domingo, 23 de junio de 2013

Crítica: House of Wax (1953)


Clásico dirigido por André De Toth que en realidad es un remake de una película de los 30s de nombre Mystery of the Wax Museum. Fue una de las primeras producciones en 3D realizada por los grandes estudios y de hecho es considerada como la primera película de color bajo ese formato, lo cual la llevó a recaudar bastante dinero en su año de estreno.

Sinopsis:

El profesor Henry Jarrod (Vincent Price) es un escultor de figuras de cera quien junto con su socio Matthew Burke (Roy Roberts) mantiene un museo en donde las exhibe. Una noche, después de una discusión e intento fallido por atraer un nuevo socio, Burke decide prenderle fuego al museo para cobrar el seguro, dejando a Jarrod ahí y pensando que ha muerto.



Comentarios generales:

Aquí vemos un trabajo bastante interesante por parte de De Toth, ya que esta es una película de terror combinada con algo de género policíaco y eso genera que la historia fluya de una manera no tan lineal, a pesar de que uno sabe perfectamente lo que va a ocurrir (o al menos se lo imagina). Además de que se logra crear un aire bastante tétrico utilizando a las figuras de cera, ya que de algún modo al enfocar sus rostros uno se queda pensando sobre si son en realidad de cera en su totalidad o si se trata de personas de carne y hueso que en algún punto de la historia fueron asesinadas por Jarrod; algo que por ejemplo en el horrible remake de hace algunos años nunca lograron generar.

En actuaciones Vincent Price está genial, su personaje tiene dos caras y ambas sabe manejarlas a la perfección, lo cual equilibra un poco el hecho de que la mayoría de los secundarios lucen bastante acartonados todo el tiempo.

En producción es una película bastante llamativa, obviamente las figuras de cera se llevan gran parte de los reflectores, pero toda la recreación del Nueva York de los 10s está bien lograda gracias a que el set que construyeron era enorme y la forma en que lograron ambientarla con el trabajo de iluminación ayuda muchísimo (especialmente la parte nocturna del segundo museo). Sin olvidar que en cuestión de efectos tampoco decepciona; en especial el incendio es una escena muy bien hecha para la época.

Por ultimo. Es interesante ver como los estudios implementaban el 3D en aquel entonces, ya que en este caso las escenas son mínimas pero algunas simplemente no tienen nada que aportar a la historia, se ven completamente metidas con calzador.

Opinión final: House of Wax es un clásico que ha envejecido bastante bien ciertamente. No es perfecta, pero tiene ese encanto del cine de los 50s y una de las mejores actuaciones de Price, lo que la vuelve sumamente recomendable.

Ojometro:
****

viernes, 21 de junio de 2013

Crítica: The Last Exorcism: Part II (2013)


Secuela de la película del 2010, la cual ahora está dirigida por Ed Gass-Donnelly y escrita tanto por él como por Damien Chazelle. Se estrenó en los Estados Unidos el pasado mes de marzo y en México en mayo; aunque su salida en formato físico se dio hace un par de días atrás.

Sinopsis:

Después de los sucesos ocurridos en la primera película, Nell Sweetzer (Ashley Bell) trata de rehacer su vida en una casa para chicas con problemas ubicada en Nueva Orleans. Por varios meses todo parece ir acorde al plan y poco a poco se adapta a su nuevo entorno, aunque ella no sabe que la fuerza demoníaca que alguna vez se apodero de su cuerpo quiere recuperarla a toda costa. 



Comentarios generales:

Esta debe de ser una de las secuelas más innecesarias de la historia del cine de terror y miren que eso es decir mucho.

Donelly nos trae un trabajo aburrido y totalmente intrascendente en donde sientes que la vida se te va porque se hace eterna; con una primera hora dedicada a ver como Nell se pasea por todos lados rodeada de cosas y eventos extraños, utilizando sustos fáciles cada dos minutos que pierden su efecto de manera muy rápida y un desarrollo que realmente no justifica por qué diablos decidieron tratar de expandir esta historia.

Probablemente lo mejor llega al final, más concretamente los últimos 20 minutos; ahí las cosas toman un poco más de fuerza. Sin embargo, me pareció sumamente decepcionante que no se atrevieran a enseñar al demonio y que todas las muertes se dieran fuera de cámara debido a que uno supone que tanta aburrición al menos te pagará con algo en el final, pero eso nunca ocurre.

Lo mejor de la película sin duda es la actuación de Ashley Bell, quien resulta bastante convincente y sigue demostrando que sus dotes de contorsionista no han cambiado. En producción sorprendentemente tiene poco; obviamente el cambio de formato es lo más evidente con respecto a la entrega anterior, pero de ahí en fuera es prácticamente lo mismo dado a que casi no hay sangre y los efectos se limitan a un tipo volando por una ventana y fuego hecho por computadora.

Opinión final: The Last Exorcism: Part II resultó ser bastante decepcionante y una nula expansión para algo que evidentemente querían convertir en una franquicia. Solamente la recomendaría por Bell, pero creo existen otras cosas mucho más interesantes que pueden ver en lugar de esto.

Ojometro:
** 

jueves, 20 de junio de 2013

La joya poco valorada de Romero: Martin (1978)


No queda duda que George A. Romero es uno de los más grandes directores que ha tenido el género de terror, es uno de sus pilares y además es el rey del género zombie. Por esto último la mayoría de los fans lo reconoce y eso es algo lógico; sin embargo, antes de que se centrará más que nada en los zombies y le diera por filmar pocas películas cada década, el nacido en Nueva York en realidad era un director que experimentaba mucho más en cuanto a sus historias y de hecho era bastante bueno.

Uno de esos ejemplos es una película que se presentó en Cannes en el año 1977 y al año siguiente se estrenó en las pantallas de cine de los Estados Unidos: me refiero a Martin. Un filme que suele ser poco recordado principalmente porque salió a la luz justo antes del que muchos consideramos como el mejor trabajo de Romero (Dawn of the Dead), pero que en realidad significó mucho más para su carrera debido a que claramente se puede notar que fue aquí donde pulió sus dotes como guionista y además fue el inicio de su histórica colaboración con Tom Savini.

Sinopsis:

La historia se centra en Martin (John Amplas), un joven que cree firmemente que es un vampiro de 84 años de edad y que ante la muerte de sus familiares más cercanos se muda a Pennsylvania, donde su excéntrico tío Lincoln Maazel (Tateh Cuda) acepta a que se quede a vivir con él. El problema es que su tío también cree que Martin es un vampiro como parte de una maldición familiar y estará dispuesto a limpiar su alma… o a matarlo en el intento.



Comentarios generales: 

Una película de vampiros que simplemente no raya en lo convencional incluso hoy en día, ya que esta es una historia cuyo objetivo principal es hacerte dudar sobre si en verdad Martin es un vampiro o no, eliminando de paso todo el misticismo y magia que supuestamente rodea a estos seres y que, en cierto modo, te da el mensaje sobre que es precisamente el ser humano quien debería de dar terror.

Todo esto manejado con tal maestría por parte de Romero al grado de que, a pesar de que existe evidencia tras evidencia sobre que Martin no es un vampiro, uno al final termina cuestionándose lo contrario; principalmente por los pequeños detalles que se te van mostrando con el transcurso de los minutos como los recuerdos (¿o alucinaciones?) de este, la plática con el locutor de radio e incluso las “pruebas” mostradas por el tío con respecto a la maldición familiar.

Irónicamente a nivel actoral las cosas no son muy destacadas; Amplas está bien pero su papel no le exige mucho tampoco, mientras que Cuda le da vida a un personaje bastante excéntrico que brinda varios de los momentos más únicos de la película. De ahí en fuera todos los demás actores tienen roles menores y poco trascendentes.

En producción la película cuenta con una ambientación muy acorde a la historia: es muy tosca, nada espectacular y que en gran medida funciona por las tomas que Romero logra al mostrar detalles en apariencia insignificantes, pero que al final conforman de manera ideal el ambiente en donde se desenvuelve el protagonista. Inclusive los efectos y maquillaje no son nada del otro mundo (más allá de que Savini fuera el responsable); en especial porque realmente no hay muchas escenas que lo ameriten.

Opinión final: Martin es una película de vampiros que al final no sabemos si en realidad tiene vampiros en ella, pero que trata varios temas como la salud mental, la familia y la sexualidad utilizando a esos seres como simple excusa, lo cual no es nada raro con el director. Según el propio Romero esta es su favorita de toda su filmografía y definitivamente es algo que cualquier fan del género debe de ver no solo por su original concepto, sino porque ademas te hará entender mucho mejor sus trabajos posteriores.

Ojometro:
*****

martes, 18 de junio de 2013

Crítica: Teeth (2007)

Película del entonces debutante Mitchell Lichtenstein, la cual tuvo una gran presentación en el 2007 dentro del festival de Sundance. Se estrenó en 2007 y 2008 en varios países, mientras que actualmente está disponible en DVD.

Sinopsis:

Dawn (Jess Weixler) es una adolescente que se desempeña como la vocera principal de un grupo cristiano de abstinencia de nombre The Promise. Sin embargo, un día es víctima del abuso de un chico de ese mismo grupo y ahí descubrirá que su cuerpo le brinda un mecanismo de defensa muy efectivo... y cruel para este tipo de situaciones.




Comentarios generales: 

Realmente Lichtenstein nos regala una película que juega dentro los límites de lo que es y no es terror, ya que en general se trata más de una comedia que de otra cosa; aunque si cuenta con elementos como para considerarla en algún remoto hueco de este submundo que tanto nos gusta. Más que nada porque muestra unas mutilaciones que a harán a varios sentir dolor con el simple hecho de verlas.

Es un tanto predecible, ya que una vez Dawn descubre su “habilidad” sabes que es lo que pasará y de ahí en adelante el desarrollo de este complejo y a la vez común personaje pierde algo de chiste, pero aún así se logran crear momentos muy cómicos y desarrollar un choque de personalidades entre su protagonista interesantes.

El elenco para el 2007, salvo por John Hensley, era totalmente desconocido y prácticamente todo el peso de la película recae en Weixler; quien hace un excelente trabajo en su transición de adolescente noble a un tipo más o menos de mujer fatal. En producción no hay mucho que decir: tiene un buen score y las escenas de mutilación genital no son realmente la gran cosa en cuanto a despliegue técnico, aunque no por eso dejan de ser efectivas.

Opinión final: Teeth es una película aceptable que tiene una de las premisas más extravagantes de los últimos años, la cual seguramente se quedará grabada en la memoria de quienes la vean durante un buen tiempo. Aunque eso sí, no esperen una película de terror en todo el sentido de la palabra.  

Ojometro:
***