domingo, 16 de diciembre de 2012

Crítica: House at the End of the Street (2012)


Segundo largometraje de Mark Tonderai (Hush) que fue filmado en el 2010 y que estuvo en la congeladora hasta este año, cuando decidieron estrenarla en cines a nivel mundial. Su salida en formato físico y digital se tiene planeada para el próximo 8 de enero.

Sinopsis:

Sarah (Elisabeth Shue) se muda a un nuevo hogar con su hija Elissa (Jennifer Lawrence) en un pequeño pueblo. Todo parece marchar de buena forma hasta que se enteran de unos brutales asesinatos que ocurrieron en el pasado justo en la casa de al lado, donde vive un joven misterioso llamado Ryan (Max Thieriot), el único sobreviviente de la familia que sufrió dicha tragedia y quien despierta un interés especial en Elissa.



Comentarios generales:

Este debe de ser uno de los thrillers más suaves que recuerde, ya que no toma ningún tipo de riesgo salvo en la parte final y está estructurado de tal manera para que cualquier situación de tensión o conflicto sea rápidamente resuelta sin mostrar violencia o sangre a gran escala.

Aunque lo que más me llamó la atención es el prácticamente nulo desarrollo que existe en la mayoría de los personajes, vamos… todo transcurre de manera tan rápida que te deja la sensación de que tuvieron que editar muchísimas cosas para que al final la película durara 1 hora con 30 minutos y así lograr que su audiencia base no se durmiera (esto queda evidenciado en una escena en donde el Sheriff local tiene registrado el celular de Elissa en el suyo, esto a pesar de que nunca se conocen).

De las actuaciones hay poco que decir ya que es el show de Lawrence, la película fue hecha para ella y realmente, salvo Thierot, todos los demás actores solo están ahí de adorno. En cuanto a producción está bien hecha, nada que reclamarle en ese aspecto y en realidad el trabajo de sonido me pareció bastante destacable.

Opinión final: Sinceramente cuando salió en el cine no me llamó la atención y me alegra no haber gastado mi dinero en esta, ya que es evidente que va dirigida a un público adolescente. No es la peor película de este tipo (PG-13), pero es claro que solo la sacaron para aprovechar la popularidad que ganó Jennifer Lawrence este año con The Hunger Games.

Ojometro:
**