lunes, 14 de noviembre de 2016

Crítica: The Monster (2016)


Película escrita y dirigida por Bryan Bertino (The Strangers, Mockingbird). Se estrenó vía DirecTV dentro de los Estados Unidos durante el mes de octubre, mientras que salió en VOD y de manera limitada en cines el pasado 11 de noviembre. Su llegada a otros mercados probablemente se de hasta 2017.

Sinopsis:

Kathy (Zoe Kazan) y su pequeña hija Lizzy (Ella Ballentine) se verán obligadas a confrontar a un aterrador monstruo cuando sufren un accidente en una carretera solitaria.



Comentarios generales:

Uno siempre anda buscando cosas nuevas o, por lo menos, cosas que se atrevan a variar un poco las fórmulas convencionales dentro del género. Sin embargo, también se nos suele olvidar que en ocasiones ir con algo convencional puede brindarnos una experiencia agradable y sorprendernos con pequeños detalles que no esperas, lo cual fue el caso con The Monster: una de las sorpresas del año y la confirmación de que su director es realmente bueno para sacar lo mejor de conceptos ya muy vistos.

Esto porque Bertino no solo utiliza al monstruo de manera literal, sino que también se encarga de utilizar dicho concepto para representar una alegoría a las adicciones, convirtiendo así una historia simple en algo mucho más serio de lo que parece. Sobre todo durante un primer acto donde las cosas se centran de manera importante en la inestable relación que existe entre madre e hija, quienes no se soportan gracias a la turbulenta vida de Kathy; esto mientras que de manera muy sutil se va introduciendo la amenaza externa por medio de la generación de una atrapante atmósfera que te pinta un panorama sumamente desalentador para nuestras protagonistas.

Panorama que se vuelve mucho más agobiante mientras te van mostrando diversos flashbacks bastante crudos sobre la vida que han tenido y que solidifican de manera importante la desconfianza de Lizzy hacia su madre, a quien incluso en una situación de vida o muerte no puede ver como alguien de confianza y eso le agrega complejidad a esta tensa dinámica. Una que, si bien no se vuelve un baño de sangre extremo, si muestra un nivel violencia e impacto significativos conforme la criatura hace su aparición y que fluye de manera extremadamente ágil a pesar de que prácticamente todo se centra en un mismo lugar.  

La parte final es desgarradora y muy potente. No solo se cierra el círculo en el tema de que una madre hará absolutamente cualquier cosa por su hijo, sino que también se logra que el personaje de Lizzy tenga una necesaria evolución al vencer sus propios miedos para acabar de recuperar ese lazo especial con su madre e, indirectamente, terminar con su infancia.

Las actuaciones son para destacar, la verdad Kazan hace un estupendo trabajo como la madre alcohólica con la que el espectador tiene un carrusel de emociones y sentimientos durante 90 minutos; mientras que Ballentine te atrapa de manera inmediata, aunque por momentos puede llegar a ser un poco desesperante. La producción es de buena nota: el trabajo de fotografía es estupendo, cuenta con un gran score, el trabajo de sonido funciona perfecto, los efectos están bien hechos y el trabajo maquillaje resulta efectivo.

Opinión final: The Monster es una buena película. Puede que no esté al nivel de otros grandes trabajos, pero sin duda se trata de los mejores de 2016.

Ojometro:
****

viernes, 11 de noviembre de 2016

Crítica: Km 31-2 (2016)


Secuela escrita y dirigida nuevamente por Rigoberto Castañeda (Km 31, Atrapados). Se estrenó en cines dentro de México el pasado 4 de noviembre, aunque aún no hay información sobre cuándo podría llegar a otros mercados.

Sinopsis:

Siete años después de los sucesos que le costaron su carrera, el detective Martín Ugalde (Carlos Aragón) es contratado por una importante candidata política para que investigue la desaparición de su hijo. Un trabajo en el que, conforme va uniendo las piezas, se dará cuenta que tal vez este ligado con el caso que había estado dispuesto a olvidar.



Comentarios generales:

Independientemente de que no fuera una gran película, Km 31 significo un suceso importante dentro del cine mexicano gracias a que fue la responsable de revivir un género que dentro de la industria nacional estaba completamente olvidado. Así que cuando finalmente se anunció la tan esperada secuela las expectativas fueron considerables; sin embargo, después de 10 años, lo único que te deja Km 31-2 es una sensación de que llegó demasiado tarde.

Esto porque Castañeda sigue mostrando fuertes influencias del cine de terror japonés; uno que, si bien sigue presente, ya no es tan relevante como hace diez años atrás. Construyendo así una historia que durante el primer acto se centra fuertemente en los niños para plantear un misterio un tanto enredado que poco a poco se va desenvolviendo de manera ágil en medio de una atmósfera oscura, la cual juega un papel fundamental para poder solidificar esta mezcla de thriller policíaco supernatural cuyo propósito, al menos durante este lapso, parece ser el alejarse lo más posible de su predecesora.

Algo que termina siendo un gran error, ya que esto trae consigo la integración de varios personajes que rayan en lo caricaturesco, así como situaciones increíblemente forzadas (todo lo que involucra al periodista o reportajes, principalmente) que vuelven bastante difícil el poder generar momentos de suspenso efectivos debido a que cambian por completo el tono de las cosas. Además, el director nos deja con varias situaciones a medias o se tarda demasiado en presentar detalles que hubieran sido muchísimo más efectivos si no tomaran tanto tiempo en desarrollarse; siendo el ejemplo perfecto un larguísimo plano secuencia diseñado para lograr un momento de impacto significativo, pero que pierde efectividad por lo aburrido que se vuelve.

En general el segundo acto tiene un ritmo muy lento que no ayuda y entre tanta elaborada explicación, a la que cada cinco minutos se le integra algo nuevo, las cosas no fluyen de la mejor manera y vuelve obsoletas situaciones que uno suponía que serían importantes.

La parte final es bastante caótica, en gran parte porque es muy evidente que no sabían cómo concluirla. De pronto, todo lo que dio pie a esta situación pasa a segundo término y cuando se pretende generar nuevamente un conflicto en base a esto ya se siente sumamente forzado y como una vil excusa para darle paso a un despliegue de efectos especiales que no resuelven realmente mucho.

De las actuaciones el más destacado es Carlos Aragón, sobre todo porque es el único que logra mantener su personaje en un tono acertado y no cae en el tono caricaturesco de prácticamente todo el resto del elenco. La producción es por mucho su punto más fuerte, de lo mejor que he visto en el cine mexicano últimamente: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score es agradable, el trabajo de sonido cumple y los efectos especiales están bien hechos, salvo por un uso exagerado de CGI al final que no luce particularmente bien.

Opinión final: Km 31-2 resultó decepcionante. Una película con buenos valores de producción, pero que se siente como algo completamente viejo.   

Ojometro:
**

martes, 8 de noviembre de 2016

Crítica: Shelley (2016)


Co-producción entre Dinamarca y Suecia que significa el primer largometraje del director Ali Abbasi, quien además es co-escritor del guión junto a Maren Louise Käehne. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos durante el pasado mes de julio, mientras que su salida en formato físico está planeada para el mes de diciembre.

Sinopsis:

Una pareja danesa que vive completamente alejada de la sociedad y que no puede tener hijos hace un pacto con su joven sirvienta de nombre Elena (Cosmina Stratan) para que ella sea quien les de uno. Situación que parece beneficiar a ambas partes, pero las cosas no serán tan sencillas como lo imaginaron.



Comentarios generales:

Cuando te enteras que en una película se hablan cinco diferentes idiomas sabes que no se trata de algo común, mucho menos dentro de un género en donde se reciclan las mismas fórmulas una y otra vez. Es por ello que Shelley me llamaba poderosamente la atención, sobre todo porque el cine escandinavo de terror ha brindado buenos resultados en los últimos diez años, pero al final lo que me encontré fue un trabajo que, en su afán de querer ser tan poco convencional, termina sintiéndose un tanto vacío.

Una situación que parece ser, en parte, el objetivo de Abbasi al situar su historia en un lugar remoto que resulta ideal para impresionantes tomas en exteriores y que permite establecer rápidamente una atmósfera desoladora mientras desarrolla una relación amigable entre Elena y sus jefes. La cual durante todo el primer acto no parece tener nada extraño, pero por alguna razón el espectador siempre tiene la sensación de que dicha pareja no es lo que parece o que guarda algún tipo de secreto satánico detrás; aunque realmente nunca se muestran pruebas contundentes para sustentar dicha postura.

Gracias a eso se cuenta con un nivel de suspenso interesante, sin embargo, para el segundo acto las cosas se vuelven bastante complicadas de seguir debido a que el ritmo utilizado es en verdad muy lento. Todo lo que tiene que ver con el embarazo se siente pesado, sin demasiado contenido interesante como para tenerte agobiado por un deterioro mental y físico de Elena que, al menos en el aspecto visual, resulta llamativo. Simplemente uno sabe que ese bebé no es precisamente una bendición, pero nunca te brindan el material necesario como para justificar lo que ocurre.

La parte final me decepcionó. Considerando el ritmo manejado durante más de una hora no esperaba un cambio radical, pero la nueva problemática que se presenta nunca se siente como algo verdaderamente desgarrador considerando lo que plantea; además de que la terminan tan de golpe que uno se queda con varias preguntas en la cabeza.

Las actuaciones me parecieron bastante buenas, pero sin duda es Stratan la que se lleva la mayor nota; especialmente porque su transformación con el pasar de los meses es bastante creíble. La producción es de gran nivel: el trabajo de fotografía es realmente bueno, la dirección de arte simple, el score está ok, el trabajo de sonido se encuentra muy bien cuidado y toda la cuestión referente al maquillaje es modesta, pero hace un gran trabajo con el deterioro de Elena.

Opinión final: Shelley definitivamente no es para todo el mundo. Película difícil de digerir que agradará a quienes no busquen algo tan convencional. 

Ojometro:
***

viernes, 4 de noviembre de 2016

Crítica: The Evil in Us (2016)


Primer largometraje del director Jason William Lee, quien además es el escritor de guión y tiene una pequeña participación actoral. Salió directamente en DVD dentro del Reino Unido el pasado 10 de octubre, mientras que su llegada a los Estados Unidos y a otros mercados está planeada para 2017.

Sinopsis:

Cuando seis amigos van a festejar el 4 de julio en una remota cabaña, estos se ven envueltos en una terrible situación al consumir una droga diseñada para transformarlos en hambrientos caníbales.



Comentarios generales:

Cuando leí la sinopsis no supe que esperar de The Evil in Us, ya que su premisa lucía tan increíblemente básica que por un momento pensé dejarla pasar de largo; sin embargo, después de ver el tráiler eso cambio. No tanto porque pensara que de la noche a la mañana me encontraría con algo revolucionario, sino porque me llamó la atención el nivel de violencia que pretendían manejar y todo lo que eso podía producir a nivel visual; algo que sin duda es lo que termina dándole cierto valor a una producción que, si hubiera elegido un camino mucho más relajado, sería totalmente intrascendente.

Lo malo es que dicha visión ultra violenta no es algo que se pretenda explotar salvajemente desde un inicio, ya que después de unos primeros cinco minutos brutales que te hacen suponer que estas ante un espectáculo que retará tu estómago, William Lee hace un alto de manera abrupta para centrarse en otras cosas. Las cuales principalmente se ven originadas por la historia tan simple que se maneja y que lo obligan a tratar de añadir un poco más de sustancia al integrar una investigación, así como unas escenas sobre experimentos que parecen no tener ningún tipo de conexión evidente, para que un primer acto diseñado con los convencionalismos de los jóvenes que van a una cabaña remota a festejar y a comportarse como idiotas no se sienta tan pesado (o aburrido).

Realmente no pasa nada relevante sino hasta llegados los 40 minutos, a partir de ahí es cuando las cosas se tornan divertidas, principalmente porque las transformaciones se dan de golpe y gracias a eso el ritmo sufre un cambio radical que no vuelve a disminuir en lo que resta del metraje. Además, la violencia se incrementa y con eso el director tiene los elementos suficientes para realizar un planteamiento visual lo suficientemente atractivo como para que uno se olvide por completo de la raquítica premisa y se vea inmerso en una serie se situaciones cuyos niveles de tensión e impacto son los adecuados para generar una dinámica agradable.

La parte final no cambia mucho la tónica con respecto a todo el segundo acto, lo cual no está mal, pero por momentos si afecta el no tener un poco más de historia para trabajar y eso provoca que la persecución final se torne un tanto repetitiva. Aunque al menos para el desenlace se añade un trasfondo político que le da sentido a las escenas de experimentos previamente mencionadas.

Las actuaciones cumplen, algunas las encontré increíblemente exageradas como la de Ian Collins (John), pero en general van muy acorde con el tono de la película. La producción es sin duda el punto fuerte: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte no presenta nada especial, el score es de lo mejor de la película, el trabajo de sonido es bastante bueno, los efectos están muy bien hechos y el trabajo de maquillaje no presenta nada precisamente novedoso, pero cumple a la perfección.

Opinión final: The Evil in Us está ok. Su naturaleza violenta la convierte en un espectáculo entretenido de ver, a pesar de sus evidentes carencias.

Ojometro:
***