martes, 17 de noviembre de 2020

Crítica: Vampires vs. The Bronx (2020)

Película dirigida por Osmany Rodriguez, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Blaise Hemingway. Se estrenó en Netflix a nivel mundial el pasado 2 de octubre.

Sinopsis:

Miguel (Jaden Michael) y sus amigos del Bronx pelean por salvar su vecindario de la gentrificación y… los recién llegados vampiros.


Comentarios generales:

Se puede decir que este año Netflix fue la plataforma que tuvo la oferta más robusta para Halloween, tal vez no con la calidad de ocasiones anteriores, pero definitivamente si era la que contaba con más variedad. Y entre toda esa variedad se encontraba una película de la que se sabía poco como Vampires vs. The Bronx, la cual rápidamente se convirtió en una interesante novedad que sin duda alguna terminó sorprendiendo a más de uno.

Esto porque lo que nos trae Rodriguez es una película de vampiros muy disfrutable que, a pesar de tener un tono ligero, nunca traiciona los elementos característicos de esta clase de historias y los adapta de manera bastante orgánica al contexto urbano que representa el Bronx. 

Logrando establecer lo más fiel posible la dinámica multicultural dentro del vecindario y las problemáticas que han originado la llegada de los chupasangre, aunque al hacer esto también se provoca que el inicio sea uno más lento de lo esperado (más no aburrido) debido a que en este punto lo que predomina es el toque cómico sustentado por el comportamiento de los niños y su manera inocente de lidiar con el problema que tienen en frente.

Un toque que con el pasar de los minutos no es que desaparezca, más bien se empieza mezclar con otras acciones de corte más “serio” que generan la sensación de peligro necesaria y algunas muertes. Agilizando así el ritmo para tener un segundo acto en el que se construye un conflicto evidentemente disparejo con el que podemos presenciar varias cosas predecibles, pero que aún así resultan efectivas gracias a lo bien diseñadas que se encuentran para tratar de brindarle cierto equilibrio a las interacciones de los niños con los vampiros; en especial cuando se revela quien está detrás de todo.

Dejando así el camino preparado para un enfrentamiento final que cumple con ofrecer un desenlace que contenga mayores dosis de acción, aunque la verdad también te deja con la sensación de que le faltó espectacularidad. Ya que, cuando esperas que el cierre sea uno de mayor escala que involucre al vecindario y los vampiros, lo que te encuentras es algo mucho más reducido que se siente un tanto anticlimático e incluso improvisado.

Las actuaciones son buenas, la química entre todo el elenco es sólida y la comedia que manejan da suficiente margen de maniobra para añadir cierto drama que evita que todo lo que hagan se vea caricaturesco. En la producción se trata de un filme discreto: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es muy básica, cuenta con score agradable, el trabajo de sonido es limpio, los efectos no son los más avanzados y la labor de maquillaje es sencilla.

Opinión final: Vampires vs. The Bronx está entretenida. Película de vampiros de corte muy ligero para pasar el rato.

Ojometro:
***

viernes, 13 de noviembre de 2020

Crítica: Death of Me (2020)

Película dirigida por Darren Lynn Bousman (Saw II, Abattoir), cuyo guión fue co-escrito por Ari Margolis, James Morley III y David Tish. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado mes de octubre, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 17 de noviembre.

Sinopsis:

Christine (Maggie Q) y Neil (Luke Hemsworth) son una pareja de viaje en Tailandia que tendrá que descubrir el misterio detrás de un perturbador video en el que se muestra como uno de ellos asesina al otro.


Comentarios generales:

Quienes llevan siguiendo el blog desde sus inicios seguramente sabrán que soy bastante fan de Darren Lynn Bousman y todo en lo que esté involucrado suele llamarme la atención debido a que es un director al que no le da miedo tomar proyectos raros y gracias a ello su filmografía se podría catalogar como extravagante, al grado de que uno espera alguna locura cada que saca algo nuevo. Ese es su sello, aunque con Death of Me brilla por su ausencia.

Esto porque sin lugar a dudas se trata del filme más “normal” que le recuerde a Bousman, algo que no considero malo en sí, pero en este caso solo hace que el producto que ofrece te resulte indiferente. 

Ya que estamos ante una historia que, si bien cuenta con una idea base interesante, lo cierto es que el tiempo de efectividad del misterio que esta plantea caduca durante los primeros treinta minutos y a partir de ese punto todo se limita a tratar de encontrar una manera para disimular la falta de contenido relevante. Dando lo mismo si es por medio de recuerdos borrosos, habitantes comportándose de manera extraña o increíbles tomas del paisaje tailandés.

Orillando así a que el desarrollo se centre en darle vueltas a lo mismo varias veces, yendo del punto A al punto B (con alguna que otra escena de impacto) sin que se añada demasiada sustancia en medio y por lo consiguiente no existan los suficientes elementos que generen la tensión que deberían tener las acciones. Simplemente lo que ves es aburrido y para empeorar las cosas está el hecho de que el personaje de Christine en ningún punto te resulta agradable, es demasiado antipática y eso genera que el desarrollo en general se sienta muy pesado en todo momento.

Siendo la parte final la única en donde las cosas presentan una mejoría, sin que esto signifique un salto sustancial en la calidad con respecto a lo que ya hemos visto. Más que nada porque por fin se logra manifestar cierta sensación de peligro para la protagonista dentro de este territorio hostil y porque el cierre es mucho más oscuro de lo que te esperas.

En las actuaciones Maggie Q se queda muy corta con el protagónico, carece del carisma necesario para cargar con el peso de la historia y para la mitad del filme ya no te importa lo que le pase. Mientras que en lo relacionado con la producción es donde tiene sus mayores fortalezas: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte cumple, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido está bien cuidado, los efectos son bastante sencillos y la labor de maquillaje resulta efectiva.

Opinión final: Death of Me es bastante aburrida. Más allá de unos bellos paisajes la verdad no tiene mucho que ofrecer.

Ojometro:
**

 

martes, 10 de noviembre de 2020

Critica: Train to Busan Presents: Peninsula (2020)

Secuela dirigida nuevamente por Yeon Sang-ho (Train to Busan), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Ryu Yong-jae. Se estrenó en cines dentro de Corea del Sur durante el mes de julio, mientras que en México hizo lo propio el pasado 5 de noviembre. Recaudando hasta la fecha $37.7 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Han pasado cuatro años desde que Corea del Sur se vio infectada por un misterioso virus y se encuentra completamente infestada de zombies. Nadie se atrevería a volver a entrar ahí, pero al ex soldado Jun-seok (Dong-Won Gang) le llega una oportunidad que lo hará regresar y encontrarse con una tierra que no está tan inhabitada como pensaba.


Comentarios generales:

No exagero al decir que la primera Train to Busan no solo es una candidata a ser la mejor película de zombies en lo que va del siglo XXI, sino que además es probablemente una de las diez películas de terror más relevantes de los 2010s. Sin duda un nivel de reconocimiento que cualquier trabajo quisiera tener, pero que también se volvió casi de inmediato una carga enorme para su secuela debido a que parecía imposible poder realizar algo de ese calibre una vez más y Peninsula solo vino a confirmarlo.

Aunque el hecho de que de no haya podido alcanzar a la primera entrega no significa que lo traído por Yeon Sang-ho sea malo, en realidad es bastante entretenido y en gran medida se debe a que opta seguir un camino muy a la Romero en el que su meta no es profundizar en lo ocurrido durante el primer filme (solo menciona ciertos detalles), sino centrarse en una historia ajena a los hechos anteriores para expandir el grado de devastación ocasionado por el virus y en base a esto construir una experiencia totalmente diferente en la que evidentemente los zombies siguen siendo la mayor amenaza, pero la decadencia humana es igual de peligrosa.

Un enfoque que no es nada nuevo con este tipo de trabajos y para no caer en lo repetitivo con una trama tan simple mejor se opta por ofrecer algo mucho más cargado hacía la acción que ayude a proporcionar un ritmo frenético por naturaleza y por medio de esto disimular las flaquezas en lo que se refiere al desarrollo. Lo cual funciona bastante bien durante el primer acto; sin embargo, para el segundo no tanto. 

Ya que en este punto las cosas empiezan a tambalearse debido a que cuando se tienen que hacer pausas para establecer determinadas situaciones la película se torna un tanto aburrida precisamente porque los conflictos entre los humanos son muy vagos y por lo consiguiente lo que les pueda pasar a estos no te resulta tan interesante. Además la sensación de peligro que tendría que existir en todo momento desaparece porque los zombies son dejados en un segundo plano por algunos minutos. 

Algo que afortunadamente se soluciona durante la parte final debido a que todo el frenetismo regresa y con ello también se añade más espectacularidad. Dejando así un cierre lleno de disparos, persecuciones y zombies que resulta agradable en términos generales, a pesar de que se va por el camino más fácil para diferenciarse de lo que vimos hace cuatro años.

Las actuaciones están bien, por ahí tiene alguno que otro personaje medio caricaturesco pero en general el elenco cumple para sacar adelante una trama que no presenta demasiada complejidad. La producción es de gran factura: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte está impecable, el score es agradable, el trabajo de sonido es espectacular, los efectos están muy bien hechos y la labor de maquillaje es de primer nivel.

Opinión final: Train to Busan 2 está entretenida. Definitivamente no se encuentra a la altura de su predecesora, pero como una película de acción con zombies es divertida.

Ojometro:
***

viernes, 6 de noviembre de 2020

Crítica: Uncle Peckerhead (2020)

Película escrita y dirigida por Matthew John Lawrence. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el 11 de agosto, mientras que su salida en formato físico se dio el día 25 del mismo mes.

Sinopsis:

Cuando una banda de punk sale por primera vez de gira, la vida para ellos se vuelve muy complicada por el poco reconocimiento con el que cuentan y por un hombre/demonio/zombie come carne que se les une como compañero de viaje.


Comentarios generales:

Año tras año se estrenan cientos de películas de terror de distintos calibres, de las cuales se puede tener determinado conocimiento e inclusive cierta idea sobre si serán ser buenas o malas. Es algo estándar, pero eso no quita que también cada año existan un puñado de películas que pasan por debajo del radar y de la nada te terminan dejando un muy grato sabor de boca sin que te lo esperes, tal como fue el caso de Uncle Peckerhead.

Un trabajo que podía haber resultado en un desastre y que Lawrence se las ingenia para mantenerlo a flote de manera estable contándonos una historia que, a pesar de su simplicidad, logra tenerte interesado de principio a fin. 

Algo particularmente complicado cuando se trata de una comedia en la se te presentan los elementos gore justo en la primera escena como un tipo de anzuelo y aún así se toman su tiempo para volverlos a utilizar, dejando que sea la propia dinámica de la banda con su nuevo compañero la que te atrape durante los primeros veinticinco minutos hasta que por fin el “misterio” sea revelado.

Y es que una vez que esto se da ya no solo se trata de los divertidos estragos de la banda, sino además del conflicto moral que representa tener a Peckerhead con ellos debido a que su peligrosidad no está en duda, sin embargo, su presencia claramente resulta benéfica en ciertas cuestiones. Logrando así de manera casi imperceptible que dicho personaje se vaya ganando tu afecto sin saber mucho de él, incluso cuando ocurren acciones que ofrecen el impacto visual necesario para recordarte que es un demonio/zombie que en cualquier instante puede cometer una locura y en base a esto sustentar prácticamente todo un segundo acto que fluye sin contratiempos mientras esperas que tarde o temprano llegue el error que haga explotar todo.

El cual, cuando llega, genera la que es la escena más extrema de todas (incluso diría que es algo grotesca), aunque también provoca que la parte final se acelere demasiado. Esto porque cuando por fin esperas que los miembros de la banda enfrenten a Peckerhead ocurre un suceso particular que se siente sacado de la manga y corta de tajo algo que era el siguiente paso natural, dejándote ante un cierre poco convincente.

Las actuaciones son bastante sólidas por parte de los cuatro protagonistas, ya que muestran una química agradable en pantalla y su travesía llena de problemas resulta muy entretenida de ver. Aunque definitivamente es David Littleton (Peckerhead) quien más resalta al darle vida a un personaje peligroso que tendría que ser detestable, pero que poco a poco se vuelve de cierto modo entrañable.

La producción no está mal para ser de bajo presupuesto: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es discreta, el score es muy bueno, el trabajo de sonido está impecable, los efectos prácticos están muy bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Uncle Peckerhead me gustó. Una película bastante divertida que sin duda se trata de las mayores sorpresas de 2020.

Ojometro:
****