jueves, 13 de julio de 2017

Crítica: The Evil Within (2017)


Película escrita y dirigida por el fallecido Andrew Getty, la cual representa su único trabajo dentro de la industria del cine. Salió directamente en VOD y DVD dentro de los Estados Unidos durante el pasado mes de abril, pero luce complicado que llegue a otros mercados.

Sinopsis:

Esta es la sádica historia de Dennis (Frederick Koehler), un chico solitario y discapacitado que empieza a hacerse amigo de su reflejo en un antiguo espejo. ¿El problema? Dicho reflejo es nada más y nada menos que un demonio que lo obliga a cometer atrocidades para convertirlo en un asesino cuya meta final será matar a sus seres más queridos.



Comentarios generales:

Es imposible hablar de The Evil Within sin antes mencionar todo lo que hay detrás de esta, ya que se trata de un capricho de un multimillonario ex adicto a las metanfetaminas  que, literalmente, lo dejó en la quiebra. Un proyecto con el cual Andrew Getty se obsesionó a tal grado que desde 2002 dedicó su vida entera a su realización y gastó millones de dólares en su producción, además de pasar siete años interrumpidos editando cada toma y realizar cada efecto como él quería una vez que fue terminada de filmar a mediados de la década pasada. Todo esto para que al final no pudiera ver el trabajo final debido a su muerte en 2015.

Sin duda una historia muy trágica que opaca a la de la película, la cual supuestamente está inspirada en las pesadillas del propio Getty cuando era niño y que desde la primera escena te deja claro que esto será un viaje peculiar en donde pocas cosas tendrán sentido. Iniciando con una excesivamente larga secuencia de un sueño de Dennis cuyo principal objetivo es mostrar algunos efectos prácticos y establecer los elementos básicos para entender la dinámica con el demonio, insertando así rápidamente la duda sobre si este chico en verdad se ha visto afectado por algo maligno o simplemente se trata de alguien con graves problemas psicológicos que eran cuestión de tiempo para que estallaran una vez que su frágil entorno familiar se viera amenazado.

Todo eso le brinda cierta estructura al primer acto, pero una vez que se llega al segundo las cosas comienzan a desmoronarse por completo, no solo porque resulta risible la rapidez con la que este chico se convierte en un asesino, sino porque el demonio en si nunca parece tener un propósito definido más allá de ser visualmente llamativo para el material promocional. Además el ritmo se vuelve inestable por el trabajo de edición, poco a poco se empieza a hacer evidente que hay escenas que quedaron incompletas y que ciertos actores se pelearon en algún punto con el director porque sus personajes desparecen así como así o reaparecen solo para ser utilizados como costales de carne, volviendo prácticamente imposible el poder desarrollar algo más sólido que explote de mejor manera la sed asesina del protagonista.

La parte final sigue siendo incomprensible; sin embargo, es lo que más disfrute. Es incomprensible porque en gran parte de la película cierto personaje es posicionado como aquel que mueve los hilos para perjudicar a Dennis, pero el propósito en esta conclusión es volver miserable a otro personaje sustentándose únicamente en una anécdota y poder justificar así todo el tema de la taxidermia que integran con calzador.  

De las actuaciones no hay mucho que decir, ciertamente Koehler no lo hace mal pero viendo varias escenas te quedas con la impresión de que ni siquiera los propios actores sabían cuál era el objetivo de todo esto. La producción es decente: el trabajo de fotografía es aceptable, la dirección de arte está ok, el score cumple, el trabajo de sonido no está mal, los efectos son bastante arcaicos y la labor de maquillaje tiene sus cosas destacadas.

Opinión final: The Evil Within es bastante mala. La historia de su caótico desarrollo es mucho más interesante que la película en sí.

Ojometro:
**

lunes, 10 de julio de 2017

Castlevania: Primera temporada



A inicios de año Netflix sorprendió al anunciar que estaba desarrollando una serie animada de Castlevania, la legendaria serie de videojuegos creada por Konami hace más de treinta años que cuenta con millones de fans por todo el mundo. Sin duda algo que nadie esperaba y que generó bastante emoción, pero también una justificada incertidumbre considerando que toda adaptación de videojuegos (ya sea en cine o TV) parece estar condenada a fracasar miserablemente; aunque al final creo que los resultados han sido mucho mejores de lo que todo mundo esperaba.

Dado a que es una serie de Netflix los ratings son irrelevantes, pero el hecho de que se haya anunciado una segunda temporada justo en el día de estreno da a entender que la empresa tiene bastante fe en el proyecto como para mantenerlo con vida el tiempo que sea necesario.

Aquí me centraré en lo positivo y negativo de la temporada, ya que de lo contrario me extendería demasiado. Así que, si aún no la han visto o no la han visto completa, ES MOMENTO QUE DEJEN DE LEER PORQUE HABRÁ SPOILERS.

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LO POSITIVO


Historia


La historia en la que está basada la serie es la de Castlevania III y la manera en la que la presentan ayuda muchísimo para que cualquiera pueda adquirir interés en esta. Muestran lo suficiente para que sientas empatía hacia Drácula por el asesinato de su esposa pero también para quede parado como un verdadero monstruo que necesita ser eliminado; igualmente, la presencia de la iglesia como el otro villano, uno más manipulador y vil, es fundamental para que las motivaciones del resto de los personajes se puedan solidificar en pantalla y básicamente sean la vía para introducir formalmente a Alucard. 


Trevor Belmont


En general la presentación de los personajes centrales me ha parecido más que acertada, aunque es innegable que quien se lleva los reflectores es Belmont. Logran que el televidente sienta empatía por él casi de inmediato y su evolución de un alcohólico al que no le importa nada a un héroe dispuesto a pelear contra toda clase de monstruos es sumamente agradable de seguir. 


Ritmo


Otro punto fuerte de la serie es la manera en la que avanza todo considerando el tiempo tan limitado con el que cuenta. Entre 23/25 minutos por episodio no es mucho y se corre el riesgo de acelerar las cosas, al grado de que no se pueda entender nada, pero eso no pasa aquí y cada episodio logra establecer su propósito de manera prácticamente perfecta.


Nivel de violencia 


Debo de admitir que esto me sorprendió, no tanto porque hubiera violencia, sino por el nivel mostrado. Realmente no se guardan nada en este aspecto y eso es excelente debido a que la historia así lo exige para generar un impacto mucho mayor.


Episodios imperdibles:

(1) Witchbottle
(2) Necropolis
(3) Labyrinth
(4) Monument



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LO NEGATIVO


Pocos episodios

Definitivamente la principal queja con la serie es que cuatro episodios son muy pocos, ya que cuando la historia está tomando forma acaba de manera abrupta. En general queda la sensación de que originalmente esto estaba planeado para ser una película y en algún punto decidieron cambiar de idea. 


Ausencia de la música de los juegos

Si no eres fan de los videojuegos esto te será irrelevante, pero si lo eres, seguramente te decepcionará el hecho de que la música de estos es prácticamente inexistente en la serie. Con esto no quiero decir que la música con la que cuenta sea mala (no lo es en lo absoluto), simplemente creo que las composiciones originales hubieran sido una adición agradable.

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Opinión final: La primera temporada de Castlevania vale mucho la pena. Sin duda el que dure tan poco te deja con una sensación agridulce y probablemente para los más exquisitos el tema de la animación sea un problema; sin embargo, el resultado final es muy satisfactorio al presentar una historia con buena acción, sangre, magia y personajes llamativos que no solo dejará a los fans satisfechos por su fidelidad con el material de origen, sino que además tiene potencial para atraer a quienes nunca habían escuchado del videojuego. 

viernes, 7 de julio de 2017

Crítica: It Comes at Night (2017)


Película escrita y dirigida por Trey Edward Shults, quien hace su debut dentro del género. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos a inicios de junio y en México hizo lo propio el fin de semana pasado, recaudando hasta la fecha $13. 6 millones de dólares en taquilla en suelo estadounidense (todavía no hay números a nivel mundial).

Sinopsis:

Seguro de una amenaza que aterroriza a todo el planeta en su solitaria casa en medio del bosque, Paul (Joel Edgerton) ve su estricta rutina familiar amenazada cuando una joven pareja llega buscando refugio.



Comentarios generales:

Históricamente el cine de terror siempre ha sido visto con desdén por parte de la crítica especializada y pocas cosas suelen cumplir sus exigencias, mucho más durante los últimos 15 años. Es por ello que cuando una película del género empieza a tener cierto eco en ese círculo mi curiosidad se dispara, no tanto porque me importe mucho lo que digan, sino porque suele ser indicio de que hay algo interesante lo suficientemente bien hecho como para resaltar más de lo normal y sin duda It Comes at Night tiene algo de eso.

No puedo decir que Shults se rompe la cabeza con la historia debido a que se trata de una muy vista en años recientes al involucrar un virus que acaba con la humanidad, pero su idea no es hacer gran alboroto al respecto y en lugar de explicar el panorama a gran escala opta mejor por centrarse más que nada en la familia. Todo tiene que ver con este pequeño grupo de personajes y no lo que ocurrió con el mundo, dejando de lado los detalles sobre cómo se originó el virus para mejor dedicarle gran parte del primer acto a la rutina que han adoptado sin importar que en gran medida sus vidas se han vuelto miserables más por esta que por lo que ocurre allá afuera.

Evidentemente gracias a este enfoque la película siempre avanza de manera lenta (incluso cuando hace acto de presencia la segunda familia), un aspecto que no me molestó pero que sin duda pudo mejorarse; en especial porque hay puntos en donde no sientes que las cosas avancen. La tensión siempre es palpable y la dinámica sirve para ir identificando poco a poco quien es eslabón más débil, sin embargo, esto nunca termina siendo suficiente porque existen diversas situaciones que se plantean y que simplemente se dejan en el olvido cuando parecía que estas jugarían un papel mucho más importante.

Los 15 minutos finales son probablemente de lo más intenso que he visto en el año y no se debe a un cambio radical con respecto a todo lo que te mostraron previamente. Más que nada el director se dedica a explotar por completo la paranoia de Paul y en base a eso hacer que el espectador sea quien se empiece a cuestionar sobre quiénes son los verdaderos monstruos dentro de todo esto.

En la cuestión de las actuaciones Edgerton hace un excelente trabajo, aunque en realidad se trata más de una labor en equipo en donde todos cumplen de manera muy destacada cada uno de sus roles. La producción es discreta, pero bien cuidada: el trabajo de fotografía es fundamental para que la película funcione, la dirección de arte no es nada el otro mundo, el score está ok, cuenta con un buen trabajo de sonido y todo lo relacionado con efectos/maquillaje realmente es limitado. 

Opinión final: It Comes at Night es una buena película. En definitiva no será del agrado de todos pero es una propuesta interesante que debe de ser vista.

Ojometro:
****

martes, 4 de julio de 2017

Crítica: Abattoir (2016)


Película dirigida por Darren Lynn Bousman (Saw II, The Devil’s Carnival) y escrita por Christopher Monfette. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos durante diciembre del año pasado, mientras que su salida en formato físico se dio en febrero de 2017.

Sinopsis:

La reportera Julia Talben (Jessica Lowndes) hará equipo con un oficial de policía para resolver el misterio que rodea a una serie de asesinatos a lo largo de los años, incluido el de su propia hermana. 



Comentarios generales:

Sinceramente Abattoir salió de mi radar durante el año pasado gracias a la época en la que se dio su estreno, pero era una propuesta que me llamaba la atención con lo poco que había visto. Más que nada porque su director es alguien con un estilo muy particular que no teme experimentar con algunas de las ideas más absurdas o locas que se puedan encontrar dentro del género, siendo esto precisamente el sello característico de este trabajo.

Lo digo porque Bousman y Monfette nos regalan algo que tiene muy poco sentido pero de algún modo logran que sea entretenido de ver, sobre todo por la manera en la que hacen que esta historia mute de una mitad a otra, al grado de que en un punto parezcan de películas totalmente distintas. Ya que la primera es un thriller en toda la regla, uno que además arranca de manera sumamente intensa para lograr que nuestra protagonista se vuelva un personaje emocionalmente vulnerable por medio de la tragedia y que gracias eso se inicie una investigación que avanza de manera mucho más rápida de lo que te hubieras imaginado; insertando así elementos extraños dentro de este peculiar caso que por determinados momentos son un tanto complicados de comprender ya que, como mencione anteriormente, no tienen mucho sentido.

Es ya llegada la segunda mitad cuando las cosas se calman, el ritmo se desacelera y el thriller pasa a ser algo mucho más fantasioso cuyo sustento ahora serán el aspecto visual (un sello característico de Bousman) y la revelación de una secta que mueve todos los hilos. Entrando así a la parte en la que ciertamente se logra generar la mejor atmósfera y el grado de suspenso se eleva de manera importante, aunque igualmente es a partir de aquí cuando poco a poco se empieza a volver tedioso lo que te muestran; no tanto por la falta de intensidad, sino porque es más que evidente que se elabora de más una idea que en un punto toca pared y simplemente no saben cómo redondearla de la manera menos perjudicial considerando su extravagancia.

La parte final ciertamente es caótica. Visualmente es un deleite, los escenarios son hipnotízantes y ya para estas alturas la posible coherencia con lo que ocurre importa poco, lo cual da vía libre para explotar el tema de la violencia y así poder construir un cierre potente que afortunadamente no toma el camino fácil.

En el tema de las actuaciones Lowndes no lo hace mal, esto a pesar de que le cuesta mucho trabajo poder expresar emociones un poco más marcadas; aunque cuando la ponen junto a actores como Lin Shaye (Allie) o Dayton Callie (Jebediah) resulta totalmente opacada. En cuanto a producción es destacada: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte estupenda, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido es sólido, los efectos cumplen su objetivo y la labor de maquillaje resulta discreta.

Opinión final: Abattoir está ok. Se trata de una idea medio absurda que no explota por completo, pero puede ser una buena opción para ver un fin de semana.

Ojometro:
***