viernes, 19 de abril de 2019

Crítica: The Silence (2019)


Adaptación de la novela del mismo nombre dirigida por John R. Leonetti (Annabelle), cuyo guión fue co-escrito por Carey Van Dyke y Shane Van Dyke. Se estrenó de manera exclusiva en Netflix a nivel mundial el pasado 10 de abril.

Sinopsis:

Cuando el mundo se encuentra bajo ataque por unas aterradoras criaturas que cazan a sus presas por medio del sonido, Ally Andrews (Kiernan Shipka), una chica sorda desde los trece años de edad, tendrá que buscar junto a su familia un refugio en un paraíso remoto.



Comentarios generales:

Nuevamente estamos frente ante otro caso en el que Netflix ofrece una película que se tiene que enfrentar a las inevitables comparaciones con “A Quiet Place”, esto sin importar que el material de origen es de 2015 o si el periodo de filmación fue prácticamente al mismo tiempo. Una situación sin duda un tanto injusta, pero que al final de cuentas terminó beneficiándola de cierta manera debido a que sin esa comparación The Silence no hubiera obtenido tanta atención considerando lo mediocre que es el resultado.

Y ni siquiera tiene que ver con el hecho de que pueda ser o no una copia, ya que lo que nos trae Leonetti es una historia que bien podría sobrevivir con eso. El verdadero problema radica en que parece más un episodio de estreno de alguna serie de televisión que una película.

Ya que todo lo que ocurre se da de manera increíblemente acelerada, especialmente durante un primer acto que cuenta con una serie de situaciones diseñadas para brindar contexto, pero que a los cinco u diez minutos quedan totalmente en el olvido entre decisiones absurdas de supervivencia (¿Viajar en automóvil por carretera cuando la amenaza vuela y caza por medio del sonido?) o porque simplemente mejor se opta por explotar lo más que se pueda la violencia con las vispas.

Esto último siendo un punto que no encontré tan negativo debido a que la mejor parte llega precisamente cuando le dan rienda suelta a las criaturas, ahí es cuando las cosas se vuelven más divertidas de ver y en donde el nivel de intensidad resulta adecuado. No tanto porque esto signifique el inicio de un gorefest o algo similar, sino porque simplemente es cuando se utiliza de manera creativa la propia naturaleza de las vispas; a pesar de que esto también significa sacrificar prácticamente toda la sensación de peligro e incertidumbre al exponerlas en pantalla de manera constante.

La parte final es con la que la película termina por caerse estrepitosamente. Ya que después de invertir tantos minutos para establecer a estas criaturas prehistóricas como la gran amenaza te salen con que existe otra que involucra a un culto, la cual toma las riendas y hace que todo el desenlace se sienta como algo totalmente fuera de lugar. Sin ningún tipo de propósito más que generar un fallido shock.

Con respecto a las actuaciones puedo decir que es probablemente donde más se salva, ya que Kiernan Shipka, Miranda Otto y, sobre todo, Stanley Tucci hacen una buena labor con lo que les dan; aunque igual sufren por el inconsistente uso del lenguaje de señas. La producción parece más de serie de tv: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte no tiene nada especial, el score es genérico, el trabajo de sonido es sólido, la labor de maquillaje simple y los efectos cuentan con un CGI bastante pobre.

Opinión final: The Silence es aburrida. Típica película para rellenar el catálogo de Netflix que se perderá con el pasar de los meses.

Ojometro:
**

lunes, 15 de abril de 2019

Crítica: Boo! (2019)


Película dirigida por Luke Jaden (Dark, Deadly & Dreadful), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Diane Michelle. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 12 de abril, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Una familia con muchos problemas se rehúsa a tomar en serio las advertencias de una inocente broma de Halloween, provocando así que una fuerza sobrenatural se les aparezca para arruinarles sus vidas.



Comentarios generales:

Boo! fue una de esas propuestas que salió a la luz justo al final de 2018 con tan solo un póster promocional y vagas descripciones por parte de personas que la pudieron ver en alguno que otro festival, así que esta pudo gozar de algo que resulta muy difícil de lograr hoy en día: sorpresa. Y es por eso que llegaba a este visionado con bastante interés, ya que la premisa parecía que podía ofrecer algo disfrutable, pero al final me he llevado una tremenda decepción.

Esto porque lo que nos trae Jaden es una historia de la cual nunca parece tener intenciones de explotar lo que supuestamente la hace especial (la leyenda urbana) y mejor decide centrarse en un dramón familiar que se siente eterno. Drama que de inicio no resulta tan fastidioso porque evidentemente este es importante para entender la dinámica entre estos cuatro personajes y su fracturada relación; sin embargo, cuando uno ve que durante el primer acto la menor de las preocupaciones es establecer la peligrosidad de los fantasmas/espíritus presentes sabe que el camino a seguir será espinoso.

Y es que más allá de algunas alucinaciones sobre los peores temores de los miembros de la familia o momentos extraños de un niño hablando con su pez, aquí realmente no ocurre nada o lo que ocurre es banal. Todo por medio de un ritmo lento que se ve interrumpido de manera constante y que gracias a ello resulta imposible el poder ir incrementando la tensión que supuestamente debería de irse acumulando ante las experiencias que cada miembro vive por su propia cuenta, provocando con esto un vacío muy palpable que daña lo que debería de ser una experiencia más explosiva considerando el peligro que los asecha. 

La parte final es sin duda la mejor. Principalmente porque por fin se deja de lado el drama para poder enfocarse en la generación de un suspenso que tenga cierta constancia y así construir un desenlace intenso que cuente con algunos momentos visualmente interesantes y se salga por completo de la dinámica general.

Las actuaciones son malas, nadie se salva, aunque Jaden Pinder (Caleb) es sin duda quien deja la peor impresión ya que en ningún momento le crees absolutamente nada ante la tremenda dificultad que tiene para realizar expresiones que se sientan naturales. La producción es lo habitual en un filme pequeño como este: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte es un tanto desangelada, el score no está tan mal, el trabajo de sonido tiene altibajos, los efectos son aceptables y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Boo! es bastante mala. Película independiente que pasará sin pena ni gloria en este 2019.

Ojometro:
**

viernes, 12 de abril de 2019

Crítica: Book of Monsters (2019)


Película dirigida por Stewart Sparke (The Creature Below) y escrita por Paul Butler. Se estrenó de manera limitada en cines, VOD y formato físico dentro de los Estados Unidos el pasado 19 de marzo.

Sinopsis:

El cumpleaños número 18 de Sophie (Lyndsey Craine) se vuelve un auténtico baño de sangre cuando un grupo de monstruos aparecen en su casa y empiezan a devorar a sus invitados. Situación que la obligará a trabajar junto a sus amigas para regresar a los aguafiestas directo al infierno.



Comentarios generales:

Existen películas a las cuales resulta complicado encontrarles interés incluso con campañas de publicidad muy grandes y, por otra parte, hay películas que captan tu atención de manera inmediata con tan solo un escueto trailer o artes promocionales. No hay una ciencia exacta que defina esto y en el caso de Book of Monsters lo segundo fue lo que ocurrió, ya que no necesitó de demasiado para venderme su idea o su principal meta. Una que cumple al pie de la letra.

Y es que la intención de lo que nos trae Sparke en todo momento era ofrecer un espectáculo de muerte, humor y sangre que hiciera recordar trabajos de la década de los 80s, lo cual logra de manera aceptable; aunque no sin sus contratiempos. Unos que se presentan más que nada durante un primer acto que se sustenta en el humor, pero en un humor muy básico que no funciona tan bien al verse ejecutado por una serie de personajes con los estereotipos juveniles habituales y que realmente solo sirve para perder tiempo mientras llega el baño de sangre.

Uno que afortunadamente no tarda demasiado y que hace que la película tome un ritmo distinto que nunca disminuye, ya que la aparición de los monstruos genera un caos en el que todo consiste en ver no solo cómo masacran a muchos jóvenes de manera graciosa, sino también el poder apreciar el diseño con el que cuentan. En algunos casos con un trabajo de edición poco favorable ante las transiciones rápidas que se presentan, pero en su mayoría las cosas fluyen de gran manera para contemplarlas y, al mismo tiempo, ir desenvolviendo el misterio que rodea al libro para añadir algo de sustancia que le brinde cierta forma a una historia cuyo sustento es exageradamente simple.

La parte final es efectiva. Por momentos se siente algo acelerada, sin embargo, el propósito de unir a este grupo de amigas para acabar con el villano principal se da de manera divertida y hasta cierto punto se deja preparado todo para una posible secuela.  

Las actuaciones están ok, no son nada particularmente memorables pero llevan a buen camino la mayoría de las situaciones presentadas. La producción es donde más resalta por aspectos específicos: el trabajo de fotografía tiene altibajos, la dirección de arte cumple, el score resulta buen complemento, el trabajo de sonido no es el más limpio, los efectos son 100% prácticos bien hechos y la labor de maquillaje sólida.

Opinión final: Book of Monsters está entretenida. Película para pasar el rato viendo monstruos y efectos hechos a la vieja escuela.

Ojometro:
***

martes, 9 de abril de 2019

Crítica: Pet Sematary (2019)


Nueva adaptación de la novela de Stephen King, la cual está dirigida por la dupla conformada por Kevin Kolsch y Dennis Widmyer (Starry Eyes); cuyo guión fue escrito por Jeff Buhler. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos y México el pasado fin de semana. Recaudando hasta la fecha $41 millones de dólares en taquilla.

Sinopsis:

El doctor Louis Creed (Jason Clarke) y su esposa Rachel (Amy Seimetz) se mudan desde Boston al Maine rural con sus dos pequeños hijos. Su intención es poder llevar una vida familiar tranquila, pero pronto descubrirán que en el bosque detrás de su nuevo hogar se encuentra un cementerio para mascotas que guarda aterradores secretos.



Comentarios generales:

* Contiene spoilers

Ya he comentado en ocasiones anteriores que los trailers son un arma de doble filo para las películas, sobre todo en esta época en donde los estudios están tan presionados por obtener ganancias al grado de que nos les importa en lo absoluto soltar spoilers importantes dentro estos. Es un fastidio sin duda, pero muchas veces las películas logran librar el verse tan afectadas ante dicho problema; sin embargo, esta nueva adaptación de Pet Sematary lamentablemente no gozó con dicha fortuna.

Esto porque el principal diferenciador con respecto a la novela fue expuesto sin tapujos durante la etapa promocional y eso le quitó el factor sorpresa que le hubiera ayudado de gran manera a la película que nos trae esta dupla de directores. Una que durante la primera mitad se podría decir que es casi una calca de la adaptación de 1989, pero con un look mucho más moderno y oscuro; en donde el principal propósito es establecer una relación entrañable por parte de Ellie con los adultos que la rodean. Además de tratar de generar una atmósfera escalofriante que en todo momento haga sentir la cercanía del cementerio como algo peligroso.

Y digo tratar porque son contadas las ocasiones en la que se logra esto, ya que durante la película todo ocurre de manera muy rápida, sin tiempo para poderte ver envuelto en dicha atmósfera o, peor aún, el poder involucrarte de lleno con los personajes. Lo cual afecta a largo plazo con cosas específicas como la presencia de los niños con máscaras (de los cuales no se menciona prácticamente nada), la tragedia de la infancia de Rachel e incluso en momentos tan significativos como la muerte de Ellie y el posterior duelo de sus padres. 

Aunque también debo de admitir que una vez que se da la resurrección las cosas se vuelven más entretenidas debido a que si se logra obtener un aire mucho más aterrador y por eso digo que los spoilers la afectaron demasiado. Esto porque el ver a esta niña con pleno conocimiento de su estado le brinda una dimensión distinta a la historia, añadiéndole tintes mucho más macabros que resultarían más efectivos si dicha sorpresa se hubiera mantenido en secreto por el impacto que provoca.

La parte final sin duda será la más polémica debido a que en esta es donde se realizan los cambios más significativos con respecto al libro. Cambios que en general no me molestaron demasiado gracias a que la Ellie malvada hace que estos minutos finales funcionen mejor, simplemente le agrega más fuerza a las acciones y en general permite que el desarrollo sea ligeramente más elaborado.

En cuanto a las actuaciones no tengo mucha queja, Clarke y Seimetz hacen una buena labor, lo mismo que John Lithgow (Jud); aunque es la pequeña Jeté Laurence (Ellie) quien se lleva los reflectores en la segunda mitad de la película. La producción es de primer nivel: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte impecable, el score es sólido, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje es efectiva.

Opinión final: Pet Sematary está ok. Me entretuvo, pero te deja con la sensación de que pudo haber sido mucho mejor.

Ojometro:
***