Producción mexicana dirigida por
el polémico director enmascarado Makinov, la cual es una adaptación de la
novela de Juan José Plans: El juego de los niños. Se estrenó en
Estados Unidos a inicios de año, mientras
que aquí en México llegó a las salas de cine el pasado 6 de septiembre; recaudando la modesta cantidad de 3.5 millones de pesos.
Sinopsis:
Beth (Vinessa Shaw) y Francis
(Ebon Moss-Bachrach) son una joven pareja que está a punto de tener a su primer
bebé, por lo cual deciden ir a pasar sus últimas vacaciones juntos en una
remota isla antes de que se conviertan en padres. Todo parece normal
hasta que notan que en la isla no hay adultos y pronto descubrirán el aterrador
motivo de esto.
Comentarios generales:
Es importante señalar que esta no
es la primera vez que se hace una adaptación de la novela de Plans, ya que en
1976 salió una película española llamada ¿Quién puede matar a un niño? (Island
of the Damned en ingles) y por ello muchos están catalogándola como un remake
más, pero al igual que Carrie, esta es una nueva adaptación de la novela y no
de la anterior película. Dicho esto, la verdad es que es un proyecto
interesante considerando que últimamente no suelen salir muchas producciones de
terror mexicanas.
La historia no es precisamente la
más original, pero lo que la convierte en algo digno de ver es la forma en la
que Makinov se las ingenia por medio de su dirección y un estupendo trabajo de fotografía
para hacerte tener en suspenso durante toda la película. De algún modo, sin
importar las pequeñeces que estén haciendo los dos protagonistas, tú sientes
que algo pasará en cualquier momento, que algo aterrador asecha y solo es cuestión
de tiempo para que ocurra.
Gracias a esto el ritmo no es muy dinámico, inclusive diría que los primeros 30 minutos pueden resultar muy pesados para algunos, pero vale totalmente la espera porque a partir de ahí las cosas no paran y provocan un final con mucha fuerza e inclusive un tanto impactante, el cual además juega con ciertas cuestiones morales de los protagonistas de manera muy efectiva (que en realidad es el punto central de todo).
Gracias a esto el ritmo no es muy dinámico, inclusive diría que los primeros 30 minutos pueden resultar muy pesados para algunos, pero vale totalmente la espera porque a partir de ahí las cosas no paran y provocan un final con mucha fuerza e inclusive un tanto impactante, el cual además juega con ciertas cuestiones morales de los protagonistas de manera muy efectiva (que en realidad es el punto central de todo).
Algo que me fastidio un poco fue
que nuevamente no se toca mucho el origen del comportamiento de los niños, ya
que aunque no es algo que termine importando o afectando, si hubiera agregado
un valor adicional en comparación a la anterior adaptación. Aunque, por otra
parte, si disfruté mucho los guiños a The Birds; no son muchos, pero los identificas
inmediatamente y sin duda son de los momentos más escalofriantes en pantalla.
En actuaciones quien se lleva
todo el peso de la película es Ebon Moss-Bachrach: es un carrusel de emociones durante
hora y media, además de que su fluido español es digno de resaltar. Aunque las
verdaderas estrellas son los niños, quienes sin decir realmente nada lucen
aterradores todo el tiempo.
En producción es el trabajo de fotografía
lo que más destaca, es de muy alto nivel y logra prácticamente gran parte de los
efectos más resaltables como mencione arriba. El score también es bueno, no
tiene mucha complejidad pero es un buen complemento para lo que ocurre en
pantalla. Mientras que los efectos y maquillaje son sorpresivamente muy
detallados para un proyecto que a todas luces no contó con un gran presupuesto;
además logran un contraste perfecto en una historia que se desarrolla prácticamente
de día.
Opinión final: Sinceramente no
esperaba mucho de Come Out and Play, pero al final me terminó gustando bastante
y la recomiendo sin problemas. Pasarán un buen rato.
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