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martes, 14 de junio de 2022

Crítica: Offseason (2022)

Película escrita y dirigida por Mickey Keating (Darling, Carnage Park). Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de marzo, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el 14 de junio.

Sinopsis:

Después de recibir una misteriosa carta, Marie Aldrich (Jocelin Donahue) viaja a una isla con un pueblo aislado para quedar pronto atrapada en una pesadilla.  


Comentarios generales:

Son tantas las películas que salen en el año que resulta complicado estar al pendiente de absolutamente todas y por eso en ocasiones algunas suelen pasarme desapercibidas hasta que me topo con ellas por distintas circunstancias, siendo precisamente ese el caso con Offseason. Un trabajo de un director del que ya he escrito varias veces en el blog, pero del que no tenía conocimiento y que probablemente me hubiera entusiasmado, para posteriormente haberme dejado una sensación agridulce.

Y es que lo traído por Keating tiene una vibra muy marcada a Lovecraft/Silent Hill, pero la manera en la que pretende contarnos su historia no es precisamente la más atractiva. Ya que durante los primeros 30 minutos queda claro que esta será una experiencia que se sustentará de manera importante en la atmósfera, principalmente utilizando mucha neblina para hacer que lo que ocurre en el pueblo genere suspenso sin que se necesiten interacciones al por mayor; sin embargo, esto también termina haciendo que las acciones se tornen un tanto pesadas de manera rápida.

Más que nada porque una vez que se agota la novedad para el segundo acto la dinámica entra en un circulo repetitivo que tiene momentos que funcionan muy bien y otros que no, sustentados principalmente en la desesperación de Marie por saber exactamente qué es lo que ocurre. Lo cual añade cierta tensión y un aire de soledad convincente, aunque lamentablemente el hecho de que exista tan poco con que trabajar la historia termina perjudicándola al dejar muchos huecos en blanco durante el desarrollo, provocando con esto una sensación de vacío constante que no deja avanzar las cosas con fluidez o, en determinados casos, con lógica.

Algo que sin duda hace que el camino hacia la parte final sea tumultuoso, pero de cierta manera esta es lo mejor de la película. Principalmente porque la desesperación de nuestra protagonista es muy marcada y en general hay mayor caos que en todo lo previo, dejando así un desenlace que contesta algunas preguntas y trata de darle sentido a lo que puede.

De las actuaciones realmente Jocelin Donahue está bien a pesar de que por varios momentos su personaje puede llegar a fastidiar por las decisiones que toma, mientras que Richard Brake (cuidador del puente) realiza una breve aparición que termina destacando. En producción tenemos una factura cuidada a pesar de ser un proyecto pequeño: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte cumple, el score es sólido, el trabajo de sonido no presenta fallos y los efectos están bien hechos.

Opinión final: Offseason está ok. Película con altibajos que aún así logra ofrecer cosas interesantes para checarla.

Ojometro:
***

viernes, 23 de junio de 2017

Crítica: Dead Awake (2017)


Película dirigida por Phillip Guzman y escrita por Jeffrey Reddick. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD a inicios de mayo dentro de los Estados Unidos, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico o si llegará a otros mercados.

Sinopsis:

Una joven tendrá que salvarse a sí misma y a sus amigos de un antiguo mal que ataca a sus víctimas por medio del fenómeno de la vida real conocido como la parálisis del sueño.



Comentarios generales:

La parálisis del sueño es un tema que ha adquirido más notoriedad en años recientes y considerando su propia naturaleza era claro que tarde o temprano sería utilizado dentro del cine de terror. Probablemente todavía falte un tiempo para que se vuelva algo mucho más recurrente y eso significa que apenas estamos viendo los trabajos que van a cimentar la fórmula para este tipo de historias, pero también serán aquellos que inevitablemente tendrán que lidiar con algunas comparaciones con cierto clásico de los 80s que estableció mucho con respecto a los sueños dentro del género; algo que en el caso de Dead Awake sin duda va a ocurrir.

Y es que si bien lo que nos traen Guzman no es una copia de Elm Street, ciertamente varios de sus conceptos básicos están muy inspirados en esta y para diferenciarse recurren a una mezcla fantástica/científica que ayuda mucho para brindarle una identidad propia. Sobre todo durante un primer acto en donde las acciones transcurren de manera bastante rápida al presentar desde la primera escena el problema central para que así el espectador pueda sentir empatía con el personaje de Beth, la cual se ve envuelta dentro de una situación que desde cualquier perspectiva la deja mal parada y que en cuestión de minutos la consume de manera importante para que así se pueda generar el momento de shock más relevante; uno que además cambia por completo la dinámica que suponías iba a seguir al darle ahora importancia al personaje de su gemela Kate.

Esto sin duda ayuda a que las cosas transcurran a un buen ritmo y se pueda tener espacio para elaborar un poco más todo el tema de la amenaza; sin embargo, una vez que se empiezan a revelar aspectos sobre esta, la película también empieza a parecerse más y más al clásico de Wes Craven. Temas como el jugar con los sueños de las victimas para manipularlos o despertarlas para evitarlo se hacen presentes, pero sin resultar en algo memorable porque las interacciones con el demonio casi siempre siguen un patrón similar.

Igualmente se utiliza el no dormir como principal mecanismo de defensa, aunque más que nada para añadir los momentos oportunos que puedan elevar un poco la sensación de peligro cuando se hace evidente que la historia solo se encuentra dando vueltas sin ningún tipo de dirección.

Una situación que hace que la parte final resulte muy poco interesante, no tanto por lo predecible, sino porque verdaderamente no exploran el tema de la parálisis y además esta fuerza maligna ancestral se queda como una simple copia barata de los fantasmas del cine japonés.

Sobre las actuaciones sin duda la que destaca es Jocelin Donahue (Beth/Kate), ya que darle vida a gemelas siempre exige algo más y la verdad es que logra a sacar adelante dicho reto. La producción no está mal: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte cumple, el score resulta un buen complemento, el trabajo de sonido está ok, los efectos son simples y la labor de maquillaje es efectiva con el único elemento que lo exige de manera importante.

Opinión final: Dead Awake es aceptable. Su idea daba para más, pero ciertamente puede ser una buena opción cuando ya no tengan otra cosa que ver.

Ojometro:
***

domingo, 17 de enero de 2016

Crítica: Summer Camp (2016)


Película dirigida por Alberto Marini, quien además es co-escritor del guión junto a Danielle Schleif. Se estrenó en cines apenas el pasado fin de semana dentro de México y su estreno en España se dará en febrero, aunque no se sabe cuándo va a llegar a otros mercados.

Sinopsis:

Cuatro jóvenes estadounidenses se ofrecen para ser monitores en un campamento de verano en Europa y así vivir una experiencia inolvidable. Sin embargo, una noche antes de que lleguen los niños, un extraño virus que provoca furia extrema azota la hacienda donde se encuentran; convirtiendo en una auténtica pesadilla su estancia y obligándolos a hacer cosas que normalmente no harían para mantenerse con vida.



Comentarios generales:

Cuando lees o escuchas que este trabajo es una colaboración entre los creadores de REC y The Conjuring es prácticamente imposible no emocionarte considerando lo que esos dos trabajos han significado para el género en los últimos diez años. Sin duda es una carta presentación muy impresionante, pero a la vez se trata de un peso bastante fuerte que cargar y para nuestra fortuna Summer Camp logra solventar dicha carga por medio de una dosis de originalidad que ha hecho un tanto complicado el escribir esta crítica al estar tratando de evitar spoilers.

Inicialmente todo luce sumamente familiar al presentar unos 15 minutos dedicados a la introducción de personajes que siguen los típicos estereotipos conocidos, cayendo ligeramente en un humor un tanto inocente que realmente no afecta en lo más mínimo gracias a que Marini no tarda demasiado para pisar el acelerador. Ya que una vez que se da el primer caso de infección (como a los 20 minutos) la película toma un ritmo brutal que no dejará que el espectador pueda despegar los ojos de la pantalla ante las situaciones presentadas. La mayoría diseñadas no solo para añadir impacto inmediato por medio de una amenaza mucho más inteligente que el promedio, sino también con ciertos toques cómicos muy bien pensados que permiten relajarte un poco y disfrutar mucho más la experiencia.

Sin embargo, lo mejor llega en el segundo acto con un giro que le brinda frescura a todo esto; uno que no recuerdo haber visto en alguna otra película a pesar de su relativa sencillez y el cual sin duda cambia por completo la dinámica de la historia al sustentarla en el tema de la confianza más que en el tratar de descubrir los origines del virus o cómo curarlo. Igualmente, este detalle le da mucho más sentido a la decisión de tener solo un puñado de personajes debido a que ahora estos juegan un rol completamente distinto al que esperabas en un inicio.

Cada decisión que toman tiene efectos para el desarrollo y el director obtiene un poco más de libertad al momento de construir sustos que, en la mayoría de los casos, muestran que cuenta con un perfecto sentido del timing.

La parte final es caótica y cuenta con un nivel de intensidad elevado, así como con las dosis de sangre necesarias para satisfacer a los fans. Las sorpresas se siguen dando y justo cuando piensas que ya todo está definido se presenta un momento de impacto brutal que define perfectamente la idea de “hacer cualquier cosa para sobrevivir”; además cuenta con un desenlace que, si bien siempre es una posibilidad, nunca te esperas que se vaya a dar.

Las actuaciones son sorprendentemente sólidas: Diego Boneta, Jocelin Donahue y Maiara Walsh se ven a obligados a realizar dos tipos distintos de roles que no solo les exigen en el aspecto emocional, sino también en el físico; cumpliendo de buena manera con ambos. La producción es de destacar: tiene un trabajo de fotografía muy bueno (sobre todo las partes nocturnas en el bosque), la dirección de arte es sencilla, el score cumple, el trabajo de sonido es brutal y la cuestión de efectos/maquillaje está bien cuidada para dejar siempre en claro que se trata de una película sobre infectados y no de zombies.

Opinión final: Summer Camp es muy entretenida. Difícilmente la catalogaría como un clásico, pero cuenta con una idea fresca y mucha acción que definitivamente harán que más de uno la disfrute. 

Ojometro:
****