viernes, 6 de marzo de 2020

Crítica: Dead Earth (2020)


Co-producción estadounidense/tailandesa dirigida por Wych Kaosayananda, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Steve Poirier. Se estrenó en VOD y DVD dentro de los Estados Unidos el pasado 28 de enero.

Sinopsis:

Dos mujeres jóvenes tratan de tener una vida normal en aislamiento después de que el mundo ha sido destruido por un apocalipsis zombie. Aunque su tranquila vida pronto se verá interrumpida…



Comentarios generales:

Durante la última década hemos visto cualquier cantidad de películas que retratan el apocalipsis zombie por medio de un mundo desolado, un concepto que no es el favorito de muchas personas pero en mi caso es uno que nunca me aburre por más desgastado que se encuentre. Aunque esto no quiere decir que no comprenda los motivos por los cuales genera tanta división, ya que también es claro que en muchas ocasiones se trata solo de una excusa perfecta para aplicar la ley del mínimo esfuerzo y debo de decir que Dead Earth es un claro ejemplo de esto.

Ya que lo presentado por Kaosayananda lleva al extremo eso de condensar una historia para explotar el tema del apocalipsis debido a que casi no hay nada para escribir al respecto. Solo tenemos a dos chicas que viven en un hotel donde nadan, hacen yoga, comen, realizan manualidades y tienen sexo.

Eso es todo, buscarle más sustancia a esto resulta imposible porque no hay demasiado interés en desarrollar algo con dichos personajes, su relación se encuentra en un plano muy secundario y lo poco que se llega a saber de ellas se da por medio un flashback que pasa de noche. Además, para empeorar las cosas, los zombies brillan por su ausencia durante 50 minutos (la película dura 80).

Afortunadamente una vez que hace acto de presencia el primer zombie las cosas mejoran, no como para salvar la película, pero si para que la última media hora sea al menos disfrutable. Es acción sin pausas, donde se aprovecha de buena manera la locación para realizar persecuciones dinámicas y mostrar la muerte de muchos zombies para añadir intensidad a algo que termina de la manera más irrelevante posible.

De las actuaciones no hay mucho que decir, ambas actrices hacen lo que está a su alcance para sacar adelante unos personajes demasiado planos y que generan poco interés. En cuanto a producción las cosas no están tan mal: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte cumple, el score es genérico, el trabajo de sonido no es el mejor y la labor de maquillaje es decente.

Opinión final: Dead Earth es bastante mediocre. Solo valen la pena los últimos treinta minutos. 

Ojometro:
**

martes, 3 de marzo de 2020

Crítica: The Invisible Man (2020)


Reboot del clásico de 1933 escrito y dirigido por Leigh Whannell (Insidious: Chapter 3). Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos y México el pasado 28 de febrero, recaudando hasta la fecha $49.2 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Cuando Cecilia (Elisabeth Moss) logra escapar de su abusivo novio, este comete suicidio y le hereda su fortuna. Sin embargo, ella sospecha que su muerte solo fue un engaño y pronto una serie de extraños eventos la convencerán de que de algún modo se ha vuelto invisible para poder atormentarla.



Comentarios generales:

Parecía que después de tres intentos fallidos por tratar de relanzar el universo de sus monstruos clásicos (The Wolfman, Dracula Untold y The Mummy) la suerte de Universal se había terminado y el futuro de estos volvería a quedar en el limbo hasta a nuevo aviso ante la cantidad de complicaciones que representaban dichos proyectos. Sin embargo, en esta industria las cosas cambian muy rápido y afortunadamente el estudio optó por una nueva estrategia para rescatar sus populares franquicias, centrándose en proyectos mucho más personales y no tanto en un universo expandido. Una decisión que después de ver The Invisible Man queda claro que fue la correcta.

Esto porque el enfoque que adopta Whannell es perfecto para la época actual, centrando la atención en la victima y no tanto en el monstruo para así tener una historia que en todo momento toque el tema del abuso físico/mental que sufre nuestra protagonista. El cual se hace evidente desde una secuencia inicial brillante con la que se establece el tono y el grado de tensión que tendrán las acciones por medio de una problemática en la que el villano no aparece en pantalla, pero en todo momento se logra vender perfectamente bien la idea de que se trata de un psicópata dispuesto a hacer lo que sea por recuperarla gracias al pavor que ella misma manifiesta en cada movimiento que realiza.

Y es en base a esa premisa tan básica que se logra construir algo especial porque por medio del personaje de Cecilia y un trabajo de fotografía muy creativo se genera una sensación de peligro constante elevadísima al convertir los espacios vacíos en zonas de riesgo dado a que siempre existe la posibilidad de que la estén vigilando.

Siendo esto el punto fundamental para que todo funcione, no solo por lo aterrador que resulta la idea de ser perseguido por alguien que no puedes ver, sino porque además hace que el deterioro de Cecilia sea mucho más interesante durante la segunda mitad del filme debido a que la pone bajo un escenario donde tiene absolutamente todas las de perder. Incrementando poco a poco la intensidad con situaciones puntuales que añaden violencia e incluso algo de sangre para preparar el camino hacía una parte final que cambia el ritmo semi-lento predominante por uno ligeramente más veloz.

Ya que es en esta parte donde las cosas empiezan a obtener una dosis mayor de acción para darle, ahora sí, “exposición” al hombre invisible y poder presumir un poco el despliegue de efectos. Algo que sin duda añade potencia en el momento adecuado y lleva a un cierre satisfactorio para el personaje principal.

En el tema de las actuaciones todos están bien, pero este es el show de Elisabeth Moss. Ella es quien carga con el peso de la película y de principio a fin lo que hace es tremendo por medio de un personaje que todo el tiempo vive bajo una paranoia que poco a poco la va consumiendo, pero que nunca la logra quebrar por completo y gracias a eso se puede dar el lujo de ofrecer momentazos tanto en su etapa vulnerable como en su etapa de mujer plenamente convencida de que no está loca.

La producción también es de primer nivel: el trabajo de fotografía es muy bueno e imaginativo, la dirección de arte impecable, el score es fantástico, el trabajo de sonido sólido, la labor de maquillaje es discreta y los efectos no son los más complejos, pero están muy bien hechos.

Opinión final: The Invisible Man es una gran película. Una revisión de alto nivel para un clásico que sin duda se meterá de lleno a la conversación de lo mejor del año.

Ojometro:
*****

viernes, 28 de febrero de 2020

Crítica: The Sonata (2020)


Película dirigida por Andrew Desmond (Galaxy of Horrors), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Arthur Morin. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 10 de enero, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 3 de marzo.

Sinopsis:

Rose (Freya Tingley) es una violinista prodigio que hereda una enorme mansión después de que su famoso y desaparecido padre se suicidara. Ahí encuentra el último trabajo de este: una pieza maestra musical con muchos símbolos extraños que tendrá que descifrar para poder tocarla.



Comentarios generales:

Por lo regular cuando un actor muere sus últimos trabajos se vuelven de máximo interés debido a que es el punto final de su legado y en el caso del gran Rutger Hauer resultó que uno de estos era una película de terror. Algo sin duda bastante bueno para la exposición de The Sonata, pero que también significaba añadir de golpe unas expectativas que originalmente no se tenían y que pueden jugar en su contra debido a que se trata de un filme discreto cuyo propósito evidentemente nunca fue ser esa gran última vitrina para alguien.

Y es que hay que señalar antes que nada que la presencia de Rutger Hauer es bastante limitada debido a que su personaje más que nada sirve como el enlace de una historia que Desmond pretende sobrellevar por medio de elementos específicos. Ya que desde el inicio queda claro que esto se trata de un thriller que recaerá en la música y, sobre todo, en establecer un sólido estilo visual que resalte el aspecto gótico para brindarle así un sello distintivo.

Aunque con esto no quiero decir que lo demás no importe, al contrario, aquí todo importa gracias a que estamos ante un misterio bastante creativo que provoca que los personajes principales siempre tengan algo que hacer, ya sea por medio de descubrimientos circunstanciales o por medio de investigaciones que involucran un poco más elaboración. Haciendo con esto que las acciones se desarrollen a fuego lento, sin demasiada prisa, pero sin nunca caer en lo aburrido gracias a que cada información revelada te genera curiosidad por querer saber más con respecto al misterio que existe detrás de la pieza musical.

En general todo fluye de manera adecuada y cuando llega a haber algún momento en donde las acciones se estancan siempre está el aspecto visual para evitar que el daño sea importante. Esto porque la mansión en si es un personaje más y por medio de esta es que se logran generar  determinados momentos que proporcionan la dosis de terror necesaria por medio de una atmósfera que magnifica situaciones muy simples.

Es hasta la parte final cuando las cosas flaquean y en gran medida se debe a que, cuando se establece que lo que hay detrás de la pieza es algo mucho más perverso, el ritmo se acelera sin demasiada justificación y con ello todo el elemento detectivesco pierde relevancia. Ocasionando así un cierre que te deja con la sensación de que realmente lo ocurrido no llevó a nada importante.

Con respecto a las actuaciones hay que decir que Fraya Tingley cumple como la protagonista, aunque es Simon Abkarian (Charles) quien termina robándose los reflectores en varias escenas. En cuanto a la producción es de buena factura, salvo por un detalle: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte está muy bien cuidada, el score es genial y el trabajo de sonido no presenta fallos. Solo son los efectos a base de CGI los que desentonan por completo debido a que parecen de programa de TV de los años 90s.

Opinión final: The Sonata me gustó. Película sin demasiadas pretensiones para pasar el rato y escuchar un buen score.  

Ojometro:
****

martes, 25 de febrero de 2020

Crítica: Sadako (2019)


Película dirigida por Hideo Nakata (Ring), cuyo guión fue escrito por Noriaki Sugihara. Se estrenó en cines dentro de Japón durante mayo del 2019, pero aquí en México apenas llegó a las salas de cine el pasado 21 de febrero. Su salida en formato físico se dio durante el mes de octubre para los mercados en Asía.

Sinopsis:

Una niña con amnesia llega al hospital donde trabaja Mayu (Elaiza Ikeda) y nadie sabe exactamente a qué se debe su pérdida de memoria, aunque la policía se encuentra interesada en ella. Por otra parte, el hermano mayor de Mayu inicia su carrera como Youtuber y decide investigar un lugar donde ha ocurrido una tragedia, aunque al hacer eso despertará la maldición de Sadako.



Comentarios generales:

La franquicia de Ring en su versión japonesa es una de las más extrañas dentro del género al tener dos líneas de tiempo oficiales, una peculiaridad que le ha garantizado contar con una mayor longevidad de la que hubiéramos imaginado si tomamos en cuenta que la fórmula de la línea original se desgastó de manera muy rápida. Es por eso es que cuando se anunció que Sadako formaría parte de esta y no de la de “Spiral/Sadako 3D” llamó mucho la atención, pero lo cierto es que difícilmente esta entrega cambiará esa sensación de estancamiento que muchos tenemos.

Y es que de entrada lo que pone Nakata sobre la mesa se siente como una propuesta que llegó bastante tarde, ya que si bien el utilizar los videos por internet para expandir la maldición de Sadako resulta un paso natural, lo cierto es que este concepto lo hemos visto en muchas otras películas (incluida Rings hace tres años atrás) y no se siente como algo novedoso.

Por otra parte, también está el hecho de que pareciera que la historia no siempre estuvo pensada de esa forma debido a que, al menos durante el primer acto, todo gira en torno al personaje de la niña y por medio de esta es que se construyen las acciones de mayor peso para establecer la conexión que tiene con Sadako y con ello generar un misterio competente que supones será el que dicte el camino del visionado por medio de una investigación mucho más profunda que revelará secretos que expandan el lore que conocemos.

Algo que con el pasar de los minutos resulta evidente que no será así porque una vez que el tema del Youtuber entra en juego las cosas se vuelven genéricas y todo lo relacionado con la niña pasa a un plano secundario. Haciendo que poco a poco el ritmo se vaya sintiendo pesado al recurrir a los mismos recursos de hace 22 años que limitan el desarrollo de las acciones, sustentando los limitados momentos de impacto en sustos que lucen arcaicos y no aportan nada a la estética general del filme o a la propia trama. 

La parte final es la creo que logra capturar de mejor manera la esencia de la franquicia, principalmente porque es aquí donde si se refleja cierta sensación desesperación que de golpe agrega una necesaria dosis de tensión que había estado ausente. Además es la parte en la que se logra generar una atmósfera ligeramente más oscura para que la presencia de Sadako resulte más amenazante. 

En el tema de las actuaciones no tiene mucho que resaltar, si han visto cualquiera de las entregas anteriores básicamente ya saben que esperar aquí. También para la producción se puede decir lo mismo: el trabajo de fotografía es el estándar, la dirección de arte es discreta, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son muy simples y la labor de maquillaje no presenta nada más allá de lo habitual.

Opinión final: Sadako me pareció decepcionante. Definitivamente una película pensada solo para aquellos fans recalcitrantes de la franquicia.

Ojometro:
**