida nuevamente por Rigoberto Castañeda (Km 31, Atrapados). Se estrenó en cines dentro de México el pasado 4 de noviembre, aunque aún no hay información sobre cuándo podría llegar a otros mercados.

Sinopsis:

Siete años después de los sucesos que le costaron su carrera, el detective Martín Ugalde (Carlos Aragón) es contratado por una importante candidata política para que investigue la desaparición de su hijo. Un trabajo en el que, conforme va uniendo las piezas, se dará cuenta que tal vez este ligado con el caso que había estado dispuesto a olvidar.



Comentarios generales:

Independientemente de que no fuera una gran película, Km 31 significo un suceso importante dentro del cine mexicano gracias a que fue la responsable de revivir un género que dentro de la industria nacional estaba completamente olvidado. Así que cuando finalmente se anunció la tan esperada secuela las expectativas fueron considerables; sin embargo, después de 10 años, lo único que te deja Km 31-2 es una sensación de que llegó demasiado tarde.

Esto porque Castañeda sigue mostrando fuertes influencias del cine de terror japonés; uno que, si bien sigue presente, ya no es tan relevante como hace diez años atrás. Construyendo así una historia que durante el primer acto se centra fuertemente en los niños para plantear un misterio un tanto enredado que poco a poco se va desenvolviendo de manera ágil en medio de una atmósfera oscura, la cual juega un papel fundamental para poder solidificar esta mezcla de thriller policíaco supernatural cuyo propósito, al menos durante este lapso, parece ser el alejarse lo más posible de su predecesora.

Algo que termina siendo un gran error, ya que esto trae consigo la integración de varios personajes que rayan en lo caricaturesco, así como situaciones increíblemente forzadas (todo lo que involucra al periodista o reportajes, principalmente) que vuelven bastante difícil el poder generar momentos de suspenso efectivos debido a que cambian por completo el tono de las cosas. Además, el director nos deja con varias situaciones a medias o se tarda demasiado en presentar detalles que hubieran sido muchísimo más efectivos si no tomaran tanto tiempo en desarrollarse; siendo el ejemplo perfecto un larguísimo plano secuencia diseñado para lograr un momento de impacto significativo, pero que pierde efectividad por lo aburrido que se vuelve.

En general el segundo acto tiene un ritmo muy lento que no ayuda y entre tanta elaborada explicación, a la que cada cinco minutos se le integra algo nuevo, las cosas no fluyen de la mejor manera y vuelve obsoletas situaciones que uno suponía que serían importantes.

La parte final es bastante caótica, en gran parte porque es muy evidente que no sabían cómo concluirla. De pronto, todo lo que dio pie a esta situación pasa a segundo término y cuando se pretende generar nuevamente un conflicto en base a esto ya se siente sumamente forzado y como una vil excusa para darle paso a un despliegue de efectos especiales que no resuelven realmente mucho.

De las actuaciones el más destacado es Carlos Aragón, sobre todo porque es el único que logra mantener su personaje en un tono acertado y no cae en el tono caricaturesco de prácticamente todo el resto del elenco. La producción es por mucho su punto más fuerte, de lo mejor que he visto en el cine mexicano últimamente: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score es agradable, el trabajo de sonido cumple y los efectos especiales están bien hechos, salvo por un uso exagerado de CGI al final que no luce particularmente bien.

Opinión final: Km 31-2 resultó decepcionante. Una película con buenos valores de producción, pero que se siente como algo completamente viejo.   

Ojometro:
**

viernes, 17 de junio de 2016

Crítica: Scherzo Diabólico (2016)


Co-producción mexicana/estadounidense escrita y dirigida por Adrián García Bogliano (Late Phases).  Se estrenó directo en VOD y DVD dentro de los Estados Unidos durante el pasado 3 de mayo, aunque todavía no hay información sobre cuándo llegará a otros mercados.

Sinopsis:

Aram (Francisco Barreiro) es un contador cuya existencia es patética y su esposa solo empeora las cosas recordándole que en su trabajo no le dan el aumento por el que tanto ha trabajado. Frustrado por el escaso progreso y convencido de que se merece algo más, este secuestra a una estudiante para mantenerla cautiva, desatando así una serie de eventos que le cambiarán su vida para bien y… para mal.



Comentarios generales:

Lamentablemente el tema del secuestro es uno que ha afectado mucho a la sociedad mexicana desde hace varios años y por ello cuando se realiza una producción nacional o extranjera que toca dicho tema dentro del país siempre hay un escrutinio mayor al habitual. Así que gracias a esto Scherzo Diabólico me resultaba interesante por la forma en la que lo manejarían y aunque al final lo hacen de manera correcta, tampoco se vuelve un medio lo suficientemente sólido como para ofrecer una película simplemente aceptable. 

Ya que Bogliano nos regala un primer acto lento, cuyo argumento se asemeja muchísimo a una muy popular serie de TV con un hombre desesperado que está dispuesto a realizar lo que sea para asegurarle una mejor vida a su familia, algo que para muchos podrá resultar atractivo, pero que en la práctica es realmente aburrido de ver. Esto porque el director se toma muchísimo tiempo en la planeación del secuestro al presentar sucesos que no ayudan a elevar de manera progresiva el nivel de tensión para cuando se lleve a cabo; provocando así que el momento crucial de la primera mitad se sienta, si bien no irrelevante, si como algo con muy poca fuerza e impacto.

Para la segunda mitad las cosas mejoran. No en la cuestión del ritmo, que sigue siendo insufrible, pero le añaden una pequeña sorpresa que cambia un poco la dinámica y con ello se va construyendo de manera acertada un inevitable conflicto que te genera un interés genuino por ver cómo se resuelve.

Lo malo es que este explota de la manera más ridícula posible (aunque si le da cierto sentido al preponderante uso de la música en el primer acto) y a partir de ahí resulta complicado involucrarse de lleno con lo que ocurre; especialmente porque existen varios huecos evidentes con la manera en la que uno de los personajes resuelve los misterios, dejándote con la sensación de que ni el propio Bogliano sabia como explicarlos de manera coherente y mejor decidió evitarse problemas cortando ese tema.

La parte final es caótica y un poco difícil de tomar en serio. Aquí es donde la violencia se desborda, lo cual está bien; sin embargo, uno nunca entiende realmente cÓmo diablos en tan poco tiempo se pudo dar todo esto y mucho menos comprar la locura tan repentina cuyo mayor propósito es el shock por medio de una sed de sangre desbordada.

Las actuaciones no me convencieron, tanto Barreiro como Daniela Soto Vell se sienten muy planos y nunca logran generar suficientes emociones para que uno realmente se involucre de lleno con sus personajes (además de que presentan al peor niño actor me haya tocado ver). La producción cumple: tiene un buen trabajo de fotografía, la dirección de arte está ok, el score es llamativo por las piezas clásicas que utiliza, los efectos prácticos están bien hechos y el trabajo de maquillaje es aceptable.

Opinión final: Scherzo Diabólico no está mal, pero se queda corta. Un ritmo lento y poca coherencia evitan que veamos un trabajo muchísimo más trascendente.

Ojometro:
***

viernes, 1 de abril de 2016

Top 10: Películas de terror mexicanas

Cada vez que me preguntan por qué no suelo escribir mucho sobre el cine de terror que se produce en mi país siempre termino ofreciendo esta respuesta: el cine de terror mexicano en la actualidad es casi inexistente. Obvio por ahí encuentras algunas propuestas interesantes que se la pasan de festival en festival pero muchas de estas nunca llegan a ver la luz de manera comercial y se terminan olvidando, lo cual provoca que sean contadas aquellas películas con la suficiente fuerza como para poder solidificar nuevamente el género.

Aunque esto no siempre fue así, ya que el cine de terror en México tuvo una presencia muy notoria durante muchísimos años y siempre significó el género que más atrevimiento mostraba durante épocas oscuras (70s s y 80s), al grado de convertirse en un capitulo importantísimo para la historia de la industria nacional. Sin embargo, con la llegada de la década de los 90s y diversos factores como la desaparición de organismos gubernamentales, el retiro de Carlos Enrique Taboada (el “maestro del terror” mexicano) y un nuevo enfoque dirigido a contar historias con crítica social, este prácticamente desapareció durante mucho tiempo.

Aún así, la historia es lo suficiente rica como para olvidarla y que mejor forma para recordarla que con el siguiente top sobre las que, a mi juicio, son las mejores películas que México ha aportado al cine de terror. 

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10.- KM 31 (2006)


Esta película de Rigoberto Castañeda se encargó de recordarles a las generaciones más jóvenes que en este país puede producir cine de género comercial. Además de que contó con una de las campañas de publicidad más interesantes en materia nacional. 


9.- Alucarda, la hija de las tinieblas (1978)


Tal vez no sea la mejor historia, pero es por un gran margen una de las películas más impactantes visualmente hablando que se produjeron. Todo gracias a su alto grado de violencia y una cantidad de sangre inusual para la época.


8.- Veneno para las hadas (1984)


La película que le significó el mayor reconocimiento a Taboada como director, aunque es la menos conocida de su filmografía. Una historia en verdad macabra que demuestra como por medio de la inocencia infantil también se pueden presentar cosas totalmente aterradoras. 


7.- El escapulario (1968)


Una joya de terror no tan convencional. Con la cual Servando González es capaz de sustentar absolutamente todo en un objeto para ir generando suspenso y que el espectador vaya sacando sus propias conclusiones.


6.- La Llorona (1933)


La más antigua del top, pero no por ello la menos impresionante. Sin duda alguna la mejor película sobre esta leyenda, a la cual el paso de los años no la ha beneficiado mucho que digamos pero que sigue generando un gran impacto por medio de sus imágenes.


5.- El Vampiro (1957)


Cuando se trata de identidad, creo que ninguna otra película la refleja tanto como la obra de Fernando Méndez. La cual no solo cuenta con una gran actuación de Germán Robles, sino que además muestra una adaptación sublime de muchos elementos de Drácula al entorno nacional.


4.- El libro de pierda (1968)


Inspirándose en “The Turn of the Screw”, Taboada nos trae una historia que combina terror con fantasía como pocas dentro del cine mexicano por medio de escenas inquietantes que invitan al espectador a descifrar qué es realidad y qué no.


3.- Cronos (1993)


No solo resalta por ser la ópera prima de Guillermo Del Toro, sino que además fue por muchos años la última película de terror destacada antes de la debacle. 

Sin duda una de las historias de vampiros más originales que existen y un gran homenaje al género gracias a sus múltiples referencias.


2.- Hasta el viento tiene miedo (1968)


Carlos Enrique Taboada se hace presente en la lista por tercera ocasión y ahora con la que para muchos es su mejor película. 

Sustentada en grandes actuaciones y una ambientación escalofriante de principio a fin, esta historia que gira en torno al tema de las leyendas es simplemente una delicia para una gran mayoría de los fans mexicanos.


1.- Santa Sangre (1989)


Hablar de “Santa Sangre” es complicado si consideramos que viene de la mente de un director que de por si es difícil de entender como Alejandro Jodorowsky. Además se trata de un trabajo que combina muchas cosas y que tiene influencias muy marcadas que van desde el "giallo" de Dario Argento hasta el horror de la desfiguración física de Tod Browning.

Un reto total para el espectador al no solo verse sumergido en los horrores de la mente humana en su búsqueda de amor a cualquier costa, sino también porque es golpeado una y otra vez por escenas visualmente impactantes que recordará durante varios años. 


Menciones honoríficas: Más negro que la noche (1975), Somos lo que hay (2010), El espejo de la bruja (1962)

sábado, 14 de diciembre de 2013

Crítica: Come Out and Play (2013)


Producción mexicana dirigida por el polémico director enmascarado Makinov, la cual es una adaptación de la novela de Juan José Plans: El juego de los niños. Se estrenó en Estados Unidos a inicios de año, mientras que aquí en México llegó a las salas de cine el pasado 6 de septiembre; recaudando la modesta cantidad de 3.5 millones de pesos.

Sinopsis:

Beth (Vinessa Shaw) y Francis (Ebon Moss-Bachrach) son una joven pareja que está a punto de tener a su primer bebé, por lo cual deciden ir a pasar sus últimas vacaciones juntos en una remota isla antes de que se conviertan en padres. Todo parece normal hasta que notan que en la isla no hay adultos y pronto descubrirán el aterrador motivo de esto.



Comentarios generales:

Es importante señalar que esta no es la primera vez que se hace una adaptación de la novela de Plans, ya que en 1976 salió una película española llamada ¿Quién puede matar a un niño? (Island of the Damned en ingles) y por ello muchos están catalogándola como un remake más, pero al igual que Carrie, esta es una nueva adaptación de la novela y no de la anterior película. Dicho esto, la verdad es que es un proyecto interesante considerando que últimamente no suelen salir muchas producciones de terror mexicanas.

La historia no es precisamente la más original, pero lo que la convierte en algo digno de ver es la forma en la que Makinov se las ingenia por medio de su dirección y un estupendo trabajo de fotografía para hacerte tener en suspenso durante toda la película. De algún modo, sin importar las pequeñeces que estén haciendo los dos protagonistas, tú sientes que algo pasará en cualquier momento, que algo aterrador asecha y solo es cuestión de tiempo para que ocurra.

Gracias a esto el ritmo no es muy dinámico, inclusive diría que los primeros 30 minutos pueden resultar muy pesados para algunos, pero vale totalmente la espera porque a partir de ahí las cosas no paran y provocan un final con mucha fuerza e inclusive un tanto impactante, el cual además juega con ciertas cuestiones morales de los protagonistas de manera muy efectiva (que en realidad es el punto central de todo).

Algo que me fastidio un poco fue que nuevamente no se toca mucho el origen del comportamiento de los niños, ya que aunque no es algo que termine importando o afectando, si hubiera agregado un valor adicional en comparación a la anterior adaptación. Aunque, por otra parte, si disfruté mucho los guiños a The Birds; no son muchos, pero los identificas inmediatamente y sin duda son de los momentos más escalofriantes en pantalla.

En actuaciones quien se lleva todo el peso de la película es Ebon Moss-Bachrach: es un carrusel de emociones durante hora y media, además de que su fluido español es digno de resaltar. Aunque las verdaderas estrellas son los niños, quienes sin decir realmente nada lucen aterradores todo el tiempo.

En producción es el trabajo de fotografía lo que más destaca, es de muy alto nivel y logra prácticamente gran parte de los efectos más resaltables como mencione arriba. El score también es bueno, no tiene mucha complejidad pero es un buen complemento para lo que ocurre en pantalla. Mientras que los efectos y maquillaje son sorpresivamente muy detallados para un proyecto que a todas luces no contó con un gran presupuesto; además logran un contraste perfecto en una historia que se desarrolla prácticamente de día.

Opinión final: Sinceramente no esperaba mucho de Come Out and Play, pero al final me terminó gustando bastante y la recomiendo sin problemas. Pasarán un buen rato.

Ojometro:
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