martes, 4 de abril de 2017

Crítica: House on Willow Street (2017)


Película dirigida por Alastair Orr (Indigenous), quien además es co-escritor del guión junto a Catherine Blackman y Jonathan Jordaan. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD el pasado 24 de marzo dentro de los Estados Unidos, pero no se sabe cuándo saldrá en formato físico o si llegará a otros mercados.

Sinopsis:

Después de que una joven es secuestrada directamente de su casa, sus captores tendrán que empezar a cuestionarse sobre si no son ellos quienes corren peligro debido a que ella parece guardar un oscuro secreto.



Comentarios generales:

Siempre he pensando que cuando hay más de dos personas involucradas en un guión existe una alta probabilidad de que la película sea mala debido a que tantas mentes juntas significa un inevitable choque de ideas que tarde o temprano va a afectar de algún modo. Lo cual es sin duda lo que ocurre con House on Willow Street, un trabajo que en todo momento parece no tener un rumbo fijo y cuyas ideas más originales nunca terminan por explotar gracias a la poca imaginación presentada.

Y es que ciertamente la premisa es al menos interesante al cambiar un poco el escenario habitual de lo que, en teoría, es una película de invasión de hogares y que Orr aprovecha para brindar unos minutos iniciales bastante disfrutables que ayudan a establecer esa sensación de peligro constante a pesar de que no se sabe exactamente cuál es la amenaza. No se va rápidamente por la violencia e incluso se toma algo de tiempo para construir una interacción agradable entre ambos personajes femeninos; sin embargo, todo esto dura muy poco y no tienen que pasar más de 20 minutos para que las cosas empiecen a tomar un camino en el que estos criminales, en apariencia fríos y calculadores, se ven envueltos en cualquier cantidad de decisiones absurdas.

Realmente a partir del segundo acto se vuelve un verdadero dolor de cabeza escuchar algunos de los diálogos y el tema demoníaco resulta completamente forzado; especialmente por la manera tan conveniente en la que lo explican. Además el director empieza a abusar de los sustos fáciles, ya que no solo los utiliza para generar impacto, sino que también son su medio preferido para explotar las debilidades de los personajes para quebrarlos emocionalmente. Un aspecto que funciona al inicio, pero que como todo lo demás en esta historia solo es efectivo por lapsos muy breves.

La parte final no diría que es anti climática, simplemente se siente demasiado larga para lo que tendría que haber sido. Cuenta con cierto nivel de intensidad, pero no hay capacidad para mantenerlo precisamente porque los momentos para eso duran de más y este se evapora; aunado a que le agregan algo que no tiene mucho sentido.

En cuanto a las actuaciones me sorprendió ver a Sharni Vinson (Hazel) tan poco energética, incluso se le nota un tanto cansada en su rostro; mientras que Carlyn Burchell (Katherine) es sin duda lo mejor en este aspecto. La producción no está nada mal: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte no es nada del otro mundo, el score cumple, el trabajo de sonido está ok, los efectos en su mayoría lucen bien (salvo por el fuego en CGI) y la labor de maquillaje es de destacar.

Opinión final: House on Willow Street es decepcionante. Película del montón que será mejor ver cuando inevitablemente la empiecen a pasar por TV. 

Ojometro:
**