viernes, 5 de octubre de 2018

Crítica: Puppet Master: The Littlest Reich (2018)


Película dirigida por Sonny Laguna y Tommy Wiklund (Wither), cuyo guión fue escrito por S. Craig Zahler. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de agosto, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 25 de septiembre.

Sinopsis:

El infierno se desata cuando una extraña fuerza reanima a unas marionetas dentro de una convención que celebra el 30 aniversario de los asesinatos cometidos por Andre Toulon.



Comentarios generales:

La franquicia de Puppet Master es una con la cual es difícil estar en sintonía si no eres fan desde sus inicios debido a su premisa tan absurda y porque ciertamente cuenta con una de las cronologías más confusas dentro del género. Por eso cuando se anunció que The Littlest Reich sería un reboot me alegre, era algo que se necesitaba urgentemente y la verdad es que terminó siendo la mejor opción.

No tanto porque se aleje demasiado a lo que estábamos acostumbrados a ver con Charles Band y Full Moon, sino porque un nuevo comienzo era necesario para darle estabilidad a una historia que ya no daba para más y que ahora bajo esta nueva etapa obtiene un sello políticamente incorrecto bastante marcado. Aunque en un inicio Laguna y Wiklund no lo hacen tan evidente al centrarse más en la construcción de una relación acelerada y, sobre todo, en establecer la figura de Andre Toulon ahora como la de un villano nazi muy enfermo que le dará sentido a las acciones cometidas por sus marionetas

Y es que hay que decir que la dupla de directores no se guarda nada, dejando de lado varios tabúes para que así el segundo acto sea una masacre en la que las muertes tienen un impacto considerable no solo en la cuestión visual. Ya que estas también se encuentran ligadas a temas raciales que indudablemente podrían incomodar a más de uno, aunque cumplen a la perfección su propósito de incrementar el nivel de violencia e ir construyendo una amenaza lo suficientemente creíble considerando que se trata de marionetas asesinas.

En general la sangre no para de fluir por un buen rato y la creatividad presentada es demasiado agradable si no tienes problemas con lo anteriormente mencionado; sin embargo, una vez que se tiene que hacer una pausa la película pierde dinamismo. Además de que resulta un tanto decepcionante que, a pesar de que se menciona que existen unas 60 marionetas, solo terminan presentando a las mismas 7 u 8.

La parte final no es la mejor. Cumple con lo básico y sigue mostrando la violencia necesaria, pero la creatividad ciertamente ya no es la misma al optar por brindarle un poco más de desarrollo a la relación, así como por mostrar un desenlace que se siente un tanto fuera de lugar; aunque asegura la continuidad de la franquicia.

Las actuaciones están aceptables, en el tono habitual y sin nadie que verdaderamente destaque (aunque ver a Barbara Crampton siempre es agradable). La producción igual se mantiene con el mismo sello: el trabajo fotografía es aceptable, la dirección de arte no es la gran cosa, el score tiene un toque de giallo muy marcado, el trabajo de sonido no es el mejor, la labor de maquillaje es sólida y los efectos son en su mayoría prácticos; con algunos luciendo arcaicos pero en general cumplen.

Opinión final: Puppet Master: The Littlest Reich está ok. Es más para fans, pero si son de los que no se ofenden tan fácilmente seguramente pasarán un buen rato.

Ojometro:
***

martes, 2 de octubre de 2018

Crítica: Patient Zero (2018)


Película dirigida por Stefan Ruzowitzky (Anatomie) y escrita por Mike Le. Se estrenó directamente en VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de agosto, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 14 de septiembre.

Sinopsis:

Después de una pandemia global sin precedentes que convierte a los seres humanos en violentos “infectados”, un hombre con la habilidad de poder hablar su lenguaje lidera al último grupo de sobrevivientes en la búsqueda del paciente cero para encontrar una cura.



Comentarios generales:

Existen películas con las que uno puede percibir casi de manera inmediata que no hay algo bien, las señales son diversas, pero por lo regular la más clara es cuando el estudio empieza a titubear con las fechas de estreno. Justo lo que ocurrió con Patient Zero, la cual estaba originalmente planeada para salir hace dos años y que poco a poco fueron olvidando hasta que obtuvo una salida en VOD que a nadie le importó; dejándola a merced de una irrelevancia más que merecida.

Esto porque, sin temor a exagerar, estamos ante una de las peores películas sobre zombies/infectados que recuerde por parte de un estudio mayor; en donde Ruzowitzky y Le básicamente toman la mítica “Day of the Dead” como referencia para regalarnos una historia cuya falta de contenido raya niveles absurdos. Algo sorprendente cuando la idea central (un tipo que puede hablar con los infectados) daba mucha tela de donde cortar y que realmente solo utilizan de manera superficial para ir construyendo un drama absurdo en el que insertan un dilema amoroso al que por momentos le dan más importancia que a la propia búsqueda de la cura.

Dejando así todo lo referente al terror en una serie de interrogatorios cuyo propósito es brindar cierto contexto sobre lo que ocurrió y, de vez en cuando, alguno que otro sobresalto con acciones de impacto aisladas.

Realmente eso es lo que ocurre por una aburridísima hora hasta que por fin se acuerdan de que parte importante de esto son los infectados y con ello inicia una masacre genérica que no solo carece de momentos memorables, sino que además no los hace lucir mucho más amenazantes considerando que cuentan con una inteligencia elevada.

La parte final es ridícula debido a que el tema amoroso sigue siendo explotado incluso con la masacre desarrollándose y el enfrentamiento decisivo no lleva a absolutamente nada. De hecho, pareciera que el plan era que esto fuera el inicio de una franquicia porque la película termina de golpe, sin responder siquiera las preguntas más básicas y dejando un panorama abierto a algo mucho mayor.

De las actuaciones solo puedo decir que tipos como Matt Smith (Morgan) y Stanley Tucci (El profesor) no cuentan con demasiado material para lucir el talento que se sabe que tienen, mientras que Natalie Dormer (Gina) solo está de adorno. La producción es lo más decente que tiene: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte es básica, el score intrascendente, el trabajo de sonido es bueno, los efectos simples y la labor de maquilla es lo habitual con esta clase de filmes.

Opinión final: Patient Zero es un desastre. Una de las peores películas de infectados que se han hecho, evítenla a toda costa.

Ojometro:
*

viernes, 28 de septiembre de 2018

Crítica: The Devil's Doorway (2018)


Primer largometraje de la directora Aislinn Clarke, quien además comparte créditos como co-escritora del guión junto a Martin Brennan y Michael B. Jackson. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de julio, mientras que su salida en formato físico ya está confirmada para el próximo 23 de octubre.

Sinopsis:

En el otoño de 1960 el padre Thomas (Lalor Roddy) y el padre John (Ciaran Flynn) son enviados por el Vaticano a investigar un misterioso evento en una casa en Irlanda para “mujeres caídas”, aunque ya estando ahí descubrirán algo mucho más terrible.



Comentarios generales:

A estas alturas queda claro que a los found footage los amas u los odias, con estos no existen medias tintas debido a que su sobreexplotación durante la última década ha generado eso entre los fans. En general el sentimiento es que ya se ha hecho todo lo que se podía hacer con estos y que la mayoría solo recicla ideas previas que ya no funcionan; un argumento sin duda valido que definitivamente The Devil's Doorway no va a cambiar, pero que al menos trata de refutar sin demasiado éxito.

Esto porque estamos ante una película con la cual Clarke y compañía realmente no innovan en nada narrativamente hablando, contándonos una historia básica en la que durante el primer acto vemos lo habitual y solo se pretende alejar un poco del resto implementando una dinámica entre los dos sacerdotes en la que el escepticismo juega un papel importante. Hasta ahí no hay nada extraordinario y todo resulta bastante aburrido, sin embargo, donde si pretenden hacer algo original es en el apartado visual al brindar una experiencia de 16mm increíblemente bien lograda con la cual no resulta complicado sumergirse en la década de los 60s incluso con tan pocas referencias presentadas.

En ese sentido el trabajo de fotografía es genial, pero también presenta algunas complicaciones a la hora de exponer los hechos dado a que vuelve incomodo el visionado por determinados lapsos. Especialmente durante un segundo acto que es un poco más frenético al cambiar por completo el enfoque a uno mucho más oscuro que involucra posesiones y elementos paranormales.

Un cambio que no aporta demasiado más allá de una serie de sustos fáciles que en ocasiones funcionan y en otras no tanto. Además de que nunca termina por sentirse como algo verdaderamente importante considerando los secretos que se van revelando, los cuales no tienen grandes consecuencias y quedan parados como meras anécdotas.

La parte final es la que funciona mejor, aunque no alcanza para salvar la película. Aquí es donde los elementos satánicos empiezan a tener más sentido y la sensación de claustrofobia generada es bastante potente como para que el desenlace resulte efectivo a pesar de ser muy predecible.

Sobre las actuaciones debo de decir que Roddy y Flynn no lo hacen mal, sus interacciones siempre resultan interesantes ante lo contrastantes que resultan sus personajes. La producción es sólida: el trabajo de fotografía como lo mencione antes es bueno, la dirección de arte está ok, el score es pasable, el trabajo de sonido limpio y tanto los efectos como la labor de maquillaje cumplen.

Opinión final: The Devil's Doorway es decepcionante. Un found footage con personalidad que tristemente no puede explotarla con una historia interesante.

Ojometro:
**

martes, 25 de septiembre de 2018

Crítica: Summer of 84 (2018)


Película dirigida por el trió conformado por François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell (también conocidos como RKSS) y co-escrita por Matt Leslie y Stephen J. Smith. Se estrenó en cines durante el mes de agosto dentro de los Estados Unidos, mientras que en México hizo lo propio de manera muy limitada este pasado 21 de septiembre.

Sinopsis:

Después de sospechar que su vecino oficial de policía es un asesino serial, Dave (Graham Verchere) y su grupo de amigos pasan su verano espiándolo para poder obtener evidencias, pero mientras más se acercan a la verdad las cosas se pondrán peligrosas.



Comentarios generales:

Después del enorme fenómeno que ha sido Stranger Things y el apabullante éxito del remake de “It” era obvio que más personas se iban a subir al tren de los ochentas debido a que estamos en una época en la que la nostalgia vende muy bien. Sin embargo, este tipo de fórmula cargada de referencias no todo el mundo sabe implementarla de manera adecuada y por eso es que Summer of 84 generaba ciertas dudas, pero al final resultó ser una agradable propuesta.

Ya que lo que nos presenta RKSS no pretende solo sustentarse en la nostalgia y siempre muestra una clara intención por construir un misterio que con el pasar de los minutos vaya intensificándose sin depender de las referencias. Algo que al menos durante los primeros 20/25 minutos no resulta tan evidente debido a que es justamente el lapso en donde las utilizan con mayor frecuencia para poder establecer de manera convincente el periodo en el que se desarrolla la historia y para complementar la dinámica de un grupo de chicos que consiste en chistes sobre sexo y actividades no tan interesantes que van añadiendo elementos circunstanciales que servirán más adelante.

Con esto no quiero decir que lo que se ve en ese lapso sea aburrido, nada de eso, pero lo cierto es que lo más entretenido llega cuando se pone en marcha el proceso de investigación. Principalmente porque en todo momento se mantiene esa inocencia juvenil que ayuda a que las dudas con respecto a la identidad del asesino se mantengan siempre latentes a pesar de que llega un punto donde parece muy evidente cual será el camino. Además de que hace que el tono de la película encuentre un punto medio que permita trabajar diversas situaciones que van desde muy chuscas hasta algunas con unos niveles de tensión importantes sin que se sientan ajenas unas de las otras.

La parte final es sin duda la mejor y la que hace que la película alcance un mayor nivel. No entraré en demasiados detalles para no arruinárselos, solo diré que es en donde logran generar la mayor sensación de peligro, aumentar la violencia y, sobre todo, ofrecer un desenlace potente que es totalmente lo opuesto a lo que esperas.

Sobre las actuaciones puedo decir que estamos ante un elenco muy sólido, evidentemente quienes más resaltan son el grupo de chicos (en especial Caleb Emery como Woody); sin embargo, Rich Sommer (Wayne) es a mi juicio la pieza clave para que esto funcione al siempre mantener la duda razonable sobre su personaje y brindarle fuerza a las cosas de manera efectiva cuando se necesita.  

La producción también se encuentra bien cuidada: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte es sólida, el score es medio genérico, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos son simples y la labor de maquillaje discreta.

Opinión final: Summer of 84 me gustó. Buena película que no se limita a solo ser un conjunto de referencias y trata de hacer algo más.

Ojometro:
****