lunes, 14 de mayo de 2018

Crítica: The Ritual (2018)


Adaptación de la novela del mismo nombre que está dirigida por David Bruckner (V/H/S, Southbound) y cuyo guión fue escrito por Joe Barton. Se estrenó directamente en Netflix dentro de los Estados Unidos durante el mes de febrero, mientras que en México lo hizo en cines el pasado 10 de mayo.

Sinopsis:

Un grupo de amigos se reúne para realizar un viaje por los bosques de Suecia para honrar la memoria de un amigo asesinado meses atrás, pero pronto se verán amenazados por una presencia que no los dejará escapar tan fácilmente.



Comentarios generales:

Cuando uno ve el trailer de The Ritual resulta muy complicado el poder emocionarse con esta debido a que luce como una película más de grupitos perdidos en el bosque, aunque sin el factor found footage. Todo luce muy genérico o demasiado familiar, pero si algo se aprende en esta vida es que las apariencias engañan y, aunque no estamos ante un trabajo que redefina dicha temática, sin duda estamos ante uno de los mejores de los últimos años.

Una labor nada sencilla si consideramos que esta clase de historias han abundado y porque los primeros minutos no son precisamente lo más originales que podamos encontrar, pero Bruckner tiene la capacidad necesaria para que esto rápidamente se quede en el olvido por medio de cosas simples como el entorno. Y es que este no es un bosque ordinario, sino que se trata de uno que visualmente provee una vista única de manera natural que ayuda a generar una atmósfera tétrica sin demasiado esfuerzo desde muy temprano para que poco a poco el espectador vaya sintiendo la misma angustia que los personajes.

Los cuales son otro de los aspectos simples por los que la película funciona tan bien al no ser el típico grupo de amigos estúpidos sin muchas cosas por ofrecer. Más bien se trata de un conjunto de personalidades diferentes que, a pesar de su amistad, siempre reflejan una tensión constante que ante el incremento de incertidumbre va causando estragos en muchos aspectos y eso hace que la locura que se viene se sienta mucho más efectiva.

Ya que una vez entrado al segundo acto las cosas se vuelven muy intensas dentro de una mezcla de paranoia, sonidos extraños y persecuciones en la oscuridad que hacen que el espectador no pueda relajarse en exceso; además de que se empiezan a introducir elementos de ocultismo que proporcionan un tono todavía más oscuro a las acciones. Unas que van adquiriendo un ritmo fluido con el pasar de los minutos y que, a diferencia de otros filmes, nunca se estancan en simples persecuciones en círculos que no llevan a nada.

La parte final es interesante, aunque no terminó de convencerme. Aquí es donde todo el tema del ocultismo tiene más peso y la integración de nuevas caras refresca las cosas; sin embargo, al ser revelada la amenaza se pierde el factor sorpresa y con ello cierta intriga por lo que pudiera llegar pasar. Aún así, el desenlace tiene fuerza y resulta efectivo.

Las actuaciones son buenas en general, cada actor cumple con su rol, pero sin duda Rafe Spall (Luke) y Sam Troughton (Dom) son quienes más destacan en la dinámica general. La producción es de nota alta: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte simple, el score es muy bueno, el trabajo de sonido impecable, los efectos son sólidos (salvo por alguno que otro detalle con el CGI) y la labor de maquillaje cumple para lo que se necesita.

Opinión final: The Ritual me gustó. Es una adaptación bastante sólida que seguramente estará en la discusión de las mejores películas de 2018.  

Ojometro:
****

jueves, 10 de mayo de 2018

Crítica: The Strangers: Prey at Night (2018)


Secuela dirigida por Johannes Roberts (The Other Side of the Door), cuyo guión fue co-escrito por Bryan Bertino y Ben Ketai. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de marzo e hizo lo propio en México el pasado 4 de mayo. Recaudando hasta la fecha $26.7 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Una familia va a pasar el fin de semana en un alejado parque para casas rodantes que se encuentra misteriosamente desierto. Al inicio nada parece fuera de lo normal, pero cubiertos bajo la oscuridad tres extraños enmascarados les harán una visita que los llevará al límite en su búsqueda por sobrevivir.



Comentarios generales:

Siempre he pensado que The Strangers es una de las películas de terror más infravaloradas de la década pasada debido a que pocos parecen entender lo importante que fue para el renacer del subgénero de invasión de hogar, el cual pasó de estar en la total irrelevancia a ser uno de los más explotados en los últimos diez años. Por eso cuando se empezó a especular sobre una nueva entrega me alegré porque era una buena oportunidad para hacerle justica, pero al final lo único que terminó siendo Prey at Night fue una decepción.

¿A que se debió esto? Bueno… básicamente al hecho de que Roberts, Bertino y Katai en esta ocasión nos regalan más que nada un slasher y no tanto una película de invasión, un cambio que en el papel no debería de afectar demasiado considerando que existen los elementos para realizar dicha transición, pero que en la práctica ciertamente no funciona por varias razones. La primera de estas siendo el comienzo tan lento con el que cuenta al centrarse en una familia de la cual ningún miembro te resulta interesante y mucho menos la situación por la cual realizan el viaje, volviendo así todo el primer acto uno de auténtico bostezo; en donde lo más “extremo” es ver a una adolescente rebelde fumando.

Afortunadamente a la media hora el ritmo incrementa con la aparición de los asesinos para brindar así algunos momentos emocionales cuando llegan las primeras muertes y una dinámica un poco más ágil; sin embargo, esto no dura mucho. Ya que en el afán de querer hacer esto más grande el cambio de escenario de una casa a un parque elimina cosas que hacían especial a la entrega anterior como el asecho, aquí realmente todo se trata de correr del punto A al un punto B sin lograr generar gran tensión y, ante la carencia de victimas, las cosas no son precisamente emocionantes.

Para empeorar las cosas, el hecho de que los tres asesinos no tengan una historia detrás que permita comprender quienes son o cuales sus motivaciones para matar hace que este sea un slasher bastante hueco. Especialmente por lo que ocurre con ellos en los minutos finales.

Lo cuales son los mejores de toda la película, principalmente por la escena de la alberca que es brillante, pero también porque son por mucho los más intensos al tener enfrentamiento final bien balanceado y un nivel de violencia adecuado. Además de que presenta cierre aparentemente definitivo; aunque este no se siente tan bien logrado considerando lo que mencione anteriormente sobre los asesinos.

Las actuaciones son mediocres en general, aunque Bailee Madison (Kinsey) es probablemente el peor caso debido a que ella es la protagonista y en ningún momento logras sentir gran empatía hacia ella ante lo exagerada que resulta en todo lo que hace. La producción es donde tiene sus mayores virtudes: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte es sólida, el score es agradable, el trabajo de sonido es impecable, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: The Strangers: Prey at Night es decepcionante. Una secuela innecesaria que probablemente solo le guste a los fans más recalcitrantes de la primera entrega.

Ojometro:
**

lunes, 7 de mayo de 2018

Crítica: Les Affamés (2018)


Película escrita y dirigida por Robin Aubert, quien tiene su primer acercamiento dentro del género. Se estrenó a inicios de marzo por medio de Netflix en los Estados Unido y ciertos territorios de Europa, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 25 de abril dentro de España.

Sinopsis:

En una pequeña y remota villa en el norte de Quebec las cosas han cambiado, las personas ya no son las mismas desde que algo los infectó y estos empezaron a atacar a sus seres queridos. Ahora solo un puñado de sobrevivientes sigue en pie, escondiéndose en el bosque y buscando a otros como ellos.



Comentarios generales:

En la actualidad existen dos tendencias muy marcadas cuando se trata de películas de zombies: buscar un entretenimiento sin grandes pretensiones por medio del gore o tratar de añadir cierto toque más humano por medio de dramas enfocados en los personajes. Ambas han demostrado ser efectivas y han ayudado por igual a popularizar el subgénero durante esta década; sin embargo, la segunda se ha convertido últimamente en la predominante para desagrado de muchos y por lo cual Les Affamés inevitablemente se encontrará en la típica situación en la que la amas o la odias.

Yo me encuentro en un punto intermedio y en gran medida porque Aubert trata de añadir cosas frescas por medio de los zombies en una historia que desde el primer acto establece rápidamente la situación miserable de los personajes y el hecho de que ellos mismos saben que no tienen un fututo demasiado alentador. Todo es hasta cierto punto plano y sigue un camino esperado bajo un ritmo bastante lento, aunque eso no significa que no ocurra nada relevante porque las escenas que involucran a los zombies están muy bien logradas y desde temprano el nivel de violencia es elevado. Además de que la forma en la que ciertos personajes sobrellevan la situación añade cierto toque de humor negro que brinda los únicos lapsos de leve alivio dentro de esta atmósfera desoladora.

Entrando a la segunda mitad es cuando las cosas se ponen extrañas y mucho de eso tiene que ver con los zombies, ya que es en esta parte cuando el director empieza a exponerlos como algo más que simples maquinas de matar al establecer que se pueden comunicar mediante el sonido y, por increíble que parezca, con ciertas expresiones artísticas. Un tipo de evolución interesante sin duda, pero que solo se queda como una peculiaridad más debido a que nunca profundizan en lo absoluto sobre esta y mejor se opta por seguir con lo habitual; aunque en este proceso se logran construir algunos momentos memorables con un grado de tensión importante por medio del sonido (escena con trampas para ratón) o grandes cantidades de sangre.

La parte final me dejó con sensaciones encontradas. Por un lado no cambia en lo absoluto el tono deprimente que se maneja por más de una hora y eso es agradable, pero por el otro dejan todo abierto a la interpretación al no contestar nada con respecto al comportamiento de los zombies, dejándote con más dudas que certezas y con cierto sentimiento de que muchas cosas no tuvieron sentido.

En cuanto a las actuaciones no tengo queja, todas son sólidas y nadie resalta por encima del resto; en general cada quien cumple su propósito de manera efectiva. La producción es de buena factura a pesar de que claramente no hubo mucho presupuesto: el trabajo de fotografía cumple la mayoría del tiempo, la dirección de arte no resalta, el score es bastante bueno, el trabajo de sonido es impecable, los efectos son sólidos y la labor de maquillaje es muy discreta para tratarse de un filme de zombies.

* Cuenta con una escena post-créditos

Opinión final: Les Affamés es aceptable. No es para todo el mundo, pero cuenta con cosas interesantes que la vuelven merecedora de al menos una oportunidad.

Ojometro:
***

jueves, 3 de mayo de 2018

Crítica: Pyewacket (2018)


Película escrita y dirigida por Adam MacDonald (Backcountry). Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 23 de marzo, aunque todavía no hay ningún tipo de información sobre si saldrá en formato físico o si llegará a cines en otros mercados.

Sinopsis:

Leah (Nicole Muñoz) es una adolescente frustrada y angustiada que despierta a “algo” dentro del bosque cuando de manera ingenua practica un oscuro ritual para invocar a una bruja que mate a su madre (Laurie Holden).



Comentarios generales:

Conforme uno se va volviendo más viejo resulta complicado el poder identificarse con ciertas cosas y por cuestiones obvias aquellos trabajos que se enfocan en los problemas de la adolescencia forman parte de la lista. Un tema que es fundamental en Pyewacket y por eso tenía mis reservas con esta, ya que por el trailer pintaba para ser un dramón adolescente de esos pesados a lo que no les encontraría nada interesante; sin embargo, aunque no es precisamente una gran película, si tiene cosas que valen la pena.

Principalmente porque MacDonald construye una historia en donde, si bien el tema adolescente es el que predomina, también se toma el tiempo para añadir una perspectiva distinta mediante el personaje de la madre para que aquellos con mayor edad puedan tener algo con lo cual conectar de cierta forma (independiente de si se tienen hijos o no) durante un primer acto que sí se centra demasiado en el drama. Sustentándose en una dinámica madre/hija en la que se pueden ver los problemas que ambas tienen después de una tragedia y su manera de lidiar con ellos que las coloca de manera constante en conflicto; siendo este el medio para que el espectador elija de qué lado ponerse.

Ya para el segundo acto es cuando las cosas empiezan a tomar más forma con respecto al lado del terror, integrando los elementos ligados a la brujería que ayudan a generar una atmósfera más oscura que encaje con la decisión tomada por Leah. Dando así paso a momentos con niveles de suspenso decentes y a un ritmo lento para desarrollar de manera gradual el daño que le causan su decisiones y con ello se pueda insertar la duda sobre si lo que está ocurriendo en verdad es real o solo es parte de su mente.

La parte final es agradable. Obviamente si estas buscando algo más convencional que involucre elementos sobrenaturales o de brujas te vas a decepcionar, pero en general es un desenlace con la fuerza necesaria para magnificar de manera sólida los errores de Leah y las consecuencias de lo que son básicamente puras niñerías de su parte. Aunque si debo de decir que todo termina de manera muy abrupta considerando que los sucesos daban para un cierre distinto.

Las actuaciones son buenas, tanto Nicole Muñoz como Laurie Holden hacen una gran labor para que la relación de madre e hija se sienta muy real y te puedas involucrar de manera importante con su situación. La producción es discreta: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte no es gran cosa, el score resulta agradable, el trabajo de sonido es efectivo y lo referente a efectos/maquillaje es ínfimo.  

Opinión final: Pyewacket es aceptable. Una película que muestra buenas cosas pero simplemente nunca logra alcanzar niveles más importantes.

Ojometro:
***