martes, 27 de agosto de 2019

Crítica: The Night Sitter (2019)


Película dirigida por Abiel Bruhn y John Rocco, quienes además comparten créditos como escritores del guión. Se estrenó en VOD y DVD dentro de los Estados Unidos el pasado 6 de agosto, mientras que su salida en Blu-ray está confirmada para el próximo 3 de septiembre.

Sinopsis:

Haciéndose pasar como una inocente niñera, Amber (Elyse DuFour) planea robar la casa de un adinerado entusiasta de lo oculto que vive con su solitario hijo Kevin (Jack Champion). Sin embargo, cuando sus cómplices llegan para vaciar el lugar, Kevin libera por error a un trió de brujas que desatarán un terror inimaginable que los hará formar un vinculo improbable para sobrevivir la noche.



Comentarios generales:

Definitivamente no diría que están de regreso porque la verdad es que su figura siempre ha estado presente durante décadas, pero es evidente que en años recientes ha existido cierta tendencia dentro del cine de terror para regresarles notoriedad a las niñeras. Al final de cuentas son la puerta para ofrecer trabajos no tan complejos con los que la gente sabe qué va a ver desde el primer instante, los cuales además abren la puerta para mezclar distintos subgéneros sin que se cuestione de manera profunda si su presencia tiene sentido o no. Tal como es el caso de The Night Sitter.

Una película con la que Bruhn y Roddo no se parten la cabeza y tratan de simplificarla lo más que se pueda para ofrecer una experiencia que desde temprano atrape al espectador con su ritmo ágil en lugar de aburrirlo con una elaboración excesiva. Esto porque realmente no tienen que pasar más de 20 minutos para conocer lo básico con respecto a los personajes principales y a partir de ese punto las cosas solo aumentan en cuanto dinamismo de manera progresiva sin descanso, primero dándole prioridad a eventos que involucran a Amber o a Kevin por separado (con los que se añade la mayoría del humor) y luego eventualmente estableciendo el peligro ya en conjunto.

Llevando así a un segundo acto en el que los guiños a Dario Argento son bastante marcados, no solo por la presentación visual que se adopta por medio del trabajo de fotografía, sino también porque la amenaza es básicamente una referencia directa a uno de sus principales legados. La cual por algunos minutos enreda las acciones ante la poca claridad que brindan con respecto a su existencia y porque la matanza que se desata tarda en tomar fuerza gracias a que no parece existir una idea tan clara sobre qué hacer con tantos personajes, pero una vez que vuelve a encontrar el ritmo adecuado lo que ocurre es bastante entretenido.

La parte final la encontré un tanto extraña. Por un lado tiene lógica considerando un detalle que presentan al inicio; sin embargo, en ningún momento se siente como algo orgánico en el desarrollo, resulta forzado e incluso el humor con el que se maneja no encaja del todo bien. Aunque por lo menos el desenlace logra ofrecer una buena dosis de sangre que logrará hacer olvidar este detalle a corto plazo.

Las actuaciones no están mal, DuFour y Champion muestran buena química y los mejores momentos de la película se dan cuando ellos están juntos en pantalla; mientras que el resto del elenco cumple con roles limitados que solo tienen un propósito especifico. La producción no está mal considerando el presupuesto discreto: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte está ok, el score es sólido, el trabajo de sonido tiene alguno que otro detalle, los efectos prácticos cumplen y la labor de maquillaje es discreta. 

Opinión final: The Night Sitter está entretenida. Película sin muchas complicaciones para pasar el rato.  

Ojometro:
***

viernes, 23 de agosto de 2019

Crítica: Rock, Paper, Scissors (2019)


Película dirigida por Tom Holland (Fright Night, Child's Play), cuyo guión fue escrito por Kerry Fleming y Victor Miller. Se estrenó en VOD y formato físico dentro de los Estados Unidos el pasado 23 de julio.

Sinopsis:

Años después de haber sido capturado, el asesino serial Peter Harris (Luke Macfarlane) es liberado del hospital psiquiátrico por estar aparentemente curado. Sin embargo, una vez que regresa a su antiguo hogar se ve invadido por los recuerdos de su perturbadora infancia y las visitas de los fantasmas de sus víctimas que no lo dejarán ser un hombre nuevo. 



Comentarios generales:

El que Michael Madsen forme parte de una película de terror casi siempre es motivo suficiente para que la ignore debido a que desde hace un tiempo esto suele ser señal inequívoca de que será muy mala y su presencia está ligada más que nada a tener un nombre que pudiera atraer más público. Aunque en el caso de Rock, Paper, Scissors genuinamente creía que podíamos ver algo interesante, el trailer la vendía de buena manera y la premisa tenía potencial para por lo menos ofrecer un slasher entretenido, pero al final resultó ser una gran estafa.

Una que además confirma que Holland dejó de ser alguien de confianza desde hace mucho tiempo atrás al traernos un auténtico somnífero que tiene una falta de identidad muy marcada. Ofreciendo una historia que prometía sangre y muertes pero que durante gran parte de su metraje solo se centra en mostrar la recuperación de un asesino que no es para nada interesante en su desarrollo y deja de lado todos los elementos que uno supondría iba a ver para cambiarlos por una venganza que realmente nunca se siente que vaya a algún lado y falla en su propósito de ser el medio conductor para revelar más detalles sobre la compleja vida de Peter.

Y es que pareciera que no había demasiadas ideas sobre cómo exponer dicho tema, dejando todo en una serie de conversaciones con alguno que otro flashback en las que el ritmo de la película decae de manera terrible. Sobre todo porque en las contadas ocasiones en las que se decide explorar un poco más los instintos asesinos de Peter no se toman ninguna clase de riesgos y gracias a eso la película carece de intensidad o de cualquier tipo de impacto que ayude a construir momentos en los que el peligro sea algo palpable.

La parte final es probablemente lo más decente. Por lo menos se le trata de añadir cierta sorpresa y cambiar un poco la dinámica habitual, además de que es donde vemos más violencia; aunque el absurdo desenlace termina dejándote con la sensación de que todo lo que ocurrió previamente no tuvo razón de ser.

En cuanto a las actuaciones Luke Macfarlane medio se salva, pero el resto del elenco está terrible. La producción tampoco tiene muchas cosas para destacar: el trabajo de fotografía está aceptable, la dirección de arte es genérica, el score no tiene peso alguno, el trabajo de sonido cumple y tanto los efectos como la labor de maquillaje son simples.

Opinión final: Rock, Paper, Scissors es bastante mala. Evítenla.

Ojometro:
**

martes, 20 de agosto de 2019

Crítica: Scary Stories to Tell in the Dark (2019)


Película basada en los libros escritos por Alvin Schwartz, la cual está dirigida por André Ovredal (The Troll Hunter) y cuyo guión fue escrito por Dan y Kevin Hageman. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el 9 de agosto, mientras que en México hizo lo propio durante el fin de semana pasado. Recaudando hasta la fecha $54.3 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

En Halloween de 1968 un grupo de amigos entran a una mansión abandonada donde encuentran un libro de historias de terror escrito por la misteriosa Sarah Bellows. Al inicio parece una simple anécdota adolescente, pero pronto se darán cuenta que dichas historias son reales… y ellos son los protagonistas.



Comentarios generales:

Actualmente Guillermo del Toro es uno de los personajes más importantes dentro de Hollywood y para nuestra suerte es un amante del terror como pocos, abriendo así las puertas para proyectos que hasta hace no mucho parecía imposible que se pudieran realizar. Sin embargo, si algo ha demostrado el director mexicano es que en ocasiones suele involucrarse en muchos proyectos a la vez y luego no le da tiempo para supervisarlos, provocando con esto que los resultados no siempre sean los esperados; aunque en el caso de Scary Stories to Tell in the Dark afortunadamente eso no se da.

Ya que es muy claro que tanto él como Ovredal querían realizar un trabajo que fuera lo más fiel posible al material original y ante esto el cuidado en los detalles se puede notar en todo momento dentro de una película que en esencia es una antología, pero que nunca se maneja bajo la estructura tradicional de estas. Generando así una historia mucho más adecuada para un público mainstream en la que se utilizan situaciones básicas y cierto humor para presentar a los personajes y brindar algo de contexto con respecto a la mansión, la cual al momento en que aparece en pantalla establece de inmediato el tono que predominará por lo que resta del metraje.

Un aspecto muy importante considerando que, una vez que se empiezan a desarrollar las historias del libro, la atmósfera se torna mucho más oscura y gracias a esto las apariciones de los peculiares monstruos logran tener un gran impacto a pesar de que lo que vemos no son precisamente situaciones tan innovadoras o extremas. Simplemente se trata de generar terror con fórmulas clásicas bien implementadas que, al complementarlas con un estilo visual de alto calibre, logran que la sensación de peligro para estos adolescentes siempre esté presente y con ello el ritmo sea uno dinámico la mayor parte del tiempo.

Aunque no solo se trata de ir presentando increíbles monstruos, sino que también se va desenvolviendo un misterio que le añade más sustancia al tema de Sarah Bellows y eso ayuda a darle un propósito a los personajes más allá de estar huyendo del peligro; forzándolos a tomar decisiones que en algunos casos son absurdas para recordarte su corta edad, pero que también los posicionan con un nivel de inteligencia mucho mayor al acostumbrado.

Lo cual lleva a una parte final en donde ambas cosas se entrelazan de manera orgánica para ofrecer un desenlace con un nivel de intensidad agradable en el que se logra construir un cierre un tanto predecible (mas no malo) y, de paso, dejar abierta la puerta para una posible secuela.

Las actuaciones son buenas en general, por ahí hay un caso que por momentos raya en lo caricaturesco pero todos cumplen; en especial Zoe Margaret Colletti (Stella) creo que hace una labor destacada. La producción es de gran factura: el trabajo de fotografía es excelente, la dirección de arte está bien cuidada, el score es bueno, el trabajo de sonido sólido, los efectos están impecables y la labor de maquillaje es de primer nivel con el diseño de todos los monstruos.

Opinión final: Scary Stories to Tell in the Dark me gustó. Una película de corte clásico que se posiciona como una de las mejores de 2019.

Ojometro:
*****

viernes, 16 de agosto de 2019

Crítica: Starfish (2019)


Película escrita y dirigida por Al White, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de marzo, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 27 de mayo.

Sinopsis:

Aubrey (Virginia Gardner) es una chica que se encuentra en duelo por la muerte de su mejor amiga, la cual ocurre justo cuando el fin del mundo da inicio por la invasión de unas extrañas criaturas.



Comentarios generales:

Cuando empiezo a escuchar el término “lovecraftiano” ligado a alguna película automáticamente mis dudas se disparan, ya que H. P. Lovecraft es un monstruo aparte y su famoso horror cósmico no suele ser algo fácil de plasmar en pantalla. Simplemente la mayoría de las veces este tipo de trabajos significan grandes decepciones a pesar de que las ideas detrás sean buenas y Starfish creo que ejemplifica perfectamente este concepto.

Esto porque lo que presenta White es un trabajo muy personal en el que pretende guiarnos por un viaje sustentándose más en lo auditivo (él compuso el score) que en lo visual; sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. Ya que desde el inicio se pueden notar las complicaciones que tiene para ir armando una historia de gran interés con unos primeros 30/35 minutos en donde se le da mucho énfasis al duelo de Aubrey, pero en los que en realidad lo que ocurre en pantalla es poco o nada como para que te interese más a fondo la relación con su fallecida amiga. Ni que decir del inicio del fin del mundo.

A eso hay que agregarle que los elementos ligados al terror son muy pocos y solo aparecen de manera esporádica cuando entran en juego unos mixtapes con los que el director empieza a plasmar su idea de manera más concreta, lo cual le brinda cierta frescura a las acciones, aunque no por mucho tiempo. En especial porque la manera en la que se conecta cada cosa no se siente natural, no fluye como debería y por varios lapsos el espectador se encontrará ante escenarios que lo confundirán dado a que no se profundiza demasiado en cuestiones fundamentales para entender por qué nuestra protagonista hace lo que hace (o hizo en el pasado).

Es en la parte final donde los elementos lovecraftianos más o menos se puede decir que están presentes, incluso se hace uso del metacine, pero al existir tan poco desarrollo previo lo que ocurre en pantalla sigue sin tener sentido. Llevando así a un desenlace flojo, sin fuerza; que sigue apostando más por lo auditivo y que te termina dejando con una sensación de vacío importante.

En cuanto a las actuaciones realmente todo recae Virginia Gardner, quien hace lo necesario para sobrellevar la película sin quitar la misma expresión durante más de 90 minutos. La producción es donde tiene la mayoría de sus puntos fuertes: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte está correcta, el score es genial, el trabajo de sonido no tiene fallos y los efectos presentan un CGI que no considero terrible pero no es el mejor.

Opinión final: Starfish es decepcionante. Película sin mucho sentido que probablemente gustará o no dependiendo de su humor cuando la vean.

Ojometro:
**