martes, 12 de julio de 2016

Crítica: Carnage Park (2016)


Película escrita y dirigida por Mickey Keating (Darling, POD). Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 1 de julio, aunque aún no hay información disponible sobre su llegada a otros mercados o su salida en formato físico.

Sinopsis:

Es 1978 y un robo a un banco que salió terriblemente mal deja a Vivian (Ashley Bell) como la rehén de un par de criminales que huyen de la escena. Sin embargo, las cosas van de mal en peor cuando en su camino rumbo a México entran al terreno desértico de un dañado ex francotirador, quien los involucrará en un mortal juego del gato y el ratón.



Comentarios generales:

Debo de confesar que soy muy fan de toda película que se desarrolle en terrenos áridos e involucre algún tipo de inadaptado o inadaptados cuyo mayor propósito es aterrorizar a todo ser vivo que entre a sus territorios. Por ello Carnage Park era uno de los trabajos que más esperaba en el año, ya que desde el tráiler se podían notar sus influencias (The Texas Chainsaw Massacre, The Hills Have Eyes, Wolf Creek) y parecía que se uniría a esa lista de referencias obligadas en un futuro, pero al final se quedó a medio camino gracias a su falta contenido.

Y es que la película inicia verdaderamente bien con un escape que va mezclando el presente con los sucesos ocurridos en un no tan distante pasado para darte una idea general muy rápida de lo que desencadeno este desastre para Vivian. Todo por medio de una presentación muy bien cuidada que refleja al cine serie b de los 70s, pero que nunca pretende ser el punto central de tu atención y que solo sirve para complementar un primer acto lleno de tensión; donde el director con muy pocos elementos logra generar una sensación de peligro latente a base de diálogos que, en cuestión de minutos, cambian a una brutalidad gráfica para generar impacto inmediato mientras se entra a una dinámica completamente distinta rumbo al segundo acto.

Uno en el que el juego del gato y el ratón se desarrolla (al menos en su primera etapa) de manera muy fluida y con un ritmo casi perfecto mientras la protagonista se va a adaptando a las circunstancias dentro de este escenario totalmente adverso que le brinda muy pocas herramientas para poder sobrevivir. Sin embargo, esto con el paso de los minutos se va perdiendo cuando la historia se torna repetitiva y las decisiones de Vivian empiezan a resultar un tanto incoherentes; especialmente después de un aparente giro que básicamente acaba con la premisa y ocasiona que las acciones regresen a un punto muerto al que tratan de darle interés por medio de un cameo, pero que no es suficiente para arreglar el daño.

La parte final es bastante decepcionante. Aquí se entra en un punto en el que es muy evidente que el director ya no sabía cómo rellenar los minutos que faltaban y básicamente se limita a regalarnos una persecución en la oscuridad que involucra muchos gritos fastidiosos, donde además nunca queda claro qué ocurre con el estado mental de nuestra protagonista y los motivos detrás de las acciones del francotirador; teniendo como resultado una la resolución totalmente hueca. 

Las actuaciones están ok: Bell hace un trabajo aceptable mientras no la ponen a gritar por cualquier cosa y Pat Healy como el francotirador se encuentra bastante limitado en diálogos, pero en cuanto a presencia cumple con su papel. La producción está bien: el trabajo de fotografía es bueno hasta antes del último acto, la dirección de arte es lo común para estas historias, el score no tiene mucho peso, tiene un buen trabajo de sonido, los efectos son sólidos y el trabajo de maquillaje realmente solo se pone a prueba por unos minutos donde cumple con creces durante la escena más gráfica de todas.

Opinión final: Carnage Park está aceptable, aunque pudo ser mucho mejor. Recomendable más que nada para ver bajo renta.

Ojometro:
***

viernes, 8 de julio de 2016

Crítica: Dead Rising: Endgame (2016)


Secuela de la película de 2015 que ahora está dirigida por Pat Williams y que cuenta con el regreso de Tom Carter como escritor del guión, aunque compartiendo créditos junto a Michael Ferris. Se estrenó directamente en Crackle dentro de los Estados Unidos el pasado 20 de junio, aunque aún no ha llegado a todos los mercados en los que está disponible dicha plataforma.

Sinopsis:

Dos años después nos encontramos en la zona de cuarentena de East Mission City infestada de zombies, donde el reportero de investigación Chase Carter (Jesse Metcalfe) tendrá que detener una conspiración secreta del gobierno que, a pesar de estar diseñada para acabar con la epidemia, también terminará con la vida de millones de personas inocentes.



Comentarios generales:

La primera entrega no fue nada del otro mundo, pero resultó ser un buen negocio para Legendary y todas las partes involucradas dada la facilidad con la cual se podía vender en distintos formatos para diversos mercados (en menos de un año estuvo en TV), así que una secuela era algo lógico. Lo único que faltaba era ver si mantenían la poca fidelidad hacia el videojuego o si tomaban el camino que en su momento tomó Resident Evil de desviarse por completo para crear su propio universo, lo cual Dead Rising: Endgame termina haciendo.

Esto porque Williams y los guionistas durante el primer acto se alejan por completo de la esencia del juego que involucra atascar todo con zombies y prefieren establecer de manera más sólida la amenaza a gran escala del gobierno, dejando claro que la historia, si bien involucra zombies como un peligro constante, tiene un poco más de fondo. Algo sin duda necesario para expandir esta franquicia, pero que realmente convierte al primer acto en uno bastante aburrido dado a que ocurren muy pocas cosas trascendentes y las escenas con las criaturas son en extremo limitadas; provocando que la película se sienta de todo, menos como parte del género de terror.

Situación que cambia rebasando los 35 minutos, cuando se empieza a explotar lo verdaderamente fuerte dentro de esta producción: las persecuciones/enfrentamientos.

Aquí es donde el ritmo se vuelve frenético y el espectador entra a terrenos conocidos con secuencias muy bien logradas que involucran mucha sangre, armas peculiares, escenarios con cierta complejidad para los sobrevivientes y cantidades muy importantes de zombies que ahora lucen mucho más intimidantes debido a que no son los típicos que con un solo golpe se mueren; además de que pueden correr (lo cual en automático agrega impacto a todo lo que hagan).

La parte final es agradable. Logran producir niveles de tensión sólidos y nuevamente se proporciona una escena de acción con muchos zombies muy entretenida que le brinda bastante dinamismo a un desenlace por demás predecible, el cual está totalmente pensado para preparar el camino a una inevitable tercera entrega.

Las actuaciones no cambian mucho con respecto a lo que se vio el año pasado; Metcalfe realmente cuenta con muy pocos diálogos y se dedica a ser el héroe prácticamente invencible, mientras que los secundarios son realmente los que cargan con cuestiones más emocionales. La producción es un poco menos ostentosa, pero mejor cuidada: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte es simple, cuenta con un buen trabajo de sonido, los efectos están bien hechos (sobre todo en las persecuciones) y la cuestión de maquillaje sigue siendo poco imaginativa tratándose de zombies, pero al menos hay mayor variedad.

Opinión final: Dead Rising: Endgame sigue la línea de la primera como un entretenimiento hueco sin mayores pretensiones, pero con mejores escenas de acción.

Ojometro:
***

martes, 5 de julio de 2016

Crítica: Before I Wake (2016)


Película dirigida por Mike Flanagan (Oculus, Hush), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Jeff Howard. Se estrenó en cines dentro de México el pasado 22 de abril, aunque en Estados Unidos saldrá hasta el mes de septiembre.

Sinopsis:

Jessie (Kate Bosworth) y Mark (Thomas Jane) deciden adoptar al adorable Cody (Jacob Tremblay), quien de manera inexplicable presenta un gran rechazo a quedarse dormido. Al inicio ellos asumen que se debe a su problemático pasado, pero pronto descubrirán que, en realidad, los sueños de Cody se manifiestan en el mundo real cuando duerme… así como sus más oscuras pesadillas.



Comentarios generales:

En ocasiones es curioso ver como problemas externos pueden afectar la salida de una película y cambiar completamente el panorama de su estreno con el paso del tiempo, al grado de prácticamente condenarla al fracaso desde mucho antes que salga a la luz. Ese es el caso con Before I Wake, un trabajo que debió salir el año pasado y que básicamente quedó en el olvido gracias a complicaciones financieras del estudio que la distribuye; obligándola así a tener que distorsionar un poco su enfoque de venta en la búsqueda de una potencial audiencia combinada. 

Esto porque lo que nos trae Flanagan es una historia que camina entre un thriller, una película de suspenso y una de terror, siendo las primeras dos opciones las que dominan, pero con la tercera básicamente ejerciendo como el punto central de la poca promoción. Lo cual puede resultar un tanto contraproducente debido a que el inicio es de todo, menos aterrador; con un propósito claro de establecer la tragedia que los personajes involucrados están viviendo y como se adaptan a una nueva vida que gira en torno a este niño peculiarmente extraño con una habilidad que no es explotada en este periodo para generar alguna clase de sustos.

Situación que cambia ligeramente con el transcurrir de los minutos cuando se revela que también sus pesadillas se manifiestan, ya que empiezan a presentar sustos fáciles dosificados un tanto predecibles que apenas y logran darle algo de fuerza a ciertas situaciones. Sin embargo, a pesar de esto sigue siendo claro que el propósito es utilizar la habilidad del niño para presentar una subtrama más compleja en donde te dan a entender que el personaje de Jessie está más interesada en los beneficios personales para superar su trauma que en el cuidado de su nuevo hijo y eso proporciona pequeños conflictos que añaden sustancia, pero que a la vez hacen que el ritmo de la película sea uno con altibajos.

La parte final no está nada mal. Es donde se puede notar la construcción de una atmósfera mucho más oscura gracias a las pesadillas de Cody, pero también es una parte en donde todas las piezas encajan de manera natural una por una; sin muchas teorías absurdas y manejando un mensaje claro sobre la imaginación de los niños. Aunque esto ciertamente provoca un desenlace un tanto anticlimático.

Las actuaciones son aceptables: Bosworth y Jane muestran buena química como padres amorosos con problemas aún por resolver, mientras que Tremblay sigue un tono muy similar al que se le ve en The Room. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es correcto, la dirección de arte no tiene mayor complicación, el score cumple, el trabajo de sonido es sólido y los efectos son mayormente basados en un CGI de calidad aceptable.

Opinión final: Before I Wake no está mal, pero le hace falta más punch. Película ideal para ver en Netflix un fin de semana cualquiera.

Ojometro:
***

sábado, 2 de julio de 2016

Crítica: Baskin (2016)


Coproducción turca/estadounidense que significa el primer largometraje para el director Can Evrenol, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Ogulcan Eren Akay, Cem Ozuduru y Ercin Sadikoglu. Se estrenó en cines dentro de Turquía en el mes de enero y posteriormente hizo lo mismo en VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de marzo.

Sinopsis:

Un escuadrón de policías inocentes va directo a una trampa hacia el infierno cuando responden un extraño llamado que los llevará a una misa negra dentro de un edificio abandonado.



Comentarios generales:

Ciertamente Turquía no es un país desconocido dentro del cine de terror, obvio no cuenta con los reflectores de países europeos como Francia, Alemania o España, pero ya lleva unos cuantos años produciendo películas y consolidando un estilo propio que difícilmente pasa desapercibido. Por ello el anuncio de Baskin me resultaba llamativo debido a que sabía que mínimo me encontraría con algo un poco distinto a lo habitual y así fue; aunque no al nivel del material original (un cortometraje de 2013).

Y es que, aunque Evrenol hace todo lo posible para que su idea de 11 minutos cobre vida de manera extendida, al final siempre te encuentras pensando que lo que estás viendo es una historia sin mucho contenido y sí con mucho relleno. En especial durante un primer acto en el que se nos presenta a este grupo de policías un tanto detestables con el cual, según palabras del propio director, uno debería de sentir empatía; sin embargo, eso resulta prácticamente imposible gracias a sus acciones y comportamiento natural, lo cual hace que todo esto sea más que nada cascajo sin mucha relevancia que se desarrolla de manera bastante lenta.

Para el segundo acto las cosas se vuelven un poco más complejas con la integración de unos extraños sueños y la sensación de terror se incrementa debido a que es a partir de aquí cuando se empieza a generar una atmósfera bastante tétrica que te absorbe de inmediato. La película adquiere un toque mucho más sombrío y el director empieza a jugar de manera tímida con posibles amenazas para añadir suspenso, pero nuevamente se te queda la sensación de que no ocurre nada relevante y que lo presentado no tendrá demasiada importancia a futuro. La cual se magnifica cuando integran a un puñado de personajes que pasan sin pena ni gloria como un tipo de enlace entre los policías y el edificio abandonado.

Lo mejor llega en los últimos 25/30 minutos. En esta parte parece una historia completamente diferente y es donde se toman todas las libertades posibles para tocar un tema ligado al infierno de la manera más brutal posible; utilizando una buena dosis de impacto gráfico y mucha sangre, pero también integrando un nivel de rareza extremo (incluso llegando un poco a lo grotesco) que hace que uno como espectador no pueda voltear la mirada debido a que todo es posible dentro este recinto.

Las actuaciones no están mal, realmente no conocía a ninguno de los actores, pero todos cumplen de manera sólida con sus roles; sobre todo Mehmet Cerrahoglu como el líder del culto. La producción es bastante buena salvo por alguno que otro detalle: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte cumple, el score realmente me gusto, el trabajo de sonido por lapsos no es tan bueno, los efectos están ok y el trabajo de maquillaje cumple de buena manera durante todo el último acto.

Opinión final: Baskin es más envoltura que contenido. Causará mucha división, pero su concepto es interesante como para verla una vez.

Ojometro:
***