viernes, 12 de septiembre de 2025

Crítica: Die’ced: Reloaded (2025)

Película escrita y dirigida por Jeremy Rudd. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 12 de agosto, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 14 de octubre.

Sinopsis:

Cuando el notorio asesino serial Benny escapa del manicomio durante la noche de Halloween, su alboroto en traje de espantapájaros convertirá a la Seattle de los años 80s en una pesadilla llena de sangre mientras tiene a una joven en la mira.   


Comentarios generales:

Es claro que el “fenómeno Terrifier” se encuentra en su apogeo y en estos momentos existen muchos intentos por tratar de sacar a ese nuevo personaje que pueda colgarse del éxito que dicha franquicia ha logrado construir. El problema es que parece que pocos entienden las razones por las que los fans han recibido de tal forma a Art the Clown y fallan en su intento por replicarlo, tal como ocurre con Die’ced: Reloaded.

Ya que lo traído por Jeremy Rudd es de esos casos en el que aciertan de cierto modo desde el lado de la violencia expuesta, pero falla en todo lo demás. En gran parte porque se trata de una historia cuyo soporte es un cortometraje de 2023 (dirigido por el propio Rudd) y por lo consiguiente la idea central no está pensada para desarrollarse de manera tan extensa, lo cual resulta por demás evidente durante la primera mitad dado a que, tras una introducción sangrienta, realmente no pasan muchas cosas de gran interés que logren expandir de manera significativa lo que existe detrás de este asesino.  

Una situación que tratan de corregir para la segunda mitad de la película al presentar de manera más constante escenas de muertes que añaden impacto a nivel visual; sin embargo, el hecho de que dichas escenas no tengan una construcción más elaborada y ocurran con personajes irrelevantes hace que la mayoría quede en el olvido rápidamente por lo poco que aportan. Generando con esto que la experiencia se vuelva aburrida y por grandes lapsos hasta incoherente debido a que la desconexión en detalles que uno supondría son fundamentales para la trama es difícil de ignorar, sobre todo cuando se supone que hay algo más en la obsesión de Benny por la chica a la que persigue.

Dejándonos así ante una parte final que apuesta fuertemente por la violencia para tapar todos los huecos y en cierto modo eso sirve para que sean los minutos más entretenidos. Aunque la manera en la que tratan de resolver las dudas generadas previamente es demasiado pobre y acelerada, haciendo que el rumbo que toman para tener una (casi segura) secuela se sienta demasiado forzado.

Las actuaciones en general son bastante malas y ni siquiera el propio Jason Brooks (Benny) logra generar algo interesante con un asesino que con su imagen podía dar para algo más. Mientras en producción se nota el presupuesto limitado, pero tiene ciertas cosas rescatables: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es poco atractiva, el score no destaca, el trabajo de sonido no está mal, los efectos prácticos tienen un tinte serie b que funciona y la labor de maquillaje es sólida. 

Opinión final: Die’ced: Reloaded es muy mala. Un slasher cuya idea no es terrible, pero está pesimamente ejecutada.

Ojometro:
*

martes, 9 de septiembre de 2025

Crítica: The Conjuring: Last Rites (2025)



Película dirigida por Michael Chaves (The Conjuring: The Devil Made Me Do It), cuyo guión fue co-escrito por Ian Goldberg, Richard Naing y David Leslie Johnson-McGoldrick. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos y México los pasados 4 y 5 de septiembre; recaudando hasta la fecha $194 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Ed y Lorraine Warren tienen que confrontar a un grupo de misteriosas entidades que pondrán en peligro su vida familiar en el que significa su último caso como investigadores de lo paranormal.


Comentarios generales:

En 2013 nadie se imaginó que “The Conjuring” sería el punto de inicio para un universo cinematográfico que hasta este momento lleva recaudados más de $2.4 billones de dólares en taquilla y ha logrado posicionar a algunos personajes dentro de la cultura popular como pocas franquicias en tiempos recientes, teniendo siempre como punto central a las películas protagonizadas por los Warren.

Así que cuando se supo que The Conjuring: Last Rites sería la última con esta pareja el sentimiento general era que necesitaban irse con algo que estuviera a la altura de las dos primeras entregas, lo cual no consiguen, pero eso no significa que no estemos ante una buena película.

Ya que lo presentado por Chaves regresa a las bases para contarnos una historia en la que la construcción paciente del terror vuelve a ser lo primordial y en base a esto ir desarrollando dos problemáticas que expongan los riesgos que viven tanto los Warren como los Smurl por medio de una amenaza que de algún modo está conectada. Ofreciendo así una primera media hora en la que ciertamente el ritmo no es el más atractivo dado a que se toman su tiempo para presentar cada situación de manera meticulosa y así ir encontrando un balance adecuado para que los sucesos sobrenaturales tengan la relevancia suficiente al momento de ir revelando lo aterradores que pueden ser los espíritus.

Algo que resulta particularmente efectivo con las partes enfocadas en los Smurl, quienes se ven más expuestos a sucesos aterradores que poco a poco van acumulando tensión y, sobre todo, generan una atmósfera oscura que provoca una importante sensación de desesperanza. Aunque también es cierto que esto hace que el enfoque en Ed, Lorraine y Judy durante la segunda mitad no sea tan marcada como se esperaría y por momentos la conexión entre ambos casos se siente un tanto perdida, evitando con esto que determinadas escenas logren tener el impacto suficiente para un problema que va más allá de una simple casa poseída.

Aunque honestamente esto no resulta tan grave y conforme pasan los minutos las cosas van adquiriendo un ritmo impecable para que cada detalle previo cobre sentido dentro de una parte final en la que explota todo. Regalándonos así un desenlace muy intenso en el que como nunca antes se puede percibir un verdadero peligro para los protagonistas y que ya durante el cierre se da el lujo de ofrecer un poco de fanservice para que el público quede contento.

En cuanto a las actuaciones, una vez más Patrick Wilson y Vera Farmiga vuelven a demostrar que tienen una química increíble en pantalla para lograr que la despedida de este matrimonio sea lo suficientemente emocional. Además de que la inclusión de Mia Tomlinson como Judy adulta añade frescura a la dinámica familiar.

Mientras que en producción, la factura es de primer nivel: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte está bien cuidada, el score es genial, el trabajo de sonido espectacular, los efectos están muy bien logrados y la labor de maquillaje es de gran calidad.

Opinión final: The Conjuring: Last Rites me gustó. Un cierre sólido para una de las franquicias de terror más importantes de este siglo.

Ojometro:
**** 

viernes, 5 de septiembre de 2025

Crítica: Fréwaka (2025)

Producción irlandesa escrita y dirigida por Aislinn Clarke (The Devil’s Doorway). Se estrenó en cines dentro de Irlanda durante el mes de abril, mientras que su salida en VOD se dio el pasado 30 de mayo.

Sinopsis:

Shoo (Clare Monnelly) es una estudiante de enfermería de cuidados paliativos plagada de traumas de su pasado que tienen un efecto desorientador en su presente, su relación, su carrera y su capacidad para ser funcional.


Comentarios generales:

La verdad cuando uno leía la sinopsis de Fréwaka no había grandes motivos para que te generara gran interés debido a que parecía ser una película de terror folclórico más y en gran parte eso es lo que es. Sin embargo, el hecho de que esté hablada en gaélico disparaba mi curiosidad debido a que eso inmediatamente añadía cierta autenticidad a las cosas y sin duda es algo que resulta benéfico, aunque no como para elevar de manera tan marcada el producto final.

Sobre todo porque nos encontramos ante una historia con la que Clarke no tiene muchas intenciones de irse a lo extremo en ningún momento y opta por un enfoque mucho más pasivo para ir desarrollando una relación entre Shoo y Peig en la que siempre se te da a entender que existe un trasfondo más profundo, pero difícilmente te darán algo sustancial para entenderlo. Lo cual hace que la primera mitad de la película resulte pesada dado a que el ritmo es demasiado cansino y carece de momentos destacables, dejando que las excentricidades de la propia anciana sean el principal motor del interés del espectador.

Una situación que no es que cambie demasiado para la segunda mitad dado a que el terror psicológico sigue siendo lo predominante, teniendo como la única diferencia el hecho de que ahora si se le empieza a dar un poco más de foco al propio folclore irlandés. Logrando así que el suspenso sea más marcado y la sensación de peligro palpable ante los sucesos cada vez más raros que van ocurriendo tanto fuera como dentro de la casa; especialmente cuando están enfocados en los propios traumas de Shoo, quien para este punto se vuelve el principal motor en cuanto a la generación de dudas con respecto a si lo que ocurre es real o simplemente producto de su inestabilidad mental.

Preparando así todo para una parte final en la que podemos ver un poco más de ambición con respecto a la generación de momentos con mayor intensidad, obvio sin llegar a nada tan brutal, pero si con lo necesario para añadir impacto. Aunque el cierre definitivamente puede llegar a ser confuso porque se dejan abiertas a la interpretación determinadas cosas.

En cuanto a las actuaciones hay que decir que es su punto más fuerte, ya que Clare Monnelly y Bríd Ní Neachtain (Peig) lo hacen realmente bien. Y es que a pesar de su diferencia de edad logran mantener una gran química en pantalla sin que una se coma a la otra, logrando así que los traumas de ambos personajes se puedan combinar de manera ideal para mantener los misterios a flote.

Y en cuanto a producción, la verdad es que tenemos una factura discreta: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es sólida, el score no destaca, el trabajo de sonido es limpio y todo lo referente a efectos/maquillajes es relativamente simple.

Opinión final: Fréwaka está pasable. Terror psicológico llevado al extremo para retar la paciencia del espectador.

Ojometro:
*** 

martes, 2 de septiembre de 2025

Crítica: Rosario (2025)

Película dirigida por Felipe Vargas, cuyo guión fue escrito por Alan Trezza. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de mayo, mientras que en México hizo lo propio el pasado 14 de agosto; recaudando hasta la fecha $1.3 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Rosario (Emeraude Toubia) pasa la noche con el cadáver de su fallecida abuela mientras espera a que llegue la ambulancia durante una intensa nevada. Aunque estando ahí será atacada por fuerzas del otro mundo que han tomado el control del cadáver que ha estado cuidando.


Comentarios generales:

Cada año se estrenan una cantidad considerable de películas de terror de todo tipo, desde producciones grandes hasta proyectos medianos o trabajos ridículamente chicos que bien podrían pasar como alguna practica de un estudiante de cine. Todos con sus respectivas metas y realidades; sin embargo, entre tanta oferta siempre existen un puñado de películas de las que uno no está tan seguro sobre lo que verdaderamente quieren lograr y Rosario es una de esas.

Ya que lo traído por Vargas navega en la mediocridad constante por medio de una historia cuyo punto de partida parece ser la brujería, aunque en realidad no tiene que pasar mucho tiempo para que esta vaya quedando en un segundo plano y se nos empiece a mostrar una problemática más genérica cuyo nivel de predictibilidad ocasiona que el ritmo sea lento. Lo cual, al combinarlo con una protagonista tan poco carismática como Rosario, solo hace que lo que uno ve en pantalla no resulte tan interesante más allá de ciertos aspectos visuales. 

Siendo esto una decepción dado a que si hay algo que logra la película es aprovechar la locación para generar una atmósfera tétrica en la que la amenaza pueda desenvolverse de una manera convincente, pero el hecho de que el trasfondo sea tan vago evita que la sensación de peligro alcance niveles importantes. Además de que el uso repetido de jump scares hace que estos vayan perdiendo efectividad, dejando poco margen de maniobra a las escenas pensadas para añadir impacto y por lo consiguiente cada situación se va sintiendo más pesada que la anterior ante la nula efectividad que tienen.

Llevándonos así a una parte final en la que realmente no se logra elevar la intensidad y se nos pone frente una sucesión de eventos random en los que se trata de darles relevancia a otros personajes que hasta este punto solo habían estado de adorno. Sintiéndose como algo muy forzado dentro de un desenlace que puede llegar a tener algún tipo de factor sorpresa para ciertas personas, pero que en general es demasiado intrascendente.

En cuanto a las actuaciones hay que decir que Emeraude Toubia (Rosario) hace lo que puede con lo que le dan para trabajar, pero realmente como la protagonista no deja nada destacable. Mientras que la presencia de David Dastmalchian (Joe) es más anecdótica que otra cosa.

Y sobre la producción, la verdad es aquí donde tiene sus aspectos más destacables: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte cumple, el score no es nada del otro mundo, el trabajo de sonido es sólido, los efectos no son tan complejos y la labor de maquillaje es de buen nivel.

Opinión final: Rosario es mediocre. Película que logra ciertas cosas desde lo visual, pero que se queda corta en absolutamente todo lo demás.

Ojometro:
**