martes, 7 de abril de 2020

Crítica: The Dark Red (2020)


Película dirigida por Dan Bush (The Vault), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Conal Byrne. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 6 de marzo, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Sybil Warren (April Billingsley) es una joven internada en un hospital psiquiátrico que está totalmente convencida de que su bebé recién nacido fue robado por una sociedad secreta que pretende cosechar su sangre supernatural.



Comentarios generales:

Debido a la situación que se vive en todo el mundo la mayoría de los estrenos de alto perfil han quedado completamente paralizados hasta nuevo aviso, así que mucho del material disponible para ver están siendo aquellas producciones pequeñas que por lo general no reciben tanta atención. Afortunadamente hay (de momento) varias para escoger, siendo The Dark Red una de las que más resaltaba por su temática y la verdad no ha decepcionado.

Siendo esto hasta cierto punto una sorpresa porque lo que nos presenta Bush en un inicio no encaja para nada con lo que supones vas a ver considerando la aparente presencia de elementos  supernaturales, ya que al menos durante los primeros 35/40 minutos la película se encuentra mucho más cargada hacia al drama o, a lo mucho, al thriller. Enfocándose por completo en un escenario contenido en el que se va exponiendo la situación de Sybil, contando gran parte de la historia por medio de flashbacks que sin duda ayudan a desarrollar al personaje, pero que también exigen cierta paciencia por los acontecimientos tan “simples” que presentan.

Es hasta que se entra a la segunda mitad cuando las cosas adquieren mayor fuerza, aunque sin variar demasiado con respecto a la dinámica previa. Aquí los flashbacks siguen siendo recurrentes, sin embargo, ahora estos exponen acontecimientos mucho más extraños e incluso violentos que hacen que el avance sea más dinámico y, sobre todo, abren la puerta para empezar a jugar con la estabilidad mental de nuestra protagonista al presentar situaciones que se encuentran diseñadas con la dosis adecuada de exageración para generar dudas sobre si lo que está diciendo es verdad o simplemente es producto de su imaginación.

Todo esto prepara el camino para un último acto bastante intenso, donde nuestra protagonista da un giro total en su comportamiento para llevar las acciones, ahora sí, al terreno de lo supernatural y por momentos hacerte recordar un poco a “Scanners”. Brindando así un cierre entretenido, aunque dejándote con cierta sensación de que se pudo haber profundizado un poco más en lo que se refiere a toda la cuestión de los poderes.

En el tema de las actuaciones es April Billingsley quien carga con todo el peso de la película y la verdad hace una gran labor debido a que logra generar las dudas necesarias sobre su estabilidad mental cuando tiene que hacerlo y ya después explota su potencial como vengadora. La producción es discreta, pero efectiva: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte no tiene mucha complejidad, el score es decente, el trabajo de sonido no tiene fallos y lo referente a efectos/maquillaje es relativamente simple.

Opinión final: The Dark Red me gustó. Película interesante que necesita un poco de paciencia, pero que termina brindando una agradable experiencia.

Ojometro:
****

viernes, 3 de abril de 2020

Crítica: VFW (2020)


Película dirigida por Joe Begos (Almost Human, Bliss), cuyo guión fue co-escrito por Max Brallier y Matthew McArdle. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 14 de febrero, mientras que su salida en formato físico está programada para el 7 de abril.

Sinopsis:

Un grupo de veteranos de guerra tiene que defender su puesto local de VFW y a una joven ante un furioso narcotraficante y su despiadado ejército de punks mutantes.



Comentarios generales:

Creo que en la actualidad no hay alguien en la escena independiente con un sello tan bien definido como Joe Begos, ya que ese innegable toque sustentado en efectos prácticos que maneja lo vuelve alguien totalmente identificable. Lo cual sin duda resulta conveniente para saber qué esperar de sus películas, aunque para algunos también puede significar cierto nivel de estancamiento dado a que el factor nostalgia juega un papel determinante en su manera de hacer las cosas y creo que con VFW eso puede terminar por volverse algo contraproducente si se espera un trabajo mucho más complejo.

Ya que en esta ocasión nos presenta lo que bien podría catalogarse como su versión de “Assault on Precinct 13”, donde la simpleza en el desarrollo de la historia es muy evidente y mucho del encanto recae en el interés que uno pueda llegar a tener con los veteranos de guerra; en especial durante un primer acto que se sustenta en conversaciones que en su mayoría tratan sobre peleas o bailarinas exóticas. Dejando así en un plano relativamente secundario todo lo que involucra al narcotraficante y sin demasiado contexto el tema de los punks mutantes.

Simplemente se te presenta una determinada problemática que servirá como detonante para lo que es lo verdaderamente entretenido, esto porque una vez que ambos bandos entran en conflicto Begos hace su magia y la sangre empieza a brotar constantemente.

Situación que de manera inmediata genera que el ritmo de la película se incremente por medio de una serie de acciones que bien se podrían ver en cualquier trabajo sobre zombies, pero que siempre se mantienen bajo determinada línea digamos… “humana” para lograr que el grupo de veteranos pueda lucir como rivales creíbles y con ello construir escenas que exploten los efectos prácticos por medio de su experiencia militar.

La parte final tampoco resulta demasiado compleja. Todo es predecible, sin embargo, el nivel de violencia es lo suficientemente alto como para mantener el impacto visual intacto y por lo menos si se trata de añadir una ligera emotividad con algunas muertes de peso.

En el tema de las actuaciones hay que decir que el conjunto de personalidades en lo que respecta al grupo de veteranos funciona de manera efectiva, siendo Stephen Lang (Fred), Fred Williamson (Abe) y William Sadler (Walter) los que dejan una mayor huella. La producción es muy similar a lo que hemos visto antes: el trabajo de fotografía puede ser frustrante por varios lapsos, la dirección de arte cumple, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido es sólido, la labor de maquillaje es efectiva y los efectos prácticos se encuentran bien hechos como siempre.

Opinión final: VFW está entretenida. Película simple y con mucha sangre para pasar el rato.
 
Ojometro:
***

martes, 31 de marzo de 2020

Crítica: Vivarium (2020)


Película dirigida por Lorcan Finnegan (Without Name) y escrita por Garret Shanley. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 27 de marzo, mientras que su salida en formato físico recién fue confirmada para el próximo 12 de mayo.

Sinopsis:

Gemma (Imogen Poots) y Tom (Jesse Eisenberg) son una joven pareja que está pensando adquirir su primera casa. Un día visitan una agencia donde son recibidos por un extraño agente de ventas que rápidamente los lleva a un peculiar desarrollo de casas donde quedarán atrapados en la pesadilla surrealista de la vida cotidiana.



Comentarios generales:

Una de las películas que más ruido hizo durante la etapa de festivales en 2019 fue Vivarium, así que era natural que mi interés por esta fuera en aumento conforme avanzaban los meses. Aunque también debo de decir que al tener 17 nombres ligados bajo algún tipo de rol como productores me generaban ciertas dudas debido a que esa es una señal poco alentadora en cuanto a la visión original del proyecto; sin embargo, a pesar de esto el resultado final ha sido bastante agradable.

Lo cual sin duda me hace lamentar que la película no se pudiera estrenar en cines gracias a la situación actual que se vive en el mundo, ya que lo traído por Finnegan y Shanley merecía tener ese tipo de exposición gracias a que convierten algo que bien pudo haber sido un simple clon de algún episodio de The Twilight Zone en una mezcla de géneros muy entretenida con la que, además, salen avantes de casi todos los riesgos que toman.

Ya que estamos ante una historia a la que no le toma más de 15 minutos para establecer la problemática central, haciendo con esto que existan altas probabilidades de que lo mostrado se torne aburrido o repetitivo demasiado rápido, pero la realidad es que dicho contratiempo no se da de manera tan acelerada como piensas. Esto porque desde muy temprano el director muestra gran habilidad para hacer que rutinas simples resulten interesantes con algunos ajustes que involucran determinadas metas para nuestros protagonistas en su búsqueda por salir del lugar (ejemplo: caminar directo al sol) y que, al combinarse con la vibrante locación, en todo momento logran generar una sensación de extrañeza bastante peculiar.

Por si esto no fuera suficiente, las rarezas se incrementan cuando hace acto de presencia un niño y con ello se llega al que es el mensaje más evidente de la película: el estancamiento de la vida familiar en los suburbios. Todo por medio de la monotonía que involucra criarlo debido a las exigencias que requiere, aunque en realidad esto es solo una parte del sufrimiento gracias a que también se expone la pesadilla que significa vivir la misma rutina una y otra vez casi en automático, desgastando así a unos personajes cuyo desarrollo no es el más complejo pero van manifestando diversos cambios que los llevan a lidiar con la situación de manera distinta.

Hasta aquí todo va bien. Sin embargo, también hay que decir que dicha monotonía provoca que el ritmo decaiga y con ello se den los que son indudablemente los momentos más flojos durante el segundo acto debido a que se le empiezan a dar muchas vueltas al misterio sin que se sienta un avance concreto.

Situación que se soluciona llegando a la parte final. No tanto porque se ofrezcan muchas respuestas claras (casi todo se deja a la interpretación), sino porque los elementos sci-fi adquieren mayor peso y gracias a eso te puedes dar una idea sobre lo que hay detrás. Además de que la intensidad añadida ayuda a que el cierre resulte mucho más efectivo.

Las actuaciones son muy buenas, con un Jesse Eisenberg en un papel mucho más serio a lo que nos tiene acostumbrados y el pequeño Senan Jennings haciendo una labor por varios lapsos inquietante; aunque sin duda quien más resalta es Imogen Poots. Ella es quien carga con todo el peso emocional de la película y en verdad lo hace de manera genial al ofrecer un viaje de emociones que van desde la felicidad hasta el miedo, la ira o incluso un muy discreto amor maternal.

La producción también es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte es impecable, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son simples y la labor de maquillaje es discreta.  

Opinión final: Vivarium me gustó. Película extraña y con tintes más cargados hacia el sci-fi que no es para todos los gustos, pero que vale la pena darle una oportunidad.

Ojometro:
****

martes, 24 de marzo de 2020

Crítica: Clown Fear (2020)


Película dirigida por Minh Collins, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a la protagonista Sadie Katz. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 18 de febrero, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Una novia en fuga y sus damas de honor quedan varadas en un apartado pueblo manejado por payasos. A pesar de lo excéntrico del lugar todo lo demás parece relativamente normal, pero pronto se darán cuenta que estos payasos tienen sus peculiares reglas.



Comentarios generales:

Después de las exitosas películas de “It” los payasos volvieron para quedarse por un buen rato como figuras populares dentro del género de terror, tal vez no al nivel que vimos con los zombies en los 2010s, pero si con el suficiente atractivo para ver películas sobre estos año tras año. Algo que sin duda puede dar resultados tanto positivos como negativos por igual, sobre todo por las limitantes que parecieran traer consigo estos personajes al momento de buscar ideas frescas y que Clown Fear deja bastante en evidencia.

Ya que realmente lo que nos ofrecen Collins y Katz es algo peligrosamente similar a lo que vimos en Clown Motel el año pasado, con sus diferencias claro, pero básicamente con el mismo concepto. Aunque en este caso los payasos si tienen un rol relevante prácticamente desde el inicio y se establece rápidamente su peligrosidad para lograr que la presencia de las victimas dentro del hotel siempre resulte algo tensa debido a las rarezas que viven gracias a los empleados o a los mismos habitantes del pueblo.

Esto hace que la primera media hora sea relativamente aceptable, incluso podemos ver algunas muertes que aportan sangre; sin embargo, en un punto resulta demasiado evidente que las cosas empiezan a alargarse de manera innecesaria por medio de escenas que, en su mayoría, no aportan demasiado a la historia y hacen que el desarrollo resulte muy lento. De hecho, solo están ahí para explotar el elemento sexual que siempre trae consigo Sadie Katz.

Gracias a esto la parte final se siente muy acelerada y por varios lapsos hasta improvisada. Con el tema del carnaval saliendo de la nada y con progresos en determinados personajes un tanto incomprensibles que llevan a un desenlace con pocas emociones, aunque al menos se guardan un par de sorpresas para tratar de que las cosas no resulten tan planas.

En el tema de las actuaciones el tono caricaturesco/exagerado es el que predomina, lo cual funciona de cierta forma con los payasos pero con el resto no ayuda en lo absoluto. La producción refleja el poco presupuesto con el que contó: el trabajo de fotografía es muy pobre, la dirección de arte está ok, el score es genérico, el trabajo de sonido no es el mejor, los efectos prácticos son decentes y la labor de maquillaje resulta funcional.

Opinión final: Clown Fear es decepcionante. Película con cierto potencial que se pierde entre sucesos irrelevantes y su larga duración.

Ojometro:
**