domingo, 30 de noviembre de 2014

Crítica: Starry Eyes (2014)


Película escrita y dirigida por la dupla Kevin Kolsch / Dennis Widmyer, quienes después de algunos años de ausencia regresan al género. Se estrenó el pasado 14 de noviembre dentro de los Estados Unidos vía iTunes y diversas plataformas digitales.

Sinopsis:

Sarah Walker (Alexandra Essoe) está determinada a ser la próxima gran estrella de Hollywood, pero en ese proceso se ve atrapada en un trabajo sin futuro, amistades tóxicas y cientos de castings sin éxito. Esto hasta que un día asiste a una audición por parte de un viejo estudio donde consigue el papel principal, aunque se dará cuenta que con dicha oportunidad también vendrán extrañas ramificaciones que la cambiarán tanto física como mentalmente.



Comentarios generales:

La búsqueda de fama en Hollywood a cualquier costo es un tema muy utilizado dentro del cine, no solo en el género de terror, sino en muchos otros que lo ven como una plataforma ideal para expresar su visión sobre algo que lleva años presente en el mundo laboral en general. Por ello Starry Eyes es un trabajo con el cual seguramente muchos se identificarán de algún modo e incluso por breves momentos les hará cuestionarse sobre si esto es una película de terror.

Y es que Kolsch y Widmyer hacen un retrato muy convincente sobre una actriz que en su deseo por querer brillar tiene que vivir situaciones poco sanas, rodeada de individuos que en su mayoría no le aportan nada a pesar de que ellos mismos buscan, en teoría, lo mismo que ella: grandeza. Desde un inicio sabemos que Sarah no es alguien común, lo cual provoca que el espectador sienta bastante afecto por ella a pesar de su comportamiento por demás extraño y sus decisiones que a todas luces parecen precipitadas dadas las rarezas suscitadas en las audiciones; presentando así un conflicto personal que la ve tratando de hacer lo que piensa que es correcto, pero termina por caer en una trampa mucho más siniestra.

Todo bajo un ritmo muy bien controlado, más pausado que ágil, pero que nunca llega a sentirse pesado y ayuda bastante a digerir la lenta transformación de la protagonista, quien pasa de ser una sexy soñadora a un cuerpo que sufre de una dolorosa descomposición constante (muy similar al que vimos en Contracted el año pasado). Probablemente su punto flaco es que no existe mucha explicación con respecto al estudio/secta que hay detrás de lo que le ocurre; si, sabemos que está sufriendo de algún tipo de nuevo renacer, pero ¿por qué? Simplemente nos brindan algunos símbolos y la presencia de individuos con un carácter peculiar, sin la certeza de saber si son algo más que simples humanos fascinados con lo oculto.

El final es potente, muy bueno en realidad. Después de prácticamente una hora de estar dosificando las cosas los directores quitan el freno de mano para que esto quede lo más brutal posible; con mucha sangre y violencia que terminan dándole un sentido muy oscuro a la transformación de Sarah.

En las actuaciones Alexandra Essoe hace un buen trabajo en general, por momentos se nota algo perdida pero cuando empieza sus etapa de decadencia la verdad ofrece grandes cosas; mientras que el resto del elenco ofrece poco o nada para destacar, salvo el look extraño de algunos miembros del estudio. La producción es bastante sólida: el estilo visual que impone el trabajo de fotografía logra una combinación entre lo deprimente y lo bizarro muy interesante, el score tiene un estilo retro increíble que encaja a la perfección con lo que sucede en pantalla y los efectos de maquillaje están geniales durante la transformación; además los amantes del gore quedarán complacidos con el clímax.

Opinión final: Starry Eyes me gustó. Puede parecer un tanto simple, pero si uno no solo se enfoca en lo obvio la disfrutará bastante.  

Ojometro:
****