lunes, 4 de mayo de 2015

Crítica: Playing with Dolls (2015)


Película dirigida por Rene Perez (Cowboys & Zombies), quien además co-escribió el guión junto con Barry Massoni. De momento solo ha salido en DVD para Europa, donde se estrenó el pasado 6 de marzo; aunque es muy probable que termine saliendo en muchos más mercados con el paso de los meses, incluso por TV.

Sinopsis:

Un asesino serial es liberado a propósito de la prisión para que pueda continuar con su enferma sed de sangre. ¿Sus víctimas? Inocentes mujeres jóvenes a las que desea torturar de maneras inimaginables para cumplir sus perversos deseos.



Comentarios generales:

Hay películas con las cuales simplemente no entiendes su propósito para existir; esas que evidentemente no aportan nada, pero tampoco aplican como un entretenimiento pasajero o mínimo como aberraciones que terminen siendo placeres culpables. Son sin duda de las peores experiencias que uno puede vivir y Playing with Dolls es una de ellas.

Y es que la verdad esto me dejo bastante pasmado por el poco contenido que presenta, ya que salvo por los primeros cinco o diez minutos en donde nos muestran algo de acción, la presentación del asesino y un poco de la vida de la protagonista, todo lo demás es completamente hueco; por lo cual decir que esto es una historia sería una vil mentira. Prácticamente se trata de una serie de eventos random, en donde lo único destacable durante 70 minutos es ver a un chica con pantalones muy ajustados caminar por la calle, manejar un poco y volverla a ver caminar mucho dentro de una casa mientras el asesino la observa sin que esta se dé cuenta.

Eso es todo lo que deben de esperar. Nunca se toman el tiempo para explicar cualquier cantidad de dudas que te surgen o mínimo profundizar en el pasado del asesino y los motivos por los cuales tiene esos problemas; así como su relación con el otro villano. Es, en términos generales, como ver secar pintura.

La parte final es en donde el director suelta toda la carne al asador sin importar que lo que ocurra en pantalla se sienta muy acelerado. A cada situación importante a lo mucho se le dedica un par de minutos para darle sentido, ocasionando que pocas cosas tengan relevancia y lo peor… dejando abierta la puerta a una posible secuela.

De las actuaciones poco se puede decir, Natasha Blasick (Cindy) solo esta de adorno y el resto del elenco aparece de manera muy limitada en pantalla como para poder juzgarlos con más detalle. La producción no está mal: tiene un buen trabajo de fotografía, la dirección de arte es decente, el score es probablemente lo mejor de toda la película y la caracterización del asesino me agrado (por lo cual resulta frustrante lo poco que te cuentan sobre él).

Opinión final: Playing with Dolls es una tomada de pelo de esas grandes. No pierdan su tiempo con esto.

Ojometro:
*

jueves, 30 de abril de 2015

Crítica: Strange Blood (2015)


Primer largometraje del director Chad Michael Ward, quien además escribió el guión.  Se estrenó apenas el pasado 28 de abril vía VOD dentro de los Estados Unidos y tiene programada su salida en DVD para el próximo mes de junio.

Sinopsis:

Henry (Robert Brettenaugh) es un brillante, pero obsesivo científico, que se va a los extremos en su intento por desarrollar una cura para cualquier enfermedad y pronto se ve infectado por un extraño parásito que lo empieza a transformar en un hombre sediento de sangre. Ahora, con el tiempo encima, él tendrá que encontrar la forma de detener lo que le está ocurriendo y prevenir al resto del mundo de ser “curado”.



Comentarios generales:

Tocar el tema de los vampiros desde otros ángulos se está volviendo algo común después de que cierta franquicia para adolescentes le causara un aparente daño irreversible a dicho subgénero. Prácticamente es necesario hacerlo si lo que quieres es captar la atención de los fans y de momento el enfoque favorito parece ser uno en donde todo lo místico de estos monstruos quede de lado para darle más importancia al proceso de transformación; siendo Strange Blood uno de los mejores exponentes que han salido hasta la fecha.

Y es que es claro que la intensión de Michael Ward nunca fue la de regalarnos una historia de vampiros convencional; de hecho, tal vez ni siquiera tenía la intención de que esto fuera sobre vampiros dado a que la temática central sin duda suele estar más ligada con otra clase películas, pero eso precisamente es lo que la hace tan interesante. Aquí vemos a un protagonista cuyas metas iniciales están lejos de ser peligrosas pero aun así todo el tiempo refleja que algo anda mal con él, centrándose en un experimento que desde el primer instante llama tu atención por lo bizarro que resulta y del cual se va revelando poco a poco lo que guarda, sin darte muchas pistas para mantener la duda con respecto a sus efectos dado a que no sabes si el comportamiento de Henry en su totalidad es consecuencia  de este o si simplemente esa es su personalidad.

Evidentemente como consecuencia el ritmo que se maneja es uno lento para darle mayor potencia a la transformación, la cual toma su tiempo y carece de espectacularidad, pero por otra parte logra generar muchos momentos intensos. Esto bajo una atmósfera muy absorbente, incluso tétrica por varios lapsos que ayuda a maximizar la crudeza con la que esta se dá; aunque igualmente sirve para ocultar el poco contenido que presenta. Ya que especialmente durante todo el segundo acto vemos repetirse muchas cosas, haciendo pesado el visionado al no tener un desarrollo con más sustancia o al menos ciertos sucesos que logren brindar algo de suspenso ante la falta de impacto o acción.   

El final en general me gustó. No solo porque es la parte donde muestran de manera mucho más abierta el “vampirismo”, sino porque además el conflicto entre los dos personajes centrales toma un camino que no me esperaba; jugando de manera decente con lo que está bien y lo que está mal.

La actuación de Brettenaugh es realmente buena, no se guarda nada y refleja en pantalla una frialdad impresionante, la cual hace que su transformación sea mucho más potente.  La producción no es nada espectacular, pero cumple: el trabajo de fotografía es bueno a pesar de que en algunas partes se ve demasiado oscura, la dirección de arte solo se limita a un par de sets bien decorados, los efectos son muy austeros y el trabajo de maquillaje, si bien discreto, logra hacer buenas cosas con la decadencia sistemática de Henry.  

* Contiene una escena post-créditos

Opinión final: Strange Blood no es perfecta, pero es una buena película. Vale la pena darle una oportunidad.

Ojometro:
****

lunes, 27 de abril de 2015

Crítica: Infernal (2015)


Película escrita y dirigida por Bryan Coyne, quien hace su debut tras la cámara dentro de la pantalla grande. Se estrenó el pasado 10 de abril de manera limitada en cines y diversas plataformas digitales dentro de los Estados Unidos.

Sinopsis:

Una joven pareja recibe a su primera hija poco después de haberse casado. Su vida transcurre normal hasta que ocho años después esta empieza a comportarse de manera por demás extraña y fenómenos poco comunes se producen dentro de su casa; provocando graves conflictos entre sus padres que no solo tendrán que hallar una explicación lógica, sino también la manera de salvar su matrimonio.



Comentarios generales:

La combinación found footage - anticristo/niños demoníacos es una que durante estos últimos años se ha vuelto bastante popular y gracias a ello hemos podido ver varios trabajos referentes a esto de manera más seguida. El problema es que el formato no parece ser el más idóneo para exponer dicho tema de la mejor manera posible, generando así mucha basura barata que no ha aportado nada al género y la verdad es que Infernal no es la excepción. 

Realmente da la impresión de que Coyne no tenía la más mínima idea de lo que quería contar y como mostrárnoslo, ya que el formato desde el primer instante luce extremadamente forzado, sin justificación sólida para utilizarlo todo el tiempo; generando así una cantidad de tomas muy incomodas a la vista que lo único que logran es volver la experiencia poco agradable. Algo que empeora cuando durante prácticamente toda la primera hora más que una historia sobre el anticristo lo que ves es un drama como pocos que involucra los problemas de una pareja, donde te ensartan desde entrevistas en una boda con personajes que no vuelves a ver, hasta las actividades más rutinarias que no aportan absolutamente nada. Lo mismo que discusiones… muchas (absurdas) discusiones.

Se trata de algo que da vueltas una y otra vez bajo un ritmo lentísimo, cuyo principal propósito en teoría es causarte interés por la maldad que rodea a una pequeña niña pero eso no se da; en gran parte porque no te explican nada.

De entrada no sabes por qué es hija de un demonio o qué la liga a este, simplemente te muestran algunas escenas donde aprecias muy poco de sus interacciones y lo único que cambia una de la otra es la iluminación. Además nunca se hace el intento por profundizar en el aspecto diabólico de la historia; justo cuando pretenden hacerlo por medio del análisis de vídeos o la presencia de un cura el director recurre a los problemas maritales nuevamente para sacarse de encima esto, lo cual limita básicamente a que el terror se trate de generar por medio de un “muah ha ha” que a lo mucho provocará risas.

El final más o menos se salva. En especial porque es la única parte donde nos muestran elementos ya conocidos que pretenden crear ciertos momentos de impacto por medio del personaje de Imogene y porque finalmente se le da justificación a algo insignificante que ocurrió durante la primera media hora.

Las actuaciones son totalmente genéricas; Andy Ostroff (Nathan), Heather Adair (Sophia) y Alyssa Koerner (Imogene) nunca dejan algo para remarcar e incluso me atrevería a decir que hubieran conseguido lo mismo con actores amateurs. La producción es mala: la implementación de cámaras manuales es muy pobre (algunas tomas son en ángulos terribles), la iluminación deja mucho que desear, el score parece sacado de una atracción de feria y los efectos son ínfimos.

Opinión final: Infernal es un suplicio de inicio a fin. Evítenla.

Ojometro:
*

viernes, 24 de abril de 2015

Crítica: Echoes (2015)


Primer largometraje del director Nils Timm, quien además escribió el guión. Salió directamente a la venta en formato físico y digital dentro de los Estados Unidos el pasado 14 de abril, aunque no existe información sobre si llegará a otros mercados próximamente.

Sinopsis:

Anna (Kate French) es una joven escritora que sufre de aterradoras visiones mientras duerme, las cuales causan estragos en ella y no le permiten realizar bien su trabajo. Para ayudarla, su novio se la lleva a una bella casa en el desierto donde pretenden relajarse; aunque pronto las cosas no saldrán como lo habían planeado y las visiones regresan, pero ahora acompañadas por una extraña figura.



Comentarios generales:

En ocasiones el que una película sea predecible puede resultar mucho peor que el que sea mala por el simple hecho de que eso convierte demasiado tedioso el visionado y te sueles distraer. Por ello considero un reto importante el tratar de hacer algo predecible lo más disfrutable que se pueda para tenerte enganchado, lo cual no es para nada sencillo y con Echoes durante casi 90 minutos tienes un ejemplo perfecto de eso.

Realmente lo que nos trae Timm es un trabajo que desde la primera escena establece cierta sensación de amenaza por medio de los sueños, la cual logra mantener con el paso de los minutos sin tener que requerir de gran manera a los sustos fáciles; solamente sabes que hay algo mal, pero no estás lo suficientemente seguro sobre que se trata. Además los problemas de sueño ayudan a que lo que ocurra en pantalla te genere cierto interés, ya que al crear duda sobre el estado de la protagonista podrás  soportar de mucho mejor manera un primer acto en donde no pasa mucho y que hace cuestionarte si en verdad esto terminará siendo una película de terror.

Lo malo es que dicha intriga se acaba muy pronto, ya que de manera sorprendente en cuestión de minutos te ponen los elementos necesarios en bandeja de plata para que descifres en gran medida lo que va a ocurrir; evidentemente no lo hacen de manera clara, pero si uno capta rápidamente los puntos todo llegará en automático. Lo cual es un problema debido a que esto ocasiona no solo que la historia se vuelva genérica, sino que además resulte sumamente complicado para el director poder generar impacto con sucesos puntuales de importancia y, sobre todo, la tensión necesaria con el conflicto central. Simplemente esperas… y esperas… y esperas… a que pase algo, con una pausa excesiva, sin grandes resultados.

El final sin duda es lo mejor. Prácticamente todo lo que ya supones es revelado pero lo hacen bajo un ritmo mucho más fluido y muestran situaciones entretenidas que embonan a la perfección con lo previamente tratado; además nunca pretenden añadir nada que se sienta forzado para alargar las cosas.

De las actuaciones la verdad es que French tiene sus altibajos, nunca logra que su personaje sea lo suficientemente agradable para sentir empatía por ella; del resto hay poco que decir. De la producción no hay nada que recriminar: tiene un trabajo de fotografía sólido, la dirección de arte por la casa vale mucho la pena, el score funciona y aunque el principal despliegue de efectos tiene algunos detalles que se pudieron corregir, no afectan demasiado.

Opinión final: Echoes es una película promedio. No tiene realmente nada malo, pero difícilmente destacará dentro de lo mejor de este 2015.

Ojometro:
***