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martes, 21 de septiembre de 2021

Crítica: Escape Room: Tournament of Champions (2021)

Secuela dirigida por Adam Robitel (Escape Room), cuyo guión fue co-escrito por Will Honley, Maria Melnik, Daniel Tuch y Oren Uziel. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos a mediados de julio, mientras que en México hizo lo propio este pasado 16 de septiembre; recaudando hasta la fecha $49.2 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Zoey (Taylor Russell) y Ben (Logan Miller) junto con otras cuatro personas se encuentran nuevamente contra su voluntad encerrados en cuartos de escape, donde irán descubriendo lentamente lo que tienen en común para sobrevivir una vez más a esta pesadilla.


Comentarios generales:

Con el final de la primera entrega y el buen desempeño que tuvo en taquilla era evidente que iba a existir una secuela de Escape Room e incluso Sony no tardó demasiado tiempo en anunciarla, pero después de dicho anuncio realmente se supo poco de esta más allá de los múltiples retrasos gracias a la pandemia. Por ello es que el futuro no pintaba nada prometedor para Tournament of Champions ante tantos contratiempos; sin embargo, el resultado final es más entretenido de lo que esperaba e incluso para algunos pudiera ser que la secuela sea más efectiva que la original.

Y es que lo ofrecido por Robitel está pensado totalmente para ofrecer diversión de principio a fin por medio de una historia en la que, salvo por una excepción importante, no se desperdicia tiempo dando demasiadas explicaciones sobre unos personajes cuyo pasado sabemos que está ligado a la corporación Minos y va directo al grano. Logrando así desde tempano un ritmo veloz que nunca disminuye y estableciendo una sensación de peligro extrema muy efectiva desde el primer cuarto por medio de acertijos mucho más complejos en comparación con los de la primera entrega.

Lo cual te deja en claro que para esta secuela el director tuvo un poco más de libertad debido a que, a pesar de resultar más complejos, estos se manejan totalmente bajo una dinámica de película de acción para que el espectador no tenga respiro y con ello la tensión se mantenga siempre en su nivel máximo. Explotando lo más que se pueda los impresionantes cuartos diseñados para esta ocasión e insertando poco a poco ciertos detalles que te van aclarando el panorama con respecto a quién está detrás de todo este sufrimiento, más no tanto sobre la propia corporación Minos.

Algo que hace que la parte final se sienta un tanto incompleta considerando el propósito inicial de los protagonistas, aunque no le quita la intensidad con la que se ha estado desarrollando todo lo anterior. Además el desenlace le da sentido a los retos ocurridos en los cuartos y claramente deja abierta la puerta para una tercera entrega gracias a un giro bien cuidado.

En el tema de las actuaciones, al no tratarse de unos personajes tan complejos, la verdad es que no hay nadie que destaque de sobremanera y en general se trata más de una labor en conjunto que funciona de forma efectiva. Mientras que la producción es de primer nivel: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte es espectacular, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido está bien cuidado y los efectos sin ser tan llamativos están muy bien hechos.

Opinión final: Tournament of Champions me gustó. Película divertida llena de acción para comer palomitas y pasar un buen rato.

Ojometro:
****

viernes, 15 de febrero de 2019

Crítica: Escape Room (2019)


Película dirigida por Adam Robitel (Insidious: The Last Key), cuyo guión fue co-escrito por Bragi Schut y Maria Melnik. Se estrenó en cines dentro de los Estos Unidos el 4 de enero e hizo lo propio en México durante el pasado fin de semana. Recaudando hasta la fecha $108 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Seis extraños son invitados a participar en un cuarto de escape por la posibilidad de ganar mucho dinero. Estando ahí se enfrentarán a diversos cuartos con condiciones extremas en los que descubrirán esto es más que un simple juego y tendrán que pelear con sus vidas para poder encontrar una salida.



Comentarios generales:

La verdad es que cuando vi el trailer de Escape Room mi reacción fue de indiferencia, no tanto porque la película se viera mal, sino que simplemente el concepto como tal no me resultaba tan atractivo. Sin embargo, con el pasar de las semanas esto fue cambiando poco a poco debido a las opiniones que fui escuchando sobre que podría tratarse del inicio para una nueva tendencia, eso me generó bastante interés y me alegra que fuera así porque este es un trabajo que vale la pena.

Lo que si dudo es marque algún tipo de tendencia a futuro, aunque claramente puede ser el inicio de una franquicia porque lo que nos trae Robitel está diseñado para eso al ofrecer una experiencia que gira en torno a algo inagotable como es la solución de acertijos. Una idea que no parece tan llamativa pero que no tardan demasiado en vendértela con una introducción potente que solo te provoca querer ver más y más al respecto, ya que con excepción de unos cuantos minutos para presentar a los personajes, las acciones no paran por un buen rato.

Y es que se trata de una historia simple, sin mucha ciencia detrás, que está pensada para que en ningún momento el espectador pueda relajarse ante las situaciones a las que se ve expuesto este grupo de personajes. Todo bajo un ritmo bastante ágil y con un buen diseño de los acertijos que van incrementando los niveles de tensión de manera progresiva conforme estos se van volviendo más elaborados gracias a las temáticas de cada uno de los cuartos, los cuales también empiezan a soltar pistas sobre el pasado de los desafortunados participantes y así dejar en claro que hay algo más grande detrás.

Además, contrario a trabajos similares, aquí no se recae en el uso de la violencia extrema o de litros de sangre para hacer que las muertes tengan impacto. Obvio desde el aspecto visual no resultan llamativas, pero la manera en las que estas se dan es lo que hace que resulten tan efectivas debido a la forma en la que afectan el comportamiento de los sobrevivientes y la manera en la que atacan los problemas.

La parte final es la que evita que el filme alcance un nivel mayor. No es precisamente mala, simplemente contrasta demasiado con la dinámica manejada en los actos previos y elimina casi por completo esa tensión tan bien construida durante cuatro de los cuartos. Todo para ir construyendo un desenlace que deja al aire algunas preguntas en la búsqueda de una posible secuela. 

Las actuaciones están bastante bien, en teoría Taylor Russell (Zoey) es la protagonista pero en realidad es la labor en conjunto la que resalta y hace que las situaciones de peligro funcionen. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte impecable, el score es sólido, el trabajo de sonido es limpio y los efectos son de buena calidad.

Opinión final: Escape Room me gustó. Película bastante entretenida que les hará pasar un buen rato.

Ojometro:
****

viernes, 5 de enero de 2018

Crítica: Insidious: The Last Key (2018)


Cuarta entrega de la franquicia, ahora dirigida por Adam Robitel (The Taking of Deborah Logan) y cuyo guion fue nuevamente escrito por Leigh Whannell. Se estrenó en cines aquí en México el pasado 4 de enero e hizo lo propio dentro de los Estados Unidos y otros países el día 5.

Sinopsis:

La doctora Elise Rainier (Lin Shaye) y su equipo enfrentan al espíritu más temible con el que se hayan topado. Uno que llevará las cosas a un nivel mucho más personal por el lugar que habita: la casa en donde ella creció.



Comentarios generales:

A más de uno nos sorprendió el anuncio de que habría una cuarta entrega, no tanto porque fuera algo imposible, sino porque realmente parecía que no era necesario que Insidious tuviera una nueva película considerando lo que ya habían mostrado y que con Chapter 3 parecía que sería el final de la franquicia. Sin embargo, con The Last Key su creador nos demuestra que todavía quedaba espacio para contar algo importante dentro de este universo, a pesar de que eso signifique el tener que sacrificar ciertas cosas características para que funcione.

Esto principalmente se debe a que el centro de la historia es Elise, lo cual hace que la dinámica acostumbrada varié de cierta manera debido a Robitel y Whannell ahora tienen que lidiar con el hecho de que el personaje afectado es uno al que difícilmente se le puede colocar como una víctima indefensa y por lo consiguiente el uso de sustos, así como la construcción lenta de momentos de suspenso, se ve mucho más limitado. Provocando así un primer acto que se sustenta en mezclar eventos del pasado con el presente para que, por medio de la Elise niña, se pueda ir desarrollando un interesante caso que no solo va revelando la vida de nuestra protagonista, sino que también establece al demonio como uno mucho más complejo por medio de los sucesos de mayor tensión.

Situación que inmediatamente hace que el ritmo sea más pausado de lo acostumbrado debido a que la elaboración requiere un poco más de tiempo para ir juntando los puntos que liguen cada suceso de la infancia de Elise con lo que sucede en la casa. Brindándole así cierto toque detectivesco mucho mayor que funciona, pero que nunca termina por solidificarse gracias a un giro que cambia la dinámica al involucrar de manera más profunda a nuevos personajes que se sienten metidos con calzador para seguir explotando un tema familiar que, en general, hacen ver a lo ocurrido previamente como algo con poca relevancia (a pesar de que si tiene una explicación lógica) y que lo verdaderamente importante apenas está por venir.

La parte final logra su cometido al colocar cada pieza en su lugar para que no queden tantas dudas con respecto a la revoltosa línea de tiempo de la franquicia, aunque no tiene tanta fuerza como los anteriores. Evidentemente es un poco más emocional, pero en general la sensación de peligro nunca alcanza niveles tan elevados.

En las actuaciones este es el show de Lin Shaye, quien como en las entregas anteriores está estupenda y solo reafirma a su personaje como uno verdaderamente entrañable dentro del género. La producción no cambia demasiado con lo anteriormente visto, aunque hay ciertos aspectos que ahora no destacan tanto: el trabajo de fotografía mantiene su sello, la dirección de arte no presenta grandes cambios, el score en esta ocasión no resalta demasiado, el trabajo de sonido es impecable, los efectos siguen estando bien hechos y la labor de maquillaje cumple. 

Opinión final: The Last Key me gustó. Un cierre digno para una de las franquicias más estables del género de terror en la década actual.  

Ojometro:
****

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Crítica: The Taking of Deborah Logan (2014)


Primer largometraje del director Adam Robitel, quien además es co-escritor del guión junto con Gavin Heffernan. Se estrenó el pasado 21 de octubre vía VOD dentro de los Estados Unidos y a inicios de noviembre salió directamente en DVD e iTunes.

Sinopsis:

Mia (Michelle Ang) ha encontrado el tema perfecto para su tesis sobre el Alzheimer y para ello decide filmar durante los próximos meses la vida de Deborah Logan (Jill Larson) y su hija durante la batalla de la primera con dicha enfermedad. Al inicio todo marcha conforme a lo planeado, pero con el paso de los días pronto se darán cuenta que Deborah empieza a experimentar cosas raras que no son consistentes con ninguno de los síntomas del Alzheimer.



Comentarios generales:

Una de las cosas que siempre he criticado sobre los found footage en los últimos años es la poca habilidad que la mayoría de dichos trabajos tienen para generar una auténtica sensación de terror e incomodidad durante gran parte de su duración. Casi todos se limitan a unos cuantos minutos mientras que el resto suele ser una ola de aburrimiento brutal, pero ese no es el caso de The Taking of Deborah Logan; tal vez el found footage mejor realizado en un buen tiempo.

Y es que Robitel y Heffernan nos traen algo diferente, no en la manera de presentar las cosas porque la película sigue el formato característico, sino en la forma de ir desarrollando la historia; esto gracias a que la primera mitad se centra en lo aterrador que puede llegar a ser el Alzheimer, sus consecuencias y sobre como no solo afecta al paciente que lo padece, sino también a todos los que están a su alrededor. Lo cual puede llegar a parecer aburrido pero nunca lo es, ya que de manera inteligente se van insertando poco a poco elementos más sobrenaturales cuyo claro propósito es ir preparando el camino para lo que viene a partir de la segunda mitad, construyendo además por medio de la relación madre-hija algunos momentos en verdad desgarradores; donde de manera muy sutil también nos empiezan a vender la idea de que Deborah es alguien aterradora por sí misma: con una sola mirada es capaz de incomodar al espectador.

Todo fluye de buena manera, no tiene muchos lapsos cansinos y justo cuando piensas que se puede empezar a caer se integran de manera total elementos vinculados con un asesino serial, fantasmas y mitología ligada a las víboras que terminan por darle mucho mayor complejidad a las cosas. Evidentemente sabemos que Deborah no solo está enferma desde temprano en el filme, pero todo esto le añade mucha mayor sustancia para volver los orígenes de esta maldad en algo verdaderamente intrigante y darle un giro que se salga de lo convencional. Combinándolo con varios sucesos que gráficamente puede que no sean tan impactantes, pero que generan una sensación de tensión muy fuerte cada que la protagonista termina por escaparse en las noches.

Igualmente tiene un grado de sensatez pocas veces vista en el found footage: los motivos de la grabación continua están bien justificados o cuando las cosas se ponen peligrosas uno de los personajes decide irse y no regresar. El único problema que le encontré en este aspecto fue la facilidad con la que Deborah se escapa de cualquier lugar en donde este... ¿Acaso nadie podía vigilarla?

El final es realmente bueno. Presenta una persecución digamos pasiva, que no muestra nada particularmente violento, pero nos brinda sin duda alguna una de las escenas más perturbadoras y únicas de todo el año.

En cuanto a las actuaciones son Jill Larson y Anne Ramsay quienes se llevan las palmas; tienen muchísima química para que su situación te atrape desde el momento en que aparecen en pantalla, además de que la primera tiene una presencia bastante imponente. La producción está ok: realmente lo más sobresaliente en este aspecto es el trabajo de maquillaje implementado para mostrar los estragos físicos en Deborah y algunos efectos, especialmente los que están ligados con la escena mencionada arriba.

Opinión final: The Taking of Deborah Logan es un found footage que vale la pena. Tal vez de los mejores trabajos de este tipo que han salido en los últimos cinco o seis años.

Ojometro:
****