viernes, 25 de febrero de 2022

Crítica: The Long Night (2022)

Película dirigida por Rich Ragsdale (Ghost House), cuyo guión fue co-escrito por Mark Young y Robert Sheppe. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 4 de enero, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 5 de abril.

Sinopsis:

El tranquilo fin de semana de una pareja toma un giro extraño cuando un culto y su maniático líder pretenden cumplir una profecía apocalíptica.


Comentarios generales:

Las películas sobre cultos tienden a volverse un tanto genéricas debido a que un gran porcentaje de estas suelen seguir una estructura similar, convirtiéndolas en experiencias poco llamativas para muchas personas. Un problema que en mi caso no suele ser tan importante debido a que es una temática que me resulta atractiva y siempre espero encontrar al menos algo interesante; sin embargo, The Long Night ha retado mi paciencia como pocos trabajos de este tipo últimamente.

Ya que lo presentado por Ragsdale es de esas historias predecibles que no llevan a ningún lado y mejor se opta por alargarlas lo más que se pueda mientras se integran elementos al azar que tal vez logren generar interés en el espectador. Algo que se aprecia de manera muy clara durante una primera media hora en la que básicamente se te confirma el “misterio” en cuestión de minutos gracias al lugar de origen de la protagonista y después se trata de perder tiempo explotando la locación por medio de secuencias aburridas con alguno que otro simbolismo que no añade demasiado a la experiencia.

Siendo hasta la aparición del culto durante el segundo acto cuando se incrementa un poco el nivel de intensidad y salen a relucir determinados elementos supernaturales, pero esto no se traduce en una mejoría significativa debido a que con su presencia las acciones se vuelven incluso más repetitivas. Al grado de que se tiene que introducir de manera forzada y breve a un personaje cuyo aporte es nulo en la trama para tratar de ofrecer algo distinto dentro de esta dinámica carente de sustancia.

Simplemente todo avanza con una lentitud desesperante y realmente nunca se logran construir momentos que te hagan sentir gran preocupación por la pareja protagonista, quienes para este punto solo están ahí de adorno esperando a ser capturados de manera inevitable. Lo cual termina afectando a una parte final en la que ni siquiera una revelación de peso logra cambiar mucho las cosas, dejándonos ante un cierre carente de fuerza que por lo menos no deja ninguna pregunta al aire.  

De las actuaciones tenemos a una Scout Taylor-Compton (Grace) que hace lo que puede con un personaje poco interesante, mientras que Nolan Gerard Funk (Jack) resulta odioso la mayoría del tiempo sin que realmente tenga que serlo. En cuanto a producción vemos una factura cuidada: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte discreta, el score es lo mejor de la película, el trabajo de sonido cumple, los efectos son simples y la labor de maquillaje efectiva.

Opinión final: The Long Night es aburrida. Película de cultos en la que no pasa nada que les hará perder su tiempo.

Ojometro:
**

lunes, 21 de febrero de 2022

Crítica: Texas Chainsaw Massacre (2022)

Secuela directa del clásico de 1974 dirigida por David Blue García, cuyo guión fue escrito por Chris Thomas Devlin. Se estrenó a nivel mundial el pasado 18 de febrero por medio de Netflix.

Sinopsis:

Tras casi 50 años de mantenerse escondido, Leatherface regresa para aterrorizar a un grupo de amigos idealistas que de manera accidental perturban su refugio en un remoto pueblo abandonado de Texas.


Comentarios generales:

Estamos en un periodo muy interesante en el que casi todas las franquicias legendarias sin problemas legales están viendo un renacer para que las nuevas generaciones las conozcan a estas y, sobre todo, a sus icónicos asesinos. Así que no es de extrañar que Texas Chainsaw Massacre se subiera a ese tren, es una decisión de negocios lógica y con esta nueva entrega logra dicho cometido a la perfección, aunque con un enfoque mucho menos meticuloso que otros trabajos con un propósito similar y sin aspiraciones de agradar a gente que nunca ha disfrutado del género.

Y es que lo que nos trae García es un slasher puro y duro con el que no pretenden reinventar el subgénero o incluir temas forzados para no ofender a nadie; ni mucho menos expandir de manera profunda lo ya conocido dentro de la franquicia. Más bien su propósito principal es ofrecer un espectáculo lleno de brutalidad y sangre que posicione a Leatherface como una amenaza de otro nivel.

Algo que ciertamente consiguen con honores sacrificando mucha sustancia, sobre todo durante unos primeros minutos que no son muy interesantes gracias a que están llenos de diálogos u actitudes de los jóvenes protagonistas que rápidamente harán decantarte por el lado de nuestro asesino y además porque que apenas se hace referencia a lo ocurrido en la película original. Sin embargo, afortunadamente no tiene que pasar mucho tiempo para que eso se quede en un segundo plano con el inicio del frenesí de muertes debido a que desde la primera se vuelve claro que aquí lo más importante será conseguir el mayor impacto visual posible por medio del gore y un trabajo de fotografía que le da mucha personalidad a un pueblo que en cuanto a espacio no es tan grande.

Una particularidad que el director también aprovecha para construir algunos momentos de suspenso que preparen el camino hacia una segunda mitad frenética que, a pesar de su predictibilidad, resulta magnética y te tiene esperando cada locura sin aburrirte un solo instante. En especial porque es en esta parte cuando se tienen los momentos más espectaculares y el conteo de cuerpos sube como la espuma, elevando de manera progresiva la violencia mientras se va insertando un elemento de venganza muy a lo "Halloween" que hasta este punto se había mantenido como algo secundario y que lamentablemente nunca se siente bien explotado.

Lo cual lleva a una parte final que se centra en dicho conflicto, aunque su desarrollo no es tan predecible como todo lo anterior. Proporcionando así un nivel de shock agradable y las dosis de sangre estables mientras se construye un cierre intenso que deja claro que este puede ser solo el comienzo para una nueva serie de entregas de TCM.

Sobre las actuaciones no hay mucho que decir, básicamente todo el elenco joven está pensado para ser odioso y sus personajes son más que nada sacos de carne para que Leatherface se luzca de las maneras más brutales posibles con ellos. Mientras que Olwen Fouéré como Sally Hardesty no lo hace mal, pero se siente totalmente desaprovechada.

En cuanto a producción es donde brilla completamente: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte está bien cuidada, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido es impecable, los efectos están muy bien hechos y la labor de maquillaje es de primer nivel.

* Cuenta con una escena post-créditos

Opinión final: Texas Chainsaw Massacre está divertida. Slasher como los de antaño que no oculta sus intenciones en ningún momento y con el que pasarán un buen rato si saben apreciar eso.

Ojometro:
***

miércoles, 16 de febrero de 2022

Crítica: Slapface (2022)

Película escrita y dirigida por Jeremiah Kipp, la cual está basada en su cortometraje de 2018. Se estrenó por medio de VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 3 de febrero, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Mientras se encuentra lidiando con la muerte de su madre, Lucas (August Maturo) termina estableciendo una amistad peligrosa con un monstruo que vive en el bosque.


Comentarios generales:

Algo que suele ser muy común es que cuando una película hace ruido en un festival casi siempre origina un efecto de bola de nieve que se extiende a prácticamente todos los demás y poco a poco va obteniendo un estatus elevado que la convierte en un must-see una vez que se anuncia su estreno ante el público general. Escenario en el que le tocó estar a Slapface durante este inicio de 2022 y que siento que la termina perjudicando más de lo que le ayuda.

Ya que lo que nos presenta Kipp es algo pequeño en todo el sentido, donde no solo el elenco es uno muy reducido, sino que además la historia realmente se sustenta específicamente en el bullying y no hace demasiado por ir más allá de eso. Lo cual no es algo malo en sí considerando la seriedad del tema, sin embargo, es claro que tiene un tiempo de efectividad limitado y este se aprovecha primordialmente durante un primer acto en el que se hace lo posible para que el espectador vea cómo la vida de Lucas en verdad es complicada en todos los sentidos y en base a eso se vaya generando empatía y una atmósfera depresiva que magnifique su necesidad por tener un verdadero amigo.

Realmente hasta ahí va todo bien, pero una vez que hace acto de presencia el monstruo las cosas poco a poco se empiezan a volver cansinas y mucho se debe a una dinámica repetitiva con la que no se profundiza absolutamente nada. Limitándose a poner a nuestro protagonista en situaciones en las que te termina desesperando por su comportamiento y dejando en un plano un tanto secundario al monstruo, cuyas apariciones no se puede decir que sean limitadas pero realmente se manejan de una manera discreta para que este no realice demasiado en pantalla y sea su imponente presencia la que saque a flote determinadas escenas bajo el concepto de que en cualquier momento puede explotar para defender a Lucas.

Lo cual lleva a una parte final más intensa y violenta, aunque la sensación de vacío nunca se va. Dejando así un desenlace lleno de acciones un tanto absurdas desde el lado de la lógica, pero que a pesar de eso logran al menos brindar un cierre oscuro abierto a la interpretación.

En lo que se refiere a las actuaciones tenemos a un August Maturo que hace un buen esfuerzo, pero por grandes lapsos te termina fastidiando ante tanto grito; mientras que el resto del elenco no destaca demasiado. En cuanto a producción vemos una factura bien cuidada: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte sencilla, cuenta con un score agradable, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son sencillos y la labor de maquillaje es sólida.

Opinión final: Slapface está pasable. Su mensaje es más llamativo que su ejecución, pero seguramente habrá quienes la encuentren interesante.

Ojometro:
***

viernes, 11 de febrero de 2022

Estamos muertos: Primera temporada


El pasado 28 de enero Netflix estrenó la serie coreana “Estamos muertos” (Jigeum Uri Hakgyoneun en coreano), un proyecto basado en un popular webtoon anunciado en 2020 y que sufrió retrasos gracias a la pandemia. El cual realmente se podría decir que no era uno de los de mayor perfil para este 2022 y que parecía solo una serie más de zombies de la plataforma para llenar su catálogo; sin embargo, ha resultado ser una de las grandes sorpresas de los últimos años.

En el tema de los ratings sabemos que Netflix no revela esos números, pero ya se confirmó que la serie alcanzó más de 200 millones de horas de reproducción durante sus primeras dos semanas para convertirse en una de las más exitosas de toda la historia del servicio de streaming. Aunque todavía no hay confirmación sobre si habrá una segunda temporada.  

Aquí me centraré en lo positivo y negativo de la temporada, ya que de lo contrario me extendería demasiado. Así que, si aún no la han visto o no la han visto completa, ES MOMENTO QUE DEJEN DE LEER PORQUE HABRÁ SPOILERS IMPORTANTES.

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LO POSITIVO


Dinámica del grupo de estudiantes


En este tipo de historias es común ver grupos de sobrevivientes, pero lo que no es normal es que sean conformados exclusivamente por adolescentes y eso le brinda un sello especial a la dinámica de este grupo en específico. Ya que aquí tenemos individuos que reaccionan con la incredulidad que caracteriza a las personas de esa edad, tienen prejuicios absurdos, miedo a manifestar sus sentimientos e incluso se dan tiempo de bromear bajo una situación de vida o muerte.

Al final terminas sintiendo mucha empatía y afecto por prácticamente todos los personajes, lo cual nunca es algo sencillo de conseguir.


Park Ji-hu como Nam On-jo


Por lo mencionado previamente es claro que la fortaleza de la serie radica en su conjunto de actores, pero eso no evita que algunos destaquen más que otros y a mi juicio quien más lo hace es Park Ji-hu con su personaje de On-jo.

Ella se puede considerar la protagonista y su evolución a lo largo de los episodios es la más marcada, ya que pasa de ser una estudiante mediocre a la que básicamente se encarga de mantener al grupo unido y enfocado en lograr su propósito de seguir con vida, a pesar de que es la que más termina sufriendo durante el proceso.


Muertes con gran peso emocional


En una serie que realmente le hace honor a su nombre y casi todos mueren era complicado lograr que las muertes se sintieran como algo relevante, pero afortunadamente la mayoría logra tener un impacto emocional bastante elevado. En especial las de Gyeong-su, I-sak, Joon-yeong, el papá de On-jo y la del propio Cheong-san (la más sorprendente) son momentos potentes que tienen un peso significativo en el desarrollo y no solo quedan paradas como simples recursos para agregar shock.


Infectados asintomáticos 


Definitivamente la razón por la que pudiéramos ver una segunda temporada es el tema de los infectados asintomáticos, quienes le brindan la dosis de frescura a la historia y son en cierta manera los comodines con los que se permiten mayores libertades creativas. Además ayudan a que personajes como Nam-ra o Gwi-nam resulten mucho más interesantes de lo que originalmente eran.


Escenas de acción


No exagero al decir que “Estamos muertos” cuenta con algunas de las mejores escenas de acción con zombies que se han hecho, ya sea en cine o televisión.

Cada persecución es inquietante, las peleas están muy bien hechas y en general la forma en la que está diseñado todo para explotar cada rincón de la escuela le brinda un dinamismo fundamental que hace que se tengan muy pocos tiempos muertos. 


Trabajo de sonido 


Al ser un apartado técnico puede pasar medio desapercibido, pero el trabajo de sonido en esta serie es algo muy importante y termina magnificando muchos detalles. Sobre todo a los propios infectados les añade un extra durante el momento de su transformación que las hace un suceso llamativo cada que ocurren.


Episodios imperdibles:

Episodio 1
Episodio 2
Episodio 3
Episodio 5
Episodio 7
Episodio 8
Episodio 10
Episodio 11
Episodio 12


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LO NEGATIVO


Historias secundarias no tan interesantes


Lo que ocurre dentro de la escuela es el alma de la serie y por ello lo que sucede fuera de esta tampoco es que sea fundamental para disfrutarla. Así que las historias secundarias terminan quedándose atrapadas en una situación poco favorable que hace que la mayoría de estas solo se sientan de relleno y no tanto como algo verdaderamente trascendental para el desarrollo.


Mi-jin


Esto puede ser algo muy subjetivo, pero el personaje de Mi-jin lo encontré sumamente fastidioso de principio a fin. En especial porque su aporte a la historia en general es muy reducido y el que reciba tanto tiempo en pantalla no se justifica en lo absoluto.

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Opinión final: “Estamos muertos” me ha gustado bastante y sin duda es una de las mejores series de zombies que han salido en los últimos años. Ya que no solo explota las bases establecidas por el cine coreano, sino que basándose en una entrañable dinámica de grupo e increíbles escenas de acción logra contarnos una historia con sus dosis de originalidad y un claro mensaje en el que lo más importante no es tanto la supervivencia, sino tratar de mantener lo que te define como persona a pesar de la adversidad.