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martes, 3 de diciembre de 2024

Crítica: Street Trash (2024)

Remake dirigido por Ryan Kruger, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a James C. Williamson. Se estrenó directamente en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 19 de noviembre, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Un grupo de indigentes rebeldes deben de pelear para sobrevivir cuando descubren un macabro plan del gobierno para exterminar a cada indigente de la ciudad.


Comentarios generales:

Los remakes son algo inevitable dentro de la industria del cine y lo seguirán siendo por muchos años más, así que ya no soy tan negativo ante estos como ocurría hace 15 o 20 años atrás. Sin embargo, incluso para hacer uno creo que se debe de tener cierta conciencia del interés que puede llegar a generar y por eso siempre me parece extraño que se elijan películas de culto de los 80s que para muchas personas son totalmente desconocidas, simplemente es un riesgo muy grande; en especial si cambias cosas del material original como ocurre con Street Trash.

Y es que si bien lo traído por Kruger es un remake que también funciona vagamente como secuela, lo cierto es que toda la sátira política/social desaparece casi por completo y el humor negro se ve suplantado por una comedia barata que pareciera haber sido escrita por adolescentes. Teniendo como base a un grupo de indigentes extravagantes que durante los primeros minutos más o menos logran que dicho humor tan pobre sea digerible dado a que las peculiaridades y la evidente locura de cada uno de ellos hacen que lo malo parezca algo intencional, pero con el pasar de los minutos queda claro que no es así.

Provocando con esto que poco a poco las cosas vayan cayendo en una dinámica bastante fastidiosa en la que la única salvación son las escenas de muertes, las cuales ciertamente son atractivas a nivel visual gracias a los efectos prácticos. Lo malo es que estas se dan de manera esporádica y ninguna tiene un peso significativo en la historia sino hasta mucho más tarde, generando que lo que ocurre en pantalla resulte insípido ante la carencia de un conflicto constante que pueda ir incrementando las tensiones entre ambos bandos y con ello se pueda construir algo mucho más épico durante la parte final.

Una que sin duda es lo más entretenido del filme debido a que es aquí donde por fin se deciden a que sea el caos lo que dicte el rumbo de las acciones y eso lleva a algunos de los momentos más efectivos en cuanto a la violencia se refiere. Aunque también es cierto que la falta de sustancia previa hace que el desenlace no tenga demasiada importancia y al final te quedes con una fuerte sensación de indiferencia.  

Sobre las actuaciones diría que funcionan hasta cierto punto tomando en cuenta el humor absurdo con el que tienen que trabajar y la química del grupo como tal no está tan mal. Mientras que en producción se nota que es de un presupuesto discreto: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte es básica, el score es un tanto genérico, el trabajo de sonido es limpio, los efectos prácticos están muy bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

* Cuenta con una escena post-créditos

Opinión final: Street Trash es mediocre. Remake con un humor poco efectivo que difícilmente llegará a ser algo más que una simple curiosidad.

Ojometro:
**

martes, 24 de noviembre de 2020

Crítica: Triggered (2020)

Producción sudafricana dirigida por Alastair Orr (From a House on Willow Street), cuyo guión fue escrito por David D. Jones. Se estrenó directamente en VOD dentro de Canadá y los Estados Unidos el pasado 6 de noviembre, mientras que su salida en formato físico está programada para el próximo 29 de diciembre.

Sinopsis:

Después de una noche de fiesta dentro del bosque, nueve amigos se despiertan con unas bombas atadas a sus cuerpos. Desconcertados y sin saber qué hacer, todos deciden trabajar en equipo para encontrar una solución… hasta que descubren que la única forma de sobrevivir es matándose entre ellos.


Comentarios generales:

Vivimos en una época en donde pareciera que está mal realizar películas que utilicen fórmulas simples para entretener a la audiencia. Un fenómeno que no es algo exclusivo del género de terror, sino de la industria en general, pero aquí se suele magnificar por diversas razones y como consecuencia muchos trabajos son ignorados sin importar si el producto final es uno mucho más agradable de lo que se esperaría. Tal como es el caso con Triggered.

Una propuesta a la que desde un inicio se le etiquetó como un simple clon de Saw por su temática, aunque la verdad cuenta con los suficientes elementos para tener una identidad propia sin negar su fuente de inspiración. 

En gran medida porque Alastair Orr se toma todas las libertades necesarias para ofrecer la experiencia más caótica y sangrienta posible, donde salvo por los primeros 15 minutos todo lo demás es un recorrido lleno de violencia y desesperación por medio de un juego que utiliza el tiempo como la excusa perfecta para reflejar el sentido de urgencia desde muy temprano. Lo cual sin duda es un concepto simple, pero que garantiza que las acciones cuenten con un ritmo frenético en todo momento y las muertes con una justificación sólida que además explote el tema de las mentiras o las relaciones frágiles existentes dentro de este grupo de amigos. 

Quienes conforme van pasando los minutos revelan su verdadera cara y con ello se logran construir situaciones intensas que para el segundo acto ofrecen buenos momentos de impacto, aunque también algunos otros un tanto fastidiosos que caen en la repetitividad e incluso en ciertos sentimentalismos que resultan medio bobos ante la apremiante situación que están viviendo.

Detalles que afortunadamente no afectan a una parte final que resulta por demás disfrutable. Ya que aquí no solo se contesta la principal duda de todas, sino que además se eleva el nivel de violencia para llevar así a un conflicto definitivo que entre su predictibilidad logra ofrecer cierta sorpresa y en términos generales un cierre gratificante.

En cuanto a las actuaciones todo el elenco cumple con el nivel de intensidad necesario para este tipo de historia y es difícil decir que alguien resalta por encima del resto. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía cumple, el score es sólido, el trabajo de sonido es bastante bueno y los efectos están bien hechos.

Opinión final: Triggered me gustó. Película simple y sangrienta que les hará pasar un buen rato.

Ojometro:
****

lunes, 26 de marzo de 2018

Crítica: The Lullaby (2018)


Producción sudafricana dirigida por Darrell Roodt (Drácula 3000) y escrita por Tarryn-Tanille Prinsloo. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 1 de marzo, aunque todavía no hay información referente a una posible salida en formato físico.

Sinopsis:

De regreso al pueblo donde creció y abrumada por el nacimiento de su primer hijo, Chloe van Heerden (Reine Swart) trata de adaptarse a su nueva etapa maternal. Sin embargo, a pesar de tener el apoyo de su madre, ella no se logra adaptar a su nuevo rol y pronto una sensación de culpa y paranoia la invadirán al grado de poner no solo su vida en peligro, sino también la de su bebé.



Comentarios generales:

Haciendo memoria creo que la cantidad de películas de terror sudafricanas que he visto se pueden contar con los dedos de una mano debido a que no es un país que se caracterice por producir mucho material. Es por ello que The Lullaby me llamaba la atención, ya que siempre es interesante ver la evolución del género en territorios no tan comunes y, aunque está lejos de ser la mejor exponente de eso, si es un trabajo con cosas que valen la pena.

Ya que Roodt y Prinsloo se encargan de regalarnos algo que desde un inicio tiene tintes bastante oscuros al exponer una situación en la que, contrario a lo habitual, la madre no muestra demasiado afecto hacia su recién nacido y con ello rápidamente se logra crear una sensación de peligro constante. Una situación que, al combinarla con la atmósfera tétrica, hace que de manera rápida se puedan establecer los elementos necesarios para ir desenvolviendo un drama potente cargado de altas dosis de suspenso mientras se empieza a jugar con la probable inestabilidad mental de nuestra protagonista por medio de sustos fáciles.

Hasta ahí todo va bien, pero lamentablemente es justo el uso de estos sustos fáciles los que van arruinando la experiencia gracias a que el director los sobreexplota como pocas veces he visto que suceda. En serio, a partir de cierto punto la dinámica de la película se vuelve en exceso predecible debido a que cada 2 o 3 minutos se recurre a estos, lo cual  solo hace que las acciones sean aburridas y poco a poco se empiece a volver muy confuso lo que ocurre en pantalla al no poder establecer bases sólidas con respecto los sucesos paranormales que supuestamente ocurren.

En general diría que la atmósfera está ahí, el tono es muy bueno y la película cuenta con un ritmo que nunca encontré pesado, pero el hecho de que se recurra a lo mismo una y otra vez hace que uno se fastidie con tanto grito de Chloe.

La parte final no me gustó. No tanto porque careciera de fuerza o de elementos de impacto que uno sabía iba a tener por la naturaleza misma de la historia, sino más bien porque casi todo lo dejan a la interpretación (lo único que responden es el tema del padre); realmente no se hace el más mínimo esfuerzo por darle algo de sentido a la condición de Chloe y sus acciones terminan quedando medio vacías.

En el tema de las actuaciones realmente todo recae en Reine Swart y, aunque no lo hace mal, la repetitividad en la que se ve envuelto su personaje la vuelve bastante detestable y te resulta difícil el poder involucrarte con su sufrimiento. La producción es de buena factura: cuenta con un gran trabajo de fotografía, la dirección de arte cumple, el score es bueno, el trabajo de sonido es limpio y todo lo referente a efectos/maquillaje está bien hecho a pesar de ser bastante simple.

Opinión final: The Lullaby es aceptable. Una película con cosas interesantes que probablemente con otro director hubiera alcanzado otro nivel.

Ojometro:
***

martes, 4 de abril de 2017

Crítica: House on Willow Street (2017)


Película dirigida por Alastair Orr (Indigenous), quien además es co-escritor del guión junto a Catherine Blackman y Jonathan Jordaan. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD el pasado 24 de marzo dentro de los Estados Unidos, pero no se sabe cuándo saldrá en formato físico o si llegará a otros mercados.

Sinopsis:

Después de que una joven es secuestrada directamente de su casa, sus captores tendrán que empezar a cuestionarse sobre si no son ellos quienes corren peligro debido a que ella parece guardar un oscuro secreto.



Comentarios generales:

Siempre he pensando que cuando hay más de dos personas involucradas en un guión existe una alta probabilidad de que la película sea mala debido a que tantas mentes juntas significa un inevitable choque de ideas que tarde o temprano va a afectar de algún modo. Lo cual es sin duda lo que ocurre con House on Willow Street, un trabajo que en todo momento parece no tener un rumbo fijo y cuyas ideas más originales nunca terminan por explotar gracias a la poca imaginación presentada.

Y es que ciertamente la premisa es al menos interesante al cambiar un poco el escenario habitual de lo que, en teoría, es una película de invasión de hogares y que Orr aprovecha para brindar unos minutos iniciales bastante disfrutables que ayudan a establecer esa sensación de peligro constante a pesar de que no se sabe exactamente cuál es la amenaza. No se va rápidamente por la violencia e incluso se toma algo de tiempo para construir una interacción agradable entre ambos personajes femeninos; sin embargo, todo esto dura muy poco y no tienen que pasar más de 20 minutos para que las cosas empiecen a tomar un camino en el que estos criminales, en apariencia fríos y calculadores, se ven envueltos en cualquier cantidad de decisiones absurdas.

Realmente a partir del segundo acto se vuelve un verdadero dolor de cabeza escuchar algunos de los diálogos y el tema demoníaco resulta completamente forzado; especialmente por la manera tan conveniente en la que lo explican. Además el director empieza a abusar de los sustos fáciles, ya que no solo los utiliza para generar impacto, sino que también son su medio preferido para explotar las debilidades de los personajes para quebrarlos emocionalmente. Un aspecto que funciona al inicio, pero que como todo lo demás en esta historia solo es efectivo por lapsos muy breves.

La parte final no diría que es anti climática, simplemente se siente demasiado larga para lo que tendría que haber sido. Cuenta con cierto nivel de intensidad, pero no hay capacidad para mantenerlo precisamente porque los momentos para eso duran de más y este se evapora; aunado a que le agregan algo que no tiene mucho sentido.

En cuanto a las actuaciones me sorprendió ver a Sharni Vinson (Hazel) tan poco energética, incluso se le nota un tanto cansada en su rostro; mientras que Carlyn Burchell (Katherine) es sin duda lo mejor en este aspecto. La producción no está nada mal: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte no es nada del otro mundo, el score cumple, el trabajo de sonido está ok, los efectos en su mayoría lucen bien (salvo por el fuego en CGI) y la labor de maquillaje es de destacar.

Opinión final: House on Willow Street es decepcionante. Película del montón que será mejor ver cuando inevitablemente la empiecen a pasar por TV. 

Ojometro:
**