viernes, 26 de julio de 2019

Crítica: Critters Attack! (2019)


Quinta entrega de la franquicia, la cual está dirigida por Bobby Miller (The Cleanse) y escrita por Scott Lobdell. Se estrenó en formato físico y digital el pasado 23 de julio, mientras que el canal Syfy la transmitirá en su señal en algún punto del 2019.

Sinopsis:

Drea (Tashiana Washington) acepta un trabajo de niñera para cuidar a los hijos de una profesora de la universidad a la que quiere asistir. Estando ahí lleva a los niños a un paseo donde encuentran a una misteriosa criatura que está siendo perseguida por los aterradores critters, quienes empezarán a devorar a todo ser vivo que se encuentren en su camino.



Comentarios generales:

Nos encontramos en una etapa de revivir franquicias de la década de los 80s y era inevitable que Critters lo hiciera, así que cuando se supo que 2019 sería su año con una nueva serie (Critters: A New Binge) y una nueva película creo que la mayoría de los fans recibieron dicha noticia con alegría. Al final de cuentas hablamos de unas criaturas que la gente recuerda con mucho cariño por los momentos de diversión más que por la calidad general de las entregas, lo cual hacía que estos proyectos fueran, en el papel, algo sencillo de realizar; sin embargo, después de la tibia respuesta por la serie y lo ofrecido con Critters Attack! no sé si su futuro sea tan alentador.

Esto porque lo que nos regala Miller es un producto que no sabe si ser una secuela o un reboot, por lo cual decide hacer cierta mezcla de ambas cosas que terminan dejándola parada como algo con poca identidad; centrándose durante muchos minutos en tratar de desarrollar a un conjunto de personajes nuevos muy básicos. Situación que es normal, pero aquí estamos hablando de Critters, una película cuyo atractivo son las criaturas y estas durante gran parte del primer acto solo aparecen de manera esporádica con alguno que otro momento pintoresco diseñado para recordar de lo que son capaces (añadiendo de paso una forma en la que nacen que es un ¿homenaje/plagio? a Alien).

Provocando así que las cosas sean muy aburridas al entrar en una dinámica repetitiva de ir al punto A al punto B en la que nunca se siente ese sentido de urgencia que supuestamente tendría que existir y con lo cual el ritmo disminuye de manera considerable. Además con el pasar de los minutos resulta más que evidente que la historia no va para ningún lado, ya que no solo la situación de Drea con los niños se trata de hacer lo mismo una y otra vez, sino que también hay una subtrama que involucra al personaje de Dee Wallace que debería de proporcionar más información sobre el regreso de los critters o la nueva criatura, pero en realidad solo está ahí para justificar su cheque.

Lo único que vale la pena es la parte final, ya que es aquí donde se puede notar la esencia de Critters, ósea… caos, sangre y líquidos viscosos. Todo por medio de unos minutos en donde se nota claramente mayor dinamismo a pesar de la falta de un propósito claro; donde por fin podemos ver elementos familiares con respecto a las criaturas (sus espinas o la gran bola) y un cierre que deja abierta la puerta para nuevas entregas. 

Las actuaciones son apenas pasables, por ahí Tashiana Washington tiene algunos momentos interesantes pero su personaje no da para mucho y la participación de Dee Wallace es un cameo extendido. La producción es donde tiene sus mejores virtudes: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte cumple, el score tiene un aire ochentero bien logrado, el trabajo de sonido es limpio y los efectos prácticos con los Critters la verdad están bien hechos.

Opinión final: Critters Attack! es decepcionante. Película aburrida que nunca parece tener claro cuáles son las fortalezas de la franquicia.

Ojometro:
**

martes, 23 de julio de 2019

Crítica: Belzebuth (2019)


Producción mexicana dirigida por Emilio Portes, quien además es co-escritor del guión junto a  Luis Carlos Fuentes. Se estrenó dentro de cines en México a inicios de año, mientras que su salida en formato físico y VOD se dio el pasado 15 de abril.

Sinopsis:

Después de haber perdido a su familia de una manera extremadamente trágica, el detective Emmanuel Ritter (Joaquín Cosio) debe de investigar una masacre dentro de una escuela provocada por un estudiante. Al inicio todo parece tener un camino muy claro, pero con el pasar de los días el caso se vuelve mucho más complejo cuando un sacerdote del Vaticano aparece con otro punto de vista.



Comentarios generales:

Un problema del cine mexicano de terror actual es que se suelen copiar ideas provenientes de otros países en lugar de tratar de generar contenido que se adapte a la idiosincrasia mexicana, obviamente en algunas ocasiones resulta, pero casi siempre los resultados no son los mejores. Aunque en el caso de Belzebuth desde un inicio se podía notar que la intención era ofrecer algo con cierta identidad nacional que no la dejara parada como otro intento de copia, sobre todo conociendo la trayectoria de su director; sin embargo, al final el resultado ha sido un tanto mixto.

Y es que lo que nos regala Portes es una película con puntos muy altos y puntos bastante bajos, en donde nos cuenta algo que por momentos tiene clara su identidad pero también problemas para mantenerla ante la tentación de añadir elementos hollywoodescos. Tentación que al menos durante los primeros 50 minutos logra contener de manera adecuada al presentar una historia que no se guarda nada, mostrando situaciones complejas que involucran niños para añadir impacto inmediato y a partir de eso ir construyendo un misterio que evidentemente tiene un trasfondo satánico detrás, pero que deja espacio para jugar un poco con el tema de la violencia existente en el país tanto para añadir cierta crítica social como para tratar de despistar al espectador.

Es llegando a la mitad cuando las cosas empiezan a descomponerse, en parte por los elementos hollywoodescos que se incluyen, aunque en gran medida porque la trama entra en terrenos religiosos a los que cuesta trabajo tomarlos en serio.

De pronto algo que se sustentaba en cultos se vuelve una batalla milenaria del bien contra el mal que simplemente nunca fluye como debería y con tanta explicación provoca que el ritmo vaya disminuyendo de manera progresiva. Haciendo así que el segundo acto no solo sea aburrido, sino que por momentos parezca que estás viendo una película totalmente distinta a la de la primera hora. En la cual se trata de generar más terror por medio de elementos convencionales y no tanto por las situaciones perturbadoras que proporcionaban fuerza de manera orgánica.

Para nuestra suerte la parte final logra recomponer un poco las cosas al ofrecer un exorcismo que utiliza ciertos elementos únicos improvisados para poder llevarse a cabo. Brindándole así la espectacularidad, sangre y potencia necesaria a un cierre que deja buenas sensaciones a pesar de los problemas previos.  

Las actuaciones están bien, Joaquín Cosio no lo hace mal con un papel bastante atípico para él y Tobin Bell (Vasilio Canetti) sobrelleva un personaje que no le exige demasiado. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte está bien cuidada, el score está ok, el trabajo de sonido es limpio, los efectos no son precisamente los mejores cuando se recae en el CGI y la labor de maquillaje es sólida.

Opinión final: Belzebuth está aceptable. Película con altibajos muy marcados que pueden ver un día que no tengan muchas cosas que hacer.

Ojometro:
***

viernes, 19 de julio de 2019

Crítica: Living Space (2019)


Producción australiana escrita y dirigida por Steven Spiel, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó en VOD e iTunes dentro de los Estados Unidos durante el mes de febrero, mientras que en algunos mercados ha estado saliendo en DVD.

Sinopsis:

Una pareja de estudiantes universitarios se aventuran dentro del corazón de Alemania. Aunque pronto su viaje toma un rumbo siniestro cuando se encuentran una casa perteneciente a un oficial nazi que los introducirá a un vórtice psicológico del cual no podrán escapar.



Comentarios generales:

Hace poco hablaba sobre cómo el cine de terror alemán empezaba a superar el hecho de que todo tiene que ver con nazis, pero parece que esa obsesión no solo se limita a dicho país debido a que ahora una película australiana es la encargada de utilizarlos. Lo cual sin duda despertaba cierta curiosidad de mi parte debido a que siempre resulta interesante ver determinados temas desde otro tipo de perspectivas y Living Space (Nazi Undead en ciertas partes) ofrecía dicha oportunidad, aunque al final el resultado ha sido decepcionante.

Y es que la historia que nos trae Spiel realmente se podría haber contado con cualquier otro tipo de villanos y hubiera resultado exactamente igual debido a que el tema del nazismo tiene muy poco peso en todo esto. De hecho, solo sirve para proporcionar la fachada de una película que durante su primera mitad es lo más genérica que uno se puede imaginar, proporcionando un escenario simple con dos personajes de los cuales no conoces absolutamente nada y por lo consiguiente te resulta complicado el poder interesarte en ellos mientras realizan acciones que llevan a una serie de sustos fáciles inefectivos cuyo objetivo es revelar la presencia de fantasmas.

Haciéndote suponer que eso será el punto central de la película o que se trata de algún tipo de slasher/torture porn gracias a una escena que añade un impacto visual significativo; sin embargo, pronto esto se transforma en algo que gira en torno a un bucle temporal (time loop). Lo cual nos lleva a una repetición de sucesos que lentamente van dejando pistas con respecto al misterio principal, aunque nunca resultan lo suficientemente atractivos ante su falta de originalidad y porque en realidad tienen poco sentido, dejando parada a la protagonista como una tonta a la que le cuesta mucho trabajo descifrar lo que está sucediendo.

Todo es soso, con un ritmo lento y para la parte final el tema del bucle resulta tan cansino al grado de que lo que supuestamente debería de ser una revelación impactante solo te termina generando total indiferencia. No solo porque lo que está detrás de todo esto se siente hueco e improvisado, sino porque además la manera de presentarlo carece del dinamismo que esta clase de historias necesitan.

Las actuaciones son regulares, realmente ambos protagonistas apenas cumplen con lo necesario para sacar adelante a unos personajes extremadamente planos. La producción es donde más resalta: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte es sencilla, el score genérico, el trabajo de sonido cumple y tanto los efectos prácticos como la labor de maquillaje son bastante buenos.

Opinión final: Living Space es muy aburrida. Película simple que pretende ser más compleja sin saber exactamente cómo.

Ojometro:
**

martes, 16 de julio de 2019

Crítica: Child’s Play (2019)


Película dirigida por Lars Klevberg (Polaroid) y escrita por Tyler Burton Smith, la cual representa un reboot para la franquicia. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el 21 de junio, mientras que en México hizo lo propio durante el fin de semana pasado. Recaudando hasta la fecha $35.3 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Después de mudarse a una nueva ciudad, Andy Barclay (Gabriel Bateman) recibe un regalo de su madre: un muñeco Buddi. Este pronto se convierte en su mejor amigo, pero cuando dicho muñeco empieza a tomar decisiones por cuenta propia las cosas empezarán a salirse de control.



Comentarios generales:

* Contiene spoilers

Ver una Child’s Play donde Don Mancini no estuviera involucrado parecía algo imposible; sin embargo, vivimos en una época en la que los grandes estudios quieren sacar nuevas versiones de todo sin importar los vínculos del pasado y MGM no es la excepción. Así que cuando anunciaron esta nueva versión inmediatamente se convirtió en una de las películas más odiadas por los fans, sobre todo por el tremendo lio que se armó con el tema de los derechos y la clara tensión existente con Mancini; condenándola a ser producto que difícilmente logrará ser del agrado de muchos.

Y es que es claro que Klevberg y Smith tenían la encomienda de hacer este reboot lo más distinto posible a la película original, tomando así decisiones complicadas que en un inicio ciertamente no resultan tan atractivas considerando que eliminan por completo el elemento del vudú y hacen que lo relacionado a la maldad de Chucky, si bien tenga un sustento más “lógico”, carezca de viveza.

Lo cual genera como resultado una primera media hora en donde no pasa gran cosa y en la que la dinámica de Andy con el muñeco en ningún punto genera gran interés a pesar de que desde muy temprano se establece que Chucky tiene tendencias violentas. Aspecto que debería de ser suficiente para construir algunos momentos de tensión pero que solo se quedan en burdos intentos cómicos que cansan después de algunos minutos y no ayudan a establecerlo como un personaje de interés.

Realmente hasta aquí todo parece destinado al fracaso, sin embargo, una vez entrado el segundo acto las cosas cambian de manera radical y es a partir de aquí cuando la película logra establecer su propia marca. Más que nada porque la violencia se incrementa de manera considerable, al igual que el ritmo, haciendo así que la personalidad robótica de Chucky no resulte tan pesada y empiece a ser precisamente ese personaje creepy a su modo que proporciona muertes con un nivel de impacto considerable. Las cuales además sirven para el propósito dentro de la historia de perjudicar a Andy, que responde a dichas acciones como el niño que es.

En la parte final es donde se desata la locura y se deja claro el mensaje de que esto no tiene nada que ver con la original al ofrecer un cierre que literalmente es su antítesis. Trasladando esto a un escenario mucho más grande con el que se diseña una situación para ofrecer una masacre muy divertida que hace bastante dinámico el desenlace.

Las actuaciones están bien, Baterman y Aubrey Plaza (Karen) tienen buena química como madre e hijo; mientras que Mark Hamill hace buena labor para el tipo de Chucky más robótico al que le toca dar voz. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte sencilla, el score cumple, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos son sólidos y la labor de maquillaje discreta.

Opinión final: Esta nueva versión de Child’s Play difícilmente convencerá a los fans de la original, pero al menos te brinda entretenimiento con mucha sangre.

Ojometro:
***