martes, 26 de mayo de 2020

Crítica: Fantasy Island (2020)


Película basada en la serie del mismo nombre dirigida por Jeff Wadlow (Truth or Dare), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Jillian Jacobs y Christopher Roach. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos a mediados de febrero, recaudando $47.3 millones de dólares en taquilla a nivel mundial; mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 19 de mayo.

Sinopsis:

El enigmático Mr. Roarke (Michael Peña) hace que las fantasías de sus afortunados huéspedes se vuelvan realidad en una lujosa isla remota. Pero cuando dichas fantasías se convierten en pesadillas, los huéspedes tendrán que sobrevivir al caos a como dé lugar.



Comentarios generales:

Mis únicas referencias con respecto a la serie de los 70s son algunos comentarios por parte de mis padres que la llegaron a ver debido a que gozó de cierta popularidad en México, así que me fue indiferente la polémica sobre si esta adaptación resultaba algo muy alejado a lo que era el material original. En realidad mi verdadero temor con Fantasy Island recaía en el hecho de que el equipo detrás de esta producción era el responsable de traernos una de las peores películas que ha sacado Blumhouse en años recientes, el cual queda claro que no aprendió absolutamente nada de dicha experiencia.

Y es que lo que nos trae Wadlow es de una calidad similar, aunque con el agregado de que el presupuesto es mucho mayor y el concepto como tal daba pie para ofrecer cosas mucho más originales con las que se pudiera hacer algo por lo menos entretenido. Sin embargo, lo que nos encontramos es una historia que por grandes lapsos pareciera ser una mezcla de varias películas completamente distintas en la que lo único que más o menos funciona es una primera media hora en donde se va directo al grano con el tema de las fantasías y, gracias al constante cambio de escenarios que involucran, se logra generar un ritmo ágil que ayuda a ocultar de cierto modo varias de las carencias ligadas al desarrollo o los diálogos ridículos.

Un  golpe de suerte que no dura demasiado debido a que con el pasar de los minutos empieza a ser evidente que lo que vemos no tiene demasiada lógica y ante eso se inserta de golpe un giro que trata de brindarle una explicación que resulta incluso más ridícula. Ocasionando con esto que la acción se intensifique, pero sin que esta lleve a escenarios interesantes; simplemente las cosas ocurren de manera random hasta que, otra vez, se vuelve a presentar un giro concebido esencialmente para añadir misterio rumbo a la parte final.

Lo cual no se escucha mal, de hecho, podría parecer una decisión sensata considerando el desastre que se generó sin demasiado esfuerzo. Aunque para nuestra mala fortuna los minutos finales son por mucho los peores.

Y es que por increíble que parezca se nos presenta un TERCER giro que acaba con la poca coherencia que todavía quedaba, llevando a extremos ridículos el tema de las fantasías con una justificación demasiado estúpida y un cierre que se siente complemente irrelevante.

En las actuaciones tenemos a un Michael Peña que no encaja en el rol de Mr. Roarke, una Lucy Hale (Melanie) carente de carisma para ser la protagonista y un resto de secundarios muy planos. La producción es de factura decente: el trabajo de fotografía es muy simple, la dirección de arte cumple, el score no es nada del otro mundo, el trabajo de sonido es sólido, los efectos tienen altibajos y la labor de maquillaje es decente.

Opinión final: Fantasy Island es bastante mala. Un decepcionante intento para tratar de revivir una idea del pasado.

Ojometro:
**

viernes, 22 de mayo de 2020

Crítica: 1BR (2020)


Película escrita y dirigida por David Marmor, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó directamente en VOD a finales del mes de abril, mientras que su salida en formato físico está programada para el próximo 2 de junio.

Sinopsis:

Sarah (Nicole Brydon Bloom) trata de iniciar una nueva vida en un complejo de apartamentos, pero sus vecinos no son lo que aparentan.



Comentarios generales:

El nombre de una película es algo mucho más importante de lo que se suele llegar a pensar y por eso mismo es que los estudios buscan que estos no sean tan raros con el objetivo de no ahuyentar a los potenciales espectadores. Así que no fue extraño que cuando salió a la luz 1BR lo que más llamara la atención era su peculiar nombre, el cual para todo aquel cuyo idioma materno no sea el inglés probablemente no tenga mucho sentido, pero para los propósitos generales de este proyecto encaja a la perfección.

Ya que el significado es “one bedroom” y en base a esto es como Marmor nos trae un thriller bastante inteligente que en el fondo tiene mucha más sustancia de la que se puede apreciar en el material promocional. Regalándonos un primer acto que de inmediato logra que una experiencia muy normal se vuelva bastante inquietante porque desde el instante en el que el personaje de Sarah pone un pie en el complejo la atmósfera cambia por completo y una sensación de extrañeza empieza fluir debido a que uno sabe que algo anormal ocurre, pero no resulta tan claro exactamente qué será lo peligroso de dicho lugar.

Lo cual al revelarse hace que la historia vaya por un camino más intenso e incluso violento al que te imaginas, aunque por medio de un ritmo semi-lento.

Priorizando la fortaleza física y mental de nuestra protagonista ante una situación diseñada para que se encuentre totalmente indefensa, siendo esta el hilo conductor de toda la segunda mitad con el propósito de no solo ir demostrando el quiebre emocional de Sarah, sino también el ir brindándote un poco más de contexto sobre lo que hay detrás de una manera perturbadora y de darle mayor relevancia a un grupo de personajes secundarios que son fundamentales para mantener el interés intacto.

Llevándote así a una parte final que peca de ser un poco predecible, pero que no se ve afectada de manera importante al contar con situaciones de impacto que añaden mucha fuerza y cierto dinamismo. Además de que también se dan el lujo de dejar abierto a la interpretación un desenlace que propone algo a una escala mucho mayor.

En cuanto a las actuaciones es una película increíblemente sólida, obviamente Nicole Brydon Bloom resalta al ser la protagonista y por la gran labor que hace, pero en general todo el reparto está genial. La producción también es de buena factura: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte es sencilla, tiene un buen score, el trabajo de sonido no tiene fallos y lo referente a efectos/maquillaje es bastante discreto. 

Opinión final: 1BR me gustó. Buen thriller para pasar el rato.  

Ojometro:
****

martes, 19 de mayo de 2020

Crítica: La marca del demonio (2020)


Película mexicana dirigida por Diego Cohen y escrita por Ruben Escalante Mendez. Se estrenó en cines dentro de México durante el mes de enero, mientras que actualmente ya se encuentra disponible en Netflix.

Sinopsis:

Para lograr expulsar un demonio, a veces hay que serlo. Y tanto el padre Tomás (Eduardo Noriega) como su socio Karl (Eivaut Rischen) se verán en una lucha por encontrar el bien enfrentando al mal contra… ¿el mal?



Comentarios generales:

El cine de terror mexicano sigue en su largo proceso para encontrar nuevamente el sitio relevante que alguna vez tuvo, abriéndose cada vez más a ideas que hasta hace no mucho era casi imposible que se aceptaran debido a que para varias personas significaban un tipo de sumisión ante el cine comercial estadounidense. Eso ha brindado cierta variedad que con el paso del tiempo puede dar frutos y expandir los horizontes de las producciones mexicanas; sin embargo, dudo muchísimo que La marca del demonio sea de gran ayuda en ese aspecto.

Ya que lo que nos presenta Cohen es malo, muy malo. Sin duda de lo peor que he visto en lo que respecta a películas mexicanas y de la que no hay mucho que se pueda escribir.

Simplemente se trata de una historia con una idea interesante que es terriblemente mal ejecutada y que falla en todos los apartados importantes, dejando así un producto que a pesar de su corta duración (82 minutos) se siente como si durara tres horas debido a que no existen demasiadas cosas que hagan dinámico el desarrollo y gracias a eso el ritmo se vuelve tremendamente pesado sin que cambie en lo absoluto durante todo el metraje. Dando lo mismo si se te presenta una posesión, un flashback o algún momento de impacto.

Todo para llegar a uno de los enfrentamientos finales más desangelados y mal producidos que recuerde.

Las actuaciones también son bastante lamentables, por ahí Rischen y Noriega tienen algunos breves momentos correctos, pero en general todos los involucrados se sienten forzados y sin saber cómo manejarse dentro de una película de este tipo. En lo referente a la producción es donde tiene sus pocos buenos atributos: el trabajo de fotografía es decente, la dirección de arte es muy básica, el score cumple, el trabajo de sonido es bastante malo, la labor de maquillaje está ok y los efectos no son taaan malos, pero dejan mucho que desear.

Opinión final: La marca del demonio es terrible. Sin duda una de las peores películas del 2020.

Ojometro:
*

viernes, 15 de mayo de 2020

Crítica: Porno (2020)


Película dirigida por Keola Racela, cuyo guión fue escrito por Matt Black y Laurence Vannicelli. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 8 de mayo, aunque todavía no hay información sobre cuándo saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Cinco empleados de un cine localizado en un pequeño pueblo cristiano descubren un misterioso filme oculto en el sótano que les genera mucha curiosidad, pero no saben que al verlo liberarán a una seductora súcubo que les brindará educación sexual… escrita en sangre.



Comentarios generales:

Cuando una película lleva por nombre Porno creo que es muy fácil asumir sobre qué va a tratar o por lo menos tener una idea sobre el punto central que moverá los hilos, lo cual inmediatamente genera un morbo bastante grande y, por ende, mayor interés. Algo que sin duda resulta positivo para las pretensiones de quienes están detrás del proyecto, pero que también añade ciertas expectativas sobre lo que la audiencia pretende ver y no estoy tan seguro si se llegan a cumplir aquí.

Esto porque lo que nos trae Racela es algo mucho más ligero de lo que se podría suponer al tratarse de una historia que, si bien utiliza el sexo de manera relevante, se centra más que nada en la crisis de identidad de un grupo de adolescentes cuyas interacciones no son precisamente las más divertidas de ver. En especial durante un primer acto que avanza entre diálogos vacios y actitudes exageradas que tratan de establecer ciertos estereotipos mientras se va revelando todo el tema del súcubo por medio de eventos peculiares que al menos logran ir estableciendo un tono un poco más elevado para lo que está por venir.

Y es que una vez que se desata el caos no solo empezamos a ver un incremento en los elementos que explotan el tema del sexo, sino que además claramente la atmósfera cambia y con ello se logran generar situaciones más interesantes en lo referente al terror. Logrando así que el ritmo resulte un poco más dinámico y, sobre todo, se empiecen a presentar escenas de impacto que difícilmente van a pasar desapercibidas por lo explicitas que resultan y que ayudan a tapar un poco el hecho de que muchas de las acciones de los protagonistas realmente tienen poco sentido considerando que la mayoría de estos cuentan con una desventaja muy evidente ante la amenaza.

Todo para llegar a una parte final en la que se añade cierto juego con las dimensiones para brindarle algo de frescura a las cosas. Logrando con esto que el cierre cuente con algo de intensidad y se vuelva a explotar el elemento sexual; aunque también te deja con cierta sensación de que el avance con los personajes fue realmente nulo.

Las actuaciones no son nada del otro mundo, solamente cumplen para lo básico requerido sin demasiados contratiempos. La producción tiene altibajos: el trabajo de fotografía por momentos deja mucho que desear, la dirección de arte es simple, el score es algo genérico, el trabajo de sonido es bueno, los efectos prácticos están bien hechos y la labor de maquillaje es correcta.

Opinión final: Porno está ok. Película para pasar el rato y ver algo de gore, pero nada más.

Ojometro:
***