viernes, 12 de julio de 2013

Crítica: Hellraiser IV: Bloodline (1996)

Cuarta entrega de la serie Hellraiser, la cual fue dirigida por Kevin Yagher y Alan Smithee, además de que nuevamente contó con el guión de Peter Atkins. Es conocida por ser la última película de la franquicia que salió en cine y con la cual Clive Baker tuvo algo que ver en su producción.

Sinopsis:

En el año 2127 Paul Merchant (Bruce Ramsay) se encuentra en una estación espacial tratando de abrir la caja Lemarchand utilizando un robot. Justo cuando lo logra un grupo de guardias lo detienen y lo interrogan para saber sus planes, ahí este les cuenta toda su historia familiar y su vínculo con la caja; sin saber que dentro de la propia nave Pinhead (Doug Bradley) y su grupo de cenobites están esperando el momento indicado para iniciar una masacre.

Comentarios generales:

Tuvieron que pasar 4 años para obtener una continuación de Hell on Earth y realmente no es tan difícil el darse cuenta de el por qué de esto, ya que el simple hecho de que la historia principal se desarrolle en el espacio es una clara evidencia de que las ideas no estaban fluyendo demasiado para expandir una franquicia que claramente ya había dado señales de flaqueza.

Probablemente lo más interesante sin duda es saber los orígenes de la caja Lemarchand, ya que en realidad esto es una secuela/precuela por la forma en la que están contadas las cosas y básicamente este aspecto es lo que le da el ritmo suficiente para que uno no se quede dormido ante la falta de escenas con algo de gore y, en general, con algo más de intensidad porque por momentos quieren darle tantas vueltas a las cosas y lo único que hacen es mostrar puro dialogo que no lleva a nada.

A nivel actoral es lo mismo; siempre es un gusto ver a Bradley como Pinhead pero en realidad aquí tampoco es que haga demasiado. Mientras que en producción es evidente que para la época se le invirtió buen dinero (aproximadamente 4 millones de dólares) y aunque se ven totalmente obsoletos ahorita, los efectos especiales resultaban aceptables. Sin embargo, creo que esta es una de las Hellraisers con menos trabajo de maquillaje que recuerde.

Opinión final: Ciertamente Bloodline no es ni por mucho lo peor que le ha pasado a la franquicia, pero es un clarísimo recordatorio de lo bajo que cayó Hellraiser desde los 90s hasta la fecha.

Ojometro:
**