martes, 25 de septiembre de 2018

Crítica: Summer of 84 (2018)


Película dirigida por el trió conformado por François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell (también conocidos como RKSS) y co-escrita por Matt Leslie y Stephen J. Smith. Se estrenó en cines durante el mes de agosto dentro de los Estados Unidos, mientras que en México hizo lo propio de manera muy limitada este pasado 21 de septiembre.

Sinopsis:

Después de sospechar que su vecino oficial de policía es un asesino serial, Dave (Graham Verchere) y su grupo de amigos pasan su verano espiándolo para poder obtener evidencias, pero mientras más se acercan a la verdad las cosas se pondrán peligrosas.



Comentarios generales:

Después del enorme fenómeno que ha sido Stranger Things y el apabullante éxito del remake de “It” era obvio que más personas se iban a subir al tren de los ochentas debido a que estamos en una época en la que la nostalgia vende muy bien. Sin embargo, este tipo de fórmula cargada de referencias no todo el mundo sabe implementarla de manera adecuada y por eso es que Summer of 84 generaba ciertas dudas, pero al final resultó ser una agradable propuesta.

Ya que lo que nos presenta RKSS no pretende solo sustentarse en la nostalgia y siempre muestra una clara intención por construir un misterio que con el pasar de los minutos vaya intensificándose sin depender de las referencias. Algo que al menos durante los primeros 20/25 minutos no resulta tan evidente debido a que es justamente el lapso en donde las utilizan con mayor frecuencia para poder establecer de manera convincente el periodo en el que se desarrolla la historia y para complementar la dinámica de un grupo de chicos que consiste en chistes sobre sexo y actividades no tan interesantes que van añadiendo elementos circunstanciales que servirán más adelante.

Con esto no quiero decir que lo que se ve en ese lapso sea aburrido, nada de eso, pero lo cierto es que lo más entretenido llega cuando se pone en marcha el proceso de investigación. Principalmente porque en todo momento se mantiene esa inocencia juvenil que ayuda a que las dudas con respecto a la identidad del asesino se mantengan siempre latentes a pesar de que llega un punto donde parece muy evidente cual será el camino. Además de que hace que el tono de la película encuentre un punto medio que permita trabajar diversas situaciones que van desde muy chuscas hasta algunas con unos niveles de tensión importantes sin que se sientan ajenas unas de las otras.

La parte final es sin duda la mejor y la que hace que la película alcance un mayor nivel. No entraré en demasiados detalles para no arruinárselos, solo diré que es en donde logran generar la mayor sensación de peligro, aumentar la violencia y, sobre todo, ofrecer un desenlace potente que es totalmente lo opuesto a lo que esperas.

Sobre las actuaciones puedo decir que estamos ante un elenco muy sólido, evidentemente quienes más resaltan son el grupo de chicos (en especial Caleb Emery como Woody); sin embargo, Rich Sommer (Wayne) es a mi juicio la pieza clave para que esto funcione al siempre mantener la duda razonable sobre su personaje y brindarle fuerza a las cosas de manera efectiva cuando se necesita.  

La producción también se encuentra bien cuidada: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte es sólida, el score es medio genérico, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos son simples y la labor de maquillaje discreta.

Opinión final: Summer of 84 me gustó. Buena película que no se limita a solo ser un conjunto de referencias y trata de hacer algo más.

Ojometro:
****

viernes, 21 de septiembre de 2018

Crítica: Slice (2018)


Película escrita y dirigida por Austin Vesely, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 11 de septiembre, pero todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico o si llegará a otros mercados este año.

Sinopsis:

Cuando un repartidor de pizza es asesinado haciendo su trabajo, la ciudad rápidamente busca a quien culpar: ¿Fantasmas? ¿Traficantes de drogas? ¿Un hombre lobo con mala reputación? Todo es posible.



Comentarios generales:

El caso de Slice es uno bastante peculiar debido a que hasta hace no más de un mes nadie sabía de su existencia y fue con simples artes promocionales en los que se burlaban de las tres cadenas de pizza más importantes de los Estados Unidos cuando empezó a hacer algo de ruido. Lo curioso es que, incluso con tan pintoresca publicidad, se seguía sabiendo poco de la película y eso provocó interés de mi parte; sin embargo, después de verla entiendes los motivos por los cuales A24 casi no reveló nada sobre esta y mejor optó por lanzarla directamente en VOD.

Ya que pareciera que ni el propio Vesely sabía exactamente qué es lo que quería contar con este trabajo cuya extravagancia te resulta llamativa por unos cuantos minutos, pero que desaparece casi de manera inmediata ante la falta de una dirección clara. Y es que aquí estamos frente a una historia que mezcla cualquier clase de temas como convivencia entre fantasmas y humanos, hombres lobo estigmatizados, drogas, corrupción e incluso el infierno; todos temas que bien podrían servir para realizar algo entretenido sin duda, nada más que en este caso solo quedan parados como simples ocurrencias a las que nunca se les puede proporcionar un hilo conductor adecuado para lograr que tengan sentido.

Realmente lo que ocurre se da de manera muy random y eso ocasiona que sea imposible establecer un tono consistente, ya que por un momento parece que predominará la comedia y a los cinco minutos esto cambia por completo; provocando así muchísimas inconsistencias en cuanto al ritmo. Además está el hecho de que las subtramas presentadas son olvidadas en algún punto y los elementos paranormales que rodean a la ciudad poco a poco van teniendo menos peso cuando, en teoría, estos deberán de constituir una parte fundamental de lo que vemos. 

La parte final es bastante confusa y no precisamente porque lo que pasa sea complejo. Ya que aquí ocurre un hecho relevante con respecto a la pizzería, uno que por más de una hora te vendieron como el foco central del problema, pero que cuando se lleva a cabo no tiene peso alguno en el desenlace; de hecho, queda parado como algo completamente inútil que no aporta nada al conflicto.

Las actuaciones son lo esperado para una película de este tipo: muy caricaturescas y en exceso planas. La producción es discreta: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte es básica, el score es agradable, el trabajo de sonido no es el mejor, los efectos dejan bastante que desear y la labor de maquillaje cumple para su simpleza.

Opinión final: Slice es un hit or miss que depende mucho de tu estado de ánimo. A mí no me generó gran cosa, pero seguro habrá personas a las que sí.

Ojometro:
**

martes, 18 de septiembre de 2018

Crítica: Upgrade (2018)


Película escrita y dirigida por Leigh Whannell (Insidious: Chapter Three). Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de junio, mientras que en México hizo lo propio el pasado 14 de septiembre de manera limitada; recaudando $14.3 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.  Su salida en formato físico se dio el 28 de agosto.

Sinopsis:

En un futuro no tan lejano, la tecnología controla casi todos los aspectos de la vida cotidiana. Pero cuando un hombre negado a esta ve desmoronarse la suya por el asesinato de su esposa, la única que opción que le queda para vengarse es implantarse un chip experimental llamado Stem.



Comentarios generales:

No es tan raro que una película se vea encasillada dentro de un género al que no pertenece, en especial si su director lleva ligado a uno en específico durante años. Es por eso que cuando veías el trailer de Upgrade y luego te decían que era una película de terror había cierto conflicto inmediato porque algo no encajaba, claramente las influencias eran otras y después de verla es evidente que hubo cierto error de comunicación ahí.

Y no es porque no contenga elementos que estén ligados al terror, si los tiene, pero estos son tan superficiales al grado de que no representan gran cosa en el producto general y solo lo disimulan de una manera bastante inteligente para que el espectador tarde un tiempo en darse cuenta. Ya que lo que nos presenta Whannell es algo cuyo inicio puede considerarse como uno estándar en donde, más allá de la tragedia, solo se enfoca en tratar de hacer que uno sienta empatía hacia nuestro protagonista y quiera verlo obtener su venganza como sea; haciéndote suponer que una vez que obtenga los medios para lograrlo iniciará una cacería violenta en la que poco a poco se irá acumulando un nivel de tensión por medio de sus actos que desencadenarán en un baño de sangre.

El problema es que, si bien hay violencia muy gráfica, esta nunca termina por ser un elemento fundamental y queda nada más como un recurso para agregar impacto momentáneo a algo que básicamente se convierte en un thriller blando con peleas exageradamente coreografiadas que resultan graciosas de ver. Aunque a pesar de esto no diría que lo que ocurre es malo, en realidad las cosas avanzan de manera fluida gracias a las escenas de acción y porque la manera en la que se va construyendo la dependencia de Grey con Stem evita que esto se torne aburrido; sin embargo, ya para este punto queda claro que de terror no habrá demasiado que ver.  

La parte final deja mucho que desear. Todas las piezas caen en su lugar como deben para llevar a un encuentro decisivo que ofrece más de lo mismo, pero  además se agrega un giro que resulta muy forzado al pasar de lo predecible a lo absurdo.

De las actuaciones en realidad es el show de Logan Marshall-Green (Grey), quien está bastante bien en este rol de mitad humano/maquina incluso con las curiosas coreografías en las peleas. La producción es sólida: el trabajo de fotografía es adecuado, la dirección de arte está bien cuidada, el score no aporta mucho, el trabajo de sonido es bueno, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Upgrade está aceptable. Es más sci-fi que terror, pero puede que le guste a quienes esto no les importe demasiado.

Ojometro:
***

jueves, 13 de septiembre de 2018

Crítica: Truth or Dare (2018)


Película dirigida por Jeff Wadlow, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Michael Reisz, Jillian Jacobs y Christopher Roach. Se estrenó en cines a nivel mundial durante el mes de abril, recaudando $94.8 millones de dólares en taquilla. Mientras que su salida en formato físico se dio el pasado mes de julio.

Sinopsis:

Un inocente juego de verdad o reto entre un grupo de amigos se convierte en una experiencia mortal cuando alguien (o algo) empieza a castigar a aquellos que dicen una mentira o se niegan a cumplir el reto.



Comentarios generales:

De las películas de mayor perfil en este 2018 la que menos me llamaba la atención era Truth or Dare, simplemente su campaña de publicidad me hacía suponer que sería uno más de esos proyectos alternos de Blumhouse destinados al público adolescente para sacar dinero rápido. Gracias a eso es que la deje pasar, pero para mi sorpresa varias personas me han preguntado por esta y no pude seguir ignorándola, así que no tuve más opción que verla.

Algo de lo no me arrepiento considerando que he visto cosas mucho peores, sin embargo, igual hubiera podido aprovechar mi tiempo en otra cosa debido a que lo que nos trae Wadlow es un trabajo bastante mediocre. Lo cual no es de extrañar si nos fijamos que para un concepto tan simple como este tuvieron que recurrir a CUATRO personas distintas que pudieran escribir una historia que se asemeja mucho a Final Destination y que desde muy temprano te deja claro que tendrá limitantes en cuanto a la violencia para centrarse primordialmente en dramas adolescentes a los que se les integra un elemento sobrenatural que nunca saben cómo explotar.

Y es que, salvo por la primera muerte, todo lo demás es de una simpleza apabullante.

No se toma ninguna clase de riesgo que ayude a generar no digamos miedo, sino al menos tensión, algo que resulta increíble cuando se supone que por la naturaleza misma del juego esto último debería de formar parte fundamental de la trama. En cambio, lo que si tenemos es un drama amoroso que conforme pasan los minutos se va adueñando de las acciones y gran parte de las verdades o los retos están ligados a este, haciendo que la película se vuelva un auténtico somnífero ante la carencia de muertes llamativas o momentos en donde de verdad te termines preocupando por este grupo de personajes.  

La parte final se encarga de añadir un poco más de sustancia a lo sobrenatural porque básicamente no tenían más opción, llevando así a los que son los minutos más intensos en cuanto a lo visual se refiere; aunque sin ser nada impactante. Dejando todo puesto para una conclusión demasiado absurda que claramente abre la puerta a una secuela.

De las actuaciones no hay mucho que destacar; por ahí Lucy Hale (Olivia) no lo hace mal como la protagonista pero en general se trata de un grupo de actuaciones genéricas que te dejarán indiferente ante su situación. La producción tampoco es la gran cosa: el trabajo de fotografía es correcto, el score no aporta nada, el trabajo de sonido cumple y los efectos son sumamente simples.

Opinión final: Truth or Dare es bastante mala. Un drama amoroso disfrazado de película de terror que solo les hará perder su tiempo.  

Ojometro:
**