viernes, 9 de febrero de 2018

Crítica: Victor Crowley (2018)


Cuarta entrega de la franquicia escrita y dirigida, una vez más, por su creador Adam Green. Se estrenó directamente en VOD, DVD y Blu-ray este pasado 6 de febrero dentro de los Estados Unidos.

Sinopsis:

Han pasado diez años de la masacre ocurrida en el pantano de Honey Island y bajo una gran controversia el único sobreviviente ha mantenido su versión de que el responsable fue Victor Crowley. Ahora, por cuestiones del destino, termina regresando a la escena de dicha tragedia y tendrá que vérselas con Crowley una vez más después de que este sea resucitado por error.



Comentarios generales:

La verdad no pensaba que fuera a existir otra entrega de Hatchet, pero cuando Adam Green confirmó la existencia de una cuarta parte mi emoción salió a relucir debido a que esta es una de las pocas franquicias que prácticamente no han cambiado desde su debut y eso la convierte en  una anomalía dentro del género. Aunque, por otra parte, también tenía mis dudas debido a que Danielle Harris no pudo estar involucrada por diversos motivos y también porque no estaba muy claro qué tipo de película sería (¿reboot, secuela o precuela?), lo cual la dejaba parada en un lugar peligroso; uno del cual afortunadamente pudo salir bien librada, pero no sin diversos daños.

Y es que, al no poder contar con su screem queen de cajón, Green se ve obligado a utilizar como eje de su historia a un personaje que nunca tiene el peso suficiente como para poder cargar con toda la película por sí solo y gracias a eso existe la inevitable necesidad de presentar una nueva serie de personajes que ayuden a complementarlo al momento de hacerle frente a Victor Crowley. Situación que lleva su tiempo, ya que con excepción de la brutal introducción, durante 40 minutos lo único que vemos son una serie de eventos con el humor característico de la franquicia y como siempre esto es algo funciona algunas veces y en otras no tanto, convirtiendo así a la primera mitad en una en donde realmente las cosas avanzan lento o simplemente sin nada que genere interés.

Lo mejor da inicio cuando se trasladan las acciones al pantano, ya que de golpe el ritmo cambia por uno mucho más ágil y la brutalidad característica de la franquicia hace acto de presencia con la aparición de Crowley; brindándole así un dinamismo que siempre resulta disfrutable y diversos momentos de impacto que son una delicia de ver gracias a los efectos prácticos utilizados.

En general se podría decir que lo básico sigue funcionando como siempre, sin embargo, en esta ocasión dichas acciones se limitan en gran parte a un solo escenario y esto evita que no se pueda generar una atmósfera que ayude a explotar de mejor manera lo aterrador que puede a llegar a ser Crowley. Ya que las persecuciones por el pantano prácticamente no existen, ahora los encuentros son mucho más directos, sin tanta construcción detrás y gracias a ello esa sensación de peligro presente en las anteriores entregas desaparece un poco.

La parte final es entretenida, aunque definitivamente se siente acelerada. La sangre sigue fluyendo pero el número de muertes disminuye (de hecho, esta es la entrega con menos muertes en total) y el enfrentamiento final, si bien es gracioso, termina teniendo poco impacto ante lo desbalanceado que resulta.

Sobre las actuaciones solo hay que decir que es lo acostumbrado y que Parry Shen (Andrew) como el protagonista no funciona del todo bien. De la producción no hay quejas: el trabajo de fotografía es decente, la dirección de arte simple, el score no es nada especial, el trabajo de sonido cumple y todo lo que tiene que ver con los efectos prácticos/maquillaje es de primer nivel.

* Cuenta con una escena a la mitad de los créditos.

Opinión final: Victor Crowler está aceptable. Claramente es un paso atrás para la franquicia, pero al mantener todos sus elementos característicos intactos te hace pasar un buen rato.

Ojometro:
***

martes, 6 de febrero de 2018

Crítica: The Midnight Man (2018)


Película dirigida por Travis Zariwny (Intruder, Cabin Fever), cuyo guión fue escrito por Rob Kennedy. Se estrenó directamente en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 19 de enero, pero todavía no hay información sobre si llegará a otros mercados o sobre si tendrá lanzamiento en formato físico.

Sinopsis:

Una chica adolescente y sus amigos encuentran un juego en el ático de la casa de su inestable abuela, el cual consiste en seguir una serie de extrañas reglas. Al inicio no parece tener ningún sentido, pero con el paso de los minutos se darán cuenta que han despertado a un ente maligno popularmente conocido como The Midnight Man. 



Comentarios generales:

Cuando cuentas con dos nombres del calibre de Robert Englund y Lin Shaye es un hecho que tendrás a todo el mundo mirando cuidadosamente tu producto sin importar si se trata de una producción grande o pequeña, ya que su trayectoria dentro del género los respalda como para pensar que podemos ver algo digno estando ellos en pantalla. Sin embargo, cuando hablamos de películas basadas en creepypastas todo eso no importa debido a que, si algo nos ha enseñado la historia reciente, es que estas adaptaciones suelen ser bastante malas y en el caso de The Midnight Man no podemos decir haya sido la excepción.

Un resultado que en gran medida se debe a las propias reglas que le dan vida al juego en el que se sustenta la creepypasta, ya que después de un prólogo que te vende una historia bastante sangrienta el director no sabe cómo mantener ese tono precisamente porque tiene que darle importancia a estas. Lo cual es un problema debido a que dichas reglas son demasiadas y eso provoca que el primer acto se sienta excesivamente largo al tener que destinar gran parte de este a establecerlas de manera lenta mientras te exponen al personaje senil de Anna (Shaye) con un comportamiento que raya en lo caricaturesco y a un par de adolescentes que llevan a cabo acciones genéricas para entender lo que hay detrás del juego.

Esto hace que el ritmo sea cansino desde temprano y que la aparición de The Midnight Man carezca de impacto, ya que aunque si existen esfuerzos por querer presentarlo como una amenaza importante por medio de escenas visualmente llamativas, a este nunca puedes tomarlo en serio gracias a que todo lo que hace son persecuciones por la casa sin gran chiste; además de que su voz es más cómica que otra cosa.

Igualmente, justo cuando hace acto de presencia se empiezan a integrar elementos de manera conveniente para darle algo más de sustancia a la historia, tales como el incluir un nuevo personaje de la nada que principalmente sirve como carne de cañón, un momento romántico o flashbacks cuyo principal objetivo es tratar de darle algo de sentido al comportamiento de la abuela. Esto último siendo más relevante de lo que parece porque cambia en cierta medida el propósito de dichas reglas.

Situación que abre la puerta a ciertas libertades para que The Midnight Man termine imponiendo sus propias condiciones con el afán de volver impredecible lo que va a ocurrir en el desenlace, a pesar de que realmente es muy sencillo saber qué es lo que hará para lograr su cometido por un guiño que te dan desde temprano.

Las actuaciones no son nada para presumir: Lin Shaye alcanza niveles caricaturescos del tipo que uno vería en Scooby Doo, Robert Englund solo aparece a lo mucho 5 minutos y los adolescentes no te inspiran absolutamente nada. La producción es donde queda mejor parada: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte es bastante buena, el score es buen complemento, el trabajo de sonido no tiene fallos, la mayoría de los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: The Midnight Man es decepcionante. Una película que tenía elementos para funcionar y que termina fallando de manera estrepitosa.

Ojometro:
**

sábado, 3 de febrero de 2018

Crítica: Mom and Dad (2018)


Película escrita y dirigida por Brian Taylor, quien hace su debut dentro del género. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 19 de enero, mientras que su salida en formato físico se dará el próximo 20 de febrero.

Sinopsis:

Una adolescente y su pequeño hermano tendrán que sobrevivir durante 24 horas a una histeria colectiva que hace que los padres traten de matar a sus propios hijos sin explicación alguna.



Comentarios generales:

Sinceramente no tenía grandes expectativas con esta película debido a que los trabajos previos de su creador no son nada para presumir y su repentina incursión dentro del género me parecía más que nada un intento desesperado por mantener cierta relevancia en la industria. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de estar equivocado y en el caso de Mom and Dad eso fue lo que ocurrió, ya que se trata de un trabajo realmente divertido que además deja en claro que una idea simple también puede tener cierto nivel de complejidad.

Algo que en gran medida se debe al tema en el que Taylor sustenta su historia, uno que será polémico por donde se le vea y que se desarrolla de manera bastante sutil durante los primeros minutos (escena inicial, noticiero) para luego, casi de manera inmediata, iniciar un caos que es por demás disfrutable. Usando como base lo que sería básicamente un comportamiento de zombies pero sin que exista algún tipo de transformación ni nada similar y que sorpresivamente logra generar escenas increíblemente tensas al mostrar a estos padres totalmente obsesionados por ponerle las manos encima a sus hijos y así empezar a bombardear al espectador con muertes que, aunque visualmente no son tan extremas, si cuentan con un nivel de impacto elevado gracias a lo que involucran.

En base a esto el ritmo es muy ágil y la película avanza sin muchas complicaciones a un segundo acto en el que la tónica no cambia demasiado e incluso te presenta más situaciones dentro de un hospital que resultan un tanto perturbadoras, pero que a la misma vez empieza a cuestionar de manera un poco más profunda lo que representa la paternidad. Aquí realmente nunca se trata de encontrar una explicación sobre lo que ha originado esta histeria, las posibles teorías al respecto son mínimas y mejor se opta por estudiar el comportamiento de estos padres con demasiadas frustraciones por cómo resultó su vida una vez que llegaron sus hijos. Todo bajo una exageración bien balanceada y cierto toque de humor negro que al combinarlo con la locura funciona a la perfección.  

Lamentablemente la parte final no resulta tan satisfactoria por dos razones:

- La primera es que no puede mantener el ritmo dinámico y se estanca en acciones poco interesantes.

- La segunda es que no ofrece algo concreto en cuanto a su conclusión, simplemente termina de golpe y gracias a eso te quedas con una sensación de vacío importante.

En el tema de las actuaciones no está nada mal, Nicolas Cage por primera vez encuentra un papel ideal para su conocida sobreactuación y Selma Blair resulta la pareja perfecta debido a que proporciona un personaje mucho más metódico, pero igualmente maniático. La producción es discreta: el trabajo de fotografía es cumplidor, la dirección de arte no tiene mucho, el score es agradable, el trabajo de sonido es muy bueno y los efectos, aunque simples, son efectivos.

Opinión final: Mom and Dad me entretuvo bastante. Una película simple, pero demasiado divertida que vale la pena checar.

Ojometro:
**** 

martes, 30 de enero de 2018

Crítica: Devil's Gate (2018)


Debut tras la cámara de Clay Staub, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a  Peter Aperlo. Se estrenó directamente en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 5 de enero, pero todavía no hay información sobre cuándo saldrá en formato físico o si llegará a otros mercados.

Sinopsis:

Mientras tata de recuperarse de una reciente tragedia profesional, la agente del FBI Daria Francis (Amanda Schull) se traslada a un pequeño pueblo en Dakota del Norte para investigar la desaparición de una madre y su hijo. Ahí su búsqueda la lleva a la remota granja del esposo de dicha mujer, un lugar donde la esperan muchas respuestas, nuevos misterios, terrores del pasado y… “algo” encerrado en el sótano.



Comentarios generales:

Al terminar de ver Devil's Gate lo único que se me vino a la mente fue pensar que este en algún punto era un proyecto mucho más ambicioso que con el pasar del tiempo se fue encontrando diversos obstáculos que lo volvieron algo menor. Una situación que no es tan sorpresiva cuando hablamos de películas de terror/sci-fi debido a que por lo general estas cuentan con ideas que, si bien son un tanto repetitivas, siempre tratan de abarcar más cosas de lo que pueden manejar y gracias a ello terminan fracasando en sus objetivos. Tal como ocurrió en esta ocasión.

Con esto no quiero decir que lo que nos trae Staub sea precisamente malo, en especial porque el inicio es mucho más elaborado de lo esperado al no solo presentar una introducción que establece cierto nivel de impacto desde temprano, sino porque también se toman determinado tiempo para explicar un poco más sobre la detective y sus motivaciones, además de desarrollar el caso sobre el que se sustenta la historia con un tono bastante oscuro. Una situación que ayuda a que por lo menos todo el primer acto sea interesante debido a la sensación de incertidumbre y peligro que se genera al no saber exactamente cuál será la mayor amenaza dentro de este caso.

Una amenaza que al ser revelada resulta efectiva y, además, genera más interrogantes; sin embargo, esta también significa el inicio de las complicaciones para brindarle solidez a la premisa gracias a que por su misma naturaleza se debe de tomar un camino exagerado que nunca saben cómo estabilizar. Realmente durante el segundo acto es evidente que los elementos de sci-fi poco a poco empiezan a ser los dominantes en todo esto y como consecuencia las situaciones presentadas pierden efectividad a pesar de que visualmente siguen siendo potentes e incluso logran darle bastante dinámica a la película. Simplemente resulta complicado involucrarse de lleno con algo que resulta muy inverosímil incluso para estos estándares.

Llegando a la parte final las cosas se estabilizan ligeramente, aunque eso no significa que el tema no siga siendo enredado. Aquí es cuando por fin logran establecer que la amenaza es a gran escala y las acciones se desarrollan como tal, pero en lugar enfocarse totalmente en eso mejor optan por darle más importancia al tema familiar y al amor de la madre por su hijo, lo cual hace que la conclusión no tenga tanta fuerza después de todo lo ocurrido.

Las actuaciones no son nada memorable: Schull está aceptable, Shawn Ashmore (Colt) cuenta con un personaje muy limitado y Milo Ventimiglia (Jackson) se la pasa sufriendo en la búsqueda del acento adecuado. La producción está bien: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte me agradó, el score es medio genérico, el trabajo de sonido cumple y los efectos son una combinación de CGI/prácticos que funcionan en ciertas partes, pero en otras lucen bastante mal.

Opinión final: Devil's Gate está ok. Un intento interesante de terror/sci-fi que se queda corto en sus ambiciones, pero aún así te hace pasar un buen rato.

Ojometro:
***