martes, 5 de noviembre de 2019

Are You Afraid of the Dark?: Miniserie



Si creciste durante la década de los noventas es muy probable que la serie de Are You Afraid of the Dark? transmitida por Nickelodeon fuera uno de tus primeros acercamientos en televisión al género de terror. Se trataba de un producto peculiar que semana a semana ofrecía historias bastante entretenidas y dejó una marca muy fuerte en muchas personas como casi toda la programación de aquella época de dicho canal.

Así que cuando empezaron a surgir rumores de una nueva película la emoción fue palpable; sin embargo, con el pasar del tiempo la información empezó a escasear y era obvio que el proyecto se encontraba en problemas, hasta que se anunció esta miniserie. La cual sin duda se puede decir que es un control de daños o una forma de comprar tiempo, pero que de manera interesante ha logrado generar muchísimo interés por la serie original y creo que eso es lo que más cuenta.

En el tema de los ratings no hay información concreta sobre cómo le fue a los tres episodios, pero al parecer la miniserie tuvo números sólidos. Especialmente dentro del sector del público que más le interesaba al canal, así que hay muchas posibilidades de que veamos algo más en un futuro.

Aquí me centraré en lo positivo y negativo de la temporada, ya que de lo contrario me extendería demasiado. Así que, si aún no la han visto o no la han visto completa, ES MOMENTO QUE DEJEN DE LEER PORQUE HABRÁ SPOILERS.

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LO POSITIVO


The Midnight Society


El punto más importante de esta miniserie era precisamente el poder formar una nueva sociedad con personajes que resaltaran y definitivamente creo que este punto lo cumplieron.

Obvio existen algunos miembros como Rachel o Graham que dejan una mayor impresión gracias a su peso en la historia, pero en términos generales se logra que la dinámica del grupo se sienta muy natural con tan solo tres episodios y te dejan con deseos por ver qué más pueden ofrecer. Además el hecho de que tengan apellidos de maestros del terror fue un gran detalle.


Mr. Tophat


Al centrarse en una sola historia era importante que el villano fuera especial, que dejará una marca y en definitiva Mr. Tophat lo hace. Reflejando en todo momento mucha oscuridad a pesar de que por la naturaleza extravagante del personaje bien podría haber caído en un lugar mucho más caricaturesco que disminuyera el nivel de amenaza que representa.


Tono ligeramente más oscuro


Por más que me guste la serie de los 90s es claro que para los estándares actuales puede resultar algo boba o muy ligera, así que el hecho de que implementaran un tono un poco más oscuro fue una decisión bastante inteligente. Siempre consiguiendo un buen balance como para no ahuyentar al público joven y a la vez brindar el suficiente margen de maniobra para generar situaciones que puedan atrapar el interés de una audiencia más adulta. 


Valores de producción


Nickelodeon no suele tener grandes presupuestos para sus series, sin embargo, se nota que en esta ocasión invirtieron más de lo habitual.

Visualmente es muy llamativa gracias al trabajo de fotografía y a la dirección de arte, además de que el score, la labor de maquillaje y los efectos no le envidian absolutamente nada a algunas producciones de cine.


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LO NEGATIVO


Ningún cameo de los personajes originales


Esto se podría decir que es un capricho y no creo que afecte en nada a la serie, pero ciertamente resulta extraño que no se haya dado ningún cameo o aparición especial de alguno de los actores de la serie original. Especialmente si tomamos en cuenta que se establece que la sociedad lleva años existiendo y eso daba pie a que esto se diera como algo natural.

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Opinión final: La verdad me ha entretenido bastante esta miniserie de Are You Afraid of the Dark?. Un producto que se encuentra dirigido a un público joven, pero que los adultos pueden disfrutar sin ningún tipo de problema gracias a su gran elenco y a una manera bastante adecuada de adaptar a la época actual un producto de los noventas. 

viernes, 1 de noviembre de 2019

Crítica: The Furies (2019)


Producción australiana escrita y dirigida por Tony D'Aquino, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos a inicios de octubre, mientras que se estrenará en cines dentro de Australia el próximo 7 de noviembre. Todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Kayla (Airlie Dodds) es secuestrada y posteriormente despierta en medio de un bosque donde tendrá que participar en contra de su voluntad en un juego mortal en el que varias mujeres son cazadas por hombres enmascarados.



Comentarios generales:

Vivimos en una época en la que pareciera que todo debe de tener un trasfondo político o social para que logre satisfacer a cierto sector de la crítica, ya que de lo contrario se empiezan a tachar ciertos productos como basura. Así que cuando empecé a ver que The Furies estaba siendo destrozada por no cumplir dichos estándares me pareció curioso, en especial porque con su trailer era muy obvio cual era su tirada y si uno conoce lo más mínimo de la historia del cine de terror australiano (así como sus excesos) tenía bastante sentido, aunque parece que para muchas personas no.

Esto porque lo que nos trae D'Aquino es un claro homenaje al cine de los 70s de aquel país y a los slasher de los 80s, en el que además podemos encontrar cierta inspiración de “Battle Royale” e incluso “Hostel”. Generando así una mezcla que irremediablemente cuenta con un solo camino: la violencia extrema.

Violencia que sin duda es el sustento de una historia cuyo inicio no da pie a muchas explicaciones y que pone al espectador ante un escenario en el que va a ir descubriendo de manera vertiginosa cuáles son las reglas bajo las que se maneja este juego, así como los niveles de impacto que se encontrará. Ya que no tiene que pasar mucho tiempo para ver la primera muerte y con ello entender que esto será un gorefest, aunque poco a poco también van apareciendo ciertos elementos que demuestran que este juego es algo más elaborado de lo que parece e incluso se establece, de manera una tanto forzada, una dificultad ligada al personaje de Kayla que incrementa la sensación de riesgo en cualquier instante.

Avanzando así sin muchos contratiempos a un segundo acto por medio del shock y muertes muy llamativas que enaltecen los efectos prácticos del filme, así como en un ritmo veloz que brinda pocos respiros hasta que se llega a un punto de relativa calma para presentar un detalle que le añade cierta complejidad a la dinámica de las mujeres con los asesinos. Aspecto que de inicio resulta interesante gracias a que no recuerdo haberlo visto anteriormente; sin embargo, a partir de aquí es cuando el director empieza a tener problemas para sostener la película dado a que algo que no es tan complejo se vuelve enredoso y eso torna un tanto aburridas las cosas, sobre todo porque hace que el conflicto entre todos los involucrados solo se vuelva un maratón de gritos y comportamientos un tanto absurdos.

Lo cual nos deja como resultado una parte final desangelada, donde el propósito que sustenta gran parte de las acciones de nuestra protagonista es desechado de manera rápida y sin demasiada justificación. Todo para establecer las bases de lo que podría ser el inicio de una franquicia o, por lo menos, de una posible secuela. 

Las actuaciones están aceptables para lo que son, con una Airlie Dodds que hace lo necesario para quedar como una “final girl” decente y un grupo de secundarios que en su mayoría solo sirven como carne de cañón. La producción tampoco está mal: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte es limitada, el score cumple y el trabajo de sonido está bien cuidado; aunque definitivamente lo que más destaca son los efectos prácticos y la labor de maquillaje que son en gran medida el alma de la película.

Opinión final: The Furies está ok. Película para ver mucha sangre y muertes de alto impacto.

Ojometro:
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martes, 29 de octubre de 2019

Crítica: Zombieland: Double Tap (2019)


Secuela dirigida por Ruben Fleischer (Zombieland), cuyo guión fue co-escrito por Dave Callaham, Rhett Reese y Paul Wernick. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el 18 de octubre, mientras que en México hizo lo propio el fin de semana pasado. Recaudando hasta la fecha $63.6 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Columbus (Jesse Eisenberg), Tallahassee (Woody Harrelson), Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin) se mudan al corazón de los Estados Unidos mientras enfrentan a un nuevo tipo de zombies, otros sobrevivientes y los constantes dolores de cabeza que significa pertenecer a una familia improvisada.  



Comentarios generales:

La primera Zombieland es una de las historias de éxito más grandes dentro del género en este siglo, ya que una película que no lucía como nada especial se convirtió en una de las mejores comedias de terror que se han hecho y sirvió como plataforma para impulsar al mainstream a nombres como Emma Stone y Jesse Eisenberg, así como en revivir la carrera de alguien como Woody Harrelson. Simplemente parecía un cuento de hadas que difícilmente se volvería a repetir por el estatus de todos de los involucrados, sobre todo después del intento fallido por parte de Amazon de hacer una serie hace algunos años, pero gracias a diversos factores los planetas se alinearon para que pudiéramos tener algo como Double Tap.

Una secuela en la que se puede notar en todo momento que Fleischer y los guionistas entienden perfectamente lo que hacen debido a que, en lugar de querer jugar con el factor nostalgia, mejor deciden no partirse la cabeza y dejar que esto sea una continuación natural de lo ocurrido en la primera entrega con una historia sencilla, pero obviamente mucho más grande en todo sentido. No solo por el evidente incremento del presupuesto, sino que el hecho de que los personajes principales hayan crecido brinda un desarrollo natural que permite al director no ahondar demasiado en lo que pasó durante estos diez años y mejor enfocarse en cómo esas vivezas han hecho evolucionar a esta “familia” que todo lo que hace es totalmente ridículo, aunque en el fondo los lazos son más fuertes de lo que parecen.

Obvio con esto no quiero decir que lo que pasa sea muy profundo o emocional, para nada, ya que una vez que se establece lo básico las cosas adquieren el tono esperado y tanto la acción como el humor no paran. Logrando así que el ritmo sea uno bastante fluido durante un viaje en el que se van añadiendo de manera puntual nuevos elementos que le dan frescura a este peculiar universo como los tipos de zombies o el “Zombie Kill of the Week”, así como locaciones que tienen un significado especial para saber un poco más sobre la obsesión de Tallahassee con Elvis o para proporcionar ciertas referencias.

Aunado esto se encuentra la integración de personajes nuevos que no desentonan y que cumplen con propósitos específicos. Siendo sin duda Madison el que más resalta al ser ella la que proporciona no solo varios de los momentos más cómicos del filme, sino que además con su mera presencia logra que la dinámica del grupo se reinvente de cierta manera al provocar casi siempre conflictos por su torpeza, especialmente con Wichita.

La parte final es la locura que tenía que ser. Aquí simplemente se trata de ver a zombies ser eliminados de distintas maneras y generar la sensación de peligro suficiente para tener un cierre que deje contento a todo mundo.

Las actuaciones siguen siendo geniales con Stone, Harrelson, Breslin y Eisenberg manteniendo la química intacta, mientras que Zoey Deutch (Madison) resulta ser una grandísima adición con un personaje muy bobo que se roba varias escenas. La producción claramente es mucho mayor a la de la primera entrega: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte es genial, el score es agradable, el trabajo de sonido es impecable, los efectos son de gran calidad y la labor de maquillaje es muy buena con los zombies.

* Cuenta con una escena a la mitad de los créditos

Opinión final: Zombieland: Double Tap me hizo reír bastante. Sin duda una de las películas más divertidas de 2019.

Ojometro:
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viernes, 25 de octubre de 2019

Crítica: Eli (2019)


Película dirigida por Ciarán Foy (Citadel, Sinister 2), cuyo guión fue co-escrito por David Chirchirillom, Ian Goldberg y Richard Naing. Se estrenó en Netflix a nivel mundial pasado 18 de octubre.

Sinopsis:

Un niño que se encuentra recibiendo un tratamiento para su enfermedad autoinmune descubre que la casa en donde se está quedando no es tan segura como le hicieron pensar.



Comentarios generales:

Seguimos con la oferta de Halloween por parte de Netflix y ahora toca el turno de una película que en el papel lucía como su propuesta más importante, pero que contaba con cierta turbulencia detrás que dejaba varias dudas. Ya que antes de ser exclusiva del servicio de streaming, Eli estaba planeada para salir en cines gracias a Paramount; sin embargo, por razones poco convincentes decidieron ceder los derechos y eso nunca es precisamente una buena señal porque significa que el producto en general tiene distintos problemas.

Problemas que en este trabajo de Ciarán Foy no son tan catastróficos como me lo temía, aunque si son notorios y eso convierte el visionado en un reto desde temprano. Esto porque estamos ante una historia que se desgasta rápido al no dedicarle mucho tiempo a la condición de Eli o en explicar qué fue lo que la originó, dando pie a que el director simplemente empiece a soltar susto tras susto una vez que se llega a la casa esperando que eso sea suficiente como para generar interés y con ello producir una dinámica que te haga olvidar la falta de contexto.

Algo que logra por un periodo de tiempo limitado gracias a que algunos sustos están bien hechos y en general la atmósfera construida ayuda a que tengan peso, pero rápidamente se vuelven un tanto fastidiosos ante los constantes gritos de nuestro protagonista. Ocasionando con esto que el ritmo vaya decreciendo hasta llegar a un segundo acto en el que se podría decir que pasa mucho y a la misma vez no pasa nada, ya que a partir de este punto la película empieza a dejar todo a medias en un intento por querer generar confusión con respecto a lo que ocurre.

Tocando apenas con pinzas la evidente tensa relación de los padres, dejando en un plano secundario el tema del tratamiento y haciendo que todo lo que involucra a los fantasmas poco a poco se vuelva repetitivo dado a que no existe ningún tipo de avance palpable. Aunque, por otra parte, si se logra establecer de manera más o menos decente que existe algo más siniestro detrás de lo que ocurre en esa casa.

Dejando así todo preparado para una parte final que significa un cambio radical y por lo consiguiente agrega un factor sorpresa importante. La cual sin ninguna duda será lo que genere más polémica debido a que, siendo sinceros, si se siente como una enorme improvisación de último minuto que cuesta trabajo tomar en serio, pero por lo menos hace que el desenlace tenga más fuerza y brinde cierta frescura a algo que estaba totalmente estancado.

Las actuaciones son regulares. La verdad es que Charlie Shotwell (Eli) durante gran parte de la película resulta desesperante con tantos gritos, mientras que actrices con mucho talento como Kelly Reilly (Rose) y Lilli Taylor (Dr. Isabella Horn) se encuentran bastante desaprovechadas ante la falta de claridad.

Es en la producción donde tiene sus cartas más fuertes: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score es estupendo, el trabajo de sonido impecable, los efectos son sólidos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Eli me pareció aburrida. Si gusta o no realmente va a depender mucho de que tan fans sean de la parte final.

Ojometro:
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