viernes, 2 de noviembre de 2018

Crítica: Mandy (2018)


Película dirigida por Panos Cosmatos (Beyond the Black Rainbow), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Aaron Stewart-Ahn. Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de septiembre, mientras que su salida en formato físico se dio este pasado 30 de octubre.

Sinopsis:

Las vidas de una pareja que vive recluida en el bosque se ven brutalmente destrozadas por un culto hippie y sus cómplices motociclistas, impulsando a que un hombre entre en una espiral de venganza enloquecida.



Comentarios generales:

Recuerdo que a inicios de esta década pude ver de milagro “Beyond the Black Rainbow” y, aunque no fue precisamente una película que haya disfrutado, esta se quedó marcada en mi memoria por lo peculiar que era. Se notaba que detrás había un director con ideas locas que podía desarrollarlas de mejor manera con el paso del tiempo; sin embargo, este desapareció por completo del mapa hasta que se reveló al publico Mandy. Una película que sin duda es de las experiencias menos convencionales del 2018.

No tanto por su complejidad, ya que la historia que nos cuenta Cosmatos es en realidad bastante simple, sino por la manera en que la presenta para que el espectador sienta en todo momento que está viendo algo perteneciente a otra realidad. Con un primer acto que ciertamente es algo difícil de digerir por su lento desarrollo, los diálogos limitados y porque en general está diseñado para ser un espectáculo visual más que otra cosa al jugar con la paleta de colores para así crear escenas muy llamativas que logren establecer la atmósfera cuasi infernal en la que se lleva a cabo todo esto. Complementándolo además con la presentación de un grupo de personajes que para la vista resultan extravagantes e incluso algo grotescos.

Sin duda la espera es dolorosa, pero una vez que llega la segunda mitad de la película las cosas cambian de manera radical debido a que el director decide pisar el acelerador a fondo para que así el viaje sea intenso por lo que resta del metraje. Y es que cuando se le da rienda suelta al personaje de Red Miller esto se convierte en un espectáculo lleno de gore que, por momentos, presenta claros homenajes a los cenobitas de “Hellraiser” con los cuales se construye una primera parte de la venganza muy entretenida que solo te da una pizca de la violencia que está por venir.

Dejando todo puesto para una parte final en la que la locura se desata, no solo porque es aquí donde el impacto con las muertes es mucho mayor, sino porque la ambientación adquiere unos tintes dantescos muy marcados. Obvio la historia sigue siendo relativamente simple y lleva a un desenlace predecible, pero al complementarla con tantos detalles visuales hace que se sienta como algo único dentro del género.

En las actuaciones este es el show de Nicolas Cage, quien básicamente desde que toma el mando hace de esto SU película con lo que popularmente se le conoce como “el momento Cage” de manera extendida. La producción es de alto nivel: el trabajo de fotografía es impresionante, la dirección de arte está ok, el score es bastante bueno, el trabajo de sonido es impecable, los efectos (prácticos en su mayoría) están muy bien hechos y la labor de maquillaje es sólida.

Opinión final: Mandy me gustó. Una película bastante rara que no es para todo el mundo y que definitivamente generará muchísimas opiniones divididas.

Ojometro:
****