viernes, 3 de septiembre de 2021

Crítica: Demonic (2021)

Película escrita y dirigida por Neill Blomkamp, la cual significa su debut en el género. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 20 de agosto, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Una joven de nombre Carly (Carly Pope) desata terribles demonios cuando las fuerzas sobrenaturales escondidas por décadas en un pleito entre madre e hija se revelan de la manera más brutal que alguien se pueda imaginar.


Comentarios generales:

Haciendo memoria no pude recordar alguna otra película que combinara el tema de las posesiones con sci-fi en tiempos recientes, ya que casi siempre se opta por combinaciones más simples que garanticen al menos cierta ganancia. Por eso es que Demonic resaltaba de manera importante al representar algo no tan común y más por el nombre del director involucrado que le brindaba cierto sello de calidad, aunque el resultado final no es precisamente el más emocionante.

Y no es porque lo que nos presenta Blomkamp me haya parecido malo, más bien se debe a que la idea como tal no se explota de la mejor manera posible. Ya que con una premisa tan exagerada (o ridícula, según como se vea) lo menos que te esperas es una historia que se desarrolle de manera tan lenta y se tome tan en serio, lo cual hace que cueste trabajo involucrarte de lleno en lo que estás viendo durante los primeros 40 minutos a pesar de que por momentos se ofrece una propuesta visual interesante gracias a una tecnología aparentemente nueva y porque si se planta la duda por saber qué es exactamente lo que está mal.

En general todo se siente muy soso durante ese periodo de tiempo, sin embargo, una vez que se pasa dicha frontera y se empieza a profundizar de mayor manera sobre el demonio las cosas mejoran; en especial porque la estabilidad mental de nuestra protagonista empieza a ser factor y eso ayuda a ir construyendo una atmósfera más oscura, así como situaciones que jueguen con la realidad o la ficción para incrementar el nivel de tensión (incluida la que es sin lugar a dudas la mejor escena del filme). Además de que en este punto también se revelan detalles interesantes sobre otros personajes que de golpe añaden un elemento clásico de manera sorpresiva para hacerte suponer que la parte final será algo a una escala mucho mayor.

Cosa que lamentablemente no se da y dicho elemento termina siendo rápidamente desechado para darle cabida a una conclusión que no está mal, pero que sigue un camino que hemos visto en incontables ocasiones. Algo que, al combinarse con el hecho de que el desenlace lo alargan demasiado, hace que en general todo lo que ocurre no se sienta con la fuerza y relevancia que debería.

Las actuaciones en su mayoría son olvidables, siendo Carly Pope la única que destaca sin que deje una marca para recordar. Mientras que en producción se nota que hubo poco presupuesto: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte no tiene nada del otro mundo, el score es lo mejor de la película, el trabajo de sonido está bien cuidado, los efectos son simples y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Demonic está ok. La idea es mucho más interesante que su ejecución, pero no está de más checarla.

Ojometro:
***

lunes, 30 de agosto de 2021

Crítica: Candyman (2021)

Secuela dirigida por Nia DaCosta, quien comparte créditos como co-escritora del guión junto a Jordan Peele y Win Rosenfeld. Se estrenó en cines en México y Estados Unidos durante el fin de semana pasado, recaudando $22.7 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Una década después de que la última de las torres Cabrini fuera derribada, el artista Anthony McCoy (Yahya Abdul-Mateen II) y su novia se mudan a un loft de lujo en los nuevos condominios construidos en dicho lugar. Sin embargo, cuando este tiene un encuentro que lo expone a la verdadera historia detrás de Candyman su estabilidad mental se verá comprometida.


Comentarios generales:

De las franquicias con personajes que se consideran legendarios sin duda Candyman era de las últimas que quedaban por revivir de algún modo, así que cuando se supo que Jordan Peele estaba trabajando para traerla de vuelta la emoción fue prácticamente universal entre los fans. Era la combinación perfecta tomando en cuenta el aspecto racial que la rodea, generando un interés que incluso con el retraso por la pandemia nunca se vio disminuido; de hecho, probablemente era de las películas más esperadas del año.  

Algo que puede terminar afectándole en el recibimiento general debido a que lo presentado por DaCosta, Peele y Rosenfeld no creo que logre satisfacer a un porcentaje importante de los fans con su visión, a pesar de que es una secuela directa de la original.

Ya que estamos ante un slasher que no se siente como tal la mayor parte del tiempo al enfocarse más en la mitología que rodea a Candyman y a su inevitable conexión con las injusticias raciales, lo cual hace que la historia sea mucho más densa en la manera de plantear las conexiones con lo ya conocido previamente. Enfoque que de inicio funciona de buena forma debido a que por un lado se percibe la familiaridad, pero por el otro se genera rápidamente una sensación de novedad que proporciona un interés genuino sobre cómo se irá desenvolviendo todo.

Lamentablemente ese buen inicio con el pasar de los minutos se empieza a difuminar ante una evidente confusión en la forma de querer presentar las nuevas ideas y a su vez hacer que estas conecten de manera orgánica con lo que sabemos sobre Candyman. Ocasionando así que el ritmo no resulte tan fluido como debería y, sobre todo, haciendo que por momentos esta amenaza no tenga el impacto necesario al contenerla demasiado en lo que se refiere a las muertes de las que resulta responsable.

Y es que si bien existe una agradable creatividad al momento de presentarlas utilizando la explotación del sonido u espejos (prácticamente todas son fuera de cámara), estas son pocas y demasiado distantes una de la otra. Quitándole así fuerza a las acciones para que sea la propia transformación de Anthony la que termine siendo el foco de atención, la cual en general resulta bien lograda desde el lado visual y del deterioro mental, aunque el hecho de que realmente sea un personaje del que se sabe poco evita que resulte tan memorable.

Ante esto llegamos a la parte final con más dudas que certezas y realmente esta no ayuda demasiado en aclarar el panorama. Destacando principalmente el incremento en la violencia para elevar el nivel de intensidad, pero sin hacer que el desenlace pueda solidificar la idea que DaCosta tenía para Candyman (¿Es un mártir, un tipo de anti-héroe o solo un monstruo?) y dejar así un cierre demasiado abrupto e incluso algo hueco.

En lo que respecta a las actuaciones Yahya Abdul-Mateen II hace un buen trabajo, logra un buen equilibrio entre la cordura y la locura de un artista obsesionado con su obra. Lo malo es que el resto del elenco solo está de adorno y ningún otro personaje logra desarrollarse de manera plena como para que sea un contrapeso interesante, además de que la presencia de Tony Todd es meramente anecdótica.

Sobre la producción no hay ninguna queja: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte es impecable, cuenta con un score sólido, el trabajo de sonido es excelente, los efectos cumplen totalmente su tarea y la labor de maquillaje está bien hecha.

Opinión final: Candyman no está mal. Mentiría si no dijera que esperaba mucho más, pero en términos generales cumple y sin duda es la segunda mejor entrega de la franquicia.

Ojometro:
***

miércoles, 25 de agosto de 2021

Crítica: The Seventh Day (2021)

Película escrita y dirigida por Justin P. Lange (The Dark). Se estrenó en formato físico y digital dentro de los Estados Unidos el pasado 18 de mayo, mientras que hizo lo propio en México dos días después en cines.

Sinopsis:

Un reconocido exorcista se reúne con un sacerdote novato en su primer día para analizar si este tiene la capacidad para el trabajo. Adentrándose en un perturbador caso que revelará el infierno ya existente sobre la tierra, difuminando la línea entre el bien y el mal mientras emergen demonios personales.


Comentarios generales:

En este punto hacer una película sobre exorcismos representa más un riesgo que un beneficio considerando que es muy complicado poder innovar en dicho subgénero y ya prácticamente todo se ha hecho. Por eso es que cuando veías el trailer de The Seventh Day era difícil poder entusiasmarte debido a que no parecía que aportara algo distinto, lucía como una más y al final eso es precisamente lo que fue.

Aunque para mi sorpresa cuenta con algo que bien pudiera haberla hecho más relevante, al menos en el tema de originalidad, ya que lo presentado por Lange no sigue el patrón convencional de esta clase de historias y opta por construir su caso de manera más amplia para vender la idea de que el mal no solo se concentra en una sola persona. Lo cual hace que el inicio resulte más ágil de lo habitual e incluso cuente con situaciones que añaden fuerza desde temprano para ir estableciendo los retos que los sacerdotes tendrán que enfrentar.

Hasta ahí todo se desarrolla de manera decente, pero lamentablemente dicho inicio con el pasar de los minutos va quedando como algo meramente anecdótico y la película se vuelve tediosa gracias a que la dinámica entre este par nunca te atrapa, todo es forzado con ellos y tampoco es que los actores se complementen de gran manera. Haciendo que las cosas se sientan más como viles acontecimientos que pasan porque si y cuyo diseño, si bien logra generar algunos momentos oscuros o de tensión, se termina convirtiendo en un problema debido a que hace demasiado evidente desde muy temprano el giro con el que se pretende sustentar la parte final.

Una que ante lo predecible se queda sin nada interesante y por lo consiguiente todo lo que ocurre carece del impacto que se supone debería tener. Dejando así un enfrentamiento que en esencia si propone algo con un propósito mayor, pero jamás te deja con ese sentimiento.

Con respecto a las actuaciones tenemos en Guy Pearce (Padre Peter) y Vadhir Derbez (Padre Daniel) uno de los mayores problemas del filme. Ambos están muy mal, tienen cero química en pantalla y eso termina perjudicando muchísimo considerando todo lo que se construye alrededor de su relación, además de que las escenas de mayor impacto tampoco las pueden sacar adelante. 

La producción no está mal: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es correcta, el score es agradable, el trabajo de sonido no presenta fallos, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje resulta efectiva.

Opinión final: The Seventh Day es decepcionante. Película predecible y mal actuada que olvidarán en cuestión de horas.  

Ojometro:
**

viernes, 20 de agosto de 2021

Crítica: El Exorcismo de Carmen Farías (2021)

Producción mexicana dirigida por Rodrigo Fiallega y escrita por Molo Alcocer Délano. Se estrenó en cines en México durante el mes de mayo, mientras que su salida en VOD y formato físico se dio el pasado 9 de agosto.

Sinopsis:

Después de la muerte de su madre, Carmen (Camila Sodi) descubre que heredó la casa de su abuela. Lugar que decide visitar sin saber que esconde oscuros secretos sobre su pasado.


Comentarios generales:

Uno de los principales problemas con el cine de terror mexicano actual es el querer replicar lo que vemos en el cine estadounidense al pie de la letra, olvidándose por completo de la identidad que alguna vez llegó a tener. Evidentemente no es algo exclusivo de mi país y tampoco lo considero como algo terrible, pero para que esto funcione se debe de tener una gran habilidad al replicar tanto el aspecto visual como el narrativo y El Exorcismo de Carmen Farías logra lo primero, aunque falla bastante en todo lo demás.

Y es que lo que presenta Fiallega se sustenta de manera marcada en ideas tan desgastadas que termina ofreciendo una historia que desde muy temprano se vuelve aburrida y en la que realmente uno puede ir adivinando sin demasiados problemas cuáles serán las situaciones que vendrán con el pasar de los minutos. Dejando así gran parte del atractivo en un apartado visual bien cuidado y en la generación de una atmósfera que ayuda a que la casa resulte un lugar lo suficientemente tétrico como para que por lo menos te interese la manera en que van a explotar dicho espacio para mover hacia adelante una trama tan simple.

Lo cual evidentemente no logran de manera atractiva debido a que el visionado se vuelve más y más pesado con el pasar de los minutos; en gran parte por lo increíblemente obsoletos que lucen todos los recursos para lograr sustos fáciles (que además carecen de un timing adecuado), pero también por el tiempo que se tardan para revelar aspectos fundamentales ligados al propio exorcismo. Ya que por alguna razón se tiene miedo a mostrar de más, todo lo van soltando por pedacitos y eso, en lugar de ayudar a la construcción del frágil misterio, solo hace que el ritmo se haga lento e incluso se genere una sensación de que simplemente le están dando vueltas a lo mismo para que sea la parte final la que resuelva los problemas existentes.

Algo que resulta contraproducente debido a que, si bien esta es la mejor parte de la película, también es cierto que se siente acelerada. Con la intervención de uno de los sacerdotes más ineptos que recuerde y un cierre genérico que al menos cuenta con un nivel de intensidad correcto.

En lo que respecta a las actuaciones realmente la película era un capricho para explotar la popularidad de Camila Sodi, quien no da el ancho para este tipo de personajes. Esto porque se le dificulta bastante el poder manifestar diferentes tipos de emociones para que no luzca tan acartonada en momentos específicos de mayor importancia.

Sobre la producción, es donde claramente tiene sus mayores fortalezas: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score es sólido, el trabajo de sonido es limpio, los efectos están bien hechos salvo por contadas excepciones y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: El Exorcismo de Carmen Farías es aburrida. Una película genérica de exorcismos que pasará sin pena ni gloria.

Ojometro:
**