martes, 2 de abril de 2019

Crítica: Among the Shadows (2019)


Película escrita por Mark Morgan y dirigida por Tiago Mesquita. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos a inicios de marzo, pero todavía no hay información sobre cuándo saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Una investigadora privada tendrá que descifrar el misterio detrás del asesinato de su tío mientras que debe de mantener en secreto el hecho de que es descendente de un linaje de hombres lobo. 



Comentarios generales:

Oh, boy.

Cuando vi que el listado de productores era casi tan grande como el de actores me pude imaginar que Among the Shadows no sería algo sencillo de digerir y ante esto mis expectativas tuve que bajarlas a los niveles más ínfimos que pude. Aunque lo malo es que ni siquiera haciendo eso pude superar lo terrible que es esta película.

Y es que la verdad es muy complicado entender lo que trataron de ofrecer Mesquita y Morgan con este intento de Underworld detectivesco en el que supuestamente hay un conflicto que involucra hombres lobo y vampiros, pero nunca se sabe establecer con claridad cuales personajes forman parte de ambos bandos (salvo por el de Lindsay Lohan y la protagonista) e incluso se podría decir que el conflicto en realidad ni siquiera tiene relevancia. Esto porque lo que vemos es básicamente un revoltijo de ideas que van de un lado para otro, tratando de establecer complots políticos mientras la detective lobo fracasa una y otra vez en sus intentos por resolver el misterio central.

Realmente lo que tendría que ser un conflicto lleno de acción, tensión y aparente caos en las calles se queda más que nada en un burdo intento de pelea entre tipos a los que les brillan los ojos, cuyo avance es caótico y sin la más mínima profundización para darle un poco de sentido. 

Para empeorar las cosas, hay un elemento que hace que esto sea prácticamente inentendible: el trabajo de sonido.

En serio, pocas películas recuerdo con un trabajo tan deficiente como este debido a que entender lo que dicen los actores la mayor parte del tiempo es todo un reto. No solo porque es un casting internacional con la mezcla de acentos que eso conlleva, sino porque en verdad los diálogos están pésimamente grabados y es evidente que no hubo ningún tipo de arreglo en post-producción.

Por si todo lo anterior no fuera suficiente, la parte final se encarga de cerrar con broche de oro la pesadilla. Básicamente lo ocurrido durante más de una hora no sirvió para nada y con el desenlace se da a entender que, al menos la idea original, era hacer una secuela que muy probablemente nunca verá la luz.

Las actuaciones son muy planas y sin ningún toque de emoción; incluida la de Lindsay Lohan, quien se nota que solo hizo esto porque necesitaba dinero de manera urgente (hay escenas en donde se nota descaradamente que está leyendo un teleprónter). La producción tampoco se salva: el trabajo de fotografía es bastante malo, la dirección de arte es básica, el score no tiene vida, el trabajo de sonido es atroz como ya he comentado, los efectos son simples y la labor de maquillaje, para tratarse de una película de hombres lobo/vampiros, es ridícula.

Opinión final: Among the Shadows es una aberración de esas grandes. Evítenla a toda costa.

Ojometro:
*

viernes, 29 de marzo de 2019

Crítica: The Final Wish (2019)


Película dirigida por Timothy Woodward Jr. (Finders Keepers: The Root of All Evil), cuyo guión fue co-escrito por Jeffrey Reddick, William Halfon y Jonathan Doyle. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos a finales de enero, mientras que su salida en formato físico se dio este pasado 28 de marzo.

Sinopsis:

Después de la muerte de su padre, Aaron (Michael Welch) regresa a casa para ayudar a su devastada madre y confrontar su pasado. Estando ahí revisa las pertenencias de su padre para obtener algo de dinero, lo cual lo lleva a cruzarse con un misterioso y viejo objeto que es más de lo que aparenta.



Comentarios generales:

Una película que cuenta con la participación de Lin Shaye, Tony Todd y el creador de “Final “Destination (Jeffrey Reddick) sin duda alguna llamará la atención de los fans veteranos del género debido a que su presencia, en teoría, debería de garantizar algo calidad. Sin embargo, no siempre ese es el caso y tristemente con The Final Wish solo resultaron ser una cortina de humo para hacer que una producción del montón pudiera obtener un poco más de exposición.

Y es que lo que Woodward Jr. nos trae es una historia predecible que tiene a una propuesta muy similar como “Wish Upon” demasiado cerca y con la que no puede diferenciarse de manera importante. Situación que empeora con un primer acto que cuenta con una estructura similar y en el que la muerte del padre no tiene un impacto significativo, limitándose principalmente en poner al personaje de Aaron en situaciones random en las que tiene que lidiar con ciertos aspectos de su pasado mientras se da a entender que “algo” le está dando buena suerte.

Realmente todo lo que ocurre es aburrido, pesado y sin ningún tipo de gracia. Solo ciertas participaciones puntuales de Lin Shaye logran darle algo de vida a esta dinámica sosa hasta que finalmente se empiezan a revelar los detalles sobre el genio.

Lo cual lleva a lo que es lo más original de todo esto debido a que, contrario a lo habitual, aquí nuestro protagonista no está consciente de los deseos que pide y gracias a eso el nivel de peligrosidad se eleva de golpe para así establecer a la amenaza como algo de cuidado sin darle demasiadas vueltas al asunto. Además de que sirve para darle sentido a la introducción y, de paso, construir una atmósfera decente que refleje un panorama más oscuro.

La parte final se podría decir que es donde se ven los únicos momentos con cierta carga emocional y con un poco más de intensidad. Obviamente esto no es suficiente como para rescatar la película, pero por lo menos se puede tener un desenlace con un ritmo más ágil y con Aaron asumiendo la responsabilidad de sus actos.

En cuanto a las actuaciones solo Lin Shaye brilla y más que nada porque en un punto la dejan hacer lo que le plazca, provocando así una interpretación muy over the top que funciona en este mar de eventos genéricos. La producción es decente: el trabajo de fotografía tiene altibajos, la dirección de arte está ok, el score cumple, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son bastante simples y la labor de maquillaje está pasable.

Opinión final: The Final Wish es mediocre. Película aburrida que les causará más bostezos que otra cosa.

Ojometro:
**

martes, 26 de marzo de 2019

Crítica: Lords of Chaos (2019)


Adaptación del libro del mismo nombre que está dirigida por Jonas Akerlund, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Dennis Magnusson. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos a inicios de febrero, mientras que su salida en formato físico está programada para el 28 de marzo en Alemania.

Sinopsis:

Oslo 1987. Euronymous (Rory Culkin) es un joven de 17 años que se obsesiona con crear el verdadero black metal noruego por medio de su banda Mayhem. Para lograr dicho objetivo está dispuesto a hacer cualquier cosa, sin importar lo peligrosa o ilegal que sea; aunque pronto se dará cuenta que rebasar la delgada línea entre la realidad y el espectáculo puede tener graves consecuencias.



Comentarios generales:

Mi conocimiento sobre black metal escandinavo no es precisamente muy amplio, sin embargo, si conocía un poco de los hechos en los cuales está basada Lords of Chaos y por eso mismo este era un trabajo que me generaba mucho interés. Al final de cuentas el cine de terror y el metal siempre han mantenido un tipo de conexión desde la década de los 80s al ser géneros despreciados en sus respectivas industrias, por lo cual nunca está de más el poder ver una película que incomode a los puristas y sin duda este será uno de esos.

Sobre todo porque lo hace por medio de una mezcla interesante de géneros debido a que esto es una combinación entre biopic, thriller, humor negro y película de terror. Los cuales Akerlund tiene la habilidad de amalgamar para ofrecer así una historia que de inicio pareciera no tomarse muy en serio, pero que con el pasar de los minutos se va transformando en algo realmente oscuro que no rehúye al impacto visual tempranero y que poco a poco va construyendo una dinámica llena de excesos que van revelando las motivaciones de cada uno de estos individuos.

Excesos que adquieren mayor grado de riesgo durante el segundo acto y con ello se empieza a construir un conflicto evidente, aunque también la parte más floja de la película. Ya que por un lapso se cae en una repetitividad que no ayuda a que el desarrollo sea tan fluido como al inicio y que obliga a tener que recurrir al uso constante de situaciones polémicas para poder volver a encontrar un balance adecuado. El cual para nuestra fortuna se vuelve a tener y que ayuda a que una burbuja de malas decisiones vaya creciendo para que explote llegando a los minutos finales.

Generando así una parte final directa, cruda y sin ningún tipo de propósito por querer glorificar a la figura central. Donde la tensión siempre está ahí presente, al igual que la sensación de peligro que hace que el desenlace tenga muchísima fuerza.

En las actuaciones encuentra uno de sus puntos fuertes. Obvio Rory Culkin resalta al ser quien recibe más tiempo en pantalla y porque general hace bien las cosas, pero los secundarios cuentan con el tiempo necesario para poder desarrollar sus personajes y complementar de buena manera momentos importantes de la historia. Aunque creo que un elenco integrado por noruegos hubiera añadido algo más de profundidad. 

La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte sólida, el score resulta potente, el trabajo de sonido impecable, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje es la adecuada.

Opinión final: Lords of Chaos me gustó. Película interesante con una mezcla de géneros que puede satisfacer a una amplia variedad de públicos. 

Ojometro:
****

viernes, 22 de marzo de 2019

Crítica: Painkillers (2019)


Producción belga dirigida por Roxy Shih y escrita por Giles Daoust. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 31 de enero, aunque todavía no hay información sobre cuándo saldrá en formato físico o si llegará a otros mercados.

Sinopsis:

Lleno de culpa tras la muerte de su pequeño hijo en un accidente automovilístico, el brillante cirujano John Clark (Adam Huss) descubre que la única manera de aliviar el dolor permanente con el que vive es probando el sabor de la sangre humana.



Comentarios generales:

Ya he comentado en ocasiones anteriores que no es extraño que producciones que sufren para encontrar distribución de pronto opten por promocionarse como películas de terror y así generar el suficiente interés para obtenerla. No es lo ideal, pero es algo que pasa y seguirá pasando; sin embargo, ya tenía bastante tiempo que no veía una tomada de pelo tan descarada como la de Painkillers.

Un filme cuya promoción se centró esencialmente en la presencia de Mischa Barton y una temática aparentemente de vampiros, dos cosas muy simples que por increíble que parezca no son lo prometido. Primero porque Barton aparece en pantalla solo por 70 segundos y, segundo, porque la historia que nos trae Shih es algo que de mera casualidad integra el elemento de la sangre para tratar de añadir cierta originalidad a un drama que desde el primer instante resulta pesado y que realmente hace muy poco por brindar el suficiente contenido para hacer interesante el descenso a la oscuridad por parte de su protagonista.

Un descenso que es en exceso aburrido de ver una vez que se establece de manera muy blanda durante el segundo acto, ya que nunca existen momentos que logren hacer creíble que John pueda ser una amenaza. Básicamente todo consiste en verlo temblar, beber algo de su sangre y mentirle a su esposa; estableciendo así un patrón que no cambia demasiado (incluso con la integración de un antagonista) y que vuelve complicado construir situaciones que logren incrementar tanto los niveles de tensión como la sensación de peligro que supuestamente deberían de existir considerando la situación desesperada en la que se encuentra.

La parte final es la única que se siente con un nivel de intensidad más elevado, sin ser nada espectacular. Realmente todo lleva a una conclusión predecible que no toma ninguna clase de riesgos al momento de la resolución del conflicto o en el apartado visual, optando mejor por el camino fácil para un cierre muy blando y carente de emociones.

En cuanto a las actuaciones no presenta muchas cosas interesantes, Adam Huss por momentos luce hasta cómico con su temblorina permanente y eso evita a que uno pueda tomar en serio su problema, mientras que Madeline Zima (Chloe) solo está de adorno. La producción no tiene nada malo: el trabajo de fotografía es correcto, la dirección de arte básica, el score no aporta gran cosa, el trabajo de sonido cumple, los efectos son mínimos y la labor de maquillaje muy discreta considerando el tema que cubre.

Opinión final: Painkillers no vale la pena. Película aburridísima que solo les hará perder su tiempo mientras esperan ver algo que no es.

Ojometro:
**