martes, 29 de marzo de 2016

Crítica: They're Watching (2016)


Película escrita y dirigida por la dupla Jay Lender / Micah Wright, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el 25 de marzo, aunque no hay información sobre si llegará a otros mercados o sobre cuándo saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Cuando el equipo de producción de un show de TV sobre remodelación de casas visita un remoto pueblo en Moldavia sus jóvenes miembros piensan que el idioma y el pésimo wifi serán sus mayores problemas. Sin embargo, después de interrumpir un ritual privado llevado a cabo por los supersticiosos pobladores del lugar, su estancia se torna increíblemente peligrosa por motivos difíciles de explicar.



Comentarios generales:

Siempre es bueno tener sangre nueva debido a que así existen mayores posibilidades de encontrar propuestas frescas dentro de un género que está urgido de eso, pero en ciertas ocasiones resulta complicado poder recibir a todos de manera optimista gracias a su historial. Lo cual fue el caso con los creadores de They're Watching, ya que al enterarme de que solo tenían experiencia en shows de TV infantiles o videojuegos mis expectativas cayeron enormemente y gracias a ello no esperaba algo atractivo, aunque el resultado final fue mucho peor de lo imaginado.

Ya que lo que nos regalan este par de directores es una película con una crisis de identidad muy fuerte, donde se maneja un tono mucho más ligero por medio de un humor muy simplón y fastidioso que contrasta demasiado con el escenario en donde se desarrolla la historia; provocando así que uno no sepa muy bien como digerir lo que ocurre en pantalla. A esto hay que agregarle que el primer acto básicamente se trata de ver al equipo de filmación burlándose de todo lo que se encuentra a su alrededor bajo el único propósito de hacerlos quedar como basuras humanas que merecen sufrir más adelante, lo cual no está mal, pero ni siquiera es divertido de ver ante lo lento que se desarrollan las acciones y la poca intención mostrada para construir al menos una atmósfera lo suficientemente amenazante que te haga suponer que sus vidas se encuentran en gran peligro.

Lo peor es que las cosas no mejoran con el transcurso de los minutos. El ritmo sigue siendo el mismo y, salvo por alguno que otro detalle que te indica las supersticiones de los lugareños, realmente no existe ningún tipo de elemento de terror que juegue con las emociones del espectador; simplemente te la pasas esperando a que ocurra algo relevante por más de una hora mientras ves conflictos entre los personajes que no llevan a ningún lado y tratando de unir la poca información brindada hasta que por fin decidan revelar de manera concreta cual es la amenaza (que tampoco es tan complicado de descifrar).

La parte final es entretenida no solo porque es donde podemos encontrar elementos de terror mucho más marcados, sino también porque es un festival de muerte muy divertido de ver. Todo es increíblemente exagerado; aderezado con unos peculiares efectos especiales y un humor que por fin se siente efectivo dentro de este sangriento escenario.

Las actuaciones son aceptables para lo poco que les ofrece el guión, es una combinación bien balanceada entre actores jóvenes y veteranos cuyo potencial se ve frenado con un humor inefectivo. La producción está ok: el score es decente, tiene un trabajo de sonido correcto, los efectos abusan del CGI y el maquillaje cumple de manera adecuada en las partes donde se hace un mayor uso de este.

Opinión final: They're Watching es muy mediocre. Salvo por los minutos finales realmente no tiene mucho que valga la pena.

Ojometro:
**

sábado, 26 de marzo de 2016

Crítica: The Exorcism of Anna Ecklund (2016)


Película escrita y dirigida por Andrew Jones (The Amityville Asylum, Robert the Doll). Se estrenó directamente en DVD dentro del Reino Unido el pasado 6 de marzo y su llegada bajo ese mismo formato a los Estados Unidos está planeada para inicios de abril.

Sinopsis:

Un sacerdote y un investigador del vaticano toman el caso de Anna Ecklund (Tiffany Ceri), una ama de casa que ha sido víctima de una posesión demoníaca. Todo indica que es un caso normal que amerita un exorcismo; sin embargo, ninguno de los dos se imagina que esto podría causar una batalla entre el bien y el mal como ninguna otra.  



Comentarios generales:

Hace poco escribía sobre lo difícil que es encontrar ideas nuevas en las películas de posesiones después de ver una que, de hecho, si significaba algo fresco. Lamentablemente esa fortuna terminó muy rápido para mí, ya que con The Exorcism of Anna Ecklund no solo me encontré con otro trabajo genérico, sino también con algo que todavía no tenía los suficientes elementos como para justificar su existencia y que claramente no estaba diseñado para ser un largometraje.

Esto porque si eliminas los créditos iniciales/finales el tiempo de metraje apenas logra rebasar la hora (62 minutos exactamente), lo cual realmente es muy poco tiempo para construir algo decente y eso se nota de manera muy clara con todos los momentos de relleno que Jones se ve obligado a utilizar. Igualmente, esto provoca que tenga que acelerar demasiado las acciones; dejando casi olvidado el trabajo de investigación (que básicamente se da en un par de escenas cortas) y los conflictos internos de uno de los sacerdotes en su afán por querer presentar lo más rápido posible el encuentro con Anna, quitándole así relevancia al único aspecto de la historia que le hubiera añadido un poco más de sustancia.

Lo destacado llega a partir de la media hora cuando esto se convierte en el show de Anna, viendo como maltrata a quienes se encargan de cuidarla y como se retuerce en la cama de manera constante bajo un ritmo no tan pesado, pero tampoco lo suficientemente dinámico como para hacer la experiencia más digerible. Aunque el principal problema de la película radica sin duda en la nula capacidad mostrada para generar una atmósfera adecuada y en poder construir momentos lo suficientemente potentes que hagan del exorcismo algo digno de ver, sobre todo porque este se siente blando e incluso excesivamente coreografiado, lo cual le quita impacto a lo que suele ser lo más importante en esta clase de historias.

La parte final es lo mejor de la película y no precisamente porque sea muy buena, sino más bien porque es hilarante gracias a todas las situaciones exageradas que presenta. Desde monjas demoníacas hasta lágrimas de sangre curativas se pueden ver aquí sin ningún tipo de explicación lógica, lo cual por lo menos hará que suelten una carcajada.

Las actuaciones son bastante malas, Ceri tiene sus momentos durante su etapa poseída pero realmente no existe nada para resaltar. La producción deja mucho que desear, salvo por un detalle en particular: el trabajo de fotografía es pobre, la edición no es la mejor, el trabajo de sonido no es del todo limpio y lo referente a efectos/maquillaje es de nivel muy básico. Sin embargo, el score es realmente bueno (a pesar de que es un poco repetitivo).

Opinión final: The Exorcism of Anna Ecklund es bastante mala. Tiene alguno que otro chispazo, pero no se perderán de nada si no la ven.

Ojometro:
**

martes, 22 de marzo de 2016

Crítica: Backtrack (2016)


Película escrita y dirigida por Michael Petroni, quien hace su debut dentro del género. La película se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 26 de febrero, mientras que aquí en México también llegó de manera limitada a inicios de este mes.

Sinopsis:

La vida del psicólogo Peter Bower (Adrien Brody) se vuelve un caos cuando descubre que todos sus pacientes son los fantasmas de personas que murieron en un accidente veinte años atrás. Temeroso por su salud mental, Peter empieza a investigar más a fondo y esto lo obliga a regresar a su pueblo natal; un lugar en donde dejó atrás un aterrador secreto que nuevamente lo atormentará. 



Comentarios generales:

Si algo ha caracterizado al cine de terror australiano durante los últimos cinco o seis años es su violencia y sangre, lo cual ha llevado a que se le compare con el extremismo francés de los 2000s a pesar de que realmente no es algo nuevo para ellos. Sin embargo, últimamente también se han podido notar ciertos esfuerzos para alejarse un poco de esa tendencia y no quedarse encasillados como ocurrió con los europeos, situación que pudimos ver con The Babadook hace un par de años atrás y ahora con una propuesta menos arriesgada como Backtrack.

Y es que esta ocasión lo que nos trae Petroni es una película sustentada en fantasmas que en ningún momento pretende revolucionar este tipo de historias, siguiendo un patrón habitual con un personaje que empieza a experimentar sucesos difíciles de explicar que no solo están pensados para originar terror inmediatamente por medio de sustos fáciles, sino también para establecer una atmósfera especifica. Detalle que provoca que el primer acto sea un tanto lento al depender en su totalidad de la investigación de los pacientes, pero que nunca se torna aburrido gracias a que el misterio que existe detrás de ellos se mantiene bien guardado hasta que se decide trasladar las acciones al pueblo natal de Peter. 

Algo que se da como a los 25/30 minutos y que trae consigo un incremento muy marcado en el ritmo de la película, lo cual se agradece bastante considerando que a partir de aquí la dinámica cambia para enfocarse mucho más en los problemas morales del personaje principal. Un cambio que también sirve como punto de partida para iniciar una serie de sorpresas cuyo principal propósito es ir revelando las conexiones con la mayoría de las preguntas planteadas al inicio de la manera más natural posible para que no se sientan forzadas; aunque bajo este enfoque las cosas se vuelven un tanto predecibles e, igualmente, los elementos de terror empiezan a dejarse un poco de lado al no utilizar de manera más notoria a la mayoría de los fantasmas.

La parte final está bien manejada. Sin embargo, el giro implementado difícilmente los tomará por sorpresa debido a que se trata de uno que ya se ha visto en muchas ocasiones y seguramente lo descifrarán muy rápido si le ponen atención a ciertos detalles.

Las actuaciones las encontré sólidas: sin duda compras a Brody como un padre totalmente quebrado emocionalmente y potencialmente loco, mientras que Robin McLeavy ofrece un tipo de actuación mucho menos extravagante a las que nos tiene acostumbrados. La producción es de buena nota: el trabajo de fotografía es realmente bueno, el score es tal vez lo mejor de la película, el trabajo de sonido está muy bien cuidado y los efectos cumplen con su función sin ser precisamente espectaculares.

Opinión final: Backtrack es aceptable. No aporta realmente nada nuevo, pero está bien hecha y no resulta nada aburrida.

Ojometro:
***

sábado, 19 de marzo de 2016

Crítica: Cabin Fever (2016)


Remake de la película de 2002 del mismo nombre que está dirigido por Travis Zariwny (Intruder) y cuyo guión fue escrito por la dupla Eli Roth/Randy Pearlstein. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 12 de febrero, pero todavía no hay información sobre si llegará a otros mercados o si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Un grupo de cinco amigos rentan una cabaña en el bosque para pasar un fin de semana; sin embargo, su diversión pronto se convertirá en una pesadilla cuando se ven infectados por un virus come carne que desatará un verdadero infierno.



Comentarios generales:

Nunca he sido fan de la Cabin Fever original, pero debo de aceptar que sin duda alguna tiene una de las legiones de fans más apasionados y leales que existen dentro del género, lo cual motivó a muchos ejecutivos para tratar de hacer una franquicia a como dé lugar. Lo malo es que esto no fue por buen camino gracias a una secuela atroz y a una precuela que no tenía pies ni cabeza, obligando a cambiar los planes originales de una cuarta entrega por un remake de un trabajo de hace solo apenas 14 años. Idea que definitivamente terminó siendo mucho peor.

Esto porque lo que nos presenta Zariwny es casi una calca de la película de 2002, con algunas variaciones en ciertos detalles, pero en general es un "copy-paste" mediocre sin sustancia que durante todo el primer acto se siente larguísimo. Un problema que se acentuará mucho más con aquellos que vieron la original gracias a que el director no demuestra mucho esfuerzo por agregar un poco de dinamismo a las cosas y pretende llevar todo de manera más tranquila con algo de humor fallido por medio de un personaje en particular, así como con escenas de sexo y problemas amorosos que nunca permiten manejar un tono mucho más oscuro; afectando así al único momento de toda la película que en verdad logra generar un poco de impacto y que supone finalmente un cambio drástico a toda esta dinámica.

Lamentablemente dicho momento no cambia el ritmo tan cansino que se maneja y no es sino hasta casi llegada la hora de metraje cuando inicia el verdadero caos producido directamente por el virus, el cual para mi sorpresa resulta mucho más ligero de lo habitual. Y es que contrario a todas las entregas previas, en donde el shock mediante momentos verdaderamente grotescos era el principal atractivo, aquí realmente todo se quiere sustentar en base a la acción y espectacularidad; dejando de lado el factor visual característico sin importar que eso elimine cualquier intento por provocarle algo de tensión al espectador.

El final es ligeramente distinto al original, pero no hace demasiado por levantar las cosas debido a que nunca se logra generar ese impacto extremo esencial para lo que ocurre en pantalla, esto a pesar de que varias de las escenas más gráficas se dan durante esta parte.

Las actuaciones son muy malas, los actores se sienten increíblemente forzados todo el tiempo y debido a eso ninguno de los personajes resulta interesante. La producción está ok: tiene un buen trabajo de fotografía, la dirección de arte tiene sus detalles, el score no es nada del otro mundo y los efectos son sólidos; sin embargo, el trabajo de maquillaje deja muchísimo que desear en comparación a lo que siempre se había manejado con la franquicia (y que en gran medida era lo único bueno que tenía).

Opinión final: Cabin Fever es de lo peor del año. Un remake que no cuenta con ningún tipo de justificación para existir.

Ojometro:
*