martes, 11 de abril de 2023

Crítica Consecration (2023)

Película dirigida por Christopher Smith (The Banishing), quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Laurie Cook. Se estrenó en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 10 de febrero, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 23 de mayo.

Sinopsis:

Después del aparente suicidio de su hermano, Grace (Jena Malone) viaja al convento en Escocia donde murió. Aunque estando ahí su desconfianza hacia la iglesia hace que descubra asesinatos, sacrilegios y una perturbadora verdad sobre ella misma.


Comentarios generales:

Ya se ha comentado anteriormente en este blog que las películas cuya premisa está ligada a temas religiosos casi siempre terminan encasilladas en propuestas que involucran exorcismos o, a lo mucho, cuestiones apocalípticas. Por ello es que resulta complicado poder emocionarse en exceso con esta clase de propuestas debido a que todas siguen un patrón similar, incluso si tratan de hacer algo ligeramente distinto como es el caso de Consecration.

Y es que pesar de que el punto central de la historia técnicamente es la investigación de un asesinato, lo cierto es que si bien lo presentado por Smith es competente en un plano general, también cae rápidamente en terrenos familiares que tratan de disimularse por medio de alucinaciones de Grace para aparentar que aquí existe algo mucho más tétrico detrás. Lo cual en cierta forma resulta efectivo durante el primer acto debido a que la atmósfera oscura que se logra generar brinda un tono macabro con el que cada situación se siente de potencial riesgo a futuro para nuestra protagonista dentro de un entorno en el que supuestamente tendría que estar segura.

El problema llega cuando ya establecido eso mejor se opta por cambiar el enfoque a uno mucho más sustentado en el dialogo, llevándonos así a una serie de conversaciones que en lugar de hacer el misterio más interesante solo logran que se torne aburrido al darle vueltas a lo mismo desde diferentes ángulos. Teniendo como consecuencia que el ritmo vaya decayendo hasta el punto de volverse pesado, pero sobre todo que los propios traumas del pasado de Grace empiecen desencadenar una serie de sucesos y revelaciones demasiado predecibles que evitan que exista mayor intensidad en aspectos supuestamente fundamentales para el desarrollo y por lo consiguiente ocasionen que algo que debería de ser muy intenso solo se quede como algo anecdótico que no refleja de manera convincente la magnitud de la problemática.

Una que para la parte final, ya teniéndola plenamente revelada, ayuda a construir algunos momentos interesantes desde el lado visual y además logra proporcionar cierta potencia para que el desenlace no resulte tan irrelevante considerando el camino que deciden seguir con este. 

En lo que respecta a las actuaciones tenemos a Jena Malone y a Danny Huston (Padre Romero) que están bastante bien y en general son los responsables de sostener la película en los momentos más complejos en los que parece que no existe ningún tipo de avance. Mientras que en producción no está nada mal para tratarse de un proyecto pequeño: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte es simple, el score cumple, el trabajo de sonido no presenta fallos, los efectos son sólidos y la labor de maquillaje discreta.

Opinión final: Consecration está ok. Película pequeña con cosas interesantes que difícilmente la recordarán a largo plazo.

Ojometro:
***

martes, 4 de abril de 2023

Crítica: Blood (2023)

Película dirigida por Brad Anderson y escrita por Will Honley. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 27 de enero, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Jess (Michelle Monaghan) es una enfermera divorciada que se muda con su hija y su hijo pequeño Owen a una vieja granja. Su situación no es sencilla y esta empeora cuando Owen es mordido por su propio perro y adquiere una misteriosa infección.


Comentarios generales:

Cuando uno veía el trailer de Blood era prácticamente imposible no catalogarla como una película de vampiros considerando que los elementos para hacerlo se encontraban totalmente a la vista; sin embargo, también era claro que no se trataba de un trabajo con temática popular que involucraba estacas o crucifijos y por esa razón se sentía como algo con mucho potencial para sorprender. Sobre todo dentro de un subgénero en el que eso es complicado de encontrar hoy en día, pero lamentablemente en ningún momento logra conseguirlo.

Ya que lo traído por Anderson se la pasa dudando sobre si abrazar su naturaleza vampiresca o apostar por un enfoque más dramático que gire alrededor del concepto de la madre que está dispuesta a hacer lo que sea para proteger a su hijo. Lo cual hace que la historia jamás resulte tan atractiva debido a que el terror se ve limitado para darle lugar a un drama familiar al plantar un conflicto entre los padres con el propósito de que el espectador tome el lado de alguno de estos, mientras que todo lo que ocurre se vuelve extremadamente predecible y, al menos durante los primeros 40 minutos, carente de momentos que destaquen.

Siendo hasta entrado el segundo acto cuando las cosas se vuelven atractivas y no tanto por el terror (ese sigue siendo muy contado), sino porque las acciones de Jess añaden un dilema moral siempre interesante que va proporcionando situaciones con las que la atmósfera se va tornando más oscura y depresiva. Logrando con esto que la progresiva transformación de Owen a algo más peligroso vaya generando grandes dosis se tensión porque siempre existe la duda sobre si se descontrolará o no en el momento menos oportuno; aunque en realidad la principal fortaleza de esta parte sin duda es el hecho de que se empieza a cuestionar si el verdadero monstruo es el niño o su madre por todo lo que hace para mantenerlo a salvo sin importar las posibles consecuencias de sus actos tanto a nivel familiar como legal.

Algo que es fundamental para que se llegue a la parte final con bastante fuerza y un poco más de dinamismo, lo malo es que justo cuando parece que por fin se explotarán los elementos característicos del cine de vampiros se recula de manera incomprensible y la evolución de problema se atasca. Dejando un desenlace que no catalogaría como malo en sí porque tiene cierta intensidad, pero termina resultando demasiado insípido.

De las actuaciones realmente la única que destaca es Monaghan con un personaje que logra generarte empatía, pero a la vez cierta animadversión por la forma en la que tiene que sacrificar lo poco bueno que tiene como persona para poder mantener con vida a su hijo. Mientras que en producción vemos una factura cuidada: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte no destaca demasiado, el score es un muy buen complemento, el trabajo de sonido es sólido, los efectos son simples y la labor de maquillaje efectiva.

* Cuenta con una escena a la mitad de los créditos

Opinión final: Blood es aceptable. Película con ideas poco compatibles que se queda corta en su búsqueda por trascender.

Ojometro:
***

viernes, 31 de marzo de 2023

Crítica: The Barn Part II (2022)

Secuela escrita y dirigida por Justin M. Seaman (The Barn). Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos en octubre de 2022, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 23 de enero.

Sinopsis:

La prohibición del Halloween en Helen's Valley ha sido abolida tras la tragedia de 1989 y la fraternidad Gamma Tau Psi, donde se encuentra la sobreviviente Michelle (Lexi Dripps), aprovecha para organizar su casa del terror dejándola a cargo. Aunque para su mala fortuna los demonios de su pasado llegan una vez más a tocar a la puerta…


Comentarios generales:

La primera The Barn fue un homenaje al cine de terror de los 80s que disfruté mucho porque supo replicar ese lado serie B de la época prácticamente a la perfección, convirtiéndola en una experiencia bastante única que necesitaba de un entendimiento de muchas referencias y leyendas que falsamente daban la impresión de no tener mucho sentido. Sin duda un proyecto que parecía único e irrepetible, así que cuando se anunció The Barn Part II me sorprendí debido a que no sabía si se podía replicar lo de hace siete años atrás y tristemente eso fue lo que ocurrió.

Y no es tanto porque Seaman se salga de la línea establecida previamente debido a que esta secuela mantiene mucho del concepto serie b tanto a nivel narrativo como visual, pero es claro que en su afán por querer añadir mayor sustancia a la historia termina viéndose superado con respecto a lo que puede manejar por su cuenta. Ya que ahora la leyenda detrás de los demonios se simplifica para que resulte más sencilla de seguir sin tantas reglas de por medio y con ello se puedan integrar un mayor número de monstruos, lo cual en el papel se escucha atractivo; sin embargo, conforme pasa una primera media hora bastante olvidable te das cuenta que la idea nunca termina por funcionar del todo.

Algo que se trata de maquillar con una cantidad importante de muertes dentro de la casa del terror que se dan de manera aleatoria, sin demasiada construcción y que, si bien en varios casos resultan llamativas visualmente hablando, lo cierto es que terminan siendo meros actos anecdóticos que no aportan demasiado a una trama muy básica que gira alrededor de una protagonista poco interesante como Michelle. En especial cuando se empiezan a ligar las acciones directamente con lo ocurrido en la entrega anterior y gracias a eso se crean dos dinámicas que se sienten ajenas una de la otra, provocando con esto que el ritmo en ningún momento fluya de la mejor manera posible en un punto en el que ocurren los acontecimientos supuestamente más relevantes para el propio pueblo.

Siendo realmente hasta la parte final cuando por fin se puede encontrar cierto balance y ambas dinámicas se unen de manera natural para brindar un desenlace entretenido que pretende mostrar cierto caos a una escala muy pequeña. Con una amenaza definitiva que puede provocar más risas que otras cosa por su diseño, pero que logra el cometido de ofrecer un cierre agradable a pesar de que presenta una última sorpresa que se siente demasiado forzada.

Las actuaciones siguen siendo exageradas por diseño, pero en esta ocasión se nota un nivel más amateur salvo por algunos breves cameos como el de Doug Bradley o Joe Bob Briggs. Y en cuanto a producción hubo unas ligeras mejoras con respecto a la primera entrega: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es simple, el score vuelve a destacar bastante, el trabajo de sonido presenta altibajos, los efectos no están mal (incluso hay algo de CGI) y la labor de maquillaje tiene buenas cosas salvo por el monstruo final.

* Cuenta con una escena a la mitad de los créditos

Opinión final: The Barn Part II es decepcionante. Secuela que trata de hacer muchas cosas a la vez sin demasiado éxito.

Ojometro:
**

martes, 28 de marzo de 2023

Crítica: Children of the Corn (2023)

Nueva adaptación del cuento de Stephen King, la cual está escrita y dirigida por Kurt Wimmer. Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos el 3 marzo y en VOD el pasado 21 de marzo, mientras que su salida en formato físico está confirmada para próximo 9 de mayo.

Sinopsis:

En un pequeño pueblo de Nebraska la pequeña psicópata Eden (Kate Moyer) recluta a todos los niños para iniciar una masacre y deshacerse de todos los adultos. Aunque para su mala suerte encontrará la resistencia de Bo (Elena Kampouris), quien se convierte en la única esperanza para sobrevivir.


Comentarios generales:

No está muy claro si Dimension Films sigue manteniendo o no los derechos de la franquicia de Children of the Corn debido a que esta nueva adaptación no cuenta con su participación, pero si algo nos enseñó el remake de 2009 (donde tampoco la tuvo) es que no nos podemos confiar de eso debido a que las marañas legales en la industria cinematográfica muchas veces son indescifrables y bien podrían sacar otra secuela al vapor en unos años para seguir exprimiéndola.

Teniendo eso en cuenta, tampoco se puede negar el hecho de que este nuevo inicio generó muchas expectativas como no ocurría probablemente desde la entrega original de 1984, tenía absolutamente todo a su favor para sorprender y seguir el camino de otras franquicias que adoptaron dicho camino en años recientes. Sin embargo, el resultado final deja mucho que desear.

Y no es porque lo traído por Wimmer me parezca una atrocidad ni nada por el estilo, pero su inexperiencia dentro del género de terror hace que una historia que todos conocemos se vuelva aburrida e incluso se sienta vacía por grandes lapsos. Sobre todo durante unos primeros 40 minutos en donde el ritmo es lento y por lo consiguiente lo que ocurre en pantalla te resulta pesado ante la incapacidad para construir suspenso por medio del conflicto entre los adultos y los niños, el cual tiene bases interesantes que justifican de cierta forma las acciones de estos últimos, más nunca se logra establecer de manera sólida ese lado perturbador que evite el pensamiento de que es un tanto absurdo lo que hacen.  

Un pensamiento que eventualmente se diluye un poco debido a que con la llegada del segundo acto las cosas mejoran por el inicio de la masacre dado a que no solo se genera una atmósfera de alto riesgo, sino que además existen algunas muertes que añaden un impacto adecuado tanto desde el lado visual como del emocional. Además a partir de aquí es cuando finalmente se empieza a explotar de mejor manera al personaje de Eden, quien con el pasar de los minutos se va volviendo más inestable y eso hace que cualquier escena con ella contenga un nivel de tensión elevado por el peligro que representa.  

Desafortunadamente dicha mejoría no se mantiene durante una parte final que toma un riesgo importante con respecto a “He Who Walks Behind the Rows” que hay que aplaudir por intentar algo nuevo, pero no funciona de la mejor manera. Haciendo que el desenlace parezca de otro tipo de película, planteando preguntas que no se responden y en general dejando un cierre que carece de la potencia suficiente como para causar una mejor impresión.

Sobre las actuaciones, la verdad es que lo mejor de la película es Kate Moyer porque logra darnos una versión alterna de Isaac muy efectiva y perturbadora. Lo malo es que no se le explota lo suficiente en pantalla por enfocarse más en Bo y todo su heroísmo, opacando los aspectos más oscuros que sin duda le hubieran ayudado al producto final.

En cuanto a producción se nota que no tuvo mucho presupuesto: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte no presenta nada fuera de lo normal, el score es bastante bueno, el trabajo de sonido es sólido, los efectos tienen altibajos (sobre todo en el uso de CGI) y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Children of the Corn es mediocre. Está lejos de ser la peor de la franquicia, pero plantea nuevamente la pregunta sobre si no sería mejor dejarla morir.

Ojometro:
**