martes, 3 de marzo de 2015

Crítica: Backtrack (2015)


Producción británica/irlandesa que significa el primer largometraje del director Tom Sands, cuyo guión fue escrito por su hermano Mick Sands. Salió directamente en DVD, así como en Amazon Instant Video bajo el nombre de “Nazi Vengeance”, el pasado 16 de febrero dentro del Reino Unido.

Sinopsis:

Ralph (Mark Drake) es un periodista que ha estado teniendo pesadillas de manera frecuente y para ayudarlo a entenderlas su amiga Claudia (Rosie Akerman) usa sus poderes psíquicos que revelan memorias de ser un soldado nazi en el pasado durante una misión en South Downs. Aterrado por eso, decide realizar un viaje junto a sus amigos a dicho lugar; aunque pronto se verán perseguidos por ese mismo pasado.



Comentarios generales:

La mayoría de las veces sabes qué pretenden provocar en una película al ver ciertas cosas, ya sean sustos, asco, tristeza, risas o incluso lagrimas, es algo normal y no tiene nada malo identificarlo rápidamente. Sin embargo, creo que con Backtrack es la primera ocasión en años donde no tuve la menor idea sobre lo que querían provocarle al espectador con todo lo ocurrido en pantalla.

Y es que a pesar de que es promocionada como un thriller psicológico la verdad dista muchísimo de ser algo cercano a eso, ya que el tema de las memorias del pasado nazi, más allá de que están llenas de inconsistencias históricas, juegan un rol muy menor en todo esto; simplemente están ahí para justificar la presencia de los personajes en el campo y a partir de eso construir algo mucho más cercano a un slasher. Realmente Sands lo único que hace es tenernos durante casi 40 minutos viendo paisajes o largas caminatas en donde por breves momentos Ralph presencia cosas extrañas que, así como llegan, se van. Convirtiendo todo en algo demasiado aburrido por medio de un ritmo extremadamente lento que provoca una sensación de que simplemente no ha pasado nada durante todo este tiempo.

La intensidad se “eleva” cuando hace acto de presencia el asesino, del quien en realidad nunca sabemos con claridad sus motivos para querer matar e incluso toda su dinámica se ve afectada por la pesadez previamente generada, ya que su aparición es totalmente plana, sin impacto alguno y los únicos momentos en verdad interesantes (las torturas) se ven opacados gracias a una extraña obsesión del director por centrarse en cómo se orinan las víctimas. Incluso la última persecución, la cual normalmente es la más importante en un slasher, es totalmente desangelada: no existe ningún tipo de acción entretenida o reto para el asesino; de hecho, casi no puedes ver nada gracias a la pésima iluminación.

El final es pobre y en general no te dicen mucho, provocando así una secuencia poco inspiradora en donde le integran un pequeño giro que, tal vez, sea para alguna secuela.

De las actuaciones no diría que son malas, simplemente se ven limitadas por lo raquítico del guión y nunca los ponen en situaciones en donde verdaderamente los empujen a ofrecer algo más. La producción es discreta: el trabajo de fotografía en exteriores durante el día es bastante agradable, pero las escenas nocturnas apenas y se pueden ver con claridad; tiene un sonido aceptable, nulos efectos y un trabajo de maquillaje que cumple con las quemaduras presentadas.  

Opinión final: Backtrack no tiene nada especial o siquiera aceptable. Evítenla.

Ojometro:
*

sábado, 28 de febrero de 2015

Crítica: Wyrmwood (2015)


Debut tras la cámara del director Kiah Roache-Turner, quien además es co-escritor del guión junto con su hermano Tristan Roache-Turner.  Se estrenó de manera limitada en cines tanto en Australia como en los Estados Unidos el pasado 12 de febrero y el día 13 empezó a estar disponible por iTunes.

Sinopsis:

Barry (Jay Gallagher) es un mecánico y padre de familia cuya vida se cae a pedazos durante un apocalipsis zombie. Por otra parte, su hermana Brooke (Bianca Bradey) ha sido secuestrada para formar parte de los experimentos de un doctor y mientras ella planea su escape, su hermano se aventura en la carretera junto con un compañero sobreviviente para buscarla; enfrentando a hordas de hambrientos zombies en su camino.



Comentarios generales:

Uno de los problemas que enfrenta el cine de zombies es que por años habituó al público a una dinámica muy básica en donde pocas cosas cambiaban, así que cuando salen trabajos que pretenden alejarse de lo ya establecido por lo general son tachados de aburridos o poco interesantes si no hay elementos conocidos. Por ello resulta tan difícil ver cosas frescas en este género; sin embargo, a pesar de que hay mucha familiaridad, con Wyrmwood todo el tiempo sientes que esto es algo completamente fresco.

Y es que Roache-Turner nos trae una historia que no se anda con rodeos e inmediatamente te introduce a un escenario dinámico y sangriento, el cual no necesita de mucho drama personal para hacerte sentir empatía por sus personajes; quienes si pasan por momentos sumamente trágicos (sobre todo Barry), pero que no terminan siendo precisamente el foco central de todo esto. Realmente en pocos minutos tenemos una idea clara sobre lo que tratará, pero además se nos presentan una serie de sucesos completamente “over the top” necesarios para definir claramente tanto el estilo visual como la línea burlona con respecto al apocalipsis zombie, aunque sin caer en los terrenos que la conviertan en una comedia porque ese nunca es el propósito.

Lo más admirable es que cuando parece que empieza a caer en la monotonía se sacan un par de ideas muy originales (ligadas con la sangre de los zombies) y un tanto ridículas que le brindan un nuevo panorama a la historia; las cuales, haciendo memoria, no recuerdo que alguien las hubiera aplicado antes. Todo fluye de manera agradable, el ritmo de la película nunca presenta bajones gracias al trabajo de edición con sus cortes rápidos y mantiene las dosis necesarias de violencia mientras dichas ideas van desarrollándose de forma ingeniosa, sin que se sientan metidas con calzador porque realmente influyen de manera importante en lo que ocurre; provocando que cuando finalmente ambas se junten todo se sienta natural y hasta lógico de algún modo retorcido.

El único punto negativo que le encontré es que el tema de los militares es tratado de manera muy pobre. En realidad no te dicen absolutamente nada sobre su misión, sobre por qué llevan a un doctor amante de la música disco con ellos o sobre el propósito de sus investigaciones; generando así un vació en un tema del que me parece se tenían que dar algunos detalles para encontrarle sentido.

El final puede ser un problema para algunos, no porque sea malo o porque carezca de emociones, sino porque realmente no te brinda un cierre definitivo. Si se resuelven ciertas cosas, pero en general es un desenlace abierto que no pretende encontrar una solución, sino más bien presentar un punto (por más loco que resulte) de quiebre dentro de la crisis.

Las actuaciones en general son buenas, destacando principalmente la mancuerna formada por Gallagher y Leon Burchill (Benny), quienes brindan algunos momentos muy entretenidos; mientras que Bianca Bradey se posiciona como la zombie más sexy jamás vista. La producción es bastante sólida a pesar de no contar con un gran presupuesto: el trabajo de fotografía es efectivo, utilizan de manera perfecta un puñado de locaciones para recrear kilómetros de carretera, la dirección de arte en el par de sets está ok, el sonido es espectacular, los efectos son una mezcla de CGI/prácticos muy bien balanceada y el trabajo de maquillaje con los zombies cumple perfectamente.

Opinión final: Wyrmwood es irreverente, pero tiene más sustancia de la que aparenta. Bastante recomendable.  

Ojometro:
****

miércoles, 25 de febrero de 2015

Crítica: The Ouija Experiment 2: Theatre of Death (2015)


Secuela escrita y dirigida nuevamente por Israel Luna (Fright Flick). Se estrenó el pasado 13 de enero dentro de los Estados Unidos directamente en DVD y durante los días siguientes empezó a estar disponible en algunas plataformas digitales.

Sinopsis:

Después del éxito logrado por la primera The Ouija Experiment, su elenco y un grupo de afortunados fans pasarán una noche en un teatro que supuestamente esta embrujado. Al inicio todo es simple diversión, pero pronto un brutal espíritu liberado por la tabla ouija empezará a cazarlos uno por uno.



Comentarios generales:

En el 2011 recuerdo que la primera película me pareció espantosa y cuando supe del anuncio de una secuela simplemente no me lo podía creer. Aún así le di el beneficio de la duda considerando que las segundas partes en algunos casos suelen mejorar debido a que los involucrados tienen mayor idea sobre que funcionó y que no en la entrega previa, pero con Theatre of Death es claro desde el primer instante que ese no será el caso.

Inicia con los sucesos ocurridos en la primera entrega como parte de una sesión de preguntas y respuestas en un teatro, lo cual rápidamente te demuestra que el concepto de found footage es dejado a un lado y que en cierto modo pretenden burlarse un poco de sí mismos; sin embargo, la ejecución es tan lamentable que lo que menos logra es causarte interés. Realmente todo es intrascendente, salvo dos cosas: una chica que por alguna razón tiene visiones y el establecimiento de una leyenda sobre caníbales que a la postre será la excusa para justificar el uso de la tabla ouija dentro de la historia, por más forzada que se sienta.

Todo es en exceso genérico, con bromas y diálogos dignos de un trabajo escolar que abundan durante al menos 35 minutos hasta que pasa algo que involucre violencia; lo cual llega por medio de unos lentes con una cámara integrada para lograr una secuencia por lo menos entretenida. De ahí en fuera solo verán las mismas cosas sin gran elaboración una y otra vez; en donde el grado de intensidad/violencia es mínimo gracias a que la mayoría de las muertes son fuera de cámara (sobre todo las más brutal) o, en su defecto, resultan poco relevantes ante lo ridículas que se ven.

El final es de risa. No solo porque eso es lo que provoca el espíritu al ser finalmente revelado, sino porque lo que hay detrás de este es sumamente absurdo; generando así uno de los conflictos más desangelados que me haya tocado ver, así como uno de los peor producidos (solo pongan atención a la pistola y sus disparos).

Las actuaciones son pésimas, realmente todos lucen acartonados y demuestran tener muy poca capacidad para poder generar emociones fuertes. De la producción, bueno… me limitaré a decir que es un desastre: el sonido es una aberración (hay aplausos que no se escuchan o cuando si se escuchan suenan como de solo tres personas en un teatro supuestamente lleno; el audio tiene que ser cortado en exteriores, etc.), hay poco esfuerzo para ambientar de manera adecuada la locación y los efectos son inferiores a los de cualquier película del canal Syfy. Lo único más o menos rescatable es el trabajo de maquillaje.

Opinión final: The Ouija Experiment 2 es una atrocidad de esas grandes. Evítenla, ni por mera curiosidad desperdicien su tiempo.

Ojometro:

lunes, 23 de febrero de 2015

Crítica: Digging Up the Marrow (2015)


Película escrita y dirigida por Adam Green (Hatchet). Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados unidos, además de VOD y plataformas digitales, este pasado 20 de febrero; mientras que su salida en DVD se espera para el próximo 24 de marzo.

Sinopsis:

Cuando Adam Green recibe un paquete de un fan quien asegura poder demostrar que en realidad los monstruos si existen, el director y su equipo deciden visitarlo para poder hacer un documental. Al inicio solo hay escepticismo, pero con el paso de los días se verán involucrados en una fantástica, pero a la vez aterradora experiencia buscando entre las sombras.



Comentarios generales:

Los trabajos de Adam Green son todo menos irrelevantes gracias a que se ha vuelto alguien dentro de la industria con un sello muy particular; con quien sabes que invariablemente verás algo poco común. Y sin duda Digging Up the Marrow sigue esa línea al ser su trabajo más extraño, el cual incluso resulta muy complicado (por no decir imposible) encasillar dentro de un solo subgénero.

En esta ocasión lo que nos trae el director es una extraña mezcla de falso documental, fantasía, comedia, terror y found footage con una premisa que raya en lo absurdo, pero que es tratada con tanta naturalidad al inicio que básicamente te atrapa en un par de minutos; dejándote insertada en la cabeza la pregunta ¿En verdad existen los monstruos?. Esto resulta importante porque una vez que muestran que todo será manejado como un documental con el propio Green en pantalla necesitas tener pleno convencimiento de que, a pesar de que es una historia ficticia, si cuenta con cierto aire de realidad y, sobre todo, con un aspecto serio en determinadas situaciones; algo que logran generar por medio de las entrevistas con el personaje de Dekker.

Realmente se toman su tiempo para la construcción, no tiene un ritmo pesado ni nada por el estilo pero esperar treinta minutos hasta que aparece el primer monstruo es un tanto fastidioso y las cosas no mejoran del todo después de eso; sobre todo porque el tono cómico se acrecienta para el segundo acto. De pronto ves mucho relleno, pero es perfectamente disimulado al introducir muchas interrogantes con respecto a Dekker que te hacen volver a tener interés debido a que ahora no solo se trata de poder ver a las peculiares criaturas, sino también poder resolver todos los misterios que lo rodean. Igualmente, es la parte en donde el found footage toma relevancia, aunque no de un modo completamente invasivo que haga incomodo ver con claridad las cosas.

La parte final es muy buena dado a que es por mucho donde se enfocan más en el terror y a la creación de una atmósfera tétrica; además que la aparición de los monstruos de manera plena genera escenas visualmente escalofriantes (aunque la mejor lamentablemente la arruinaron al incluirla en el tráiler) que te dejan con la sensación de que si hubieran seguido esta dirección desde un poco más temprano la película sería mucho mejor. También dejan preguntas sin responder y eso le quita algunos puntos considerando que parte de lo atractivo es querer saber qué esconde Dekker, no solo deducirlo.

En las actuaciones Green ofrece una versión exagerada de sí mismo, pero Ray Wise es mención aparte porque él ejerce como contrapeso ante el humor facilón que por momentos se da y esto crea un balance perfecto en muchas situaciones. La producción también es bastante destacada: está perfectamente bien iluminada en cada una de las diversas locaciones que presenta (que son como 7 u 8), la dirección de arte se beneficia mucho de lo ya establecido, el score está ok, está bien editada y el trabajo de sonido cumple a pesar de ciertos puntos flacos. Sin embargo, será la caracterización de los monstruos lo que más llame la atención por lo bien hechas que están; algunas tienen cierto toque old school, pero son sumamente originales.

Opinión final: Digging Up the Marrow vale bastante la pena. Pudo ser un poco mejor, pero realmente no hay nada que se le parezca.

Ojometro:
****