viernes, 4 de diciembre de 2020

Crítica: Let it Snow (2020)

Co-producción ucraniana/georgiana dirigida por Stanislav Kapralov, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Omri Rose. Se estrenó en VOD y formato físico dentro de los Estados Unidos el pasado 22 de septiembre.

Sinopsis:

Separada de su prometido después de haberse adentrado a una montaña para esquiar restringida, Mia (Ivanna Sakhno) tendrá que pelear por sobrevivir no solo contra la naturaleza, sino también contra un asesino en motonieve deseoso por su sangre.


Comentarios generales:

Tal vez sea el hecho de que no es muy común ver producciones provenientes de las ex repúblicas soviéticas o simplemente el que ya estamos entrando en la época navideña, pero lo cierto es que Let it Snow me provocaba un interés peculiar para estas fechas. Parecía el modo perfecto de iniciar el último mes de este tumultuoso 2020 y, en apariencia, tenía todo a su favor como para ofrecer una experiencia agradable; sin embargo, el resultado final ha sido por demás decepcionante.

En gran medida gracias a que lo presentado por Kapralov en ningún momento logra establecer de manera contundente su verdadero propósito. Ya que desde el primer acto resulta evidente que este no será un slasher común como se aparentaba, sino más bien una experiencia sobre supervivencia con un ritmo cansino en la que el asesino en cuestión es básicamente un adorno y la verdadera sustancia, en teoría, llegará por medio de subtramas o ciertos flashbacks que se te van insertando de manera puntual para ir develando de mejor manera la historia..

Y digo que en teoría porque en realidad nada de esto se explota y mejor se deja que la dinámica cansina se sostenga mientras ves al personaje de Mia desplazarse entre la nieve y batallar contra la naturaleza, la cual resulta una amenaza mucho mayor que el propio asesino.

Algo que de entrada no parece tan grave porque asumes que tarde o temprano va a cambiar, pero conforme avanzan los minutos y te das cuenta que nada más las cosas no toman un rumbo distinto la experiencia se vuelve en exceso aburrida al llenarse de bonitas tomas para presumir el congelado paisaje y situaciones que no tienen demasiada lógica o relevancia para el desarrollo.

Simplemente todo es hueco y la tensión que debería de existir por la persecución brilla por su ausencia gracias a que esta solo se da por breves lapsos. Ocasionando así que la parte final te resulte poco interesante, a pesar de que es lo mejor de la película al manejar un tono un tanto depresivo que al menos provoca que el cierre no sea tan convencional y te deje con un elemento visual bastante potente.  

En el tema de las actuaciones no hay mucho que destacar, solo se puede decir que Ivanna Sakhno cumple con lo básico para un personaje que no daba para mucho más. En la producción es donde encontramos sus pocas fortalezas: el trabajo de fotografía es muy bueno, el score cumple, el trabajo de sonido es inconsistente, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje es simple.

* Cuenta con un par de escenas durante los créditos

Opinión final: Let it Snow es sumamente mediocre. Película con muy poco para destacar que se les olvidará en cuestión de minutos.

Ojometro:
** 

martes, 1 de diciembre de 2020

Crítica: Come Play (2020)

Película escrita y dirigida por Jacob Chase, la cual está basada en el cortometraje “Larry” de 2017 que él mismo dirigió. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos a finales de octubre y en VOD el pasado 20 de noviembre, mientras que su salida en formato físico todavía no tiene fecha definida.

Sinopsis:

Oliver (Azhy Robertson) es un niño con autismo que utiliza su celular para comunicarse. Esa parece la solución más simple para su problema de habla; sin embargo, cuando una extraña criatura de nombre Larry utiliza ese dispositivo como vía para llevárselo de este mundo, sus padres harán todo lo posible para salvarlo.


Comentarios generales:

2020 ha representado un reto mayúsculo para la industria del cine a todos los niveles y no parece que el panorama vaya a cambiar mucho por lo menos durante los siguientes ocho meses, así que cuando una película se estrena en cines sabes que literalmente está siendo dejada a la deriva para ver si logra recuperar algo del dinero invertido. Es parte de la “nueva normalidad” en la que nos encontramos y Come Play fue una de las primeras películas de terror a las que les tocó experimentar este escenario, lo cual tal vez haya sido lo mejor.

Esto porque lo que nos trae Chase no es precisamente un trabajo que vaya a emocionar a las masas y mucho menos al fan más hardcore debido a que recae en un concepto bastante visto durante los últimos años sin que presente algo que la haga sobresalir de gran forma. 

Esperando a que sean los detalles tecnológicos y el tema del autismo los que puedan hacer de esta historia lo más intrigante posible, aunque para que eso se dé primero tienen que transcurrir varios minutos en los que pasa mucho pero a la vez no pasa nada con un monstruo que desde la primera escena sabes de su existencia y aún así no se logra generar demasiado suspenso con este. Dejando gran parte de esa responsabilidad al personaje de Oliver, quien ante su condición poco a poco va logrando que la sensación de riesgo se vaya incrementando por medio de situaciones puntuales que exponen el peligro no solo para él, sino también para todos aquellos que lo rodean.

Un detalle que no parece tan significativo gracias a las limitantes que representa como personaje, pero que ayuda en demasía a que una experiencia que había resultado un tanto aburrida aumente de ritmo e intensidad casi de golpe para que así el segundo acto sea dinámico y presente algunos momentos muy bien logrados con los que se explote de mejor manera el vinculo de Larry con la tecnología y con ello se justifique su omnipresencia de forma convincente.

Situación que lleva a que la parte final tenga mucho dinamismo debido a que el hecho de que esté por todos lados genera algunas escenas con cierta carga de acción y, sobre todo, que la sensación de peligro para toda la familia sea muy marcada. Logrando así que finalmente se establezca una conexión bastante sólida entre Oliver y su madre para que el desenlace resulte mucho más potente.

Las actuaciones son adecuadas, siendo Azhy Robertson y Gillian Jacobs (Sarah) como su madre los que más resaltan por la química que logran; especialmente durante los minutos finales. En cuanto a la producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte simple, el score no es nada del otro mundo, el trabajo de sonido es impecable y los efectos en general están bien hechos, aunque Larry puede parecer muy genérico.

Opinión final: Come Play está ok. Película muy básica para ver un día que no tengan muchas cosas que hacer.

Ojometro:
***

viernes, 27 de noviembre de 2020

Crítica: The Call (2020)

Película dirigida por Timothy Woodward Jr. (The Final Wish) y escrita por Patrick Stibbs. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 30 de octubre, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 15 de diciembre.

Sinopsis:

En el otoño de 1987, un grupo de amigos de un pequeño pueblo deben tratar de sobrevivir la noche en la casa de una siniestra pareja. ¿El reto? Lograr mantenerse durante un minuto en el teléfono después de realizar una misteriosa llamada.


Comentarios generales:

Si no contara con la participación de Lin Shaye y Tobin Bell muy probablemente The Call hubiera pasado desapercibida, pero su simple presencia cambió por completo la situación. Ya que ver juntos a dos de los actores más representativos del género en los últimos veinte años no es cosa de todos los días, es algo especial y por ende resulta comprensible que las expectativas al alrededor de la película se incrementaran de manera considerable, aunque difícilmente creo que las vaya cumplir.

Y es que es evidente que lo presentado por Woodward Jr. estaba concebido para ser un proyecto discreto cuyo principal sustento era el tratar de evocar un poco el cine de los 80s, no solo en cuanto a la temporalidad de su historia, sino en la estética general. 

Siguiendo un esquema clásico que cuando ya está avanzado funciona de manera adecuada, pero que tiene que pasar por una construcción inicial bastante rocosa al centrarse en las experiencias de un grupo de adolescentes que se sienten aceleradas y en exceso básicas. Donde se te ofrece cierto contexto para entender lo que pudiera llegar a venir, mas en ningún punto se logra generar el suficiente interés por lo que les espera a estos personajes.

Siendo hasta que hacen acto de presencia los veteranos cuando las cosas empiezan a caminar, en gran medida porque el tono de la película se vuelve más oscuro y, por ende, la sensación de riesgo se incrementa. Poniéndonos así frente a una situación que en su concepto es bastante simple y ligero; sin embargo, cuando empieza a jugar con las culpas o los temores de los adolescentes adquiere mayor fuerza al explotar un poco más la parte visual, ya sea exponiendo elementos que representan un riesgo o elaborando una atmósfera que evoca completamente esa esencia ochentera que tanto se buscó desde los primeros minutos.

Avanzando así bajo un ritmo agradable hasta llegar a una parte final con la que hay ciertas sensaciones agridulces debido a que existen determinados acontecimientos que se hubieran beneficiado de un poco más de desarrollo considerando la relevancia que tienen. Aunque, por otra parte, la intensidad que brinda Shaye es suficiente para hacer del cierre uno efectivo.  

En las actuaciones lo ofrecido por Tobin Bell no varía demasiado a lo que le hemos visto en otros trabajos, mientras que Lin Shaye hace una buena labor con un tipo de personaje que últimamente parece que es con el que se siente más cómoda. Sobre la producción no tengo queja: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score es agradable, tiene un buen trabajo de sonido, los efectos son sólidos y la labor de maquillaje cumple su propósito.

Opinión final: The Call está ok. Típica película para pasar el rato que seguro terminará rellenando la programación de algunos canales de TV.

Ojometro:
***

martes, 24 de noviembre de 2020

Crítica: Triggered (2020)

Producción sudafricana dirigida por Alastair Orr (From a House on Willow Street), cuyo guión fue escrito por David D. Jones. Se estrenó directamente en VOD dentro de Canadá y los Estados Unidos el pasado 6 de noviembre, mientras que su salida en formato físico está programada para el próximo 29 de diciembre.

Sinopsis:

Después de una noche de fiesta dentro del bosque, nueve amigos se despiertan con unas bombas atadas a sus cuerpos. Desconcertados y sin saber qué hacer, todos deciden trabajar en equipo para encontrar una solución… hasta que descubren que la única forma de sobrevivir es matándose entre ellos.


Comentarios generales:

Vivimos en una época en donde pareciera que está mal realizar películas que utilicen fórmulas simples para entretener a la audiencia. Un fenómeno que no es algo exclusivo del género de terror, sino de la industria en general, pero aquí se suele magnificar por diversas razones y como consecuencia muchos trabajos son ignorados sin importar si el producto final es uno mucho más agradable de lo que se esperaría. Tal como es el caso con Triggered.

Una propuesta a la que desde un inicio se le etiquetó como un simple clon de Saw por su temática, aunque la verdad cuenta con los suficientes elementos para tener una identidad propia sin negar su fuente de inspiración. 

En gran medida porque Alastair Orr se toma todas las libertades necesarias para ofrecer la experiencia más caótica y sangrienta posible, donde salvo por los primeros 15 minutos todo lo demás es un recorrido lleno de violencia y desesperación por medio de un juego que utiliza el tiempo como la excusa perfecta para reflejar el sentido de urgencia desde muy temprano. Lo cual sin duda es un concepto simple, pero que garantiza que las acciones cuenten con un ritmo frenético en todo momento y las muertes con una justificación sólida que además explote el tema de las mentiras o las relaciones frágiles existentes dentro de este grupo de amigos. 

Quienes conforme van pasando los minutos revelan su verdadera cara y con ello se logran construir situaciones intensas que para el segundo acto ofrecen buenos momentos de impacto, aunque también algunos otros un tanto fastidiosos que caen en la repetitividad e incluso en ciertos sentimentalismos que resultan medio bobos ante la apremiante situación que están viviendo.

Detalles que afortunadamente no afectan a una parte final que resulta por demás disfrutable. Ya que aquí no solo se contesta la principal duda de todas, sino que además se eleva el nivel de violencia para llevar así a un conflicto definitivo que entre su predictibilidad logra ofrecer cierta sorpresa y en términos generales un cierre gratificante.

En cuanto a las actuaciones todo el elenco cumple con el nivel de intensidad necesario para este tipo de historia y es difícil decir que alguien resalta por encima del resto. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía cumple, el score es sólido, el trabajo de sonido es bastante bueno y los efectos están bien hechos.

Opinión final: Triggered me gustó. Película simple y sangrienta que les hará pasar un buen rato.

Ojometro:
****