viernes, 7 de abril de 2017

The Walking Dead: Séptima temporada


El pasado fin de semana llegó a su fin la séptima temporada de The Walking Dead, una que después del polémico final de la anterior tenía que cargar con bastante peso al ser la encargada de establecer el personaje de Negan dentro de la que es una de las parte más importantes del cómic. Realmente el material para hacer algo interesante estaba ahí, pero lamentablemente en esta ocasión el show nos ofreció una temporada que, en términos generales, dejó poco satisfechos a los fans.

En el tema de los ratings TWD sigue logrando números fuertes para mantenerse como el show más visto dentro de los Estados Unidos; sin embargo, durante esta temporada si se vio un descenso evidente que le dejaron unos similares a los que tuvo en 2012/103. Siendo el primer episodio un éxito masivo al conseguir 17.02 millones de televidentes (el segundo episodio más visto en la historia de la serie), pero de ahí en adelante generalmente obteniendo entre 10/11 millones; dejando al final un promedio de 11.3 millones de televidentes.

Aquí me centraré en lo positivo y negativo de la temporada, ya que de lo contrario me extendería demasiado. Así que, si aún no la han visto o no la han visto completa, ES MOMENTO QUE DEJEN DE LEER PORQUE HABRÁ SPOILERS IMPORTANTES.

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LO POSITIVO


The Day Will Come When You Won't Be


Con el primer episodio de esta temporada por lo general hubo dos tendencias:

- Si no has leído el cómic probablemente lo odiaste
- Si has leído el cómic probablemente lo amaste

Yo me encuentro en el segundo grupo, ya que “The Day Will Come When You Won't Be” es sin lugar a dudas uno de los mejores episodios de toda la serie; uno que fue justamente como tenía que ser para dejar bien en claro que Negan sería completamente distinto a todas las amenazas anteriores. Con un nivel de violencia sin precedentes que generó muchísima polémica, pero que estaba justificada y que sirvió como el medio perfecto para quebrar emocionalmente a todos los personajes principales, lo cual sería algo importante para el desarrollo de la historia en esta temporada. 


Dwight 


Probablemente el personaje que salió más beneficiado detrás de Negan fue sin duda Dwight. Un villano que poco a poco fue contando con tiempo considerable en pantalla para que los espectadores pudieran entender de mucha mejor manera los motivos detrás de sus acciones y, de cierta forma, entender que no todo es perfecto con “Los Salvadores”.


Muerte de Sasha



La muerte de Sasha nunca fue cuestión de saber si se iba a dar, sino más bien sobre cuándo sería. Esto porque desde que se supo que Sonequa Martin-Green obtuvo un rol estelar en la nueva serie de Star Trek uno sabía que su personaje iba a morir.

Evidentemente no fue tan impactante y desgarradora como la de Glenn o Abraham, pero al menos esta también tuvo un propósito claro que ayudo a que no se sintiera totalmente vacía como algunas otras que se han dado en el pasado con personajes secundarios.


Episodios imperdibles:

(1) The Day Will Come When You Won't Be
(3) The Cell
(7) Sing Me a Song
(8) Hearts Still Beating
(13) Bury Me Here
(16) The First Day of the Rest of Your Life



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LO NEGATIVO

Desarrollo excesivo


No es que a lo largo las seis temporadas anteriores no hayan existido cuestionamientos con respecto a este tema, pero creo que hasta ahora no se había sentido como un problema realmente importante.

Muchos acontecimientos fueron más largos de lo que deberían de haber sido, provocando con eso que la mayoría de los episodios se volvieran tediosos o de simple relleno que, a pesar de cumplir con un propósito general para el final, jamás lograron generar expectativas mayores (y los ratings lo demuestran). Incluso esto mismo terminó afectando un poco al personaje de Negan, cuyos largos discursos  pasaron de ser fascinantes a simples sucesos para consumir tiempo. 


“King” Ezequiel


Dentro de todo lo decepcionante que hubo en esta temporada probablemente lo que más me enfado fue la manera en la que manejaron al personaje de Ezequiel, uno que en el cómic resalta no solo por su excentricidad, sino también porque es un tipo valiente que está dispuesto a todo con tal de vencer a Negan. Lo cual es algo totalmente alejado del tipo temeroso que nos presentaron en pantalla; alguien que sabias inmediatamente que iba a volver aburrido el episodio y que además no fue tan relevante como se esperaba.


Violencia  contenida 


Después del nivel de violencia presentado durante el primer episodio las críticas por parte de diversas asociaciones, críticos de TV e incluso fans de la serie no se hicieron esperar y al parecer eso provocó pánico dentro de los altos mandos, ya que una de las productoras ejecutivas mencionó durante una entrevista que para la segunda mitad de la temporada algunas escenas violentas habían sido bajadas de tono.

Una situación que rápido quisieron negar, pero que fue más que evidente durante una segunda mitad donde las muertes relevantes se dieron fuera de cámara para dejarla prácticamente sin un elemento que resulta vital para TWD. 


Gente Basura


En esta ocasión la serie se tomó bastantes libertades en cuanto al material original y una de las más notables fue la introducción de quienes nombrare cariñosamente como “Gente Basura”. Un grupo peculiar al que nunca sentí que se acoplara con el resto de los personajes y que siempre dieron la sensación de ser algo que bien se pudo haber omitido. 


Venado en CGI


Por lo general The Walking Dead es muy sólida en la cuestión de efectos especiales para tratarse de una serie de televisión no premium, pero esta temporada si tuvieron un par de traspiés en este aspecto. Siendo la escena del venado en el episodio 12 una de las cosas más lamentables que se han visto.

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Opinión final: Considerando las expectativas generadas y el contenido tratado, la séptima temporada de The Walking Dead resultó ser una grandísima decepción. No sé si haya logrado desbancar a la 2da como la peor que ha tenido la serie, pero se quedó muy cerca y deja una labor titánica para una octava temporada que se centrará nada más y nada menos que en “All Out War”, el arco argumental más importante que ha tenido el cómic.

martes, 4 de abril de 2017

Crítica: House on Willow Street (2017)


Película dirigida por Alastair Orr (Indigenous), quien además es co-escritor del guión junto a Catherine Blackman y Jonathan Jordaan. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD el pasado 24 de marzo dentro de los Estados Unidos, pero no se sabe cuándo saldrá en formato físico o si llegará a otros mercados.

Sinopsis:

Después de que una joven es secuestrada directamente de su casa, sus captores tendrán que empezar a cuestionarse sobre si no son ellos quienes corren peligro debido a que ella parece guardar un oscuro secreto.



Comentarios generales:

Siempre he pensando que cuando hay más de dos personas involucradas en un guión existe una alta probabilidad de que la película sea mala debido a que tantas mentes juntas significa un inevitable choque de ideas que tarde o temprano va a afectar de algún modo. Lo cual es sin duda lo que ocurre con House on Willow Street, un trabajo que en todo momento parece no tener un rumbo fijo y cuyas ideas más originales nunca terminan por explotar gracias a la poca imaginación presentada.

Y es que ciertamente la premisa es al menos interesante al cambiar un poco el escenario habitual de lo que, en teoría, es una película de invasión de hogares y que Orr aprovecha para brindar unos minutos iniciales bastante disfrutables que ayudan a establecer esa sensación de peligro constante a pesar de que no se sabe exactamente cuál es la amenaza. No se va rápidamente por la violencia e incluso se toma algo de tiempo para construir una interacción agradable entre ambos personajes femeninos; sin embargo, todo esto dura muy poco y no tienen que pasar más de 20 minutos para que las cosas empiecen a tomar un camino en el que estos criminales, en apariencia fríos y calculadores, se ven envueltos en cualquier cantidad de decisiones absurdas.

Realmente a partir del segundo acto se vuelve un verdadero dolor de cabeza escuchar algunos de los diálogos y el tema demoníaco resulta completamente forzado; especialmente por la manera tan conveniente en la que lo explican. Además el director empieza a abusar de los sustos fáciles, ya que no solo los utiliza para generar impacto, sino que también son su medio preferido para explotar las debilidades de los personajes para quebrarlos emocionalmente. Un aspecto que funciona al inicio, pero que como todo lo demás en esta historia solo es efectivo por lapsos muy breves.

La parte final no diría que es anti climática, simplemente se siente demasiado larga para lo que tendría que haber sido. Cuenta con cierto nivel de intensidad, pero no hay capacidad para mantenerlo precisamente porque los momentos para eso duran de más y este se evapora; aunado a que le agregan algo que no tiene mucho sentido.

En cuanto a las actuaciones me sorprendió ver a Sharni Vinson (Hazel) tan poco energética, incluso se le nota un tanto cansada en su rostro; mientras que Carlyn Burchell (Katherine) es sin duda lo mejor en este aspecto. La producción no está nada mal: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte no es nada del otro mundo, el score cumple, el trabajo de sonido está ok, los efectos en su mayoría lucen bien (salvo por el fuego en CGI) y la labor de maquillaje es de destacar.

Opinión final: House on Willow Street es decepcionante. Película del montón que será mejor ver cuando inevitablemente la empiecen a pasar por TV. 

Ojometro:
**

viernes, 31 de marzo de 2017

Crítica: Tenemos la carne (2017)


Película escrita y dirigida por el mexicano Emiliano Rocha Minter, la cual significa su primer largometraje. Salió directamente en DVD dentro de los Estados Unidos a finales del mes de febrero, mientras que aquí en México se estrenó de manera muy limitada en cines el pasado 24 de marzo.

Sinopsis:

Después de deambular por una ciudad en ruinas buscando comida y refugio, un par de hermanos logran adentrarse a uno de los últimos edificios que quedan en pie. Ahí encontrarán a un extraño individuo, quien les hará una peligrosa oferta para que sobrevivan al mundo exterior.



Comentarios generales:

Desde que salió el primer trailer se podía intuir que Tenemos la carne estaba destinada a la polémica, mucho más cuando se supo que en algunos festivales los asistentes se estaban retirando a la mitad de su exhibición. Incluso debo de decir que el simple hecho de que obtuviera distribución en México sin generar gran revuelo me sorprendió mucho, ya que se trata de una de las películas más desafiantes para el público general que he visto en años recientes; aunque no precisamente con los resultados más efectivos.

Y es que Minter no se guarda absolutamente nada en la que es su ópera prima, una que inicia de la manera más desconcertante posible al establecer un escenario apocalíptico sin presentar nada del mundo exterior para centrarse en las incomprensibles acciones de un peculiar hombre que, al menos de entrada, parecen simples métodos de intercambio. Hasta ahí todo va más o menos normal, pero una vez que se introduce a los hermanos las cosas empiezan a obtener un tono muchísimo más oscuro y los elementos controvertidos salen a la luz; generando así una pequeña sensación de incomodidad por lo que el personaje que funge como “villano” pretende hacer para satisfacer algo que se percibe como un simple deseo suyo.

Esto provoca que durante unos 25/30 minutos el interés este presente; sin embargo, una vez que el director suelta la riendas por completo y el elemento sexual toma el mando, la película se cae por completo para nunca recuperarse. Ya que a partir de aquí realmente todo se trata de provocar una sensación de shock constante por medio de contenido explicito y grotesco, donde pocas cosas tienen sentido durante lo que se convierte en un viaje de líquidos, masturbaciones, una chica que se revuelca con todo lo que este a su alrededor y demás perversiones que se encuentran complementadas con una peculiar selección musical, así como (en la mayoría de los casos) de una estilizada presentación visual; cuya meta es ser provocativas al máximo nivel posible, pero que al final se vuelven en extremo aburridas de ver.

La parte final cuenta con lo que técnicamente se podría decir que es su lapso más violento y debo de admitir que la escena que se centra en el gore es por demás llamativa gracias a diversos elementos que la integran. Aunque quitando eso todo sigue igual al presentar más impacto visual que sustancia; incluso el intento por sorprenderte en su conclusión resulta inefectivo.

En las actuaciones quien se lleva los reflectores es Noé Hernández con su personaje de Mariano, quien es ciertamente carismático y de no ser por él las cosas hubieran sido mucho menos digeribles. La producción está ok: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte resulta adecuada, la música está bien seleccionada y los efectos son mínimos, aunque hay uno al final que si se ve muy lamentable.

Opinión final: Tenemos la carne es shock sin propósito alguno. Difícilmente la recomendaría, pero es esa clase de cine experimental con el cual cada quien tendrá una experiencia distinta.

Ojometro:
**

martes, 28 de marzo de 2017

Crítica: The Institute (2017)


Película dirigida por James Franco y Pamela Romanowsky, cuyo guión fue co-escrito por los hermanos Adam y Matt Rager. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD el pasado 3 de marzo dentro de los Estados Unidos, pero todavía no se sabe si saldrá en formato físico o si llegará a otros mercados.

Sinopsis:

En Baltimore del siglo XIX una chica afectada por la muerte prematura de sus padres se interna de manera voluntaria en el Instituto Rosewood. Ya estando ahí será sometida a extraños y violentos métodos que forman parte de un experimento de modificación de personalidad, lavado de cerebro y control mental del cual tendrá que escapar.  



Comentarios generales:

Cuando se reveló que el guión de The Institute estaría, en parte, inspirado en eventos reales inmediatamente se convirtió en una película de mi interés debido a que siempre me gusta realizar cierta investigación con respecto a los hechos en los que alguna obra se basa. Lo cual en este caso resultaba por demás atractivo dado a que lo que rodea al Instituto Rosewood, más allá de estar sustentado en pruebas circunstanciales, podía generar algo que se saliera de los convencionalismos que suelen presentarse en las historias que se realizan en instituciones mentales, pero tristemente no fue así.

Y es que el problema fundamental que presenta es el hecho de que la idea base en la que se construye todo esto ni siquiera son las acusaciones que giran en torno al instituto, sino el lavado de cerebro, una situación que provoca que todo el tiempo se sienta un conflicto evidente para Franco y Romanowsky al no saber exactamente cómo manejar de manera equitativa ambos temas. Lo cual ocasiona que el primer acto sea bastante aburrido al mostrarnos al personaje de Isabel experimentando situaciones que no encajan con lo que esperabas ver y que en realidad se sienten bastante vacías considerando que estas forman parte de un proceso aparentemente complejo del cual nunca te logran brindar detalles claros para que entiendas lo que hay detrás.

Situación que empeora una vez que entramos al segundo acto, ya que para este punto la película empieza a mostrar una estructura inusual en la que lo relacionado con el lavado de cerebro avanza de manera acelerada, prácticamente llegando a lo que se siente como su clímax, mientras que también empiezan a introducir aspectos del tráfico de mujeres por medio de personajes secundarios que, así como los presentan, también los desaparecen. Provocando que todo lo relacionado a este tema luzca más como simple relleno polémico; en especial porque cada personaje o suceso ligado parecen más como una distracción y no como aspectos relevantes para profundizar en la historia. Aunado a que tampoco ayudan en la generación de terror.

La parte final probablemente sea lo más atractivo considerando que es aquí cuando los directores ya no ponen tanto énfasis en el lavado de cerebro y demás cosas que enreden las acciones, dándole paso a una venganza que resulta entretenida de ver. Sin duda es la parte más violenta, la que va a satisfacer la necesidad de sangre, pero también deja algunas cosas en el aire que no ayuda a que el desenlace sea convincente.

La actuación de Allie Gallerani (Isabel) no está mal, pero el hecho de que su personaje sufra tantos cambios radicales de manera repentina, sin ningún tipo de explicación, vuelve difícil el tomarlo en serio; mientras que el resto del elenco raya en lo caricaturesco o simplemente resulta irrelevante. La producción es su punto más fuerte: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte presenta buenas cosas, el score está ok, el trabajo de sonido cumple, los efectos son muy sencillos y la labor de maquillaje tiene algunos aspectos interesantes.

Opinión final: The Institute es decepcionante. Una película más del montón que pasará con más pena que gloria.

Ojometro:
**