jueves, 17 de octubre de 2013

Crítica: Amy (2013)


Debut dentro del género del compositor y director hindú R. P. Patnaik, quien además también ayudo a escribir el guión. Por la poca información que pude encontrar solo sé que salió únicamente en DVD durante el pasado 1 de octubre.

Sinopsis:

Amy (Jessica DiGiovanni) es una chica perteneciente a una comunidad de Amish con poderes psíquicos que le permiten ver cuando alguien esta poseído. Esta habilidad la desconoce, pero pronto será de gran ayuda cuando su comunidad se vea amenazada por una fuerza demoníaca.



Comentarios generales:

Amy es una de esas películas en donde con solo ver los créditos iniciales sabes que te espera una larga agonía, la cual forzosamente tendrás que soportar para así poder alertar a otras personas.

Patnaik incursiona dentro de un género que claramente no conoce y nos trae una historia muy absurda cuya principal atracción radica en combinar posesiones demoníacas con brujería; algo que no suena tan mal, pero una vez que te adentras puedes notar lo hueco que resulta gracias a que nunca se deciden realmente por cual rumbo irse, queriendo tocar ambos temas de forma tan equitativa que al final chocan entre si y el peor de los dos caminos termina siendo el dominante. Además, tampoco ayuda mucho que incluyeran algunos toques religiosos (básicamente la única excusa para utilizar a los Amish) porque estos provocan que cualquier tipo de seriedad se desvanezca.

El ritmo tan pausado que tiene provoca que sea totalmente soporífera; todo se limita a una infinidad de tomas al paisaje que son acompañadas de vez en cuando con situaciones “aterradoras” cuyo grado de intensidad y violencia deben de ser equivalentes a los que se ven en los especiales de Halloween en Scooby-Doo.

Para empeorar las cosas, el misterioso final lo puedes adivinar fácilmente si le pones algo de atención a los primeros diez minutos, algo que tampoco es para lamentar demasiado debido a que es la parte más ridícula de todas.

El reparto es prácticamente desconocido y totalmente olvidable; solo identifique a DiGiovanni por algunos capítulos de series de TV, así como a un muy demacrado Christopher Atkins. En producción es igual de lamentable: el score es fastidioso como pocos dado a que se utilizan básicamente las mismas tres o cuatro piezas para todo (especialmente cuando ocurre algo “divino”) y bueno… ni que decir de los efectos especiales dignos de los 50s.

Opinión final: Probablemente una de las peores películas sobre posesiones que he visto en mi vida. Huyan lo más rápido posible si es que la llegan a ver por ahí. 

Ojometro:
*